martes, 9 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 21

El Escudero salió del catamarán y le advirtió que no se moviera. Caminó con mucha precaución a lo largo de un antiguo y estrecho sendero que llevaba desde el embarcadero hasta la puerta de la cabaña , y luego le hizo un gesto para que se reuniera con él.

-Atrás, Beth -le espetó a un caimán que había comenzado a acercarse a _________.

Ella regresó al bote de un salto.

-No pasa nada -la tranquilizo Liam -. Protegen a Kevin durante el día. Mientras estés conmigo no te harán nada.

-No estoy muy segura -le dijo mientras bajaba otra vez de la embarcación sin muchas ganas.

Cuatro gigantescos caimanes le lanzaron malévolas miradas y empezaron a seguirla de camino a la puerta. _________ sintió que el miedo le impedía respirar cuando vio al más grande de los cuatro reptiles subir al porche tras ella y comenzar a agitar la cola con fuerza.

El animal lanzó un temible siseo.

-Cállate Beth -lo reprendió Liam -, o te juro que me haré unas maletas muy bonitas contigo. -Se dio la vuelta y llamó a la puerta.

-Todavía no ha oscurecido, Liam -se escuchó la voz de Kevin , con ese acento tan marcado, del otro lado de la puerta; _________ no pudo evitar preguntarse cómo sabía que eran ellos-. ¿Qué quieres?

-Necesito tu srad para Nick antes de que se ponga el sol.

_________ escuchó unos ruidos en el interior de la cabina. Segundos después, sonó la cerradura y la puerta se movió, dejando una estrecha abertura. Liam la abrió del todo e invitó a _________ a entrar.

Ella intentó ver algo en la oscuridad que reinaba en la estancia, pero no lo consiguió hasta Liam encendió una lamparita de escritorio. Cuando vio la habitación, se quedó helada. Las paredes estaban pintadas de negro y aquello parecía el centro de control de una instalación militar. Había ordenadores y equipos electrónicos por todos lados. Aunque el lugar y el aspecto externo del edificio no dieran muestras de ello, ese tipo era un adicto a la tecnología.

Al mirar a Kevin , su mandíbula estuvo a punto de desencajarse. El tío estaba completamente desnudo.

Y tenía un cuerpo increíble.

Tenía tatuada toda la parte izquierda del torso -por delante y por detrás- y todo el brazo con unos extraños símbolos celtas en color rojo y negro. El enorme colgante, que representaba una cabeza de dragón, brillaba en la pálida luz. Y, aunque el hombre era pecaminosamente apuesto, de algún modo extraño, no se sentía atraída por él.

Obviamente, disfrutaba del fantástico espectáculo que tenía delante pero se dio cuenta de que no lograba acelerarle el corazón como Nick . Ni siquiera le despertaba el más leve deseo sexual.

Por otra parte, Kevin no parecía sentirse avergonzado por su desnudez.

Liam la miró con una sonrisa jocosa.

-Debería haberte advertido que los guerreros de la antigüedad ven el nudismo como algo natural. El hecho de llevar ropa es una costumbre moderna que ninguno de ellos parece haber adoptado del todo -dijo mirando a Kevin -. Celta, ponte algo antes de que le dé un pasmo.

La respuesta de Kevin consistió en un gruñido.

-¿Para qué? Me vuelvo a la cama. Coge lo que necesites y cierra con llave cuando os marchéis. -Se detuvo junto al futón, situado en la pared del fondo de la estancia, y echó una mirada hambrienta a _________-. Claro que, si quieres dejar aquí a _________, es posible que hasta me quede levantado y me muestre sociable.

Liam resopló.

-Joder, Kevin ¿es que no puedes estar una hora sin una mujer?

-Una hora no es problema, pero cuando pasan dos o tres empiezo a ponerme nervioso. -Se recostó en el futón negro, se dio la vuelta hasta quedar de costado y cerró los ojos.

Por lo menos hasta que sonó el teléfono. Lanzando una maldición, Kevin salió de la cama y contestó mientras Liam se acercaba al enorme armario donde estaban las armas y cogía dos dagas de forma circular y aspecto letal.

