miércoles, 10 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 23

Intentando imaginarse lo que pasaba por la cabeza del Daimon, Nick sacó las armas de Kevin de debajo del abrigo y se acercó muy despacio a la valla. Una vez estuvo frente a ella, los dos humanos lo agarraron por las muñecas y comenzaron a enrollarle unas cuerdas alrededor.

Súbitamente, se encontró atrapado, con los brazos totalmente extendidos a los lados y atados a los barrotes de hierro. Luchó como si fuese un salvaje. Tiró de las cuerdas que lo mantenían inmóvil mientras el corazón le latía en los oídos. La mente fría y racional del Cazador Oscuro lo abandonó, dejándolo al borde del pánico. Luchó contra las cuerdas como un animal atrapado en un cepo.

Tenía que salir de allí. No iba a permitir que lo ataran hasta dejarlo indefenso. Así, no. Nunca más. Los continuos tirones le estaban desgarrando la piel de las muñecas, pero no le importaba. Estaba concentrado en recuperar la libertad.

-Ya te dije que sabía cuál era tu debilidad -le dijo Desiderius-. Aparte de saber que jamás permitirías que hiciese daño a una embarazada. -Se inclinó y besó a la chica en la mejilla-. Melissa, sé una buena chica y agradécele al Cazador Oscuro su sacrificio.

Nick se quedó petrificado cuando la mujer se apartó de Desiderius y caminó hasta llegar junto al humano que lo había atado. Había estado de acuerdo con ellos todo el tiempo.

Hijo de puta, ¿cuándo iba a aprender la lección?

-¿Estás preparado para morir? -le preguntó Desiderius.

Nick le enseñó los colmillos.

-Yo no sería tan arrogante. Aún no me has matado.

-Eso es cierto, pero la noche es joven, ¿no es verdad? Tengo mucho tiempo para jugar con el chico de los recados de Artemisa.

Nick agarró las cuerdas y tiró de ellas con todas sus fuerzas, asaltado por una nueva oleada de pánico. Tenía que calmarse. Lo sabía. Pero los recuerdos de las torturas a las que fue sometido en Roma lo angustiaban.

-¿Qué te pasa? -le preguntó el Daimon, acercándose-. Estás un poco pálido, comandante. ¿Acaso estás recordando la humillación de tu derrota? ¿O las manos de los soldados romanos mientras te clavaban en la cruz?

-¡Vete al mierda! -Nick liberó con el dedo del pie la hoja retráctil oculta en la bota, y atacó a Desiderius.

El Daimon se alejó de un salto, quedando fuera de su alcance.

-¡Vaya! Me olvidé de esas botas. Una vez acabe contigo, el siguiente Cazador Oscuro de mi lista va a ser el viejo Kell. Con él fuera de combate y sin sus armas, ¿qué será de todos vosotros? -Inclinó la cabeza hacia la chica-. Melissa, pórtate bien y quítale las botas al comandante.

Nick apretó los dientes al ver cómo la mujer se acercaba. El Código le permitía protegerse de los humanos que quisieran hacerle daño, pero no era capaz de atacar a una mujer, y menos estando embarazada. No era más que una criatura, aunque ella quisiera dar otra imagen.

-¿Qué estás haciendo con esta gente? -le preguntó mientras le quitaba las botas.

-Cuando nazca mi bebé, él me hará inmortal.

-No puede hacerlo. No tiene ese poder.

-Estás mintiendo. Todo el mundo sabe que los vampiros pueden quitarte la vida, o hacer que vivas eternamente. Quiero ser uno de los vuestros.

Entonces, así era cómo Desiderius conseguía a sus secuaces humanos.

-No podrás ser uno de nosotros jamás. Te matará cuando todo esto acabe.

La chica soltó una carcajada, burlándose de él.

Desiderius chasqueó la lengua.

