domingo, 7 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 15

-Pero podía haber estado allí. ¡Dios mío, Hunter! ¡Tabitha suele estar en casa a esa hora! ¿Y si no hubieses estado allí? Allison estaría muerta y podrían haber asesinado a mi hermana -dijo sollozando y mirando a su alrededor, presa del pánico-. No va a detenerse hasta matarnos a todos, ¿verdad?

Hunter tiró de ella y la abrazó con fuerza, casi sin ser consciente de lo que hacía.

-No pasa nada _________, yo te protegeré. -Y al instante se quedó helado al darse cuenta de lo que había dicho.

La había llamado por su nombre. Y, al hacerlo, una de sus barreras acababa de desmoronarse.

El rostro de _________ estaba surcado por las lágrimas.

-Sé que solo se trata de una casa, pero todas mis cosas estaban allí. Mis libros preferidos, la colcha de ganchillo que mi abuela me hizo antes de morir... todo lo que había en esa casa formaba parte de mí.

-Pero tú todavía estás aquí.

Siguió sollozando, apoyada sobre su pecho. Nick cerró los ojos y apoyó la mejilla sobre la cabeza de _________ mientras ella se aferraba a él. Habían pasado siglos desde la última vez que consolara a una mujer. Siglos desde que sintiera lo que sentía en esos momentos. Y eso lo desconcertaba profundamente.

-¿Puede Desiderius atrapar a Tabitha?

-No -le contestó, susurrando sobre su pelo mientras intentaba no inhalar su dulce olor a rosas; pero no pudo evitarlo y, al instante, su cuerpo reaccionó y su miembro se tensó, ardiente de deseo-. Mientras permanezca en casa de un humano, Desiderius no podrá atraparla. Es una de las limitaciones que Apolo estableció cuando lanzó su maldición, para dar algún tipo de protección a los mortales.

_________ se alejó de él, respirando aún entrecortadamente.

-Lo siento -le dijo, limpiándose las lágrimas.

Él apretó los dientes al notar cómo le temblaba la mano. Mataría a Desiderius por haberle hecho daño.

-No suelo llorar delante de la gente.

-No tienes que disculparte -murmuró él, tomándole el rostro entre las manos-. En realidad lo estás soportando mucho mejor de lo que se podría esperar, dadas las circunstancias.

Ella lo miró con las pestañas aún humedecidas por las lágrimas. Nick no pudo evitar que el corazón se le acelerara al contemplar la fragilidad que reflejaban esos ojos. Una fragilidad que lo afectaba de un modo que no quería analizar.

La deseaba. Con desesperación.

Hacía tanto que no sentía un deseo semejante... No, se corrigió, jamás había sentido algo así por una mujer, ni siquiera por Theone. No se trataba tan sólo de lujuria o de amor. Entre ellos había un vínculo. Eran como dos mitades de un mismo corazón.

No podía ser cierto. Era una mentira. Ya no creía en el amor. No creía en nada.

Pero aun así...

Ella había hecho que volviera a creer. Había despertado anhelos olvidados hacía mucho tiempo: las suaves caricias de una mano enredada en el cabello al despertar, la sensación de dormir junto a un cuerpo cálido.

Se sentía indefenso.

En ese momento sonó su móvil. Lo cogió del cinturón y contestó.

Era Kevin .

-¿La mujer está contigo? -le preguntó.

-Sí, ¿por qué?

-Porque tienes un enorme problema. El apolita me ha dicho que los incendios fueron provocados por dos temporizadores escondidos en el interior de las casas.

Nick frunció el ceño y se sobresaltó al recordar algo que _________ había dicho el día anterior.

-¿_________? -la llamó-, ¿no me dijiste que Desiderius te había capturado cuando estabas en casa de tu hermana?

Ella asintió.

-En la salita de estar.

Nick notó que el miedo le provocaba un nudo en el estómago.

-¿Has oído eso? -le dijo a Kevin . El otro Cazador Oscuro lanzó una maldición-. ¿Cómo es posible?