-Wulf, ni siquiera estoy despierto todavía -masculló Kevin -. Me da igual. Y además, ¿para qué me preguntas a mí sobre la antigua Grecia? ¿Viví yo allí, acaso? Coño, la respuesta es no... no lo sé; no me importa... Cuelga. -Se dio la vuelta y miró a Liam -. Liam , ¿sabes algo del culto de Pólux?

Liam lo miró por encima del hombro.

-Deberías llamar a Nick o a cualquiera de los griegos.

-¿Lo has oído? -Kevin escuchó a su interlocutor un segundo antes de volver a hablar con Liam -. Ash está de paseo, Brax, Jayce y Kyros están desaparecidos en combate y Nick no contesta al teléfono. Wulf dice que es muy importante.

Ambos comprendieron a la vez la relevancia de lo que Kevin acababa de decir.

Kevin volvió a hablar con Wulf:

-¿Cuándo llamaste a Nick por última vez?
Entretanto, Liam cogió el móvil y marcó el número de Nick .
-Puede que esté en la ducha -sugirió _________.
Liam meneó la cabeza en forma de negativa.
-Aunque lo estuviera, Rosa contestaría al teléfono.
Tras un minuto de espera, Liam soltó el móvil.
-Algo va muy mal.

Nick se despertó en cuanto se abrió la puerta de su habitación. Adormilado, notó cómo Rosa
entraba al dormitorio y se preguntó el motivo, ya que la anciana jamás lo había hecho antes.

Se dio la vuelta hasta quedar de espaldas sobre el colchón.

-¿Qué pas...?

Su voz se desvaneció al tiempo que una red ligera y brillante lo inmovilizaba en la cama. La furia
lo dejó petrificado. No podía soportar que lo mantuvieran atrapado, especialmente si estaba
tumbado de espaldas. Una locura asesina se apoderó de él, exigiéndole la sangre de su captor.

Hasta que vio a Rosa.

La mujer estaba junto a la cama, con la frente cubierta de sudor, mirándolo con los ojos vacíos e
inexpresivos. Murmuraba la misma letanía en español una y otra vez:

-Tienes que matarlo, tienes que matarlo.

Muy lentamente, alzó el cuchillo que llevaba en la mano.

-Rosa -la llamó Nick con la voz más tranquila de la que fue capaz-. Baja el cuchillo.

-Tienes que matarlo... -la anciana dio un paso hacia la cama.

-Rosa, no lo hagas. Deja que me levante, por favor.

La mujer temblaba tanto que Nick temía que sufriera un infarto en cualquier momento. Ese frágil
cuerpo no podría soportar la presión a la que lo estaban sometiendo.

-Desiderius dice que eres malo, m'ijo. Debes morir.
Intentó pensar en algún modo de alcanzar la mente de Rosa, confundida por toda esa locura, y
traerla de vuelta a la realidad.

-Rosa, tú me conoces y sabes que eso no es cierto.

La anciana alzó el cuchillo aún más.

Totalmente indefenso bajo la red, miró la brillante hoja metálica, esperando que cayera sobre él.
Quería suplicar a Rosa que se detuviera, gritarle hasta que lograra escucharlo, pero no se atrevía
por temor a lo que le pudiera suceder. Rosa estaba sometida a una enorme presión y él no quería
empeorar la situación. Moriría antes de hacerle daño a la anciana.

En ese momento su móvil sonó.

-Lo sé, Desiderius -susurró en español-. Lo sé. Debe morir. -Le colocó una mano sobre el pecho,
como si de ese modo pudiera inmovilizarlo aunque, de todos modos no podía moverse; la red lo tenía
totalmente atrapado-. Debo despedazarlo.

Nick se puso rígido en el instante en que el cuchillo descendió.

Se clavó en el colchón, a escasos centímetros de él.

-M'ijo -susurró Rosa. Sus ojos recobraron la expresión habitual, un segundo antes de quedarse en
blanco y caer al suelo.

