jueves, 4 de agosto de 2011

Un amante de ensueño. Capitulo 21

» Fue en su nombre que conquistó ciudades con los dones que yo le otorgué cuando nació: la fuerza de Ares, la templanza de Apolo y las bendiciones de las Musas y las Gracias. Incluso lo sumergí en el río Estigio para asegurarme de que ningún arma humana pudiera matarlo o dejarlo marcado y, a diferencia de lo que hizo Tetis con Aquiles, sumergí también sus toJoeos para que no tuviese ni un solo punto vulnerable. -Meneó la cabeza como si aún no pudiese creer lo que Nick hizo.
» Hice todo lo que estuvo en mis manos por ese chico, y él no me demostró la más mínima gratitud. Ni el respeto que merecía. Finalmente, dejé de intentarlo. Puesto que rechazaba mi amor, me aseguré de que nadie lo amara jamás.
El corazón de ________ se detuvo al escuchar el egoísmo de la diosa.
- ¿Que hiciste qué?
Afrodita alzó la barJoea, altanera, como una reina orgullosa de sus frías y sangrientas hazañas.
- Le maldije del mismo modo que él lo hizo conmigo. Me aseguré de que ninguna mujer humana pudiese mirarlo sin desear su cuerpo, y de que todo hombre que estuviese a su alrededor lo envidiara profundamente.
________ no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Cómo podía una madre ser tan cruel?
Y tan pronto como ese pensamiento se alejó de su mente, la asaltó otro aún más horrible:
- Tú fuiste la culpable de que Penélope muriera, ¿verdad?
- No, eso fue obra de Nick. Por supuesto que yo estaba enfurecida cuando Eros me contó lo que había hecho por su hermano, y también porque Nick había acudido a él y no a mí.
» Puesto que no podía deshacer lo que la flecha de Eros había conseguido, decidí mermar sus efectos. Lo que Nick tuvo con Penélope fue algo insípido, y él lo sabe. -Afrodita se acercó hasta la ventana y contempló la ciudad.
» Si Nick hubiese acudido a mí alguna vez, habría dejado que Penélope lo amara. Pero no lo hizo. Lo observé acercarse a ella, noche tras noche, tomándola una y otra vez, y percibí su malestar, su angustia porque sabía que su esposa no lo amaba. Y todavía seguía rechazándome y maldiciéndome.
» Fueron las lágrimas que derramé por él a lo largo de los años lo que puso a Príapo en su contra. Siempre ha sido el más leal de mis hijos. Debí detenerlo tan pronto como supe que quería la sangre de Nick, pero no lo hice. Ansiaba que la ira de Príapo consiguiera que Nick me buscara e implorara mi ayuda. -Apretó los dientes.
» Pero no lo hizo.
________ comprendía su dolor, pero eso no cambiaba lo que le había hecho a su hijo.
- ¿Cómo es que Nick acabó siendo maldecido?
La diosa tragó saliva.
- Todo comenzó la noche que Atenea le contó a Príapo que no existía otro hombre más valiente y fuerte que Nick. Ella lo retó a enfrentar a su mejor general con Nick. Dos días más tarde, contemplé cómo Nick cabalgaba hacia la batalla y supe que no perdería. Cuando venció al ejército romano, Príapo se enfureció.» Eros se fue de la lengua y le contó lo que había hecho. Al instante, Príapo fue en busca de Jasón y Penélope. Yo no sabía las repercusiones que iba a tener. -Se envolvió la cintura con los brazos.
» Nunca tuve intención de que los niños murieran. No te imaginas las veces que me pregunto al cabo del día por qué dejé que ocurriera aquello.
- ¿No hubo ningún modo de evitarlo?
Afrodita negó tristemente con la cabeza.
- Incluso mis poderes están limitados por las Parcas. Cuando Nick se dirigió a mi templo, tras verlos a todos muertos, contuve el aliento pensando que por fin acudía en busca de mi ayuda. Y entonces vio a esa puerca con la túnica de Príapo que se arrojó a sus brazos y le pidió que tomara su virginidad antes de que tuviese lugar la ceremonia en la que sería reclamada por mi otro hijo. Si Nick hubiese pensado con claridad, sé que la habría rechazado. -El rostro de la diosa se ensombreció por la furia.
» Si no hubiese sido por Alexandria, ese día mi hijo hubiese venido a mí. Sé que me habría pedido ayuda. Pero era demasiado tarde. Todo acabó en el mismo momento en que se derramó en ella.
- ¿Y aún así te negaste a ayudarlo?
