jueves, 4 de agosto de 2011

Un amante de ensueño. Capitulo 19

Y se quedó helado.
No se veía el ascensor. Sólo un abismo negro, muy parecido al libro. Peor aún, bajar por allí sería como descender hacia su infierno. Un infierno oscuro, asfixiante y estrecho.
Luchó para poder respirar y superar el miedo.
En su corazón, sabía que ______ estaba allí abajo. Sola con un loco y sin nadie que la ayudara.
Apretando los dientes, dio un paso hacia atrás y tomó impulsó para alcanzar de un salto los cables.

* * *


________ apartó a Rodney con un violento empujón.
- ¡No voy a compartirte con nadie! -gruñó él, agarrándola de nuevo por el brazo-. Eres mía.
- No pertenezco a nadie -le contestó ella, propinándole un rodillazo en la entrepierna.
El hombre cayó de rodillas al suelo.
Desesperada, _____ intentó subir por las barras laterales para poder alcanzar la trampilla del techo. Si pudiese llegar hasta allí...
Rodney la agarró por la cintura y la estrelló de espaldas contra el rincón.
Con el rostro contraído por la furia, colocó los brazos a ambos lados de ________.
- ¡Dime cómo se llama el hombre que ha estado dentro de ti, ______! Dímelo para que sepa a quién tengo que matar.
Con una escalofriante mirada en sus ojos vacíos, comenzó a arañarse el rostro y el cuello hasta hacerse sangrar.
- ¿No sabes que eres mi mujer? Vamos a estar juntos. Sé cómo cuidar de ti. Sé lo que necesitas. ¡Soy mucho mejor que él!
_______ se agachó, para alejarse un poco de él, se quitó los zapatos de tacón y los cogió. No es que fuesen las mejores armas, pero eran mejor que nada.
- ¡Quiero saber con quién has estado! -chilló él.
En el mismo instante en que Rodney daba un paso hacia atrás, la trampilla se abrió. _____ miró hacia arriba.
NICK se tiró desde el hueco y cayó agachado como un sigiloso depredador. Lo rodeaba un aura de peligrosa tranquilidad, pero la expresión de sus ojos era aún más terrorífica. Iluminados por la ira del infierno, estaban clavados en Rodney con mortal determinación, y lanzaban fuego.
Se puso en pie lentamente, hasta enderezarse del todo.
Rodney se quedó paralizado al ser consciente de la altura de Nick.
- ¿Quién coño eres tú?
- El hombre con el que ella ha estado.
Rodney abrió la boca por la sorpresa.
Nick miró escuetamente a ______ para asegurarse de que se encontraba sana y salva, y volvió su atención de nuevo a Rodney, lanzando un rugido.
Aplastó al tipo contra la pared con tanta fuerza que _____ pensó que habían dejado una señal en los paneles de madera.
Nick lo agarró por la camisa y volvió a golpearlo contra la pared.
Cuando habló, la frialdad de su voz hizo que _____ se estremeciera.
- Es una pena que no seas lo suficientemente grande para poder matarte, porque quiero verte muerto -le dijo apretando los puños-. Pero pequeño o no, si vuelvo a encontrarte cerca de ______ otra vez o haces que derrame una sola lágrima más, no habrá fuerza en este mundo ni en el más allá que me impida hacerte trizas. ¿Lo has entendido?Rodney luchó inútilmente para zafarse de los puños de Nick.
- ¡Es mía! Te mataré antes de que te interpongas entre nosotros.
Nick ladeó la cabeza como si no pudiese creer lo que acababa de oír.
- ¿Estás loco?
Rodney lanzó una patada al vientre de Nick.
Él le dio un puñetazo en la mandíbula con los ojos ensombrecidos. Rodney cayó desmadejado al suelo.
Mientras NIck se agachaba junto al tipo, _____suspiró aliviada. Todo había acabado.
- Es mejor que te mantengas inconsciente -lo amenazóNick.
Se enderezó y abrazó a ______ hasta casi aplastarla.
- ¿Estás bien, ______?
Ella no podía respirar pero, en ese momento, no le importaba.
- Sí, ¿y tú?
- Mejor, ahora que sé que estás bien.
Unos minutos después, la policía consiguió abrir las puertas del ascensor y ______vio que habían quedado atrapados entre dos pisos.
Nick la alzó por la cintura y ella agarró la mano que le tendía un policía para ayudarla a llegar hasta el suelo.