-Alguien debe haber invitado a Desiderius a entrar. Lo que significa que hay un humano trabajando con él, o para él. Mi intuición me dice que Tabitha no es tan estúpida.

-Allison tampoco -los interrumpió _________-. Sabe cuidarse de la gente con apariencia sospechosa.

Nick meditó un instante.

-¿Se te ocurre algo? -le preguntó a Kevin .

-No.

-¿Qué dice tu guía?

-Ceara no sabe nada. Y, además, hay otro pequeño contratiempo: mi espalda no está sanando.

Si se le hacía otro nudo más en el estómago acabaría teniendo un rosario.

-¿Cómo que no está sanando?

-Me hirieron con una descarga astral exactamente igual a la de los dioses.

Nick se quedó petrificado.

-No maté a ningún dios, era un Daimon.

-Ya lo sé.

Nick maldijo en voz baja.

-¿En qué nos hemos metido?
-No tengo ni idea, pero hasta que tengamos más información te sugiero que no te alejes de la chica. Con los poderes reprimidos que tiene, Desiderius irá tras ella con todo su arsenal. Estoy seguro de que la preferirá antes que a su hermana.

Nick se cambió el teléfono al otro lado mientras observaba a _________, que acababa de sentarse a la mesa. ¡Por los dioses! No podía soportar la idea de que resultase herida. El simple hecho de imaginárselo lo atormentaba.
-¿Necesitas ayuda con la espalda?

-No, pero duele horrores.

Nick lo sabía por experiencia. El hombro aún le daba pinchazos tras el ataque de Afrodita.

-Empiezo a comprender cómo mató Desiderius a los últimos ocho Cazadores Oscuros que se
enfrentaron a él.

-Sí -asintió Kevin -. Y no quiero que seamos el noveno y el décimo.

-Yo tampoco. Vale, mantendré a _________ a salvo a mi lado, pero aún nos queda el problema de que
su hermana ande suelta por ahí.

-Haré que Eric la ate en corto de momento. Tú asegúrate de que _________ se mantiene en contacto
con ella, o nos complicará la vida todavía más.

-De acuerdo -y colgó antes de dejar el teléfono sobre la encimera.

-¿Algo va mal? -le preguntó _________.

Él rió a pesar de las circunstancias.

-Creo que la pregunta correcta sería: ¿algo va bien?

-¿Y eso qué significa?

-Significa que tu aburrida vida acaba de llegar a su fin y que, durante los próximos días, vas a
descubrir de primera mano lo peligrosa que es la mía
-¡Ah, no! -exclamó _________, poniéndose de puntillas para quedar nariz con nariz frente a Nick .
Arqueó una ceja y lo desafió con la mirada a que negara sus palabras. Cuando habló, hizo
hincapié en cada palabra-. Estás muy equivocado. Quiero volver a mi vida anterior. Quiero una vida
aburrida y quiero que sea larga.

A Nick le hizo gracia el énfasis que dio a la última palabra. Estaba espectacular cuando se
enfadaba y él no podía evitar preguntarse cuánto tiempo podría mantenerla con ese rubor en las
mejillas y echando fuego por esos increíbles ojos azules.

Mejor aún... mientras sus pechos subían y bajaban debido a la respiración agitada, se le
ocurrieron unas cuantas cosas más que podrían causarle aún más dificultades para respirar.

Quería dejarla sin aliento. Quería comprobar la fuerza de su pasión.

Le dolían los labios por el deseo de besarla y las manos por el ansia de acariciar su cuerpo hasta
hacerla gritar de placer.
¡Por los todos los dioses! Esa mujer era la mayor tentación que había sentido jamás. Y menuda
paradoja, porque hubo una época en la que adoraba las tentaciones más allá de lo racional. A lo
largo de los siglos, había olvidado ese pequeño defecto de su carácter pero, desde que despertara
con ella al lado, había ido recordando, dolorosamente, al hombre que una vez fue. Podía sentir
cómo _________ iba derribando, poco a poco, cada una de las barreras que él había construido
durante los años, poniendo fin al entumecimiento en el que se refugiaba. Había conseguido
mantenerse alejado de sus propios sentimientos durante siglos y, aunque había conocido a muchos
mortales por los que había sentido cierto cariño, ninguno de ellos había conseguido afectarlo
como ella.