- ¿Cómo podía elegir entre dos de mis hijos?________ se horrorizó ante la pregunta.
- ¿Y no fue eso lo que hiciste cuando permitiste que encerraran a Nick en un pergamino?
Los ojos de Afrodita brillaron con tal malicia que ________ dio un paso atrás.
- Nick fue quien me rechazó. Todo lo que tenía que hacer era pedirme ayuda y yo se la habría dado.
________ no podía creer lo que estaba oyendo. Para ser una diosa, Afrodita era bastante egoísta y corta de entendederas.
- Toda esta tragedia porque ninguno de los dos ha querido rebajarse a suplicar al otro. No puedo
creer que concedieras a Nick la fuerza de Ares y luego lo maldijeras por esa fuerza que tú misma le
otorgaste. En lugar de esperarlo o de enviar a otros en tu nombre, ¿no se te ocurrió nunca ir en
persona?
Afrodita la miró furiosa e indignada.
- Yo soy la Diosa del Amor, ¿cómo quieres que me arrastre? ¿Tienes la más ligera idea de lo
embarazoso que es para mí que mi propio hijo me odie?
- ¿Embarazoso? Tienes al resto del mundo para amarte. Nick no tiene a nadie.
Afrodita se acercó a ella, furiosa.
- Aléjate de él. Te lo advierto.
- ¿Por qué? ¿Por qué me amenazas cuando no lo hiciste con Penélope?
- Porque él no la amaba.
________ se quedó paralizada.
- ¿Estás diciéndome...?La diosa se esfumó.
- ¡Venga ya! -gritó ________ mirando al techo-. ¡No puedes esfumarte en mitad de una
conversación!
- ¿________?
La voz de Beth hizo que diera un respingo. Girándose de inmediato, la vio asomándose por la
puerta.
- ¿Con quién estás hablando? -le preguntó Beth.
________ hizo un gesto abarcando la consulta y después pensó que no sería muy inteligente decirle
a su compañera la verdad.
- Conmigo misma.
Beth la miró sin acabar de creérselo.
- ¿Tienes la costumbre de gritarte a ti misma?
- A veces.
Beth alzó una de sus oscuras cejas.
- Me parece que necesitas una sesión -comentó mientras se alejaba.
Haciendo caso omiso de su compañera, ________ no perdió tiempo en recoger sus cosas. Estaba
deseando llegar a casa para ver a Nick.

Tan pronto como abrió la puerta supo que algo iba mal. Nick no salió a recibirla.
- ¿Nick? -lo llamó.
- Arriba.
________ dejó las llaves y el correo sobre la mesa, y subió los escalones de dos en dos.
- No vas a creerte quién pasó hoy por la...
-su voz se desvaneció al llegar a la puerta de su dormitorio y ver a Nick con una mano encadenada a los barrotes de la cama, tendido en el centro del colchón, sin camisa y con la frente cubierta de sudor.
- ¿Qué estás haciendo? -le preguntó muerta de miedo.
- No puedo luchar más, ________ -le contestó respirando entrecortadamente.
- Tienes que intentarlo.
Él meneó la cabeza.
- Necesito que me encadenes la otra mano. No llego.
- Nick...
Él la interrumpió con una amarga y brusca carcajada.
- ¿No es irónico? Tengo que pedirte que me encadenes cuando todas las demás lo hacían libremente a las pocas horas de presentarme ante ellas. -La miró directamente a los ojos-. Hazlo, ________. No podría seguir viviendo si te hiciese daño.
Con el corazón en un puño, ella cruzó la habitación hasta llegar junto a la cama.
Cuando estuvo bastante cerca, Nick alargó el brazo y acarició su mejilla. La acercó hasta él y la besó, tan profundamente que ________ pensó que iba a desmayarse.
Fue un beso feroz y exigente. Un beso que hablaba de deseo. Y de promesas.
Nick mordisqueó sus labios y la alejó.
- Hazlo.
________ pasó el grillete de plata por los barrotes del cabecero.
El alivio de Nick fue evidente. Hasta ese momento, ________ no se había dado cuenta de lo tenso que había estado durante la semana anterior. Apoyó la cabeza en la almohada y, con dificultad, respiró hondo.
________ se acercó y le pasó una mano por la frente.
- ¡Dios santo! -jadeó. Estaba tan caliente que casi le hizo una quemadura-. ¿Qué puedo hacer?
- Nada, pero gracias por preguntar.
________ fue hacia el vestidor en busca de su ropa. Cuando empezó a desabrocharse la blusa, Nick la detuvo.
- Por favor, no lo hagas delante de mí. Si veo tus pechos... -Echó la cabeza hacia atrás como si alguien le hubiese aplicado un hierro candente.