Una vez estuvo fuera del ascensor, frunció el ceño mientras observaba a los tres agentes que estaban ayudando a Nick a sacar el cuerpo inconsciente de Rodney.
- ¿Cómo supieron que estábamos ahí?
El agente de más edad retrocedió un paso y dejó que los otros dos hombres alzaran a Rodney para
sacarlo.
- La operadora del servicio de emergencias nos llamó. Dijo que parecía haber una guerra en el
ascensor.
- Y lo fue -le contestó ella, nerviosa.
- ¿A quién esposamos?
- Al que está inconsciente.
Mientras _____ esperaba que Nick llegara a su lado, observó la oscuridad que reinaba en el hueco
del ascensor, por donde él había bajado para llegar hasta ella. Era un espacio muy reducido.
Recordó la mirada en el rostro de Nick, la noche que apagó la luz. Y la expresión alterada que
tenía poco antes, cuando subieron a su consulta.
Aún así, había venido a rescatarla.
Abrumada, sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas.
Ha sido capaz de pasar por eso para protegerme.
Tan pronto como salió del ascensor, _________ lo abrazó con fuerza.
Nick temblaba a causa de la fuerza de las emociones que sentía. Estaba tan aliviado al verla sana y
salva... La cogió por la cintura y la besó.
- ¡No!
Nick la soltó en el mismo instante que Rodney se zafaba de una patada del policía. Las esposas le
colgaban de una de las muñecas mientras se hacía con la pistola del agente y apuntaba.
Acostumbrado a reaccionar en mitad de una batalla, Nick agarró a ____ y la empujó hacia la
izquierda en el instante en que Rodney disparaba.
El disparo pasó rozándolos, y fue seguido por otros dos más. Otro de los agentes, el de más
edad, había disparado a Rodney.
_____ intentó acercarse, pero Nick se lo impidió.
La mantuvo pegada a él, con el rostro enterrado en su pecho, mientras observaba cómo Rodney
moría.
- No mires, ______ -susurró-. Hay ciertos recuerdos que no necesitas conservar.- Sí, Yarelis -le
contestó ________ por teléfono mientras se vestía para ir a trabajar-. Ya ha pasado una semana.
Estoy bien.
- Pues no lo parece -replicó Yarelis, incrédula-. Tienes la voz temblorosa.
Y realmente aún no lo había superado del todo. Pero estaba bien, gracias a Nick y al hecho de no
haber visto morir al pobre Rodney Carmichael.
Una vez la policía hubo acabado con los interrogatorios, Nick la llevó a casa y ella había
procurado no pensar demasiado en lo sucedido.
- De verdad. Estoy bien.
Nick entró en la habitación.
- Vas a llegar tarde. -Le quitó el auricular de la mano y le ofreció una galleta-. Acaba de
vestirte -le dijo, y comenzó a hablar con Yarelis.
________ frunció el ceño cuando Nick salió de la habitación; ya no podía escuchar la
conversación.
Mientras se vestía, cayó en la cuenta de lo cómoda que se sentía junto a Nick. Le encantaba
tenerlo a su alrededor, cuidarlo y que él la cuidara. La reciprocidad de su relación era
maravillosa.
- ________ -le dijo, asomando la cabeza por la puerta-. Vas a llegar tarde.
Ella se rió y se puso los zapatos de tacón.
- Ya voy, ya voy.
Cuando atravesaron la puerta principal ________ vio que él no se había puesto los zapatos.
- ¿No vas a venir hoy conmigo?
- ¿Me necesitas?
Ella dudó. En el fondo le encantaba almorzar junto a él y bromear entre paciente y paciente. Pero
claro, seguro que para él sentarse horas seguidas esperándola era muy aburrido.
- No.
Él le dio un beso hambriento.
- Hasta la noche.
De mala gana, se apresuró hacia el coche.
Fue uno de los días más largos de la historia. ________ lo pasó sentada tras el escritorio,
contando los segundos que faltaban para acompañar a sus pacientes hasta la puerta.
A las cinco en punto, echó a la pobre Rachel de la oficina, recogió rápidamente todas sus cosas y
se marchó a casa.
No tardó mucho en llegar. Frunció el ceño cuando vio a Yarelis, que la esperaba en el porche
delantero.
- ¿Ha pasado algo? -le preguntó ________ al acercarse.