Aterrorizado por el estado de la mujer y frenético por su propia vulnerabilidad, Nick forcejeó
para librarse de la red, pero fue inútil. Era una de las redes de Artemisa y ninguna presa escapaba
una vez capturada bajo ellas.
¡Por todos lo dioses! ¿Cómo había llegado a manos de Rosa semejante arma? Ni siquiera Desiderius
debería tener acceso a ella. Sólo un dios o un semidiós podían reclamar el uso de un arma
inmortal y sacarla del lugar donde se custodiaba. Y Artemisa, en particular, se encargaba de que sus
armas estuvieran a buen recaudo.

¿Y cómo podía el Daimon haber controlado la mente de Rosa desde un refugio? Ninguno de ellos era
tan poderoso.

¿Qué coño estaba pasando?

Aunque sabía que era inútil, siguió forcejeando para liberarse de su confinamiento. Con cada
minuto que pasaba los recuerdos afloraban a su mente.

«¿Qué se siente, comandante?» La voz de Valerius se burlaba de él desde el pasado. «Estás
totalmente sometido a mi voluntad. Indefenso.» Todavía podía ver con nitidez la sonrisa burlona
del romano, y sentir la agonía de la tortura. «Voy a disfrutar viendo cómo te retuerces de dolor
y me pides clemencia.»

La realidad comenzó a difuminarse para Nick . Luchó para respirar con normalidad. No volverían a
atraparlo, no así. Comenzó a luchar como un poseso para librarse de la red, utilizando toda la
fuerza de la que era capaz.



Una hora después del anochecer, Liam entró en la casa seguido de _________ y Kevin .

-¿Rosa? -gritó mientras atravesaba a la carrera la cocina y el salón, de camino hacia las
escaleras-. ¿Nick ?

No hubo respuesta. El extraño silencio resonaba en los oídos de _________ mientras seguía al
Escudero hasta la habitación de Nick .
Liam abrió las puertas con tanto ímpetu que las cortinas que rodeaban la cama se agitaron por el
aire.

La habitación estaba vacía.

_________ se detuvo, temerosa, en la puerta mientras echaba un vistazo a su alrededor. No había
nada fuera de lo normal, excepto las sábanas.

Aunque... Sentía que algo iba mal. Los poderes que tanto tiempo había mantenido a buen recaudo
comenzaron a agitarse en su interior y conectó con Nick sin esfuerzo. Estaba preocupado y furioso.

Kevin se acercó a la cama y lanzó una maldición al coger una red plateada.

-Esto es increíble -masculló mientras arrugaba la malla hasta reducirla a una bola que cabía
perfectamente en un puño.

-¿Qué es eso? -preguntó _________.

-Una diktyon. Una de las redes de Artemisa.

No tenía ni idea de lo que significaba pero, por la expresión del celta, supo que aquello no era
normal. Intuyó que la red no debería estar en la cama de Nick cuando él no aparecía por ningún
lado. Una oleada de pánico, más fuerte que la anterior, comenzó a apoderarse de ella.

-¿Y qué hace en la cama de Nick ?

-No lo sé, pero si él estaba debajo, me temo que quienquiera que lo atrapara se lo ha llevado.
-Kevin se inclinó y recogió un cuchillo del suelo.
_________ sintió que el pánico aumentaba y, en contra de su voluntad, sus poderes se despertaron
por completo y conectaron con Nick . No le gustaba en absoluto dejar que sus habilidades psíquicas
tomaran el control de su mente, pero necesitaba saber si él estaba bien. Necesitaba saber algo,
cualquier cosa.

Cerró los ojos y lo vio en una estancia de aspecto aséptico. Estaba preocupado, pero no se
detectaba ninguna amenaza a su alrededor.

-Llámalo al móvil -le dijo a Kevin .

Él la miró con una expresión que decía a las claras: «¿Otra vez?».

-Ya lo hecho una docena de veces.

-Pues que sean doce y una más.

A Kevin no le gustó ni un pelo ese tono tan autoritario y así se lo hizo saber con la mirada.