________ fue consciente en ese momento de lo acostumbrada que estaba a su presencia; no había pensado en desnudarse en otro lado.
- Lo siento -se disculpó.
Se cambió en el cuarto de baño y mojó unas toallas para colocárselas en la frente.
Volvió a la habitación para refrescarlo.
Le acarició el pelo, empapado de sudor.
- Estás ardiendo.
- Lo sé. Me siento como si estuviese en un lecho de brasas.
Siseó cuando ________ le acercó la toalla fría.
- No me has contado qué tal te ha ido el día -le dijo sin aliento.
________ jadeó al sentir que el amor y la felicidad la invadían. Todos los días Nick le hacía esa pregunta. Todos los días contaba las horas para regresar a casa junto a él.
No sabía lo que iba a hacer cuando se marchara.
Obligándose a no pensar en eso, se concentró en cuidarlo.
- No hay mucho que contar -susurró. No quería agobiarlo con lo que su madre le había confesado. No mientras estuviese así. Ya lo habían herido bastante, y no sería ella la que aumentara su dolor-. ¿Tienes hambre? -le preguntó.
- No.________ se sentó a su lado. Pasó toda la noche leyéndole y refrescándolo.
Nick no durmió. No pudo. Sólo era consciente de la piel de ________ cuando lo tocaba y de su dulce perfume floral. Invadía sus sentidos y hacía que la cabeza le diera vueltas. Todas las fibras de su cuerpo le exigían que la poseyera.
Con los dientes apretados, tiró de las cadenas de plata que apresaban sus muñecas y luchó contra la oscuridad que amenazaba con devorarlo. No quería rendirse.
No quería cerrar los ojos y desaprovechar el poco tiempo que le quedaba para estar junto a ________ mientras aún estuviese cuerdo. Si dejaba que la oscuridad lo consumiera no se despertaría hasta estar de vuelta en el libro. Solo.
- No puedo perderla -murmuró. La simple idea de perderla hacía pedazos lo poco que le quedaba de corazón.
El reloj de pared dio las tres. ________ se había quedado dormida hacía muy poco rato. Tenía la cabeza y la mano apoyadas sobre su abdomen y su aliento le acariciaba el estómago.
Podía sentir su cabello rozándole la piel, la calidez de su cuerpo filtrándose por sus poros hasta llegarle al alma.
Lo que daría por poder tocarla...
Cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás y se permitió soñar por primera vez desde hacía siglos. Soñó con pasar noches enteras junto a ________.Soñó que llegaba el día en que podía amarla como se merecía. Un día en que él sería libre para poder entregarse a ella. Soñó en tener un hogar junto a ________.
Y soñó con niños de alegres ojos grises, y dulces y traviesas sonrisas.
Aún estaba soñando cuando la luz del amanecer comenzó a filtrarse por las ventanas y el reloj dio las seis. ________ se despertó.
Frotó la mejilla sobre su pecho, acariciándolo de tal modo que para Nick supuso una tortura.
- Buenos días -lo saludó sonriente.
- Buenos días.
________ se mordió el labio al pasear la mirada sobre su cuerpo y arrugó la frente por la
preocupación.
- ¿Estás seguro que tenemos que hacer esto? ¿No te puedo liberar un ratito?
- ¡No! -exclamó con énfasis.
________ cogió el teléfono y marcó el número de la consulta para hablar con Beth.
- No iré en un par de días, ¿puedes hacerte cargo de algunos de mis pacientes?
Nick frunció el ceño al escucharla.
- ¿Es que no vas a ir a trabajar? -le preguntó en cuanto colgó.
________ no podía creer que le hiciese esa pregunta.
- ¿Y dejarte aquí tal y como estás?
- Estaré bien.
Ella lo miró como si se hubiese vuelto completamente loco.
- ¿Y si pasara algo?
- ¿Cómo qué?
- Puede haber un incendio o alguien puede entrar y hacerte cualquier cosas mientras estás ahí
indefenso.
Nick no discutió. Le entusiasmó el hecho de verla tan dispuesta a quedarse junto a él.
A media tarde, ________ fue testigo de que la maldición empeoraba. Cada centímetro del cuerpo de
Nick estaba cubierto de sudor. Los músculos de los brazos estaban totalmente tensos y apenas
hablaba; cuando lo hacía, apretaba los dientes.
Pero seguía mirándola con una sonrisa, y sus ojos eran cálidos y alentadores mientras sus
músculos se contraían con continuos espasmos y soportaba el sufrimiento que amenazaba con
devorarlo.________ siguió refrescándolo, pero tan pronto como acercaba la toalla a su piel se
calentaba tanto que apenas era capaz de tocarla después.
