lunes, 8 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 18

Junto a la antigua cama con dosel había una vela encendida que proyectaba sombras extrañas sobre la pared. Las cortinas doradas y marrones estaban sujetas a los postes; sólo unos diáfanos visillos de color crema protegían el lecho. A través de ellos, veía a Hunter agitándose entre las sábanas rojizas, como si estuviese en mitad de la misma pesadilla de la que ella había sido testigo.

Con el corazón atronándole los oídos, corrió hacia la cama.

Nick se despertó en el mismo instante que sintió la mano de _________, tibia y suave, sobre el pecho. Abrió los ojos y la encontró sentada a su lado, con los ojos oscurecidos por el horror y examinándolo con el ceño fruncido.

Él también frunció el ceño al sentir cómo le acariciaba el pecho, como si no pudiese verle y se encontrara perdida en una especie de trance. Esperó en silencio, tumbado, asombrado por su presencia.

_________ apartó la sábana de seda que lo cubría y tocó la cicatriz que tenía en el vientre, justo al lado del ombligo.

-Te clavó la daga aquí -susurró, acariciando la delgada cicatriz. Al instante lo cogió de las muñecas y siguió las líneas blanquecinas que las cruzaban-. Aquí te hundieron los clavos. -Sujetando las manos, le pasó el pulgar sobre las uñas-. Te arrancaron las uñas.

Alargando el brazo, le acarició la mejilla con la palma de la mano. En sus ojos se leían miles de emociones y a Nick esas profundidades de azul cristalino le estaban robando el aliento. Ninguna mujer lo había mirado así jamás.

-Mi pobre Hunter -murmuró. Las lágrimas le bañaban las mejillas y, antes de saber lo que estaba haciendo, apartó la sábana por completo, dejando a Nick desnudo, sometido a su escrutinio.

Su miembro respondió al instante, endureciéndose y palpitando ante la preocupación que ella demostraba. _________ le tocó el muslo donde Valerius lo había marcado con el hierro candente.

-¡Dios mío! -jadeó mientras sus dedos trazaban la piel rugosa-. Era real. Te lo hicieron de verdad... -lo miró con los ojos bañados de lágrimas-. Te vi. Te sentí.

Nick la miró frunciendo aún más el ceño. ¿Cómo era posible? Había estado soñando con su ejecución hasta que ella lo despertó. ¿Se habrían fusionado los poderes de ambos de modo que, de forma inconsciente, sus mentes se unieran mientras dormían? Era una idea aterradora. Si resultaba ser cierto, la única explicación posible era que estaban unidos a un nivel mucho más profundo, más allá del mero plano físico.

Y eso significaba que...

No pudo terminar el razonamiento. No existía esa otra persona a la que llamaban «la otra mitad del alma», especialmente si uno no tenía alma. No era posible.

_________ se sentía embargada por un profundo dolor mientras observaba al hombre que tenía delante. ¿Cómo podía haber sobrevivido a una tortura y a una traición semejantes? Y había cargado con ese fardo durante siglos. Solo. Siempre solo. Sin nada que aliviara su dolor ni su desdicha.

Sin esperanza.

-Tanto dolor -susurró _________.

Deseaba con toda su alma la cabeza de Theone en una bandeja por lo que le había hecho. Pero sobre todo, deseaba reconfortarlo. Quería aliviar el tormento que habitaba en su corazón. Borrar el dolor de su pasado. Quería darle esperanza. Quería devolverle su sueño: una mujer y unos hijos que lo amaran.

Y que Dios se apiadara de ella, porque deseaba ser esa mujer.

Antes de poder detenerse, se inclinó y atrapó sus labios. Él gimió ante el contacto y le rodeó la cara con las manos para devolverle el beso.

_________ lo saboreó como jamás lo había hecho con ningún hombre. Podía sentir cómo Hunter le llegaba al alma mientras sus lenguas se rozaban. Nunca había sido audaz en la cama, pero es que nunca había deseado a un hombre como ahora lo deseaba a él.

Con todo su ser.

Enterró los labios en el hueco de su hombro y los ojos se le llenaron de lágrimas de nuevo al encontrar el lugar donde Valerius le había clavado el anillo, haciéndolo sangrar y dejándole otra cicatriz.

Tanto coraje. Tanto amor.

Ella daría cualquier cosa por encontrar a un hombre que la amara como él había amado a su esposa. Pero no a cualquier hombre. Sus deseos iban más allá; quería que Hunter la amara. Quería su corazón. Quería a este hombre que sabía lo que significaba el amor, que entendía lo que era un compromiso y que era capaz de mostrar compasión.

Y estuviese dispuesto a admitirlo o no, él la necesitaba a ella.

Ningún hombre debería vagar solo eternamente. Ninguno debería soportar las heridas que él había soportado; no cuando su único crimen había sido amar a alguien más que a sí mismo.

Su aliento se mezcló con el de Hunter mientras se tumbaba sobre él, a horcajadas sobre su cintura.

Él gruñó al darse cuenta de que no llevaba nada bajo la camiseta. Sentía la piel caliente y húmeda de los muslos de _________ mientras se deslizaba sobre su vientre desnudo, encendiendo una hoguera en su interior que lo aterrorizaba.
Apártala.

No podía. Esa noche no. No con la pesadilla aún tan fresca en su memoria. Estuviese bien o no,
necesitaba consuelo. Quería volver a sentirse amado. Quería sentir la suavidad de unas manos
femeninas sobre su cuerpo. Deseaba que el aroma de _________ quedase impregnado sobre su piel.

No pudo evitar dar un respingo cuando _________ tomó su miembro con la mano.