Era algo muy extraño. ¿Por qué _________? ¿Y por qué ahora? Ahora que necesitaba de toda su
lucidez para enfrentarse a Desiderius.

Las Parcas estaban jugando de nuevo con él y eso no le gustaba en absoluto.

Sentía cómo la sangre corría con fuerza por sus venas mientras contemplaba los labios húmedos y
llenos de _________. Casi podía saborearlos. Sentirlos. Que los dioses se apiadasen de él, porque
la deseaba con desesperación.
Sólo ella era capaz de despertar a la bestia hambrienta que moraba en su interior. Esa parte de él
que quería rugir y devorar todo su cuerpo, centímetro a centímetro, durante toda la noche. Pero
ella era humana y él no tenía nada que ofrecerle. Su alma y su lealtad pertenecían a Artemisa.
Además, _________ tenía todo el derecho a soñar con una vida normal; con una familia y un hogar
al lado de un hombre común y corriente.

Después de haber visto cómo sus propios sueños habían sido destrozados de un modo cruel y
vengativo, se negaba a que _________ pasara por el mismo trance. Ella se merecía tener una vida
larga, dichosa y aburrida. Todo el mundo merecía la oportunidad de cumplir sus deseos.

Se tragó el nudo que le obstruía la garganta, dolorido aún por el deseo insatisfecho y supo, en
ese mismo instante, que tenía que alejarla de sus pensamientos.

Jamás podría ser suya.

Su destino era regresar junto a una familia que la amaba y encontrar un hombre que la ayudara a...

No pudo acabar. Le dolía tan sólo de pensarlo.
-Por tu bien -le susurró, luchando contra el impulso de acariciarle el pelo- espero que sea verdad,
pero me temo que con los poderes que mantienes ocultos y la caza de vampiros que está llevando a
cabo Tabitha, no va a ser posible que regreses a tu aburrida vida durante los próximos días.

_________ apartó la mirada.

-No tengo poderes -dijo con voz afilada, pero sin la convicción de antes.

Nick alargó la mano y con un dedo le alzó la barbilla; quería ayudarla a aliviar la
preocupación que veía en su rostro. _________ tenía miedo y él no entendía la causa. ¿Por qué
no era capaz de reconocer los dones con los que había nacido?

-Puede que no quieras utilizarlos, _________, pero están ahí. Tienes premoniciones y eres
telépata, empática y además puedes proyectarte fuera de tu cuerpo. Tus poderes son muy parecidos
a los de tu hermana pero mucho más fuertes.

El brillo intenso del color zafiro volvió a sus ojos.

-Estás mintiéndome.
La acusación lo sorprendió.

-¿Por qué iba a hacerlo?

Ella se aclaró la garganta.

-No lo sé. Sólo sé que no tengo poderes.

-¿Por qué tienes tanto miedo de ellos?

-Porque...

Él ladeó la cabeza cuando la voz de _________ se desvaneció y dejó la frase sin acabar.

-¿Por qué? -la instó.

Ella alzó la mirada y el dolor que se reflejó en sus ojos lo dejó sin aliento.

-Cuando tenía quince años -comenzó casi en un susurro- tuve un sueño. -Parpadeó para apartar
las lágrimas mientras se agarraba a la encimera que estaba justo a su lado-. En aquella época
solía tener muchos. Y siempre se hacían realidad. En éste del que te hablo, mi mejor amiga moría
en un accidente de coche. La vi. Sentí su miedo y escuché los últimos pensamientos que cruzaron
por su mente antes de morir.