Para cuando llegó la medianoche Nick deliraba
Observó impotente cómo se agitaba y maldecía como si un ser invisible estuviese arrancándole la
piel a tiras. ________ nunca había visto algo así. Estaba forcejeando tanto que casi temía que
echara abajo la cama.
- No puedo soportar esto -susurró. Bajó corriendo las escaleras y llamó a Yarelis.

Una hora después, ________ abrió la puerta a Yarelis y a su hermana Tiyana. Con el pelo negro y
los ojos azules, Tiyana no se parecía en nada a Yarelis. Era una de las pocas sacerdotisas blancas
de vudú; regentaba una tienda de artículos mágicos y hacía de guía turística por el cementerio
los viernes por la noche.
- No sabéis cuánto os agradezco que hayáis venido -les dijo ________ al cerrar la puerta, una vez
pasaron al recibidor.
- No es nada -le contestó Yarelis.
Tiyana llevaba un timbal bajo el brazo e iba vestida con un sencillo vestido marrón.
- ¿Dónde está?
________ las llevó al piso superior.
Tiyana puso un pie en la habitación y se quedó paralizada al ver a Nick sobre la cama presa de
continuas convulsiones y maldiciendo a todo el panteón griego.
El color abandonó su rostro.
- No puedo hacer nada por él.
- Tiyana -la increpó Yarelis-. Tienes que intentarlo.
Con los ojos abiertos como platos por el miedo, Tiyana meneó la cabeza.
- ¿Quieres un consejo? Sella esta habitación y déjalo hasta que regrese de donde vino. Hay algo
tan maligno y poderoso observándolo que no me atrevo a hacerle frente. -Miró a Yarelis-. ¿No
percibes el odio?
________ comenzó a temblar al escuchar a Tiyana, y su corazón empezó a latir cada vez más
rápido.
- ¿Yarelis? -llamó a su amiga. Necesitaba desesperadamente que alguien aliviara el sufrimiento de
Nick de algún modo. Tenía que haber algo que ellas pudiesen hacer.
- Sabes que no puedo ayudarlo -le dijo Yarelis-. Mis hechizos nunca funcionan.
¡No!, gritó su mente. No podían abandonarlo de aquel modo.
Miró a Nick mientras éste forcejeaba por liberarse de los grilletes.
- ¿Hay alguien a quien pueda acudir en busca de ayuda?
- No -contestó Tiyana-. De hecho, ni siquiera puedo permanecer aquí. No te ofendas, pero todo esto
me pone los pelos de punta. -Lanzó una mirada categórica a su hermana-. Y tú sabes muy bien a
qué tipo de atrocidades me enfrento diariamente.
- Lo siento, ________ -se disculpó Yarelis, acariciándole el brazo-. Investigaré y veré lo que
puedo descubrir, ¿de acuerdo?
Con el corazón en un puño, ________ no tuvo más remedio que acompañarlas a la puerta.
Cuando la cerró, se dejo caer sobre ella con cansancio.
¿Qué iba a hacer?
No podía limitarse a aceptar que no había ayuda posible para Nick. Tenía que haber algo que
pudiese aliviar su dolor. Algo en lo que ella aún no hubiese pensado.
Subió las escaleras y volvió junto a él.
- ¿________? -Nick la llamó con un gemido tan agónico que su corazón acabó de hacerse pedazos.
- Estoy a tu lado, cariño -le dijo, acariciándole la frente.
Él dejó escapar un gruñido salvaje, como el de un animal atrapado en un cepo, y se lanzó sobre
ella.
Aterrorizada, ________ se alejó de la cama.
Se dirigió al vestidor, con las piernas temblorosas, y cogió el ejemplar de La Odisea.
Acercó la mecedora a la cama y comenzó a leer.
Pareció relajarlo. Al menos no se revolvía con tanta fuerza.
Con el paso de los días, la esperanza de ________ se marchitaba. Nick estaba en lo cierto al
afirmar que no había modo alguno de romper la maldición si no lograba superar la locura.
No podía soportar verlo sufrir, horas tras hora, sin ningún momento de alivio. No era de extrañar
que odiara a su madre. ¿Cómo podía Afrodita dejarlo pasar por esto sin mover un solo dedo para
ayudarlo?
Y había sufrido de aquel modo durante siglos...
________ estaba totalmente fuera de sí.
- ¡Cómo podéis permitirlo! -gritó enfadada, mirando al techo.