-Eres capaz de seguir protegiéndola aun cuando te está preparando para que seas sacrificado. Qué enternecedor. Dime, ¿con tus hermanos, los romanos, también fuiste tan considerado?

Nick se abalanzó hacia Desiderius, tirando de nuevo de las cuerdas.

En ese momento, salió un Daimon de las sombras, con una enorme maza en las manos. Nick se paralizó en cuanto reconoció el instrumento. Hacía dos mil años que no veía uno igual.

-Sí -le dijo Desiderius al acercarse-. Sabes lo que es, ¿verdad? Dime, ¿recuerdas el dolor que sentiste cuando Valerius la usó para romperte las piernas? -El Daimon lo miró mientras ladeaba la cabeza-. ¿No lo recuerdas? Permíteme que te refresque la memoria.

Nick apretó los dientes cuando Desiderius le golpeó la rodilla izquierda con la maza, destrozándole la articulación al instante. Sólo cuando la rodilla derecha recibió el mismo tratamiento, el vampiro se atrevió a plantarse delante de él.

Nick se mantuvo en pie aferrándose con las manos a los barrotes. Intentaba sostener su peso con las piernas, pero el dolor lo hacía imposible.

Desiderius le sonrió mientras le entregaba la maza al vampiro y sacaba algo del bolsillo.
La rabia se apoderó de Nick cuando reconoció los antiguos clavos romanos que habían utilizado para crucificarlo.

-Dime, Cazador Oscuro -le dijo Desiderius sin dejar de sonreír-, ¿quieres que te ayude a pasar en pie el resto de la noche?
_________ se despertó sobresaltada y tardó más de un minuto en darse cuenta de que se había
quedado dormida, apoyada sobre Liam , en la habitación del hospital donde Tabitha estaba ingresada.
Su madre dormía en la cama plegable, mientras que el Escudero y ella lo hacían en las dos
incómodas sillas cercanas a la puerta.

Tabitha seguía dormida. Los médicos querían que permaneciera en observación hasta el día
siguiente. Uno de los Daimons le había hecho un corte en la mejilla que le dejaría una fea
cicatriz. Tenía todo el cuerpo lleno de heridas y moratones pero, según los especialistas, no era
nada grave y se recuperaría completamente.

Sus hermanas se habían marchado a sus respectivos hogares, siguiendo órdenes de la señora
Devereaux, pero ella había preferido quedarse, por si necesitaban algo. Aún con los nervios de
punta, miró hacia la puerta y vio que su padre regresaba con dos tazas de café, una para él y
otra para Liam .

-¿Quieres la mía, gatita? -le preguntó a ella, ofreciéndole su taza.

_________ respondió al ofrecimiento con una sonrisa, hasta que recordó el sueño.

-¿Estás bien? -le dijo el señor Devereaux.
Ella miró a Liam , notando como el corazón comenzaba a latirle más rápido.

-Nick tiene problemas.

El Escudero soltó una carcajada antes de tomar un sorbo de café.

-Ha sido un sueño.

-No, Liam . Está en peligro. Lo he visto.

-Tranquilízate, _________; lo que pasa es que has tenido un mal día y estás preocupada por
Tabitha. Es comprensible, pero Nick nunca se mete en camisas de once varas. Seguro que está bien.
Hazme caso.

-No -insistió ella-, escúchame Liam . Soy la primera en admitir que odio mis poderes, pero en este
momento no me están mintiendo. Puedo percibir el dolor y el miedo que está sufriendo. Tenemos que
encontrarlo.

-No puedes salir, _________ -le recordó su padre-. ¿Qué pasa si Desiderius te está esperando?
¿Y si envía a alguien para que te haga daño, como hizo con Tabitha?
_________ miró los ojos azules de su padre y le sonrió débilmente.

-Papi, tengo que ir. No puedo dejarlo morir.

Liam suspiró.

-Venga, _________. No va a morirse.

Ella cogió el abrigo del Escudero y comenzó a hurgar en los bolsillos.