Nick apretó la mandíbula al percibir el dolor que transmitía su voz. Alargó el brazo y la tomó
de la mano. Estaba helada y temblaba.
-Cuando la vi en el instituto hice todo lo que estuvo en mis manos para que no se fuese ese día a
casa con Bobby Thibideaux. Incluso le conté lo del sueño. -Las lágrimas empezaron a caer por sus
mejillas-. No me escuchó. Me dijo que era una imbécil y que lo que me ocurría era que tenía
celos porque Bobby estaba con ella y no conmigo. -Sacudió la cabeza mientras recordaba lo sucedido
aquel día-. No estaba celosa, Hunter; lo único que quería era evitar su muerte.

Nick le acarició los dedos, intentando que entrara en calor.

-Lo sé, _________.

-Se metió en el coche gritándome que la dejara en paz. Todo el instituto me estaba mirando, pero
me daba igual. Tabitha me apartó para que pudieran marcharse y la gente empezó a reírse. -Se
humedeció los labios resecos-. No se rieron a la mañana siguiente, cuando se enteraron de que los
dos habían muerto camino de casa. Empezaron a llamarme monstruo. Durante los tres años siguientes
nadie quiso acercarse a mí. Para ellos yo era esa chica rara que veía cosas.

La ira brilló en los ojos de _________ cuando lo miró.

-Dime, ¿qué hay de bueno en esos poderes cuando hacen que la gente se asuste de mí? ¿Por qué
veo cosas si no las puedo cambiar? ¿Qué tiene eso de bueno?
Nick no supo qué contestarle. Percibía el torbellino de sus emociones y su angustia.

-¿No lo entiendes? -prosiguió ella-. No quiero conocer el futuro si no puedo detenerlo. Quiero ser
normal -insistió con la voz rota al pronunciar la última palabra-. No quiero ser como Kevin ni
como mi abuela y tener a los muertos hablándome a todas horas. No quiero saber lo que estás
sintiendo. Sólo quiero vivir mi vida como el resto de la gente ¿Nunca has deseado eso mismo?

Cerrando los ojos ante la absurda agonía que le atenazaba el corazón, Nick dejó de acariciar la
suave piel de _________ y se alejó de ella.

-Qué más da lo que yo desee.

Ella se sorprendió cuando lo miró a los ojos. Lo había herido de algún modo.

-Lo siento, Hunter. No pretendía...

-No pasa nada -le contestó lentamente. Se acercó a una silla y _________ observó la fuerza con
que se agarraba al respaldo. Aunque luchaba por ocultar su dolor, _________ lo distinguía con
claridad.

-Tienes razón -le dijo por fin-. Hay ocasiones en las que echo de menos la sensación del sol en la
cara. He aprendido que lo mejor que puedo hacer es no torturarme con esos recuerdos. -La miró con
tal pasión que su cuerpo se incendió-. Pero los que tenemos dones especiales no podemos ser
normales
_________ no quería oír esas palabras. Su corazón no podía resistirlo.

-Quizás tú no puedas serlo. Pero yo sí. No permitiré que esos poderes regresen. Están muertos
para mí.

Nick soltó una risa amarga.

-Y tú me llamas testarudo.

-Hunter, por favor -le rogó ella, odiándose por el dolor que oía en su propia voz-. Lo único que
deseo es volver hacia atrás, despertarme por la mañana y descubrir que todo ha sido una pesadilla.

En ese momento sintió algo que la asustó. Un pequeño estremecimiento provocado por los poderes
que él había mencionado. La sensación la recorrió de arriba abajo mientras escuchaba los
pensamientos de Hunter.

Quieres decir que desearías no haberme conocido jamás.

_________ se acercó a él.

-Hunter...

Él eludió su contacto y se acercó a la encimera, donde había dejado el teléfono. Lo cogió y se
lo ofreció.

-Llama a Tabitha y dile que se quede con tu madre hasta el viernes. Puede entrar y salir durante el
día, pero una vez el sol se ponga, es esencial que permanezca en casa.
-No le va a gustar nada.

Una furia intensa hizo brillar esos ojos negros.

-Entonces que tu madre la ate. No estamos hablando de vampiros normales. Estos Daimons han desatado
algún tipo de poder extremadamente peligroso y, hasta que Kevin y yo descubramos de qué se
trata, necesita ocultarse.