- ¡Eros! -le llamó-. ¿Me oyes? ¿Atenea? ¿Hay alguien? ¿Cómo permitís que sufra así? Si lo
amáis un poco, por favor, ayudadlo.
Tal y como esperaba, nadie contestó.
Dejó descansar la cabeza sobre la mano e intentó pensar en algo que pudiera ayudarlo. Seguramente
habría algo que...
Una luz cegadora atravesó la habitación.
Perpleja, alzó la vista y se encontró con Afrodita que acababa de materializarse junto a la cama.
Si se hubiese encontrado con un burro en la cocina no se hubiese sorprendido tanto.
La diosa perdió el color del rostro al contemplar cómo su hijo se revolvía, agitado por los
espasmos, sufriendo una horrible agonía. Alargó una mano hacia él y la retiró con brusquedad,
dejándola caer mientras apretaba el puño.
En ese momento miró a ________.
- Le quiero -dijo en voz baja.
- Yo también.
Afrodita clavó la mirada en el suelo, pero ________ fue testigo de su lucha interior.
- Si lo libero, lo apartarás de mí para siempre. Si no lo hago, las dos lo perderemos. -Afrodita
la miró a los ojos-. He estado pensando acerca de lo que me dijiste y creo que tienes razón. Lo
hice fuerte y jamás debí castigarlo por eso. Lo único que deseaba es que me llamara madre. -Miró
a su hijo.
» Sólo quería que me quisieras, Nick. Un poquito nada más.
________ tragó saliva al ver el dolor en el rostro de Afrodita cuando acarició la mano de Nick.
Él siseó, como si el roce le hubiese quemado la piel.
Afrodita retiró la mano.
- Prométeme que lo cuidarás mucho, ________.
- Tanto como él me lo permita; lo prometo.

Afrodita asintió y colocó la mano sobre la frente de Nick. Él echó la cabeza hacia atrás, como
si acabara de ser alcanzado por un rayo. La diosa inclinó la cabeza y lo besó con ternura en los
labios.
Al instante, Nick se relajó y su cuerpo se quedó inmóvil.
Los grilletes se abrieron y aún así no se movió. El corazón de ________ dejó de latir al darse
cuenta de que Nick no respiraba. Aterrorizada, alargó una temblorosa mano para tocarlo.
Él inspiró con brusquedad.
Mientras Afrodita tendía la mano hacia Nick, ________ percibió en sus ojos la necesidad de sentir
el amor de un hijo que ni siquiera sabía que estaba allí. Era la misma mirada anhelante que a
menudo captaba en los ojos de Nick cuando él no era consciente de que lo estaba observando.
¿Cómo era posible que dos personas que se necesitaban tan desesperadamente no fuesen capaces de
arreglar las cosas?
Afrodita desapareció en el mismo instante que Nick abrió los ojos.
________ se acercó a él. Temblaba tanto que le castañeteaban los dientes. La fiebre había
desaparecido y su piel estaba tan fría como el hielo.
Recogió el edredón del suelo y lo cubrió con él.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó Nick con voz insegura.
- Tu madre te liberó.
Nick pareció enmudecer por la sorpresa.
- ¿Mi madre? ¿Ha estado aquí?
________ asintió con la cabeza.
- Estaba preocupada por ti.
Nick no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Sería cierto?
Pero, ¿por qué iba a ayudarlo su madre ahora si siempre le había vuelto la espalda cuando más la
había necesitado? No tenía sentido.
Con el ceño fruncido, intentó bajarse de la cama.
- No, ni hablar -le dijo ________ con brusquedad-. Acabo de hacer que te pongas bien y no voy a...
- Necesito ir al baño urgentemente -la interrumpió él.
- ¡Ah!
________ lo ayudó a bajar de la cama. Estaba tan débil que no se aguantaba en pie y ella lo
sostuvo hasta atravesar el pasillo. Nick cerró los ojos e inhaló el dulce aroma de ________.
Temeroso de hacerle daño, intentó no apoyarse demasiado en ella.
Su corazón se enterneció al ver la forma en que ella lo cuidaba, al percibir la sensación de sus
brazos envolviéndole la cintura mientras lo ayudaba a caminar.
Su ________. ¿Cómo iba a soportar separarse de ella?
Una vez atendió sus necesidades, ella le preparó un baño caliente y lo ayudó a meterse en la
bañera.
Nick la contempló mientras lo lavaba. Le parecía imposible que hubiese permanecido a su lado todo
aquel tiempo. No recordaba casi nada de los últimos días, pero se acordaba del sonido de su voz
atravesando la oscuridad para reconfortarlo.
