miércoles, 10 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 25

La idea lo horrorizaba. Ella se quedaría sola. Cerró los ojos y la vio en una cama del hospital, como Tabitha. O aún peor.

No. Ella tenía razón. Necesitaba enseñarle unas cuantas cosas para que pudiera defenderse. Desiderius era demasiado peligroso. Demasiado ladino. Era un cabrón y no se había tirado un farol cuando afirmó saber dónde atacar.

-¿Nick ?

Él levantó la vista para mirarla.

Mientras pensaba, _________ había servido la pasta y la había colocado en la mesa, junto con un plato de ensalada; se acercó a él y le puso la mano en la frente.

-No le des más vueltas.

-¿A qué?

-A lo de Desiderius. Estabas tan concentrado que casi podía escuchar tus pensamientos.

En ese momento, Esmeralda se asomó a la cocina.

-Cara está de parto y tengo que marcharme. ¿Estás segura de que quieres quedarte sola con él?

-Claro que sí, Essie. Vete; fuera de aquí; ¡largo!

-Muy bien, pero te llamo luego.

_________ le contestó con un gruñido y miró a Nick .

-¿Has intentando alguna vez vivir con nueve madres?

-La verdad es que no.

Una vez que acabó de comer y llamó a Liam , _________ lo acompañó al aseo del segundo piso, para ayudarlo a darse un baño.

Nick permaneció totalmente inmóvil mientras ella le desabrochaba la camisa, se la quitaba y hacía lo propio con los pantalones. Su miembro se endureció con el roce de sus dedos.

-En realidad, hace siglos que no tomo un baño de verdad. Siempre me ducho.

-Bueno, bañarse es mucho más divertido... te lo prometo. -Poniéndose de puntillas le dio un ligero beso en los labios.

Nick se dejó llevar y se metió en la bañera, siguiendo sus órdenes. La sensación del agua caliente deslizándose sobre su piel, mientras ella echaba jabón en la manopla, era maravillosa. No pudo evitar trazar el contorno del mentón de _________ con un dedo.

Ella se quitó la ropa y se metió con él en la bañera. La rodeó con los brazos pero, en cuanto _________ comenzó a moverse sobre su cuerpo, los viejos recuerdos se apoderaron de él. Al instante, volvió a estar en su antiguo hogar y era Theone la que lo bañaba; era su mirada distante la que veía.

_________ notó que se quedaba rígido.

-¿Te he hecho daño?

-Apártate, déjame salir -le dijo, haciéndola a un lado.

Algo iba mal. Algo malo le estaba sucediendo.

-¿Nick ?

Estaba evitando mirarla a los ojos y, súbitamente, recordó lo que D'Alerian le dijo. Decidida a librarlo de sus demonios, lo cogió firmemente por el rostro y lo obligó a mirarla.

-Nick ; no soy Theone y jamás te traicionaré.
-Déjame...

-¡Mírame! -insistió-. Mírame a los ojos.

Y él lo hizo.

-Te he preparado la comida y no te he drogado. Jamás te haría daño. Jamás.

Nick frunció el ceño.

Ella se deslizó sobre él, inclinándose aún más sobre su cuerpo.

-Ámame, Nick -lo instó, cogiéndole las manos y colocándolas sobre sus pechos-. Déjame borrar esos recuerdos.

Nick no sabía si eso era posible, pero al sentirla allí desnuda, con su piel húmeda y su cálido aliento, comprendió que no quería alejarse de ella. Había estado mucho tiempo privado del consuelo de una mujer, de la ternura de sus caricias. _________ volvió a moverse sobre él, acercándose a su rostro y eso le hizo perder el hilo de sus pensamientos.

-Confía en mí, Nick -le susurró al oído, justo antes de trazar con la lengua los sensibles pliegues de la oreja.

Nick creyó arder.