-Vale -le concedió de mala gana-. ¿Qué más da? En ocasiones hasta las cosas más inútiles
tienen un propósito en la vida. -Sacó el móvil del bolsillo de la chaqueta y marcó.

-No hay indicios de lucha -dijo Liam , que estaba echando un vistazo por la habitación.

-Nick -espetó el celta, mirando a _________ de forma extraña-. ¿Dónde coño estás?

Ella se acercó un poco más mientras el corazón le latía con fuerza al darse cuenta de que sus
poderes no se habían equivocado.

-No te muevas hasta que lleguemos. -Kevin colgó y miró a Liam -. Está en el hospital. Rosa ha
sufrido un infarto.

-¡Dios mío! -jadeó Liam -. ¿Cómo se encuentra?
-No me ha dicho nada más, porque no está permitido usar el móvil allí dentro. Dice que nos lo
contará todo cuando lleguemos.



Nick se paseaba nervioso por la habitación, mitad furioso y mitad asustado. Quería la cabeza de
Desiderius por lo que acababa de hacer. De un modo u otro, iba a conseguir hacerle pagar por todo.

-Por favor, que no le pase nada a Rosa -balbució por enésima vez.

-¿Nick ?

Al escuchar la voz de _________ se dio la vuelta y se sintió extrañamente feliz y aliviado cuando
la vio acercarse.

Antes de ser consciente de lo que hacía, la atrajo hasta sus brazos y la sostuvo con tanta fuerza
que ella protestó. Pero no podía evitarlo. El alivio que había sentido al verla sana y salva era
demasiado intenso. Ahora que sabía lo fácil que le resultaba a Desiderius penetrar en cualquier
casa, no estaba segura en ningún sitio. El Daimon podía llegar hasta ella en cualquier lado.
Podía usar a cualquier persona para matarla.

La idea lo aterrorizaba y, para empeorarlo todo, en el fondo de su mente, una vocecita le dijo que
Desiderius también podía usarla contra él.

Si le daban la oportunidad.

Le tomó el rostro entre las manos y la besó con ansia. Iba a matar a ese Daimon. En cuanto
Desiderius saliera de su refugio, acabaría con él. Y, por primera vez en toda su vida, no se
arrepentiría de darle muerte a otro ser.
Al levantar la cabeza vio la censura en los ojos de Kevin . Sabía exactamente lo que pasaba por la
mente del celta en esos momentos. Los Cazadores Oscuros tenían prohibido involucrarse en una
relación sentimental. Era la primera norma del Código, y la más necesaria. Nadie podía pensar
con claridad si interferían los sentimientos, y él lo sabía de primera mano.

Aún así, la existencia de esa norma no cambiaba lo que sentía por _________.

-Necesito que la protejas -le dijo al celta.

Kevin lo miró con los ojos entrecerrados.

-Dime qué ha sucedido.

-Desiderius utilizó a Rosa para atraparme. La controló por completo. Si ha podido lograrlo con
ella, puede hacerlo con cualquiera.

Sorprendido, Kevin soltó un pequeño silbido.

-Y tú me preguntas que por qué vivo solo...

Ignoró la advertencia que yacía tras las palabras de su amigo, así como la mirada cargada de
significado que lanzó a la mujer que estrechaba entre sus brazos.

Nick miró a _________ a los ojos y comenzó a acariciarle la mejilla con el pulgar.

-_________, necesito que hables con tu hermana. Dile que tenga mucho cuidado y que nunca se quede
sola. Que una de tus hermanas prepare un hechizo de protección, o lo que quiera que sea que hagan,
para que Desiderius no llegue hasta ella. No tenemos ni idea de los poderes que puede tener.

-Supongo que no nos enfrentamos a un Daimon normal, ¿no? -le preguntó ella
-No. Jamás nos hemos encontrado con algo así. -Volvió a mirar a Kevin -. He hablado con
D'Alerian y me ha dicho que Desiderius es capaz de entrar en el subconsciente de los humanos para
debilitar cualquier tipo de resistencia a sus poderes. La ayuda de D'Alerian debería ser
suficiente, pero no nos garantiza protección absoluta. Llama a Acheron y dile que creo que tenemos
a un dios haciendo travesuras. Alguno de ellos tiene que estar ayudando a Desiderius; no hay otra
explicación posible. Y nos resultaría de gran ayuda si supiésemos quién es y por qué.