La había oído pronunciar su nombre a gritos y, en ocasiones, estaba seguro de haber sentido su
mano sobre la piel, anclándolo a la cordura.
Sus caricias habían sido su salvación.
Cerrando los ojos, disfrutó de la sensación de las manos de ________ deslizándose sobre su piel
mientras lo lavaba. Le recorrían el pecho, los brazos y el abdomen. Y cuando rozaron
accidentalmente su erección, no pudo evitar dar un respingo ante la intensidad con la que percibió
la caricia.
Cómo la deseaba...
- Bésame -balbució Nick.
- ¿No será peligroso?
Él le sonrió.
- Si pudiese moverme ya estarías conmigo en la bañera. Te aseguro que en este momento estoy tan
indefenso como un bebé.
Vacilante, ella se humedeció los labios y le acarició una mano; su roce fue suave y tierno. Lo
miró fijamente a los labios como si pudiera devorarlo, y Nick sintió que el frío desaparecía al
contemplar sus ojos.
________ se inclinó y lo besó con ansia. Él gimió al sentir sus labios; anhelaba mucho más.
Necesitaba sus caricias.
Para su sorpresa, obtuvo lo que deseaba.
________ se apartó un instante de sus labios, lo suficiente para quitarse la ropa y quedarse
desnuda ante él. Lentamente y con movimientos seductores, se metió en la bañera y se sentó a
horcajadas sobre su cintura.
Nick volvió a gemir al sentir su vello púbico sobre el estómago. ________ lo besó de nuevo, tan
ardientemente que él creyó que se abrasaba.
¡Maldición, ni siquiera podía abrazarla! No podía mover los brazos. Y necesitaba con
desesperación rodearla con fuerza.
Ella debió percibir su frustración porque se incorporó con una sonrisa.
- Ahora me toca mimarte -susurró antes de enterrar los labios en su cuello.
Cerró los ojos mientras ________ dejaba un rastro de besos sobre su pecho. Cuando llegó al pezón
todo comenzó a darle vueltas al sentir la lengua de ________ jugueteando y succionándolo. Nada
había conseguido estremecerlo del modo que lo hacían sus caricias. No recordaba ninguna ocasión
en la que alguien le hubiese hecho el amor a él.
Y ninguna mujer se había entregado de aquel modo. Ni le había dado tanto.
ontuvo la respiración en el momento que ella introdujo la mano entre sus cuerpos.
- Ojalá pudiese hacerte el amor -susurró Nick.
Ella alzó la cabeza para mirarlo a los ojos.
- Lo haces cada vez que me tocas.
Sin saber cómo, consiguió abrazarla, aunque los brazos no dejaban de temblarle, y la atrajo hacia
su pecho para reclamar sus labios.
La escuchó quitar el tapón con el pie mientras profundizaba el beso aún más y atormentaba con
leves caricias su miembro hinchado.
Nick sintió vértigo al notar la mano de ella sobre su verga. Ansiaba sus caricias; las anhelaba de
un modo que no era capaz de definir.
Una vez la bañera se vació de agua, ________ abandonó sus labios para abrasarle la piel con
diminutos besos, descendiendo por el pecho. Nick echó la cabeza hacia atrás y la apoyó en el
borde mientras ella le pasaba la lengua por el estómago y la cadera.
Y entonces, para su sorpresa, se llevó su miembro a la boca. Él gruñó y le sujetó la cabeza con
ambas manos, deleitándose en las sensaciones que provocaban la lengua y la boca de ________,
lamiendo y rodeando su miembro. Ninguna otra mujer había hecho eso antes. Se habían limitado a
tomar lo que podían de él, sin ofrecerle jamás nada a cambio.
Hasta que ________ llegó.
Su boca arrasó con los resquicios de su sentido común y venció lo poco que quedaba de su
resistencia. Le temblaba todo el cuerpo por la ternura que ella estaba demostrando.
- Lo siento -se disculpó ________, alejándose de él-. Otra vez estás temblando de frío.
- No es por el frío -le contestó con voz ronca-. Es por ti.
La sonrisa de ________ le atravesó el corazón. Volvió a inclinarse y prosiguió con su implacable
asalto.
Cuando terminó, Nick creyó haber sufrido una intensa sesión de tortura. No podría sentirse más
satisfecho aunque hubiese llegado al clímax.
________ lo ayudó a salir de la bañera. Aún le temblaban las piernas y tuvo que apoyarse en ella
para llegar a la habitación.
Ella lo sostuvo hasta que estuvo acostado y, después, lo tapó con todas las mantas que encontró.