-Vale, haré lo que pueda.

Él asintió.

-Mientras hablas con ella voy a cambiarme de ropa.

_________ lo observó, apesadumbrada, mientras salía de la cocina. No quería separarse de él, ni
siquiera el breve lapso de tiempo necesario para cambiarse. Sentía un peculiar impulso de seguirlo
y ayudarlo a quitarse la ropa... en lugar de hacerlo, marcó el número del móvil de Tabitha.

-¡Gracias a Dios que estás bien! -le dijo su hermana con voz llorosa-. La policía acaba de
contarme lo de los incendios y sé que a esa hora sueles estar en casa.

Los ojos de _________ volvieron a llenarse de lágrimas, pero se sobrepuso. Llorar no iba a
solucionar nada. Las casas habían desaparecido y todas las lágrimas del mundo no iban a traerlas
de vuelta. Ahora necesitaba concentrarse para que todos consiguieran sobrevivir a la ira de
Desiderius.

-¿Cómo está Allison? -le preguntó en un intento de sofocar el miedo.

-Está bien. Su madre ya está en el hospital con ella. Yo voy de camino para verla. Nadie sabe qué
ocurrió con Terminator.

-Está conmigo.
Tabitha suspiró, aliviada.

-Gracias, hermanita. Te debo una. ¿Dónde estas?

Ésa era la pregunta que _________ tenía miedo de responder. A su hermana le iba a dar un ataque
cuando se enterara.

-Mejor no te lo digo -contestó de forma evasiva.

Silencio. Tabitha permaneció callada durante unos minutos. Hasta _________ sólo llegaba el ruido
del tráfico desde el otro lado de la línea. ¡Estaba intentando leerle la mente!

Joder.

Tabitha dijo la misma palabra en el instante que _________ lo pensó.

-Estás otra vez con el vampiro, ¿verdad?

_________ hizo una mueca. ¿Cómo le decía una a su hermana -una cazadora de vampiros- que había
perdido la cabeza por uno de ellos y que pensaba pasar la noche en su casa? No había modo de
suavizarlo. Suspirando, intentó buscar una explicación.

-No es un vampiro... exactamente. Se parece a ti.

-¡Vaya, vaya! -exclamó Tabitha-. ¿En qué sentido? ¿Tiene tetas? ¿Tiene novio? ¿O le gusta
matar cosas porque sí?

_________ apretó los dientes.
-Tabitha Lane Devereaux, deja de hacer el gilipollas. Sé que no te gusta matar cosas y no quiero
jugar a Verdad, beso o atrevimiento contigo. El tío que me atacó en tu casa es aterrador y no
creas que se parece a esos tipos con los que soléis jugar. Esto es diferente. Hunter quiere que te
quedes en casa y yo estoy de acuerdo con él.

-¿Hunter? ¿Es el mismo demonio chupasangre que me amenazó con matarte?

-No lo decía en serio.

-¿Ah, no? ¿Apostarías tu vida?

-Apuesto la tuya y la mía.

-Estás como una puta cabra, ¿lo sabes?

-Esa boca, señorita. Al contrario que tú, sé lo que estoy haciendo. Confío en Hunter. Y el tal
Desiderius es un demonio. Es tan malo como Hannibal Lecter.

_________ podía ver a su hermana poniendo los ojos en blanco mientras bufaba de indignación.

-Ninguno de los dos me da miedo.

-Quizás te vendría bien que alguien te asustara un poco. Yo estoy aterrorizada.

-¿Y entonces por qué no vienes a casa donde podemos protegerte?

Porque quiero quedarme con Hunter.
No supo muy bien de dónde había salido esa idea. Pero tampoco iba a negarlo. Con él se sentía
segura y protegida. Ya se había ofrecido a llevarla a cualquier otro sitio. Y sabía que, si se lo
pedía, la dejaría marchar, pero...

No quería hacerlo.

No obstante, no se atrevía a decírselo a Tabitha. Las cosas ya estaban bastante tensas entre
ellas, así que le ofreció la única excusa que le vino a la cabeza.