-_________ -jadeó; el nombre salió de sus magullados labios a modo de oración. Ella era su salvación.
Había intentado con todas sus fuerzas liberarse del pasado, hacerlo desaparecer, pero no lo había logrado; estaba allí, bajo la superficie, esperando el momento más inesperado para abalanzarse sobre él.

Pero no iba a permitir que estropeara ese instante. No con _________ en sus brazos.

Ella percibió cómo caía el velo que ocultaba sus emociones. Por primera vez, vio en sus ojos el alma de ese hombre que no tenía alma. Y mucho más, vio la pasión y el anhelo. La necesidad de poseerla.

Sonriendo, se inclinó para besarlo con mucha ternura, temerosa de hacerle aún más daño. Para su sorpresa, él tomó las riendas del beso y lo profundizó, abrazándola con tanta fuerza que comenzaba a costarle trabajo respirar. La lengua de Nick se enredaba con la suya, avivando su deseo. Introdujo la mano entre ambos y descendió hasta tomar su verga en la mano. La acercó hasta la entrada de su cuerpo y comenzó a introducírsela centímetro a centímetro, muy despacio, hasta que la sintió dentro en toda su longitud y, entonces, comenzó a moverse lenta y suavemente sobre él, por temor a hacerle daño.
Él echó la cabeza hacia atrás y contempló la expresión satisfecha de _________ mientras lo acariciaba con todo su cuerpo. Alargó un brazo y la sujetó por la barbilla.

-Eres mucho más de lo que me merezco.
Ella le contestó besándolo con ferocidad, mordisqueándole los labios. ¡Dios Santo! Ese hombre
sí que sabía besar. Le pasó la lengua por los colmillos mientras aumentaba el ritmo de sus
movimientos y él gimió en su boca, haciendo que todo su cuerpo vibrara.

Nick alzó las manos y le sujetó la cabeza para profundizar aún más el beso. Abrumada por todas
las emociones que la asaltaban, _________ se corrió en sus brazos y él siguió besándola con más
intensidad.

-Eso es, _________ -murmuró, cogiéndole un pecho y pellizcándole un pezón con suavidad-.
Córrete por los dos.

Ella abrió los ojos y vio el deseo voraz en esos abismos negros.

-Pero no es justo.

Él sonrió.

-No me importa, de verdad. Con estar dentro de ti es suficiente.

Ella no se dejó engañar, pero lo ayudó a salir de la bañera y lo secó con una toalla. Lo
acompañó hasta la cama de la habitación de invitados y cerró las ventanas, asegurándose de que
no quedara ni un resquicio por donde pudiera pasar la luz del sol. Se quedó allí un rato,
observándolo mientras dormía. Su maltrecho cuerpo se curaba a ojos vista. Si pudiese curar su
corazón con la misma facilidad...
¡Maldita fuese su esposa por la crueldad con que lo había tratado!

En ese momento, escuchó que alguien llamaba a la puerta. Echándole un último vistazo a Nick ,
salió de la habitación sin hacer ruido y bajó para abrir la puerta. Era Liam , con una maleta
pequeña.

-Pensé que necesitaría ropa y algunas cosas más.

_________ lo dejó pasar, sonriendo ante la preocupación que demostraba el Escudero.

-Gracias; estoy segura de que Nick apreciará el gesto.

Liam dejó la maleta junto al sofá.

-¿Dónde está?

-Arriba, durmiendo; espero.

-Escúchame -le dijo él con brusquedad-. Kevin va con Tabitha de regreso a casa de tu madre para
asegurarse de que llega sana y salva. He puesto a un par de escuderos tras Esmeralda y el resto de
tu familia. Ahora que Desiderius da por muerto a Nick , no sabemos qué va a hacer ni a quién va a
atacar. Dile a toda tu familia que tenga los ojos bien abiertos.