Depositó un beso tierno sobre su frente y acomodó la ropa de la cama.
- ¿Tienes hambre?
Nick sólo fue capaz de asentir con la cabeza.
Ella se apartó de su lado el tiempo justo para calentar un tazón de sopa. Cuando regresó, él
estaba profundamente dormido.
Dejó el tazón en la mesita de noche y se acostó junto a él. Lo abrazó y se quedó dormida.

Nick tardó tres días en recuperar toda su fuerza. Durante todo ese tiempo, ________ estuvo a su
lado. Ayudándolo.
No acababa de comprender el motivo de la devoción que ella le profesaba. Y su fuerza. Era la mujer
que había estado esperando toda su vida. Y con cada día que pasaba, era consciente de que el amor
que sentía por ella crecía un poco más. La necesitaba a su lado.
- Tengo que decírselo -se dijo a sí mismo mientras se secaba con una toalla. No podía permitir
que pasara un día más sin que ella supiese lo que significaba para él.
Dejó el cuarto de baño y atravesó el pasillo hasta llegar al dormitorio de ________. Estaba
hablando con Yarelis.
- Por supuesto que no le he contado lo que su madre me dijo. ¡Jesús!
Nick retrocedió un paso y se apoyó contra la pared mientras escuchaba a ________.
- ¿Qué se supone que debo decirle? ¿«Por cierto, Nick, tu madre me ha amenazado»?
Él sintió que acababan de darle un golpe en el pecho y comenzó a verlo todo negro. Entró a la
habitación.
- ¿Cuándo has hablado con mi madre? -inquirió.
________ alzó la vista, sorprendida.
- Esto... Lanie, tengo que colgar. Adiós. -Dejó el auricular en su sitio.
- ¿Cuándo has hablado con ella? -insistió.
________ encogió los hombros descuidadamente.
- El día que comenzaste a sentirte mal.
- ¿Qué te dijo?
Ella volvió a encoger los hombros, esta vez con timidez.
- No fue una verdadera amenaza, sólo me dijo que no te compartiría conmigo.
La ira lo atravesó. ¡Cómo se había atrevido! ¿Quién demonios se creía su madre que era como
para exigir que ________ o él mismo la obedecieran?
Qué imbécil había sido al pensar que el corazón de Afrodita se había ablandado.
¿Cuándo iba a aprender?
- Nick -lo increpó ________, poniéndose en pie y acercándose a él, al pie de la cama-, ella ha
cambiado. Cuando vino a liberarte...
- No, ________ -la interrumpió-. La conozco mucho mejor que tú.
Y sabía de lo que su madre era capaz. Su crueldad hacía que las acciones de su padre pareciesen
meras travesuras.
Con el corazón abatido, comprendió que jamás podría confesarle a ________ lo que sentía por
ella.
Y lo que era aún peor, no podía quedarse con ella. Si algo había aprendido acerca de los dioses
era que jamás lo dejarían vivir en paz.
¿Cuánto tiempo tardarían en hacer daño a ________? ¿Cuánto tiempo le llevaría a Príapo
ponerla en su contra? ¿O cuándo se vengaría su madre de ambos?
Tarde o temprano, le pasarían factura por ser feliz. No le cabía la menor duda. Y la simple idea
de que ________ pudiese sufrir...
No. Jamás podría arriesgarse.
Los días pasaron volando mientras ellos permanecían tanto tiempo juntos como les resultaba
posible.
Nick enseñó a ________ cultura clásica griega y algunas formas muy interesantes de disfrutar del
Reddi-wip[1] y la crema de chocolate. ________ le enseñó a desahuciar al contrario en el Monopoly
y a leer en inglés.
Después de unas cuantas clases más de conducción, y de un nuevo embrague, ________ reconoció que
Nick no tenía futuro al frente de un volante.
A ________ le parecía que apenas había pasado el tiempo y, sin embargo, el último día del plazo
de Nick llegó tan rápido que la dejó aterrorizada.
La noche previa a ese fatídico día, hizo el más sorprendente de los descubrimientos: no podía
vivir sin Nick.
Cada vez que pensaba en retomar su antigua vida, sin él, creía morir de dolor.
Pero finalmente comprendió que la decisión era de Nick, y sólo de él.
- Por favor, Nick -le susurró mientras él dormía a su lado-. No me abandones.
Ninguno de los dos habló mucho en todo el día. De hecho, Nick la evitó constantemente.
Eso, más que ningún otro detalle, le hizo imaginarse cuál era la decisión que había tomado.