-No puedo ir a casa. No mientras esta criatura vaya detrás de mí.

Tabitha volvió a maldecir.

-¿Cómo sabes que el tal Hunter no te mantiene a su lado con algún tipo de control mental?

_________ se rió al recordar lo que Hunter le dijo en la fábrica.

-Porque, al igual que tú, soy demasiado obstinada para que funcione. Además, es amigo de Julian
Alexander. Confías en Julian y Grace, ¿no es cierto?

-Sí, claro, cómo no.

-Entonces confía en su amigo.

-Vale -concedió Tabitha de mala gana-. Pero mi confianza pende de un hilo. No quiero que te pase
nada.

-Lo mismo digo. Hunter dice que estarás a salvo mientras haya luz, pero debes asegurarte de estar
en casa de mamá al atardecer y quedarte allí. De hecho, no creo que debas ir al hospital.
Tendrías que ir directamente a casa de mamá ya.

-Allison es mi mejor amiga, tengo que ir a verla.
-¿Y si los llevas hasta ella? Por lo que sabemos también te vigilan a ti.

Tabitha gruñó.

-No me gusta esto. No me gusta nada, pero bueno. Tienes razón. No quiero conducirlos hasta Allison.
Mamá puede hacerse cargo de cualquier cosa. Daré la vuelta en la siguiente calle y me iré a pasar
la noche a su casa. Llámame si necesitas algo.

-Lo haré.

_________ colgó el teléfono y cogió el plato de la encimera, donde Hunter lo había dejado. Lo
llevó hasta la mesita situada delante del enorme ventanal y echó un vistazo al hermoso patio de
estilo antiguo que se abría en la parte trasera de la casa. No le faltaba ningún detalle: el
enrejado para los rosales trepadores, las estatuas griegas y los setos podados de forma artística.
Unos antiguos candiles inundaban el lugar con una luz espectral que hacía bailar las sombras sobre
las paredes de estuco blanco.

Estuvo sentada unos minutos a solas hasta que Hunter regresó. Se había puesto una camiseta negra
de manga larga que le marcaba los anchos hombros. Como llevaba las mangas alzadas, _________ pudo
echar un vistazo al feo corte que tenía en el antebrazo.
-¿Eso es un mordisco del Daimon o un corte?

Hunter miró la herida mientras se sentaba en frente de ella.

-Un mordisco.

_________ se quedó helada.

-Tienes que curártelo, ¿no?

-No. Para mañana por la noche habrá sanado por completo.

-Sí, pero ¿no se supone que así te conviertes en vampiro, con un mordisco?

A Nick le hizo gracia y se rió a carcajadas.

-Técnicamente, ya soy un vampiro. Y, con respecto a la transformación, es imposible a menos que
seas un apolita.

-Entonces, ¿no pueden convertir a los humanos mediante un mordisco?

-Eso es un cuento de niños.

_________ reflexionó unos instantes.

-¿Y de dónde provienen todas estas nociones infundadas acerca de los vampiros?

Nick dio un sorbo a la bebida y tragó la comida antes de responderle.

-Mayormente, de gente asustada. Desde el día en que la Atlántida desapareció bajo las aguas del
océano, los apolitas y los Daimons han sido perseguidos. Hubo una época en la que todas las
ciudades-estado de Grecia conocían y reverenciaban a los Cazadores Oscuros. Pero, según pasó el
tiempo, nos hicimos cada vez más solitarios y nos olvidaron; nos convertimos en los protagonistas
de mitos y leyendas. A Acheron y al resto les pareció mejor así. Ash incluso llegó al extremo de
localizar y reunir todos los escritos de la Antigüedad en los que se hacía mención de nuestro
nombre, para ocultarlos.
-¿Acheron? -preguntó ella mientras cortaba un trozo de pollo-. Es la segunda vez que lo mencionas.
¿Quién es?

-El primer Cazador Oscuro elegido por Artemisa.

-¿Y aún está vivo?

-Claro. Creo que esta semana está en California.