Nick los escuchaba desde la cama. Percibía el miedo en la voz de _________; la ansiedad. Y sabía
cuál era el modo de que todos sus temores se desvanecieran. Si Desiderius se enteraba de que estaba
vivo, iría tras él y dejaría en paz a _________ y a sus hermanas. Él era el primer objetivo en
la lista del Daimon. El resto, meros aperitivos.

Dolorido, salió de la cama muy lentamente y se vistió.
-Nick , siento molestarte... -_________ dejó de hablar al abrir la puerta de la habitación y ver
la cama vacía.

-¿Dónde está? -preguntó Liam , que entró al dormitorio tras ella.

-No lo sé. Lo dejé aquí hace un momento.

Liam cogió el móvil, soltó un taco y, de repente, se paró a pensar.

-Joder, si no tiene teléfono.

-No creo que se haya marchado.

Se movió para ir a echar un vistazo al baño, pero la expresión del Escudero le dejó muy claro
que estaba a punto de hacer una estupidez.

-Claro que se ha largado. -Se acercaron a la ventana y, en ese momento, vieron cómo Nick arrancaba
el Jaguar de Liam y se alejaba por la carretera.



La primera parada fue la tienda de muñecas. Tenía intención de encontrar a uno de los secuaces de
Desiderius, y lo último que necesitaba en esos momentos era ir desarmado.

No eran más de las ocho de la tarde cuando abrió la puerta de la tienda y escuchó la campanilla
que avisaba a la dueña. Liza salió al instante de la trastienda, con una expresión amistosa y
cálida en su arrugado rostro. Hasta que se dio cuenta de los moretones que tenía en la cara.

-General... -dijo a modo de reprimenda-. ¿Estás bien?

-Estoy perfectamente, Liza, gracias. Sólo he venido a recoger el pedido.

Ella lo miró y arrugó el ceño.

-Se lo di a Liam ayer, ¿no te lo ha dicho?Nick maldijo en su fuero interno. Tenía que habérselo imaginado. La única ocasión en la que su
Escudero se acordaba de recoger un encargo y daba la casualidad de que era la única ocasión en la
que habría tenido que esperar.

En ese momento, se escuchó un ruido en la trastienda, tras las cortinas color borgoña. Nick
percibió una extraña vibración; una que hacía mucho tiempo que no sentía.

En cuanto la sensación se desvaneció, dejándole la piel erizada, las cortinas se abrieron solas.
Entre las sombras se adivinaba la silueta de un hombre cuya presencia dominaba toda la estancia. Con
sus dos metros de altura y ataviado por completo de negro, conseguía que todas las criaturas
temblaran de miedo o que se quedaran inmóviles ante su presencia.

O, en el caso de Nick , que lo miraran con expresión asesina.

Acheron sonrió, y su rostro adoptó una expresión aún más pícara si cabía. Aunque las Ray-Ban
Predator le ocultaban los ojos, era capaz de hacer que las mujeres se desmayaran tan sólo con
mirarlo. Arrogante y duro, ni hacía prisioneros, ni mostraba compasión por nadie.
Era una criatura con muchas peculiaridades; entre ellas, y la que más llamaba la atención, su
pelo, que no duraba mucho del mismo color. Se lo cambiaba tan a menudo que la mayoría de los
Cazadores Oscuros hacían apuestas sobre el nuevo color de la semana. Esa noche lo llevaba teñido
de verde oscuro, recogido hacia atrás en una coleta y con una pequeña trenza que le caía desde la
nuca, por encima del hombro, hasta el pecho.

-Acheron -lo saludó Nick , sin ocultar su irritación-. ¿Has venido a vigilarme?

-Nunca, hermanito. Estoy aquí de turismo. ¿Qué te parece?

-Sí, claro. Tienes toda la pinta de un turista. Ese pelo verde oscuro pasaría desapercibido en
cualquier sitio.

A Ash le hizo gracia el sarcasmo de Nick y soltó una carcajada.

