domingo, 14 de agosto de 2011

Obsesión. Capitulo 6

Joe Jonas era igualitario a nivel social, lo sabía, pero en el plano sexual no era capaz de pensamientos superiores. Nunca había conocido a un hombre remotamente parecido a él antes, uno que no sólo quisiera dominar su cuerpo, pero que fuera incapaz de hacer otra cosa. Cuando __________ quería sexo se volvía primitivo, animal, el pensamiento racional quedaba descartado. A ella le encantaba eso.
__________ se puso de pie, sintiéndose un poco tímida y nerviosa de repente. Sonrió para sus adentros ante la incongruencia, pensando para sí mientras se bajaba el cierre de los jeans y salía de ellos que este hombre la hacía sentir cualquier cosa menos experimentada. Se fue su camisa después, seguida de su corpiño y su tanga. Cuando terminó de desvestirse, se estiró hasta él, y sus uñas carmesí se dirigieron directamente al cierre de su pantalón.
Él detuvo su mano. Su cabeza dorada se levantó rápidamente, confundida ante tal acción.

–Te tomaré cuando esté listo –balbuceó, empujándola suavemente con el codo dentro de la
tienda– por ahora sólo quiero mirarte mientras terminas con tu tarea

Quería disfrutar de su excitación, pensó ella, sabiendo que podía tomarla cuando su necesidad se
volviera imperiosa. Se encontró con que su propio cuerpo respondía a sus deseos, su clítoris se
hinchaba mientras se ponía en cuatro patas, con la cara dentro de la tienda.

–Mmm, muy bonito –murmuró– separa tus piernas un poco más mientras arreglas la carpa. Todo
lo que quiero ver es cu*lo, muslos y una vulva pelada.

__________ cerró los ojos brevemente ante sus palabras, embriagantes como eran. Se lo imaginó
observando su clítoris inflamada, su vulva acolchada, y sintió cómo se le juntaba líquido entre
los muslos mientras lo hacía. Sabía que sus ojos estaban clavados en su carne mojada, podía casi
sentirlos marcando su nombre dentro de ella. Lo quería enterrado dentro de ella tanto que penaba
por él, sin embargo él ni siquiera la tocaba, menos aún montarla.

Cinco minutos después ella le anunció que la tienda estaba lista.

–Estoy lista –susurró, tan excitada que apenas podía respirar, mucho menos hablar.
Pero antes de que ella saliera de la tienda el se posó atrás, agarro sus caderas con esas manos
fuertes y calientes, y arremetio duro y profudamente dentro de ella, __________ siseo por la
sorpresa y el placer de sentirlo tan adentro y duro.

Joe salia y entraba, cada vez moviendose mas rapido y metiendo su pene mas profundamente, ella misma
se impulsasaba mientras las carnes chocaban una contra otra y llegaron juntos aun orgasmo. Joe
derramo su leche caliente en ella.

__________ se sentia tan caliente, como la hembra sumisa que era tomada duramente por un macho con
unas tremendas ganas de copular, de marcar, de preñar.

–Ven y siéntate a mi lado sobre las lonas –le dijo él con voz ronca aún después de semejante
asalto.

__________ cumplió, emergiendo con todo su ser del cobertor de la tienda. Se arrodilló al lado de
él, notando enseguida que a pesar de estar completamente vestido, había liberado su inflamada
erección del confinamiento de sus jeans y la estaba acariciando. Era increible que se pusiera tan
rapido duro otra vez. Se erguía como si fuera tallado en acero y cubierto de carne, tan
gloriosamente dura y firme.

–¿Puedo chuparlo? –preguntó con ojos embriagados de pasión, encontrando su mirada.

–En un minuto –murmuró él.
Joe se reclinó sobre sus codos, su pene apuntando hacia arriba. Estirando su cuerpo y la parte
superior de su torso, se inclinó hacia __________ y enrolló su lengua alrededor de un alargado
pezón. Ella se estremeció, apretando más su seno contra su cara.

Llevándose el pezón a la boca, Joe chupó plácidamente de él, tirando de él con sus labios,
haciéndolo girar con su lengua, mientras le tomaba la mano y la guiaba hacia su escroto,
instruyéndola sin palabras para que le haga masajes allí.

Dejo ir el pezón con un gemido, encantado con la sensación de su mano sedosa jugueteando
suavemente con las apretadas pelotas dentro del saco. Cayendo sobre su espalda, puso sus manos
detrás de su cuello para soportar el peso de su cabeza, luego la observó con ojos vidriosos.

–No me importa –__________ meneó la cabeza y sonrió– no me importa en absoluto


–Chúpalo, __________ –murmuró.