- Nada de importancia. Pero te daré un consejo: rompe la maldición. Nick es un tesoro.
________ la miró aún más ceñuda mientras Yarelis se alejaba hacia su Jeep. Confundida, abrió la
puerta para entrar en casa.
- ¿Nick? -lo llamó.
- Estoy en la habitación.
________ subió las escaleras. Lo encontró tumbado sobre la cama en una postura mucho más que
deliciosa, con la cabeza apoyada en una mano. Había una rosa roja delante de él. Estaba
increíblemente seductor y maravilloso con aquellos hoyuelos y esa luz en sus celestiales ojos
azules, que en esos momentos eran decididamente perversos.
- Tienes toda la apariencia del gato que se ha comido al canario -le dijo en voz baja-. ¿Qué
habéis estado haciendo Yarelis y tú hoy?
- Nada.
- Nada -repitió ella, escéptica. ¿Y por qué no se lo creía? Porque Nick tenía la apariencia de
un niño que acaba de hacer una travesura.
Su mirada bajo hasta la rosa.
- ¿Es para mí?
- Sí.
Ella sonrió ante su escueta y cortante respuesta. Dejó caer sus zapatos al lado de la cama y se
quitó las medias.
Al alzar la vista, captó la mirada de Nick que había estirado el cuello para no perderse nada. Él
volvió a sonreír.
________ cogió la rosa y aspiró su dulce aroma.
- Es una sorpresa encantadora -dijo, besándolo en la mejilla-. Gracias.
- Me alegra que te guste -susurró, acariciándole el mentón.
________ se alejó con renuencia y cruzó la habitación para depositar la rosa sobre la cómoda, y
abrir el cajón superior.
Se quedó paralizada. Sobre la ropa había un pequeño ejemplar de Peter Pan, adornado con un gran
lazo rojo.
Boquiabierta, lo cogió y desató el lazo. Al pasar la primera página, su corazón dejó de latir
un instante.
- ¡Oh Dios mío! ¡Es una primera edición, y firmada!
- ¿Te gusta?
- ¿Que si me gusta? -le contestó con los ojos humedecidos-. ¡Nick!
Se arrojó sobre él y depositó una lluvia de besos sobre su rostro.
- ¡Eres tan maravilloso! ¡Gracias!
Y por primera vez, ________ lo vio avergonzado.
- Esto es... -su voz se desvaneció al mirar hacia el vestidor. La puerta estaba entreabierta y la
luz del interior encendida.
No podía haber...
Muy lentamente, ________ se acercó. Abrió la puerta y miró dentro.
Los ojos se le llenaron de lágrimas de alegría y la invadió una oleada de calidez. Las
estanterías estaban de nuevo llenas de libros. La mano le temblaba mientras acariciaba los lomos de
su nueva colección.
- ¿Esto es un sueño? -susurró.
Sintió a Nick tras ella. No la estaba tocando, pero podía percibirlo con cada poro, con cada
sentido de su cuerpo. No era nada físico pero conseguía que la tierra temblara bajo sus pies. Y la
dejaba sin aliento.
- No pudimos encontrarlos todos, especialmente las ediciones de bolsillo, pero Yarelis me ha
asegurado que hemos conseguido los más importantes.
Una única lágrima descendió por la mejilla de ________ al ver las copias de los libros de su
padre. ¿Cómo los habían podido conseguirlos?
El corazón le latía con fuerza mientras veía sus títulos favoritos: Los tres Mosqueteros,
Beowulf, La Letra Escarlata, El Lobo y la Paloma, Armas de Caballero, Fallen, Amores en Peligro... y
seguían y seguían hasta dejarla aturdida.
Abrumada y con una sensación de mareo, dejó que las lágrimas corrieran por su rostro.
Se dio la vuelta y se lanzó a los brazos de Nick.
- Gracias -sollozó-. ¿Cómo...? ¿Cómo lo has hecho?
Él se encogió de hombros, y alzó una mano para enjugarle las lágrimas. En ese momento, ________
se dio cuenta de que algo faltaba en su mano.
- Tu anillo no -murmuró mientras contemplaba la señal blanquecina en el dedo de su mano derecha,
donde había llevado el anillo-. Dime que no lo has hecho.
- Sólo era un anillo, ________.
No, no lo era. Ella recordaba la expresión de su rostro cuando el doctor Lewis quiso comprárselo.