-Bueno, supuse que, ya que Kevin está protegiendo a... ¿cómo se llama...? Tabitha, y tú vas
detrás de Desi-Desastroso, no os vendría nada mal que os echara una mano.

-La última vez que pedí que alguien me echara una mano, Artemisa me envió una momificada.

Ash sonrió.

-Ya sabes que, tratándose de los dioses, hay que ser muy concreto. Además... tengo información.
-Podías haberla mandado por correo electrónico.

Acheron se encogió de hombros.

-Mi presencia no significa nada. Sabes que no voy a interferir en tu lucha con Desiderius.

¿Y por qué no acababa de creérselo? Claro, porque a Acheron Parthenopaeus le encantaba meter las
narices siempre que aparecía un Daimon interesante.

-Me parece que ya he oído eso antes.

-Muy bien -dijo, encogiéndose de hombros con un gesto indiferente-. Ya que no quieres la
información que tengo, la guardo y me...

-Sé lo del mensaje de los Oráculos.

-Pero no conoces el resto de la historia -los interrumpió Liza.

Acheron la miró con el ceño fruncido.

-¿Qué historia? -preguntó Nick .

Ash sacó un chicle de un bolsillo y comenzó a desenvolverlo de forma meticulosa.

-Has dicho que no te interesaba.

-Muy bien, iré tras él sin necesidad de saber más.

Cuando llegó a la puerta, la voz de Acheron lo detuvo.

-¿No te parece raro que Desiderius tenga poderes que van más allá del alcance de un Daimon?

-¡Vaya! -exclamó Nick , dándose la vuelta para mirarlo de frente-. Deja que lo piense... Sí.

A Liza se le escapó una risilla que hizo que Acheron la mirara de soslayo, furioso. La anciana se
enderezó y soltó una carcajada, disculpándose antes de regresar corriendo a la trastienda, donde
siguió desternillándose de la risa.
Acheron la siguió con la mirada hasta que desapareció tras las cortinas y después volvió a
prestar atención a Nick , adoptando una actitud seria.

-Muy bien. Estos son los hechos: parece ser que al viejo Baco le dio un calentón una noche y se lo
montó con una nena apolita. Nueve meses después nació Desiderius.

-Mierda.

-Exacto -comentó Acheron mientras cogía una de las muñecas que Liza había hecho a imagen de
Artemisa. El parecido era tan sorprendente que, por un momento, lo desconcertó. La dejó de nuevo
en la estantería y siguió hablando-. Lo bueno es que a papi Baco le importó un comino ya que,
desde el comienzo de los tiempos, ha ido desperdigando bastardos por el mundo. Lo malo es que
Desiderius pilló un pequeño berrinche cuando los familiares de su papaíto no prestaron la más
mínima atención a la llegada de su vigésimo séptimo cumpleaños, que marcaba el fin de sus
días. Y, siendo un semidiós, pensó que se merecía una vida un poco más larga... digamos que...
inmortal.

-Y se convirtió en un Daimon.

Ash asintió con la cabeza.

-Con sus poderes de semidiós nos iguala en velocidad, fuerza y destreza. Y, al contrario que
nosotros, no lo ata ningún Código.

-Eso explica un montón de cosas, ¿no? Si no puedes ir detrás de los dioses, persigue a sus
servidores.

-Exactamente. Somos el objetivo principal de Desi.

-Una pregunta.

-¿La tengo que contestar?

Nick no prestó atención al sarcasmo.
-Porque lo dice la profecía y ya sabes cómo funcionan esas cosas.

-¿Y tú cómo sabes todo esto?

Acheron volvió a mirar a la muñeca que había cogido momentos antes.

-Anoche estuve hablando con Artemisa. Me costó un poco, pero al final se lo saqué.

Nick se detuvo a pensar un instante. Ash siempre había sido el Cazador Oscuro favorito de la
diosa. Que Artemisa lo demostrara de forma tan abierta despertaba la envidia de algunos Cazadores,
pero a él no le importaba. Al contrario, le agradecía mucho a Ash que le arrancara información a
la diosa para poder ayudarlos en su tarea.