-Entonces dame las llaves de tu coche y voy yo sola.

Liam le quitó las llaves con un gesto juguetón.

-Nick pedirá mi cabeza por esto.

-Si lo matan, no podrá hacerlo.

_________ vio la expresión indecisa del Escudero. Liam dejó la taza en el suelo, cogió el móvil
y marcó.

-¿Lo ves? -le dijo ella-, no contesta.

-A esta hora, eso no significa nada. Puede estar en mitad de una pelea.

-O gravemente herido.

Liam sacó la PDA de la funda del cinturón y la encendió. Tras unos segundos de espera, el color
abandonó su rostro.

-¿Qué pasa?

-Tiene el dispositivo de rastreo apagado.

-¿Y eso qué significa?

-Que no sé dónde está. Ningún Cazador Oscuro desconecta el transmisor; es su salvavidas. -Se
puso de pie de un salto y cogió el abrigo-. Muy bien, vámonos.

El señor Devereaux se interpuso entre ellos y la puerta. Era casi tan alto como Liam y estaba
preparado para pelear.

-No vas a llevarte a mi niña ahí afuera, donde pueden hacerle daño. Antes te mato.

_________ pasó junto al Escudero y le dio un beso a su padre.
-No pasa nada, papi. Sé lo que estoy haciendo.

La mirada del señor Devereaux dejó muy claras las dudas que tenía al respecto.

-Deja que se vayan, Tom -dijo su madre desde la cama-. Esta noche no corre ningún peligro. Su aura
es pura.

-¿Estás segura? -le preguntó su marido.

La señora Devereaux asintió.

Su padre suspiró, sin estar del todo convencido, y miró furioso a Liam .

-Que no le ocurra nada.

-Puede estar tranquilo -le aseguró él-. He dado mi palabra de que la cuidaré a una persona que me
asusta mucho más que usted.

De mala gana, el señor Devereaux dejó que se marcharan.

_________ salió del hospital a toda prisa y cruzó el estacionamiento hasta llegar junto al Jaguar
de Liam . Una vez en el coche, hizo todo lo que pudo para recordar el lugar donde había visto a
Nick en el sueño.

-Estaba en un patio sombrío y pequeño.

Liam resopló.
-Estamos en Nueva Orleáns, chère. Con esa descripción no hacemos nada.

-Ya lo sé. Creo que tenemos que ir al Barrio Francés, pero no estoy segura. Joder, no lo sé.
-Observaba con atención las calles oscuras por las que pasaban-. ¿No hay algún Cazador Oscuro al
que podamos llamar para que nos ayude a encontrarlo? ¿Y si se lo decimos a Kevin?

-No. Está ocupado persiguiendo a su objetivo -le contestó, pasándole el móvil-. Pulsa el botón
de rellamada e intenta localizar a Nick .

Lo hizo, repetidas veces, pero no hubo respuesta.

Con la inminente llegada del amanecer, _________ comenzó a desesperarse. Si no lo encontraban
pronto moriría. Completamente aterrorizada, hizo lo que no había hecho nunca: reclinó la cabeza
en el asiento y recurrió de forma intencionada a sus poderes, dejando que la poseyeran por
completo. La recorrió una terrorífica descarga, inundándola de calor y dejándola temblorosa. Su
mente se vio asaltada por multitud de imágenes, algunas antiguas y otras imprecisas. Justo cuando
estaba segura de que así no conseguiría nada, vio algo con total claridad.

-St. Philip Street -susurró-. Allí está.
Aparcaron en la calle y salieron del coche. No sabía muy bien por dónde buscar, pero guió a Liam
por los callejones traseros, directa a un patio muy oscuro. Rodearon el edificio sin ver nada.

-Joder, _________, no está aquí.

Ella apenas lo escuchaba. Haciendo caso a su instinto, rodeó un seto muy alto y se detuvo,
paralizada.