«Jamás» -había dicho él- «No sabe por lo que pasé para conseguirlo»
Pero ________ sí lo sabía después de haber escuchado las historias de su pasado. Y lo había
vendido por ella.
Temblando, se puso de puntillas y lo besó con fiereza.
Nick se quedó helado al sentir sus labios. Jamás se había entregado a él de aquel modo. Cerró
los ojos, hundió las manos en su pelo para dejar que le acariciara los brazos, y gimió ante el
asalto de ________.
La cabeza de Nick comenzó a dar vueltas al saborear su boca, al sentir el cuerpo de ________ pegado
al suyo, al ser consciente de la ferocidad de su beso, que nunca antes había experimentado; jamás
le habían besado así...
Hasta su alma maldita se estremeció.
En ese momento, deseó poder permanecer sereno durante más tiempo. No quería vivir otro segundo
más separado de ________. No podía imaginarse un solo día sin que ella estuviese a su lado.
Nick notó cómo, poco a poco, perdía el control. La locura lo asaltaba dolorosamente, le
atravesaba la cabeza al mismo tiempo que la entrepierna.
¡Todavía no! Gritó su mente. No quería que ese momento terminara. Ahora no. No cuando ella
estaba tan cerca.
Tan cerca... pero no tenía opción
La separó de la mala gana.
- Ya veo que te ha gustado el regalo, ¿no?
Ella se rió.
- Por supuesto que me ha gustado. Nick, estás loco. -Le pasó los brazos alrededor de la cintura y
apoyó la cabeza sobre su pecho.
Nick se estremeció mientras unas desconocidas emociones hacían vibrar su cuerpo. La envolvió
entre sus brazos y sintió cómo sus corazones latían al unísono.
Si pudiera, se quedaría así, abrazándola para toda la eternidad. Pero no podía. Retrocedió un
paso. Ella lo miró con una ceja alzada. Nick borró con una caricia las arrugas de preocupación
que se habían formado en la frente de ________.
- No te estoy rechazando, cariño -le susurró-. Lo que ocurre es que no me siento muy bien en este
momento.
- ¿Es la maldición?
Él asintió.
- ¿Puedo ayudarte?
- Dame un minuto para controlarlo.
________ se mordió el labio mientras lo observaba acercarse a la cama. Era la única vez que Nick
no parecía moverse con su habitual elegancia y fluidez. Daba la impresión de que apenas podía
respirar, como si tuviese un terrible dolor de estómago. Agarró con tanta fuerza el poste de la
cama que los nudillos se le pusieron blancos.
El dolor se apoderó de ________ ante aquella imagen y quiso reconfortarlo. Quería ayudarlo más
que nunca. De hecho quería... Lo quería a él. Y punto.
Abrió la boca ante el repentino impacto de sus pensamientos. Lo amaba.
Profunda, verdadera y totalmente. Lo amaba. ¿Cómo no iba a amarlo?
Con el corazón enloquecido, ________ deslizó la mirada sobre los libros del vestidor. Los
recuerdos la asaltaron: Nick la noche que apareció y se le ofreció; Nick haciéndole el amor en la
ducha; Nick tranquilizándola, haciéndola reír; Nick bajando por la trampilla del ascensor para
rescatarla; Nick tumbado en la cama con la rosa, observándola mientras ella descubría sus regalos.
Yarelis tenía razón. Era el mayor de los tesoros y no quería dejarlo marchar.
Estuvo a punto de decírselo, pero se contuvo. No era el momento. No cuando estaba soportando una
tremenda agonía. No cuando era tan vulnerable.
Él querría saberlo.
¿O no?
________ consideró las consecuencias de su posible confesión. A Nick no le gustaba esta época,
estaba claro. Quería irse a casa. Si ella le confesaba cuáles eran sus sentimientos, él se
quedaría por esa razón; pero no sería justo, porque casi lo haría por obligación. Quizás
algún día acabara resentido con ella por haberle negado la posibilidad de regresar al mundo que
una vez conoció. A lo que había sido.
O peor aún, ¿y si su relación no funcionaba?
Como psicóloga, sabía mejor que nadie los problemas que podían ocasionarse en una pareja, y cómo
podían acabar destruyéndola.
Una de las causas más frecuentes de ruptura era la falta de intereses comunes; parejas que se
mantenían unidas por la simple atracción física y que acaban separándose.