-¿Sabes? -le dijo a Acheron-, algún día tendrás que explicarme qué tipo de relación tenéis y
por qué eres el único Cazador Oscuro que puede estar en presencia de un dios y no acabar frito.

-Puede que algún día te lo cuente, pero no será esta noche. -Cogió una espada retráctil y una
daga arrojadiza y se las ofreció-. Ahora mueve el culo y regresa a la cama. Tienes un trabajito que
concluir y necesitas recuperar fuerzas.

Nick se acercó a la puerta.

-Oye, por cierto.

Nick se dio la vuelta para mirar a Ash.

-No se te ocurra volver solo a casa.

-¿Cómo dices?
-Desiderius tiene tu número. Allí no estás seguro.

-Me importa una mierda que...

-Escúchame, general -le dijo Acheron con tono amenazador-. Nadie está poniendo en duda tu
capacidad para hacer de Desiderius el próximo aperitivo del Road Kill Diner, pero no olvides que
tienes gente a la que proteger, incluyendo a un cajun testarudo, igual de dispuesto que tú a seguir
órdenes... y a una bruja con poderes adormecidos. Así que, por una vez en tu vida, ¿podrías
hacer lo que se te ordena, sin rechistar?

Nick compuso una sonrisa forzada.

-Sólo esta vez; no vayas a acostumbrarte.

Ash lo siguió con la mirada mientras salía de la tienda. En cuanto la puerta se cerró, Liza
regresó de la parte trasera.

-¿Por qué no le has dicho que Artemisa te ha dado su alma? -le preguntó.

Ash metió la mano en el bolsillo, donde guardaba el medallón.

-Aún no ha llegado la hora, Liza.

-¿Y cómo sabrás que es el momento indicado?

-Confía en mí; lo sabré.

La anciana hizo un gesto de asentimiento y sostuvo las cortinas para que Acheron pasara a la
trastienda.

-Y... hablando de gente que no atiende sus heridas, ven aquí y déjame que te ayude. ¡Por amor de
Dios! No he visto en toda mi vida a alguien con la espalda tan destrozada. No entiendo por qué
consientes que te hagan algo así; y sé que te prestas a ello, porque un Cazador Oscuro con tus
poderes jamás dejaría que lo maltrataran de este modo sin su consentimiento.
Ash no contestó. Tenía sus razones. Artemisa nunca estaba dispuesta a entrega el alma de uno de
sus Cazadores. El precio a pagar era muy alto. Había consentido en sacrificar parte de su carne
para poder darle a Nick la oportunidad de acabar con Desiderius. Pero más que nada, los moratones
y las cicatrices de su espalda eran el precio por la felicidad del general. Un ritual sangriento al
que se sometía gustoso cada vez que un Cazador Oscuro -o Cazadora-, quería recuperar su alma.

Un ritual que todos ellos desconocían.

Lo que había entre Artemisa y él era estrictamente privado. Y ya se encargaría él de que
siguiera siéndolo.



Nick se dirigió a Bourbon Street, al mismo lugar donde se había encontrado con los dos humanos,
secuaces de Desiderius. El dolor del costado empezaba a disminuir, aunque todavía era horroroso.
Tardó más de media hora en encontrarlos.

La expresión que el imbécil puso al verlo fue impagable.

-¡Coño!

Nick lo agarró antes de que pudiera salir corriendo.

-Dile a Desiderius que esto aún no ha acabado.

El muchacho asintió y, cuando Nick lo soltó, se alejó corriendo calle abajo.
Sabía que la primera regla en una guerra era la de utilizar el factor sorpresa como garantía de
una victoria casi segura. Acababa de echar por tierra su mejor baza para ganar. Pero no podía
mantener esa ventaja a riesgo de que _________, o alguien de su familia, acabaran heridos.
Desiderius no iría tras ellos mientras tuviera un Cazador Oscuro con el que enfrentarse.