________ tenía el corazón destrozado. ¿Cómo podía abandonarla después de todo lo que habían
pasado juntos? ¿Después de todo lo que habían compartido?
No podía soportar la idea de perderlo. La vida sin él sería intolerable.
Al atardecer, lo encontró sentado en la mecedora del porche, contemplando el sol por última vez.
Su rostro tenía una expresión tan dura que apenas si podía reconocer al hombre alegre que había
llegado a amar tanto.
Cuando el silencio se hizo demasiado insoportable, le habló:
- No quiero que me abandones. Quiero que te quedes aquí, en mi época. Puedo cuidar de ti, Nick.
Tengo mucho dinero y te enseñaré todo lo que desees saber.
- No puedo quedarme -le contestó entre dientes-. ¿Es que no lo entiendes? Todos los que han estado
cerca de mí alguna vez han sido castigados por los dioses: Jasón, Penélope, Calista, Atolycus.
-La miró como si estuviese aturdido-. ¡Por Zeus! Kyrian acabó crucificado.
- Esta vez será diferente.
Se puso en pie y la miró con dureza.
- Tienes razón. Será diferente. No voy a quedarme aquí para ver cómo mueres por mi culpa.
Pasó por su lado y entró a la casa.
________ apretó los puños, deseando estrangularlo.
- ¡Eres un... testarudo!
¿Cómo podía ser tan insoportable?
En ese momento notó que el diamante del anillo de boda de su madre se le clavaba en la palma de la
mano. La abrió y lo miró durante un buen rato. Estaba a punto de conseguir que el pasado dejara de
atormentarla. Por primera vez en su vida tenía un futuro en el que pensar. Un futuro que la llenaba
de felicidad.
Y no estaba dispuesta a permitir que Nick lo echara todo por la borda.
Más decidida que nunca, abrió la puerta de la casa y sonrió maliciosamente.
- No vas a librarte de mí, Nick de Macedonia. Puede que hayas vencido a los romanos, pero te
aseguro que a mi lado son unos enclenques.
Nick estaba sentado en la salita, con su libro en el regazo. Pasaba la palma de la mano sobre la
antigua inscripción, despreciándola más que nunca.
Cerró los ojos y recordó la noche que ________ lo convocó. Recordó lo que se sentía cuando no
tenía conciencia de su propia identidad. Cuando no era más que un simple esclavo sexual griego.
Hacía mucho, mucho tiempo que se hallaba perdido en un lugar oscuro y temible, y ________ lo había
encontrado.
Con su fortaleza y su bondad había conseguido desafiar lo peor que había en él y le había
devuelto la humanidad. Sólo ella había percibido su corazón y había decidido que merecía la
pena luchar por él.
Quédate con ella.
¡Por los dioses!, qué fácil parecía. Qué sencillo. Pero no se atrevía. Ya había perdido a sus
hijos. ________ era la dueña de lo que le quedaba de corazón, y perderla por culpa de su
hermano...
Sería lo más doloroso a lo que jamás se hubiera enfrentado.
Hasta él tenía un punto débil. Ahora conocía el rostro y el nombre de la persona que podría
hacerle caer de rodillas.
________.
Tenía que apartarse de ella para que estuviera a salvo.
La sintió entrar en la estancia. Abrió los ojos y la vio de pie, en el hueco de la puerta,
mirándolo fijamente.
- Ojalá pudiese destruir esta cosa -gruñó al devolver el libro a la mesita.
- Después de esta noche no tendrás necesidad de hacerlo.
Sus palabras le dolieron. ¿Cómo podía hacer esto por él? No soportaba la idea de que alguien la
utilizara y aquí estaba él, usándola del mismo modo que lo habían usado a él tantas y tantas
veces.
- ¿Aún estás dispuesta a dejarme utilizar tu cuerpo para que pueda marcharme?
La sinceridad de su mirada lo dejó paralizado.
- Si de ese modo conseguimos que seas libre, sí.
La siguiente pregunta se le atravesaba en la garganta, pero tenía que saber la respuesta.
- ¿Llorarás cuando me haya marchado?
________ apartó la mirada y él vio la verdad en sus ojos. No era mucho mejor que Robert. Era
exactamente igual que aquel egoísta.
Pero, después de todo, era hijo de su padre. Tarde o temprano, la mala sangre siempre hacía acto
de presencia.
________ se dio la vuelta y se marchó, dejándolo solo con sus pensamientos. Dejó que sus ojos
vagaran por la salita. Cuando miró enfrente del sofá, el corazón se le encogió.Cómo iba a echar
de menos las noches pasadas allí junto a ________, escuchando su voz. Su risa.

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