Kevin asintió con la cabeza.

-¿Qué vas a hacer?

-Todo lo que pueda para poner fin a esto hoy mismo. Si consigo encontrar su refugio, voy a entrar.

Kevin lo miró disgustado.

-Nick , no eres un Cazador Arcadio, ni un Katagari. Si entras, no serás capaz de regresar. Morirás
en el intento o te quedarás atrapado para siempre entre dos dimensiones. Déjame llamar a
Kattalakis...

-Ya te he dicho que no podemos poner a un Cazador Katagari cerca de este tío. Ahora lo tengo más
claro que antes. Que Zeus nos ayude a todos si Desiderius consigue una de sus almas. No podemos
asumir ese riesgo. -Miró a _________ de soslayo y captó la preocupación que se reflejaba en su
rostro. La protegería, sin importar lo que tuviese que hacer-. Segunda regla del Código: haz lo
que tengas que hacer. Si muero, tú eres el siguiente. Y si llegamos a ese punto, no falles.

El celta asintió mientras _________ agarraba a Nick del brazo.
-Lo sé, _________. Pero Desiderius es demasiado poderoso y peligroso para dejar que campe a sus
anchas. Ha estado a punto de matar a Rosa. -No quiso mencionar que también había estado a punto de
matarlo a él. Ninguno de ellos necesitaba saberlo.

Gracias a los dioses que D'Alerian había sentido la confusión del subconsciente de Rosa y había
llegado a punto. Si no hubiese sido por la intervención del Guardián de los Sueños, aún estaría
atrapado en la cama.

Y estar atrapado en la cama sin _________ era algo que no le apetecía demasiado.

-Liam -lo llamó. El Escudero estaba junto a Kevin -. Llámame en cuanto el médico te diga algo.
-Hizo el intento de marcharse, pero _________ lo detuvo.

Antes de darse cuenta de sus intenciones, _________ tiró de él hasta que sus labios quedaron a la
misma altura y lo besó apasionadamente. Le abrió la boca con los labios para poder alcanzar su
lengua. Nick sentía sus manos aferrando las solapas del abrigo. Sentía la preocupación por él y
eso inundó de puro gozo su malherido corazón.

-Ten cuidado -le dijo ella con brusquedad.

Él le acarició la barbilla con ternura.

-Lo tendré.

Lo vio marcharse con una extraña sensación en el estómago.

-Kevin , ¿estás seguro de que no puedes ayudarlo?

-Créeme, odio la regla de «nada de ayuda» tanto como tú. Pero si intento echarle una mano, sólo
conseguiré debilitar sus poderes.
Liam le ofreció el móvil.

-Llama a Tabitha y avísala.

Al marcar el primer número, la asaltó otra duda.

-¿Quién es el tal D'Alerian y cómo puede proteger nuestro subconsciente?

-Es uno de los Guardianes de los Sueños de los que te hablamos -le contestó Kevin .

_________ frunció el ceño.

-¿Podéis elegir a qué categoría queréis pertenecer?

Kevin negó con la cabeza.

-Los Guardianes de los Sueños son una raza diferente. Son hijos de los dioses; no hay una gota de
sangre humana en sus venas.

-¿Y los Cazadores Arcadios?, ¿de dónde vienen?

-Son mitad humanos, mitad apolitas. Hay Cazadores Arcadios y Cazadores Katagaria. Algunos de ellos
utilizan sus poderes para fines no muy altruistas.

_________ intentó contener el miedo que la atenazaba en esos momentos. Lo que Kevin contaba
parecía ser bastante serio.

-Pensaba que eran de los buenos.

-Algunos sí lo son, pero otros son asesinos.

-... con los poderes de un hechicero que puede viajar en el tiempo y en el espacio -siguió ella,
sintiendo que se le hacía un nudo en el estómago.