Volvió cojeando al coche de Liam y, por fin, y regresó junto a la única persona con la que se
sentía en paz.



-¿Dónde has estado? -le preguntó _________ nada más llegar.

-Tenía cosas que hacer.

Liam soltó una maldición.

-Has ido en busca de Desiderius, ¿verdad? -Y soltó otro taco-. Le has mandado un mensaje para que
sepa que estás vivo.

Nick lo ignoró y fue hasta el sofá para sentarse.

-¿Estás bien? -le preguntó _________.
Liam lo miró con cara de pocos amigos. Abría y cerraba los puños mientras se paseaba alrededor
del sofá.

-Joder, Nick ¿por qué...?

-Liam , déjalo. No estoy de humor.

La expresión del Escudero se ensombreció aún más y se le dilataron las aletas de la nariz.

-Muy bien. Sal y deja que te maten. ¿A mí que me importa? Así me quedo con la casa, con los
coches y con todo. Ve a por Desiderius y dile que estás herido y medio muerto. O mejor aún, ¿por
qué no dejas la puerta abierta y lo invitas a entrar?
-Liam así no vamos a ningún sitio -lo regañó _________. Veía el sufrimiento de Liam ; quería
a su Cazador Oscuro como si fuesen hermanos.

-¿Sabes lo que te digo? -siguió él, hablando entre dientes-. Que me importa una mierda, porque no
necesito a nadie. -Y señalando a Nick continuó-: No te necesito y no necesito tu puto dinero.
Siempre me las he apañado solo. Así que si quieres puedes largarte para que te maten, porque me da
igual.
Liam se dio la vuelta para marcharse pero, en un abrir y cerrar de ojos, Nick se levantó y se
plantó delante de él. Su Escudero lo miró, furioso.

-Quítate de en medio.

La expresión de Nick era la misma que adoptaría un padre infinitamente paciente frente a un
adolescente rebelde.

-Liam , no voy a morir.

-Sí, claro. ¿Cuántas veces crees que Streigar le dijo lo mismo a Sharon antes de que lo
convirtieran en un Cazador Oscuro extra crujiente? -Se libró de las manos de Nick encogiéndose de
hombros y salió de la casa como alma que lleva el diablo.

En la mandíbula de Nick comenzó a palpitar un músculo mientras cogía el móvil y marcaba.

-Acheron -dijo tras una breve pausa-, tengo un Escudero renegado que creo que se dirige al Barrio
Francés en un Jaguar nuevo, modelo XKR descapotable de color antracita. ¿Puedes detenerlo antes de
que cometa una estupidez?

Con el ceño fruncido por la preocupación, miró a _________ a los ojos y siguió escuchando a
Acheron.

-Sí, gracias.

Fuera cual fuese el comentario de Acheron, logró irritarlo bastante.

-Sí, ¡oh, amo y señor! Estoy descansando.
Y, al instante, se vio claramente perplejo.

-¿Cómo sabes que estoy de pie?

Tras un momento, soltó un bufido.

-Bésame el culo, Ash. Que tengas suerte con Liam . -Y cortó la llamada.

Aunque _________ no había escuchado exactamente lo que Acheron había dicho, pudo imaginárselo
fácilmente.

-Tiene razón, necesitas acostarte.

Los ojos negros de Nick la fulminaron.

-No necesito que me mimen.

-Muy bien, Liam . ¿También vas a decirme que no necesitas nada ni a nadie antes de marcharte como
una exhalación?

Él la miró con una sonrisa tímida.

-Ahora ya sabes por qué lo soporto. Somos harina del mismo costal.

_________ soltó una carcajada, aun cuando lamentaba lo que les estaba sucediendo a ambos.

-Deja que adivine... ¿eras igual que él cuando tenías su edad?