_________ lo miró y alzó una ceja. Hunter sonrió.

-Cambia de residencia cada pocos días.

-¿Cómo? ¿Por qué?

Él se encogió de hombros.

-Supongo que cuando se tienen once mil años todo acaba por aburrirte. Y con respecto al cómo,
tiene un helicóptero fabricado especialmente para él, que puede romper la barrera del sonido.

_________ asimiló las noticias e intentó imaginarse el aspecto del Cazador Oscuro más antiguo.
Por algún motivo, Yoda le vino a la mente. Un anciano pequeño, de piel gris verdosa, que caminaba
encorvado y que iluminaba con su sabiduría a todos los demás, hablando incansablemente con
palabras inconexas.

-¿Lo conoces? -le preguntó ella.

Nick asintió.

-Todos lo conocemos. Él entrena a todos los nuevos Cazadores Oscuros y podría decirse que es
nuestro líder no oficial. También existe la teoría de que es el ejecutor a quien los dioses
acuden cuando uno de nosotros cruza la línea.

A _________ no le gustó nada aquello.

-¿Cruzar la línea en qué sentido?
-Pues, en primer lugar, atacar a los humanos. Tenemos un Código de Conducta que debemos seguir a
rajatabla; no podemos utilizar nuestros poderes en mitad de una aglomeración de personas, no
podemos asociarnos ni con los apolitas ni con los Daimons, etcétera, etcétera.

Era extrañamente alentador saber que tenían tal cosa, pero también asustaba bastante pensar que
uno de estos chicos se pasara al otro bando con los poderes que poseían.

-Si os está prohibido haceros daño y cada vez que os reunís vuestros poderes se debilitan,
¿cómo puede Acheron ser un ejecutor?

-Él no debilita nuestros poderes -le explicó antes de dar un sorbo al vino-. Ash fue el conejillo
de indias de los Cazadores Oscuros. Puesto que fue el primero, los dioses no habían perfeccionado
mucho el sistema y por eso sufrió... digamos... unos efectos secundarios peculiares.

Definitivamente, después de lo que acababa de oír, se imaginaba una forma de vida mutante. Un
Cazador Oscuro diminuto, jorobado y que ceceaba al hablar.

-¿Y cuántos Cazadores Oscuros hay? -preguntó.

-Miles.

_________ se quedó boquiabierta.

-¿En serio? -por la forma en que Hunter la miró, supo que era verdad-. Y ¿cada cuánto se crea
uno nuevo?
-No muy a menudo -le dijo en voz baja-. La mayoría llevamos por aquí un tiempecillo...

-¡Vaya! -exclamó-. Entonces, si Acheron es el más viejo, ¿quién es el más joven?

Nick frunció el ceño mientras pensaba la respuesta.

-Sin comprobarlo diría que Tristan, Diana o Sundown, pero tendría que consultarlo con Acheron.

-¿Sundown? ¿Eso es un apodo o es que su madre no lo quería mucho?

Nick soltó una carcajada.

-Era un pistolero y ése era el nombre con el que se le conocía en los carteles de búsqueda. Las
autoridades afirmaban que sus mejores trabajos los hacía de noche.

-Vale -dijo _________ despacio. Ahora se imaginaba a un personaje del estilo de Wild Bill Hickok,
con las piernas arqueadas, barba desaseada y mascando tabaco-. Ya veo que los Cazadores Oscuros no
erais precisamente comerciantes ni...

-¿Tipos decentes que acataran la ley?

Ella sonrió.

-No quería insinuar que fueses indecente; ya sabes a qué me refería.

Nick le devolvió la sonrisa. «Indecente» era un término que se ajustaba a la perfección al
tipo de pensamientos que cruzaban por su mente cada vez que miraba a su invitada.

-Para ser un Cazador Oscuro hay que tener un cierto tipo de comportamiento y una naturaleza
exaltada. Artemisa no quiere malgastar su tiempo, ni el nuestro, eligiendo a alguien que sea incapaz
de matar. Supongo que podría decirse que somos malos, locos e inmortales.


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