-Y, en ocasiones, también penetran en los sueños -añadió Liam .

_________ soltó una risa nerviosa.

-¿Sabéis una cosa? Era mucho más feliz cuando no sabía nada de todo esto.

-Precisamente por eso hacemos todo lo que podemos para que nada de esto salga a la luz -le dijo
Kevin -. Créeme, los humanos no volverían a dormir por las noches si supiesen lo que los acecha
en la oscuridad.
Acabó de marcar el número de Tabitha. Ahora que sabía con qué se estaban enfrentando necesitaba
que su hermana se cuidara del Malvado Señor de los Daimons y vigilara al Cazador Oscuro que se
había convertido en su única esperanza.

Nick pasó gran parte de la noche rastreando las calles de Nueva Orleáns sin encontrar nada.
Desiderius aún estaba en su refugio y no había ni rastro de él ni de ningún otro Daimon en las
cercanías. Posiblemente se debiera a que sus poderes aún no estaban del todo bien o a que
Desiderius era capaz de ocultar su presencia. Fuera lo que fuese, no encontró ni una sola pista del
Daimon. Ni siquiera con la ayuda del rastreador electrónico.

Menuda suerte la suya. Jamás se había sentido tan inseguro desde que se convirtiera en Cazador
Oscuro. Y no le gustaba nada la sensación. No cuando la vida de _________ dependía de que él
encontrara a su enemigo y le parara los pies.

Asqueado y exhausto, regresó a casa. Todo estaba oscuro y silencioso. _________ estaba en el
segundo piso. Sentía su presencia como si fuera una caricia y saber que estaba allí lo
reconfortaba de un modo que no se atrevía a analizar en profundidad.

Con sólo sentirla en su casa... lo invadía la felicidad.

Pero no fue a buscarla. Tenía demasiadas cosas en la mente. Asuntos que necesitaba meditar.
Incógnitas que resolver.
Entró en la sala de juegos y cogió el guante y la pelota de béisbol. Acto seguido, salió al
atrio para lanzar unos tiros. Se concentró en la pelota y dejó que su mente vagara a través del
doloroso pasado y de las dudas que aún lo asaltaban.

¿Por qué no lo había amado su esposa?

Desde el día en que Theone lo traicionó, había sospechado de todo aquél que se acercaba a él.
Se había entregado en cuerpo y alma a su esposa, pero aun así no había sido suficiente. Si no
había sido capaz de ganar el amor de su mujer, no podría ganar el de nadie más. Lo tenía muy
claro; había asimilado ese hecho con el paso de los siglos. Al igual que se había convencido de
que no necesitaba a nadie.

Hasta que apareció _________.

La chica había resquebrajado sus defensas y ahora se sentía desnudo frente a ella. Tenía el poder
de abrir su corazón y llegar hasta lo más hondo. La deseaba en cuerpo, mente y alma. Quería
reclamarla por entero.

Un movimiento a su izquierda le llamó la atención. Giró la cabeza y vio cómo _________ entraba
al atrio vestida con un chándal. Llevaba el pelo recogido en dos trenzas que le caían a ambos
lados del rostro. La indumentaria le confería un aura inocente y casi infantil, pero no había nada
que recordara a una niña en la mujer que se aproximaba a él en esos momentos.

Y esa mujer causaba una verdadera conmoción en el hombre que había en él.

-¿Hace mucho que has vuelto? -le preguntó.
Estaba a punto de contestar la pregunta cuando ella se acercó y le dio un beso en la mejilla,
haciendo que una extraña sensación se adueñase de él. Todos sus gestos eran cariñosos.

-¿Qué haces levantada? -le preguntó él a su vez-. Son más de la cuatro de la madrugada.

-No podía dormir -contestó mientras caminaba hacia el otro extremo del atrio.

Cuando se dio la vuelta, Nick se dio cuenta de que llevaba el guante de Liam . Hizo el gesto de los
jugadores profesionales: alzar la mano enfundada en el guante para indicar que estaba lista.

Sonriendo, él le lanzó la bola con suavidad.