-En realidad, Liam es mucho más soportable que yo. Y tampoco es tan testarudo como yo solía
serlo.

_________ se acercó a él y le rodeó la cintura con los brazos.

-Ven, vamos arriba.

Para su sorpresa, Nick permitió que lo llevara de vuelta a la cama, a la habitación de invitados.

Mientras lo desvestía, vio las cicatrices rosadas de las heridas, ya casi curadas. Le cogió un
brazo y acarició las pequeñas incisiones provocadas por los clavos.
-No puedo creer que estés en pie tan pronto, después de lo que te ha sucedido.

Él suspiró.

-No puedes mantener a un Cazador Oscuro fuera de juego mucho tiempo.

_________ apenas escuchaba sus palabras. Mientras le acariciaba las heridas, multitud de imágenes
acudieron a su mente; la rabia de Nick , su dolor. Y, en ese momento, vio un esbozo del futuro: Nick
encadenado a un muro, con los brazos extendidos, a merced de Desiderius.

La muerte de Nick .

Con un jadeo, le soltó el brazo y se alejó de él.

Él la miró, preocupado.

-¿Qué te pasa?

Consumida por el pánico, le dio unos golpecitos en el pecho. Intentó luchar contra el ataque de
ansiedad y adoptar una actitud normal pero, por dentro, el dolor le resultaba insoportable. No
podía dejarlo morir. Así no.

Lo miró fijamente, obligándose a permanecer calmada.

-Tienes que superar el pasado. Si te sigues aferrando a él, Desiderius acabará contigo.

Él desvió la mirada.

-Lo sé.

-¿Y qué vas a hacer? Si sigues recordando volverá a atraparte.

-Puedo apañármelas, _________.
-¿Ah, sí? -le preguntó, luchando contra las lágrimas que le impedían respirar, al recordar la
visión.

Dios mío, así no.

No podía soportar perderlo. La idea de pasar un solo día sin sentir sus brazos rodeándola, sin
escuchar su voz, o su risa... era inimaginable. El dolor era insoportable.

-Puedo controlarme -insistió él.

Pero ella sabía la verdad. Había vivido su ejecución en carne propia. Sabía que jamás lo
superaría. Se había limitado a expulsar esa realidad de su mente, en lugar de enfrentarse a ella.

Y, de repente, supo cómo podía liberarlo de sus demonios.

O al menos intentarlo.

-Vuelvo en un momento.

Nick observó cómo salía de la habitación, dejándolo hecho un mar de dudas. Sabía mejor que
nadie cuál era su punto débil. Lo único que Desiderius tenía que hacer era encadenarlo con los
brazos extendidos y el pánico lo dejaría fuera de juego. Los recuerdos eran tan dolorosos que no
podía luchar contra ellos. Se pasó una mano por los ojos. Tenía que haber una manera de
expulsarlos de su mente. Tenía que haber algún modo de enfrentarse al Daimon con la cabeza fría.

Mientras consideraba cuál podría ser la mejor solución, los minutos fueron pasando.

Hasta que se dio cuenta de que alguien lo observaba.
Se dio la vuelta en la cama, hasta quedar tumbado de costado, y vio a _________ en la puerta con una
bandeja en las manos y vestida con una bata blanca de satén larga y vaporosa. Entró en la
habitación, sonriéndole con ternura, y dejó la bandeja sobre la cómoda.

Nick la miró, extrañado.

Se acercó a la cama, moviéndose con su característica elegancia, y se apoyó en el colchón,
doblando una rodilla. La bata se abrió con el movimiento. Inclinándose hacia delante, lo empujó
hasta dejarlo tumbado sobre la espalda. Nick no dejaba de mirarle la pierna, cubierta con una media
y, un poco más arriba, el trozo de encaje del liguero que la abertura de la bata dejaba a la vista.

La sonrisa de _________ se ensanchó cuando sacó del bolsillo una larga bufanda de seda.