Nick y ella eran completamente diferentes. Ella era una psicóloga del siglo XXI y él era un
maravilloso general Macedonio del sigo II a.C. ¡Era como hablar de emparejar a un pez y un pájaro!
Jamás habían existido dos personas más diferentes en el mundo que hubieran sido obligadas a
permanecer juntas.
En ese momento estaban disfrutando de la novedad de la relación. Pero no se conocían en absoluto.
¿Y si dentro de un año descubrían que no estaban enamorados?
¿Y si él cambiaba una vez acabaran con la maldición?
Nick le había dicho que en Macedonia era un hombre totalmente distinto. ¿Qué ocurriría si parte
de su encanto o de la atracción que sentía por ella se debían a la maldición? Según Cupido, la
maldición hacía que Nick se sintiese irremediablemente atraído hacia ella.
¿Y si rompían la maldición y él se convertía en una persona diferente? ¿En alguien que no
quisiese estar con ella?
¿Qué pasaría entonces?
Una vez rechazara la oportunidad de regresar a su hogar, ________ sabía que no tendría otra
ocasión de volver.
Se esforzó por respirar cuando cayó en la cuenta de que jamás podría decirle: «Intentémoslo y
veamos si funciona». Porque una vez tomaran la decisión, no habría vuelta atrás.
________ tragó y deseó ser capaz de ver el futuro, como Yarelis. Pero hasta ella se equivocaba a
veces. No podía permitirse una equivocación; Nick no se lo merecía.
No, tendría que haber otra razón de peso para que él se quedara. Él tendría que amarla tanto
como ella lo amaba.
Y eso era tan probable como que el cielo se derrumbase sobre la tierra en los próximos diez
minutos.
Cerró los ojos y se encogió ante la verdad. Nick jamás sería
suyo. De una forma o de otra, tendría que dejarlo marchar.
Y eso acabaría con ella.
Nick soltó un suspiro entrecortado y soltó el poste de la cama. Miró a ________ con una leve
sonrisa.
- Eso ha dolido -le dijo.
- Me he dado cuenta -le contestó ________ acercándose a él, pero Nick se alejó como si acabara
de tocar a una serpiente.
Ella dejó caer la mano.
- Voy a preparar la cena.
Nick la observó mientras salía de la habitación. Deseaba tanto ir tras ella que apenas si podía
contenerse. Pero no se atrevía.
Necesitaba un poco más de tiempo para serenarse. Más tiempo para aplacar el fuego maldito que
amenazaba con devorarlo.
Meneó la cabeza. ¿Cómo podían las caricias de ________ insuflarle tanta fuerza y al mismo tiempo
dejarlo tan débil?



* * *

________ acababa de preparar una sopa de sobre y unos sándwiches cuando Nick entró a la cocina.
- ¿Te sientes mejor?
- Sí -le contestó mientras se sentaba a la mesa.
________ removió su sopa con la cuchara y lo observó comer. Su cabello reflejaba la luz del sol
del atardecer y lo hacía parecer aún más claro. Se sentaba con una postura muy erguida, y el más
leve de sus movimientos despertaba una oleada de deseo en ella. Podría pasarse todo el día
contemplándolo de ese modo y no se cansaría.
No. Lo que en realidad deseaba era levantarse de la silla, acercarse a él, sentarse en su regazo y
pasarle las manos por esas maravillosas ondas doradas mientras lo besaba ardorosamente.
¡Déjalo ya! Si no se controlaba, ¡sucumbiría a la tentación!
- ¿Sabes? -le dijo, insegura-. He estado pensando... ¿Y si te quedaras aquí? ¿Tan malo sería
vivir en mi época?
La mirada que le dedicó hizo que se sofocara.
- Ya hemos hablado de esto. Éste es no es mi mundo; no lo comprendo, no entiendo vuestras
costumbres. Me siento extraño, y odio esa sensación.
________ se aclaró la garganta. De acuerdo, no volvería a mencionar el tema.
Suspirando, cogió el sándwich y comenzó a comérselo, aunque lo único que le apetecía era
discutir.
Una vez acabada la cena, Nick la ayudó a limpiar la cocina.
- ¿Quieres que te lea? -le preguntó.
- Claro -le contestó.
Pero ________ sabía que algo iba mal. Le estaba ocultando algo; se mostraba casi frío.
No lo había visto así desde que lo conoció.