Ella la cogió y se la devolvió con tanta fuerza que, al chocar con su guante, el golpe resonó en
las paredes del atrio y la palma de la mano comenzó a picarle.

-¡Uf! -jadeó, exagerando el dolor. Lanzaba mejor que Liam -. Estoy impresionado.

Ella le guiñó un ojo.

-Soy lo más parecido a un hijo que mi pobre padre ha tenido. Él me enseñó a jugar.

Nick le lanzó de nuevo la bola.

-Pues lo hizo bien.

La sonrisa de _________ se ensanchó.

Estuvieron varios minutos lanzándose la pelota en silencio.

¡Por los dioses! Nunca se había imaginado que pudiese encontrar a una mujer dispuesta a hacer esto
con él a semejante hora de la madrugada. Liam se quejaba, pero ella parecía estar contenta por el
simple hecho de pasar un rato con él.

-¿Qué tal te ha ido? -le preguntó ella-. ¿Lo has encontrado?

-No -contestó con un suspiro-. No puedo descubrir su escondite.
-Ya lo harás.

La absoluta seguridad que transmitía la voz de _________ le resultó extraña.

-¿Tanto confías en mis habilidades?

-No tengo ninguna duda. No dejarás que nos haga daño.

-No pude ayudar a Rosa.

-Lo siento -le dijo ella mientras cogía la pelota y se la devolvía-. Debe ser duro para ti aceptar
lo ocurrido, pero tú no tuviste la culpa. Hiciste todo lo que estuvo en tu mano para protegerla.

Nick apretó la mandíbula.

-Pero duele. Más de lo que creía. Aún no puedo creer que lograra controlarla.

_________ le sonrió débilmente; sus ojos tenían una mirada cálida y afectuosa.

-Supongo que eso explica cómo entró en mi casa y en la de mi hermana.

Nick asintió.

-Lo más probable es que utilizase a Allison. La encontré desmayada en su habitación, igual que le
ocurrió a Rosa. Supongo que la mente humana no puede soportar esa presión durante mucho tiempo.

-Si te sirve de consuelo, Tabitha me dijo que Allison está muy bien y que pronto estará en casa,
así que Rosa se curará y volverá a la normalidad sin ningún tipo de secuelas.

-Es bueno saberlo.

No podía dejar de observarla mientras jugaba con él. Con cada lanzamiento, sentía como caía más
y más. Sabía que se estaba enamorando de ella y no podía evitarlo. No podía luchar contra ese
sentimiento.
Y, según el juego se fue alargando, su deseo se intensificó. Cada vez que _________ echaba el
brazo hacia atrás y cogía impulso para lanzar la pelota, la camiseta se le ceñía al pecho. Le
encantaba la forma en que se apartaba de la cara los mechones que habían quedado sueltos con el
ejercicio. Y el modo en sus labios se separaban para respirar entre jadeos, cansada por el esfuerzo.

Comenzó a arrojarle la pelota por encima de la cabeza, de forma intencionada, para que tuviera que
estirar el brazo al recogerla. Cada vez que lo hacía, la sudadera se alzaba y dejaba al aire una
pequeña porción de su vientre que él se encargaba de devorar con los ojos. Y, cuando no lograba
cogerla y tenía que ir corriendo tras ella, el movimiento hacía que sus pechos botaran y que sus
caderas se balanceasen de un lado a otro. Pero lo mejor de todo era cuando se agachaba para recoger
la bola y dejaba bien a la vista ese proporcionado trasero. ¡Por los dioses! Esa mujer tenía el
mejor culo...

Incapaz de soportarlo durante más tiempo, se quitó el guante y lo arrojó al suelo.

_________ se quedó helada al ver cómo Nick se acercaba con pasos largos y decididos. Antes de
poder imaginarse lo que sucedía, la cogió en brazos y la besó ferozmente.
Esos maravillosos músculos la alejaron del suelo mientras se contraían a su alrededor. Debido a su
altura, ningún hombre había sido capaz de alzarla antes, pero Nick parecía hacerlo sin que le
costara ningún esfuerzo. El corazón le latía frenético; al lado de él se sentía tan
femenina... tan pequeña... y eso le encantaba.