Ella obedeció, llevándolo hambrienta hacia su boca como si no hubiera nada en todo el planeta que
quisiera más. Le prestó especial atención a la cabeza de su pene, chupándolo vigorosamente,
sabiendo que él era como la mayoría de los europeos, y por eso no estaba circuncidado, tendría
esa parte especialmente sensible.
–Por Dios

Joe apretó los dientes mientras sus músculos se apretaban instintivamente del placer casi
delirante. Los sonidos de chupadas que hacía su boca acompañados por el aspecto de disfrute carnal
de su cara hacían que el placer hedonista se volviera terriblemente cercano al dolor.
Respirando pesadamente, trató de adelantarse a sus esfuerzos eróticos con su mano, para poder montarse a su cuerpo y vaciarse dentro de ella otra vez, pero cuando intentó hacer eso su boca simplemente se cerró más fuerte sobre él y comenzó a chupar más rápido y con más energía. Era obvio que quería que se acabe en su boca.

–__________ –dijo apretando los dientes, sus músculos endureciéndose, su vena yugular abultándose– me acabo, dulzura.

Esa afirmación hizo que su chupada se volviera animal, gimiendo mientras su cabeza se mecía hacia arriba y hacia abajo por su dura erección. Unas uñas largas y rojas envolvieron la base de su pene mientras unos labios carnosos e hinchados devoraban todo su largo, más y más, una y otra vez.

–Dios Santo

Joe se acabó con un gemido, sus ojos casi cerrados, sus dientes descubiertos. Gritó su satisfacción a los remotos parajes de las montañas, y el eco retumbó por toda la montaña Cairn Gorm.

Cuando __________ lo chupó hasta secarlo, lo vació de todo lo que tenía, su cara se levantó hasta su línea de visión, y se veía completamente adorable y bastante traviesa. Pudo ver que estaba satisfecha consigo misma, satisfecha de haberlo llevado a tal punto de vocalización.

__________ sonrió.

–Guau, Joe. Ese grito habría hecho quedar mal a Tarzán

Habló entre risas y gemidos.

–Trabajaré para perfeccionar mis habilidades para colgarme de las lianas más tarde

Ella rió por lo bajo, acostándose en la lona al lado de él. Él la acercó, besando la parte superior de su cabeza. Envolviendo su cálido y fláccido pene con la mano, suspiró satisfecha mientras apoyaba la cabeza en su pecho.

–En realidad nunca había visto un pene sin circuncidar –admitió con una sonrisa en la voz.

–¿No? –besó la parte superior de su cabeza nuevamente– ¿los hombres norteamericanos están todos circuncidados?
–La mayoría, sí –ella sonrió– sólo he leído sobre hombres como tú en los libros

–¿En los libros, eh? –lo analizó por un momento– ¿es allí donde aprendiste también a chupar tan bien a un hombre sin cortar? –preguntó, sin querer apresurarse, pero incapaz de detener el sentimiento de posesión de su voz– ¿de un libro?

–En realidad, sí –respondió, sin que la perturbe su territorialidad, disfrutando de ella incluso.

El corazón de Joe comenzó a latir fuerte otra vez. Liberó un suspiro mientras besaba su frente, más satisfecho con su respuesta de lo que quería admitir.

–Bien

Se quedaron allí recostados en silencio por un largo rato, ambos simplemente disfrutando de abrazar al otro después de la intimidad que acababan de compartir. Después de un minuto o dos de este tiempo de conexión no verbal, __________ fue la primera en hablar.
–¿Sabes? –dijo a modo de confesión, queriendo compartir las cosas más tontas con él por una razón u otra– he estado pensando por algún tiempo que me gustaría probar de escribir una novela histórica.

Una ceja oscura se levantó. Él se preguntó por qué ella pensaría en novelas en un momento como éste.

–Me encantan las que escribes ahora. Estoy seguro que serás excelente en lo que intentes hacer –dijo sinceramente.

Su cabeza se levantó rápidamente. Buscó su cara.

–¿Leíste mis libros? –murmuró.

Él dobló su cuello un poco para poder besar la punta de su nariz.

–Sí.

Ella sonrió, extrañamente complacida con su respuesta. Ninguno de sus ex se tomó el tiempo de leer su trabajo, mucho menos disfrutarlo.

–La razón por la que saqué el tema para empezar es porque quería que sepas que cuando escriba esa novela histórica voy a ponerle tu nombre al héroe

El cuerpo de Joe se paralizó. Pensó que era el cumplido más maravilloso que le hubiera hecho una mujer.

–Sería un honor –dijo, casi en un murmullo.
__________ aclaró su garganta, dándose cuenta de que el ambiente se había puesto demasiado serio.
Solo quería disfrutar de la compañía de Joe por el momento, no considerar todos estos
inexplicables sentimientos de cariño que estaba desarrollando hacia él.

–Me pregunto cómo debería llamarla –dijo con una sonrisa.

Joe percibió el cambio de estado de ánimo en ella y lo dejó pasar con gracia. Se dio cuenta de
que éste no era el momento para imponer sus propios planes sobre ella. Entonces, pensando en su
comentario por un momento, la apretó suavemente y sonrió.

–¿Qué tal Tienes Correo de Cadena?

Los ojos verdes claros de __________ se abrieron y brillaron antes de que ella lance su cabeza hacia
atrás y se ría. Joe sonrió, preguntándose secretamente si sería posible que un hombre estuviera
más complacido de lo que él estaba en ese momento.


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