________ subió, cogió su libro nuevo de Peter Pan y volvió a bajar. Nick ya estaba tumbado en el
suelo, apilando los cojines.
Ella se acomodó en el suelo, perpendicular a él y recostó la cabeza sobre su estómago. Pasó la
primera página y empezó a leer.
Nick escuchó la voz suave y melodiosa de ________, y no dejó de mirarla un solo instante.
Observaba cómo sus ojos bailaban sobre las páginas mientras leía.
Se había prometido no tocarla pero, en contra de su voluntad, alargó un brazo y comenzó a
acariciarle el pelo. El contacto de su cabello sobre la piel lo inflamó e hizo que su entrepierna
se endureciera aún más, anhelando dolorosamente poseerla.
Mientras las oscuras y sedosas hebras acariciaban sus dedos, dejó que la voz de ________ lo alejara
de allí y lo llevara a un lugar acogedor. Se sentía en ese hogar esquivo que había perseguido
durante toda la eternidad.
Un lugar en donde sólo existían ellos dos. Sin dioses ni maldiciones.
Maravilloso.
________ arqueó una ceja cuando notó que la mano de Nick se apartaba de su cabello y le
desabrochaba el botón superior de la camisa. Contuvo la respiración y aguardó expectante, pero
aún así no estaba muy segura de sus intenciones.
- ¿Qué estás...?
- Sigue leyendo -le dijo mientras acababa de desabrochar el botón.
Con el cuerpo cada vez más acalorado, ________ leyó el siguiente párrafo. Nick le desabrochó el
siguiente botón.
- Nick...
- Lee.
Ella leyó otro párrafo mientras su mano descendía hasta el siguiente botón. Sus acciones le
hacían perder el control y respiraba entrecortadamente con el corazón latiendo a un ritmo cada vez
más frenético.
Alzó la mirada y se encontró con los ojos hambrientos de Nick.
- ¿Qué es esto? ¿Una sesión de lectura con striptease incluido? ¿Yo leo un párrafo y tú
desabrochas un botón?
Como respuesta, Nick deslizó una cálida mano por encima del sujetador hasta cubrir con ternura uno
de sus pechos. ________ gimió de placer cuando él empezó a acariciarla por encima del satén y la
piel de sus brazos se erizó ante el calor que emanaba de él.
- Lee -le ordenó de nuevo.

- Sí, claro. Como si pudiese leer mientras tú...
En ese momento, Nick le desabrochó el cierre delantero del sujetador y cubrió su pecho desnudo con
una mano.
- ¡Nick!
- Léeme, ________. Por favor.
¡Como si fuese posible!
Pero la súplica que teñía su voz le llegó al corazón. Obligándose, se concentró en el libro y
Nick siguió pasando las manos sobre su piel.
Sus caricias eran relajantes y dulces. Sublimes. No se parecían en nada a las que usaba para
inflamarla y seducirla, eran algo muy diferente. Más allá de los límites de la carne.
Involucraban directamente al corazón.
Después de un tiempo, se acostumbró a los círculos que Nick trazaba alrededor de sus pechos, de
sus pezones y de su ombligo. Se perdió en el instante, en la extraña intimidad que estaban
compartiendo.
Acabó el libro cerca de las diez. Nick pasó los nudillos sobre un endurecido pezón mientras ella
dejaba el libro a un lado.
- Tus pechos son preciosos.
- Me alegra que digas eso. -Escuchó que el estómago de Nick rugía bajo su oreja-. Me da la
sensación de que tienes hambre.
- El hambre que tengo no puede ser saciada con comida.
El rostro de ________ adquirió un tono escarlata.
Él deslizó las manos desde su ombligo hasta la garganta, una vez allí trazó la línea de la
mandíbula y ascendió hasta el cabello. Con los pulgares, dibujó el contorno de sus labios.
- Qué extraño -dijo-. Sólo cuando me besas llego al borde del abismo.
- ¿Cómo?
Bajó las manos de nuevo hasta su vientre.
- Adoro la sensación de tu piel contra la mía. La suavidad de tu cuerpo bajo mi mano -le confesó
en voz baja-. Pero sólo cuando tus labios rozan los míos siento que pierdo el control. ¿A qué
crees que se deberá?
- No lo sé.
En ese momento sonó el teléfono.
Nick lanzó una maldición.
- Odio esos chismes.
- Yo estoy empezando a odiarlos también.