Nick la miró con el ceño fruncido mientras observaba cómo se la enrollaba en la muñeca.

-¿Qué estás haciendo?
-Voy a hacer que mejore.

-¿El qué?

-El pasado.

-_________ -masculló, mientras le cogía el brazo y lo acercaba al cabecero de la cama. En cuanto
se dio cuenta de sus intenciones se apartó de ella de un brinco-. ¡No!

Ella volvió a cogerlo del brazo y se lo acercó al pecho.

-Sí.

_________ observó cómo el pánico invadía su mirada.

-No -repitió Nick con firmeza.

Humedeciéndose los labios, se acercó la mano de Nick a la boca. Separó los labios y comenzó a
chuparle suavemente las yemas de los dedos.

-Por favor, Nick . Te prometo que no te arrepentirás.

Al contemplarla, el deseo comenzó a abrirse paso en sus entrañas. Vio cómo la lengua de _________
le lamía la piel, recorriéndole los dedos. Y cuando le pasó las uñas por la cara interna de la
muñeca y ascendió por el brazo, se estremeció de arriba abajo.

_________ se alejó la mano de los labios y la acercó a la abertura de la bata para dejarla sobre
un pecho desnudo.

-Por favor, ¿sí?

Con la respiración entrecortada, Nick cerró la mano sobre el pecho. Le costaba mucho trabajo
recordar lo que le estaba pidiendo. Su confianza. Algo que no le había entregado a nadie desde
hacía dos mil años.
Aterrorizado por lo que le había sucedido la última vez que cometió el error de confiar en
alguien, la miró a los ojos y, al hacerlo, su voluntad comenzó a resquebrajarse. ¿Sería capaz
_________ de traicionarlo algún día? ¿Tendría el suficiente valor como para arriesgarse?

En esta ocasión, cuando ella guió su brazo hasta el poste de la cama, apretó los dientes pero no
se movió y permitió que lo atara al cabecero. No obstante, su corazón empezó a latir más
deprisa.

_________ sabía que acababa de obtener una pequeña victoria. Sin dejar de sonreír, ató la
bufanda con un nudo muy flojo.

-Puedes soltarte en cualquier momento -le dijo-. Sólo tienes que decírmelo y desharé el nudo.
Pero, si lo haces, me detendré al instante.

-¿Te detendrás?

-Ya verás a lo que me refiero...

Le cogió el otro brazo y enrolló otra bufanda alrededor de la muñeca. Nick no dejó de observar
el proceso con la respiración acelerada. Cuando lo ató no dijo nada, lo que sorprendió gratamente
a _________, aunque tenía la frente cubierta de sudor.

Tiró de las bufandas y el movimiento hizo que los músculos de los brazos se contrajeran y se
abultaran.

-No me gusta esto -le confesó, intentando liberarse.
Gateando sobre su cuerpo, _________ le cogió las muñecas con las manos y lo sostuvo. Bajó la
cabeza y lo besó con suavidad en los labios.

Nick se tensó al sentir la lengua de _________ en la comisura de los labios, buscando la entrada a
su boca. Él se lo permitió de buena gana, separando los labios y gimiendo en cuanto sus lenguas se
rozaron y probó su sabor.

Sus besos eran lo más cercano al paraíso que un hombre sin alma podía encontrar. El aroma a rosas
le invadía los sentidos, haciéndole perder la cabeza y poniéndolo a cien. Dejándolo sin aliento.
El tiempo se detuvo cuando sus manos le acariciaron el torso y sintió el roce de sus pezones bajo
el satén.

Cuando intentó abrazarla, recordó que lo había atado. Con un gruñido de frustración, tiró de
las bufandas.

Al escuchar cómo la seda se rasgaba, _________ interrumpió el abrasador beso y se alejó un poco.

-Recuerda -le dijo con voz ronca-, si te sueltas, lo único que conseguirás será una ducha fría.

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