Le rodeó la cintura con las piernas al tiempo que él la devoraba con la lengua. Sentir esos duros
abdominales contrayéndose bajo los muslos era como alcanzar el cielo... Ese hombre era la
perfección personificada.

Nick le mordisqueó los labios y ahuecó las manos en torno a su trasero. Gruñendo, abandonó los
labios y bajó hasta el cuello, no sin antes depositar un húmedo beso en su barbilla.

_________ se derretía cada vez que sentía el cálido aliento de Nick sobre la piel. ¡Dios, sí!
Esto era lo que había estado deseando durante todo el día: estar encerrada entre sus brazos,
rodearlo con su cuerpo y demostrarle todo el amor que sentía por él. La necesidad de sentirlo de
nuevo dentro de ella hizo que se estremeciera.

Nick también temblaba por la intensidad del deseo. No podía evitar recordar la noche anterior,
cuando se había hundido en ella, o la expresión de su rostro cuando se corrió entre sus brazos.
Estaba ardiendo, pero no se atrevía a hacerle el amor. No ahora. No cuando más necesitaba toda su
fuerza para acabar con Desiderius. Pero su cuerpo no entendía de razones. Tenía que acariciarla,
tenía que sentir el roce de su piel.
Antes de poder detenerse, cayó de rodillas y la tumbó en el suelo, sobre las frías baldosas.

_________ tragó saliva al ver esa hambrienta mirada. Nick le estaba quitando la ropa con tanta
rapidez que apenas si sentía sus manos. Pero, una vez que la tuvo totalmente desnuda, la cosa
cambió. Sus caricias se hicieron más lentas. Completamente vestido, observaba su cuerpo desnudo a
la luz de la luna mientras le acariciaba los pechos, trazando su redondeado contorno y atormentando
los pezones con las palmas de las manos.

-Eres la mujer más hermosa que he visto jamás -le dijo en voz baja.

_________ sabía que no era cierto. Ella conocía la belleza de Theone; pero, de todos modos, saber
que él lo sentía de aquel modo le provocó un delicioso escalofrío. Él sí que era el hombre
más apuesto que ella había visto jamás. Punto.

Cuando Nick se inclinó para besarla, ella alzó los brazos y comenzó a desabrocharle la camisa,
pero él la sujetó por las muñecas y negó con la cabeza. Si dejaba que esas delicadas manos lo
tocaran, estaba perdido. En lugar de decir nada, se las llevó a la boca y besó las palmas antes de
volver a prestar atención a su garganta y sus pechos.
Saboreó todo ese cuerpo con los labios, la lengua y los colmillos. Y, mientras lo hacía, notó
cómo despertaban sus poderes. Desesperado y consumido por el deseo, descendió depositando un
reguero de besos desde sus pechos hasta la suave piel del vientre y, desde allí, siguió bajando
hasta llegar a los muslos. Al instante, escuchó el jadeo de _________ que, de forma instintiva,
separó las piernas, quedando totalmente expuesta a él. En ese momento, el deseo se intensificó de
tal modo que se sintió sobrecogido. Era una sensación primitiva y arrolladora. El mundo se
reducía a ella. Lo único que escuchaba eran los latidos del corazón de _________ resonando en sus
oídos.

Temblando a causa de la fuerza de la pasión que lo consumía, cerró los ojos y la tomó con la
boca, saboreando la dulzura de ese cuerpo que tanto anhelaba.

_________ gimió al sentir cómo la lengua de Nick la penetraba. Enterró las manos en su cabello y
alzó las caderas, acercándose aún más a sus labios, estremecida por la ferocidad de sus
caricias. No pudo evitar sisear ante la increíble experiencia de sentir a Nick haciéndole el amor
con la boca de un modo tan voraz y desesperado. Se mostraba implacable, moviendo la lengua sobre su
sexo hasta que _________ se corrió y gritó, sin poder dejar de agitarse, mientras experimentaba el
orgasmo más intenso de su vida.

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