Nick retiró la mano para que ________ pudiera levantarse.
Ella la cogió y la volvió a poner sobre su pecho.
- Déjalo que suene.
Él sonrió ante su actitud e inclinó la cabeza, acercándola a la suya. Sus labios estaban tan
cerca que ________ podía sentir su aliento en el rostro. De repente, Nick retrocedió bruscamente.
Ella vio la agonía, el deseo en sus ojos un instante antes de que los cerrara y apretara los
dientes como si luchara para contenerse.
- Ve a contestar el teléfono -susurró, liberándola. ________ se puso en pie; le temblaban tanto
las piernas que apenas si la sostenían. Cruzó la habitación y cogió el inalámbrico mientras se
tapaba los pechos con la camisa.
- Hola, Yarelis.
Nick la escuchó hablar con el corazón pesado como el plomo, luchando contra el fuego que lo
arrasaba.
Lo último que quería era dejar este refugio. Jamás había disfrutado tanto en su vida como desde
que conoció a ________. Y ahora estaba ansioso por pasar con ella cada segundo del tiempo que
disponían para estar juntos.
- Espera y le pregunto. -________ volvió a su lado-. Yarelis y Joe quieren saber si nos apetecería
salir con ellos el sábado.
- Tú decides -le contestó Nick, esperando que declinara la invitación.
Ella sonrió y se colocó de nuevo el teléfono en la oreja.
- Eso suena genial, Yarelis. Será muy divertido... Vale. Nos vemos entonces.
Voy a darme una ducha rápida antes de ir a la cama. ¿Vale?
Nick asintió. La observó subir las escaleras. Deseaba más que nunca volver a ser mortal.
Daría cualquier cosa por poder seguirla en ese momento, tumbarse junto a ella en la cama y
enterrarse profundamente en su cuerpo.
Cerrando los ojos podría jurar que era capaz de sentir la humedad de ________ rodeándolo.
Se mesó el cabello. ¿Cuántos días más podría soportar esta tortura?
Pero quería luchar contra ella. Se negaba a rendirse, a entregar su cordura un segundo antes del
plazo que las Parcas habían decretado.

* * *

________ sintió la presencia de Nick. Se giró y lo vio de pie junto a la bañera, completamente
desnudo.
________ dejó que su mirada se recreara con avidez en cada centímetro de aquel cuerpo bronceado,
pero fue su sonrisa, cálida y fascinante, la que le robó el corazón y la dejó sin aliento.
Sin decir una sola palabra, él se metió en la ducha.
- ¿Sabes? -comentó con una naturalidad que la dejó pasmada-. Esta mañana encontré algo
interesante.
Ella observó cómo el agua resbalaba sobre él, mojándole el pelo hasta convertirlo en una masa de
rizos húmedos que caían sobre su rostro.
- ¿Sí? -contestó ella, resistiéndose al impulso de alzar el brazo y coger uno de sus rizos. O
mejor aún, mordisquearlo.
- Mmm -murmuró Nick, deslizando la mano por el cordón de la ducha hasta sacarla de su soporte en
la pared. Giró hasta encontrar la posición de un ligero masaje-. Date la vuelta.
________ dudó antes de obedecerle.
Nick deslizó su mirada por su espalda desnuda y húmeda. Jamás había visto una mujer más
tentadora en todos los días de su vida.
Era todo lo que había soñado, pero que no podía ni siquiera anhelar. No se atrevía. Era un
sueño lejano.
Bajó los ojos hasta sus voluptuosas curvas. Tenía las piernas ligeramente abiertas. Una imagen de
él separándoselas y sumergiéndose en ella se abrió paso en su mente.
Esforzándose por mantener la respiración, acercó el cabezal de la ducha hasta los hombros de
________.
- Eso es estupendo -murmuró ella.
Nick no podía hablar. Mantenía la mandíbula fuertemente apretada para controlar las voraces
exigencias de su cuerpo. Su necesidad de tocarla era tan honda que hacía que el hambre y la sed que
padecía mientras permanecía en el libro fuesen una broma.
________ se dio la vuelta para mirarlo; su rostro resplandecía. Alargó el brazo para coger la
manopla que se encontraba en la repisa, detrás de Nick. Él no se movió mientras lo lavaba,
pasando las manos por su pecho y su abdomen, avivando la hoguera del deseo que sentía por ella.


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