Nick estaba colgado en una valla, tan maltrecho que no se sostenía en pie.

-¡Dios mío! -exclamó mientras corría para acercarse a él.

Con mucho cuidado, le alzó la cabeza y jadeó al ver su rostro ensangrentado. Le habían golpeado
tanto que casi no podía abrir los ojos.

-¿_________? -susurró él-. ¿De verdad eres tú o estoy soñando?

Ella sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas.

-Sí, Nick . Soy yo.

Liam soltó una maldición al llegar junto a ellos y extendió un brazo para tocar uno de los
clavos que atravesaban el brazo de Nick . Apartó la mano, sin llegar a tocarlo, por si el simple
roce pudiera hacerle más daño. _________ vio la furia en los ojos del Escudero y lo escuchó
maldecir otra vez.

-¡Por amor de Dios! Lo han clavado a una tabla.

_________ sintió nauseas sólo de pensarlo. Nada más ver a Nick supo exactamente lo que
Desiderius había hecho: había recreado su ejecución.

-Tenemos que sacarte de aquí -le dijo.
Nick tosió, medio ahogándose con su propia sangre.

-No hay tiempo.

-Tiene razón -confirmó Liam -. Amanecerá en cinco minutos, como mucho diez. No podremos llevarlo
a casa antes de que salga el sol.

-Entonces llama a Tate.

-No llegará a tiempo. -Un músculo comenzó a palpitar en la mandíbula del Escudero mientras
tocaba la mano de Nick , de cuyo centro sobresalía un clavo-. No estoy seguro de cómo vamos a
poder liberarlo aunque Tate llegue a tiempo.

-No pasa nada -dijo Nick , con voz cansada. Tragó saliva y miró a Liam a los ojos-. Lleva a
_________ con Kevin y dile que las proteja, a ella y a su hermana.

Liam se alejó corriendo.

Ignorando al Escudero, _________ se concentró en Nick .

-No voy a dejarte morir -insistió con voz chillona y brusca-. Joder, Nick . No puedes morir así y
convertirte en una Sombra. No voy a permitirlo.

La ternura con la que la miró le robó el aliento.

-Siento mucho haberte fallado. Ojalá hubiese podido ser el héroe que mereces.
_________ le tomó el rostro entre las manos y lo obligó a mirarla a los ojos. Le limpió la sangre que le manchaba los labios y la nariz con manos temblorosas.

-No te atrevas a rendirte, ¿me oyes? Si te mueres, ¿quién dice que Desiderius no acabará también con Kevin ? Lucha por mí, Nick , ¡por favor!

Nick esbozó una sonrisa.

-Está bien, _________. Me alegro mucho de que me hayas encontrado. No quería morir solo... otra vez.

Al escuchar sus palabras, _________ comenzó a llorar y el corazón se le subió a la garganta. ¡No!, gritó su alma en ese instante.

No podía dejarlo morir. Así no. No después de que la había protegido y la había cuidado. No cuando se había convertido en algo tan importante para ella.

Su mente no dejaba de imaginarse a su adorado Cazador Oscuro vagando por la tierra, atrapado entre dos mundos. Siempre hambriento. Siempre solo. No podía permitir que sucediera algo así.

Liam regresó con una barra de hierro.

-¿Qué es eso?

El Escudero la miró, furioso.

-No voy a dejar que muera de esta manera. Voy sacarlo de ahí. -E intentó arrancar el clavo que inmovilizaba la mano de Nick que, nada más rozarlo, se tensó por el dolor.

-¡No! -gritó _________.

Liam siguió intentándolo.

-¿Qué coño...?
-Pues no lo hay -le contestó, empujándola ligeramente hacia las escaleras-. Y ahora, vuelve a la cama y duerme un poco.

-Sí, claro. ¿Vas a asegurarte de que el señor Vampiro no nos utiliza de aperitivo mientras duermo?

-No bebe sangre.

-¿Y cómo lo sabes?

-Porque me lo ha dicho él.

Essie cruzó los brazos delante del pecho y la miró, ofendida.

-¡Ah, claro! Y nosotras nos lo creemos a pies juntillas, ¿no?

-¿Puedes dejarlo ya, Essie?

-Venga, ___(TS)___ -la increpó, señalando con la mano hacia el sofá-. Ese hombre es un asesino.

-No lo conoces.

-Tampoco conozco a ningún caimán y estoy segura de que no dejaría entrar a ninguno en mi casa. ¡Joder, _________! No puedes domesticar a un animal salvaje.

-No es un animal salvaje.

-¿Estás segura?

-Sí.

Pero Essie seguía mostrándose escéptica; los ojos la delataban.

-Ya puedes estar en lo cierto, mocosa, o vamos a acabar todos bien jodidos.
Antes de que _________ fuese consciente de lo que hacía, sus poderes comenzaron a agitarse y surgieron en cascada, escapando a su control. Los clavos salieron disparados de los brazos de Nick , que cayó sobre ella al perder el punto de apoyo.

-Ayúdame, Liam -jadeó mientras intentaba mantenerse en pie con todo el peso de Nick encima.

Liam se había quedado pasmado, pero hizo un esfuerzo por salir del estupor y se acercó para sujetar a Nick . El peso lo hizo tambalearse, aunque consiguió llegar al coche tan rápido como sus piernas se lo permitieron.

-No nos dará tiempo a llegar a su casa antes de que amanezca -dijo entrecortadamente, jadeando por el esfuerzo.

-Podemos llevarlo a casa de mi hermana. Vive muy cerca de aquí.

-¿Cuál de ellas?

-Esmeralda. La conociste hace un rato; la del pelo largo y negro.

-¿La Suma Sacerdotisa de Vudú?

-No; la comadrona.

El Escudero llegó a casa de Essie en un tiempo récord; ninguno de los dos habló durante el camino.

Les costó bastante trabajo pero, al final, consiguieron sacar a Nick del coche y llevarlo hasta el porche en el mismo instante en que el sol se alzaba sobre el tejado del edificio situado enfrente de la casa de Esmeralda.

_________ golpeó con fuerza la puerta de la casita victoriana de su hermana.

-¿Esmeralda? ¡Date prisa! ¡Abre la puerta!

Vio la sombra de su hermana a través de las cortinas de encaje victoriano un momento antes de que el pomo de la puerta girara. _________ la abrió de un empujón y Liam metió a Nick en el recibidor sin perder un segundo.

-Baja las persianas -le ordenó el Escudero a Esmeralda mientras dejaba a Nick en el moderno sofá verde.

-¿Cómo dices? -le preguntó Essie-. ¿Qué está pasando aquí?

-Hazle caso, Essie, y te lo explico todo en un minuto.

Sin demostrar mucho entusiasmo, Esmeralda siguió las órdenes de Liam .

_________ acarició el rostro de Nick .

-Te han dejado hecho un desastre.

-¿Cómo está Tabitha? -le preguntó él con voz débil.

A _________ le enterneció que demostrara esa preocupación por su hermana, estando tan malherido.

-Voy a llamar a una ambulancia -anunció Esmeralda mientras cogía el teléfono.

Liam se lo quitó.

-No.

La mirada que le dedicó Essie hubiese hecho retroceder a la mayoría de los hombres, pero Liam se limitó a contemplarla con una expresión igual de desagradable.

-No pasa nada, Essie -la tranquilizó _________-. No podemos llevarlo a un hospital.

-Pero si no lo trasladáis, va a morir.

-No -le aseguró Liam -. No morirá.

Esmeralda alzó una ceja en un gesto de incredulidad.

-No es humano -le explicó _________.

Essie la miró con los párpados entornados.

-¿Y qué es, entonces?

-Un vampiro.

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