-Por todos los dioses -balbució sin aliento. Nadie lo había tocado de ese modo en dos mil años.

Todo su cuerpo empezó a temblar de deseo mientras ella acariciaba su ardiente y rígida verga.

Hoy sería suya. Ya no había modo de apartarse de ella.

El movimiento de la mano de _________, que aferraba su miembro con delicadeza deslizándose arriba y
abajo, desde la punta hasta la base, le erizaba la piel y hacía que le resultase muy difícil
respirar. Sus dedos le rozaron los testículos, endureciéndolo tanto que pensó que estallaría
allí mismo.
Mientras tanto, él recorría el cuerpo femenino con las manos, disfrutando de cada curva y cada
hueco. Disfrutando del tacto suave de su piel bajo la camiseta. Le mordisqueó el cuello y, por
primera vez desde que se convirtiera en Cazador Oscuro, sintió un sobrecogedor deseo de alimentarse
de un humano. El sonido de su sangre latiendo por las venas le rugía en los oídos. La energía de
_________ lo tentaba, atrayendo al Cazador Oscuro que ansiaba probarla. Pero estaba prohibido. No
les estaba permitido morder el cuello de un humano. No obstante, mientras pasaba la lengua por el
hueco de la garganta de _________, ese profundo deseo se agitaba sin remedio. Sus colmillos la
rozaron sin querer y tuvo que emplear todo su autocontrol para no tomar un sorbo de esa sangre que
corría bajo sus labios. La piel de _________ se erizó ante el contacto y el pezón que Nick
acariciaba se endureció aún más bajo su mano.

Abandonando su cuello con un gruñido, asaltó sus labios y la besó con ansia mientras deslizaba la
mano bajo la camiseta, buscando los oscuros rizos de su entrepierna. Cuando sintió el roce del
vello sobre los dedos al apartar los húmedos labios y tocarla allí por primera vez, no pudo
reprimir un gemido.

_________ se sobresaltó y dejó escapar un murmullo de satisfacción, aumentando el ritmo de las
caricias sobre su miembro.
Nick no podía creer que estuviese tan preparada. Por los dioses, cómo la deseaba. Quería
saborear cada centímetro de su cuerpo. Quería hundirse profundamente en ella y comprobar su
salvaje pasión. Pero reprimió esos deseos para saborear el momento. Para explorarla lentamente y
con ternura.

Deseaba que ese amanecer durara una eternidad.

-Sabes tan bien... -le susurró al tiempo que desgarraba la camiseta tirando del cuello y se la
arrancaba para arrojarla al suelo. Al instante, trazó un sendero de pequeños besos desde el cuello
hasta el pecho.

_________ se arqueó hacia él cuando la lengua y los colmillos de Hunter le acariciaron el pezón.
La sensación de esos afilados colmillos rozándole la piel la hacía derretirse como lava ardiente.

De nuevo, Hunter volvió a introducir la mano entre sus cuerpos y la acarició donde más lo
deseaba. Sus dedos comenzaron a trazar lentos círculos, enardeciéndola para al instante
reconfortarla, presionando para después acariciarla levemente, hundiéndose en ella profundamente
para que el fuego la consumiera aún más mientras él le hacía el amor con la mano.

-Te deseo, Hunter -le murmuró sin aliento al oído-. Nunca he sentido algo así por nadie.
Él sonrió, dejando a la vista los colmillos y girando a la vez sobre el colchón para quedar sobre
ella con una facilidad que sorprendió a _________. Dejó escapar un gemido al sentir ese cuerpo
ágil y duro sobre ella. Su peso la dejaba sin aliento. Le rodeó las caderas con las piernas.
Hunter irradiaba fuerza, poder. Esos músculos fuertes y definidos se contraían a su alrededor con
cada pequeño movimiento que realizaba. Pero lo que más la cautivaba era la contención que
demostraba, todo ese poder sujeto bajo control que le hacía recordar a un león preparado para
atacar.

Quería más. Quería sentirlo dentro. Quería hacerlo suyo como ninguna mujer lo había hecho en
más de dos mil años. Quería su corazón. No, más aún. Quería hacerlo suyo como ninguna mujer
lo había hecho jamás. Quería ser todo lo que él necesitaba. Su aliento, su corazón y, sobre
todo, su alma.

Ansiaba devolverle su alma. Rescatarlo de su sufrimiento. Liberarlo de su pasado.

Alzándose un poco, le dio un profundo beso antes de confesar involuntariamente sus pensamientos. Si
Hunter lo descubriera, se alejaría de ella sin ninguna duda. No podía permitir que algo así
sucediera; por eso, invocó los poderes que había reprimido durante más de diez años y los
utilizó para resguardar sus pensamientos en lo más profundo de su mente y de su corazón, por si
él aún podía leer en su interior.
Hoy, ella sería su consuelo.

Nick gruñó al sentir a _________ bajo su cuerpo. Había pasado una eternidad desde que se
permitiera confiar en una mujer de ese modo. Una capa de sudor cubría su cuerpo mientras abandonaba
sus pechos para descender por su torso, hasta las caderas y volver a ascender. La deseaba con una
intensidad sobrehumana. Deseaba cosas de ella que no se atrevía a nombrar. No debería pensar en
hacerla suya y en mantenerla a su lado. Pero no podía evitarlo.

_________ enterró la mano en su cabello y lo acercó aún más mientras él descendía,
mordisqueándola desde los labios hasta la garganta y de allí hasta el pecho, donde se entretuvo en
saborearla a conciencia. Su lengua se movía en círculos alrededor del endurecido pezón,
acariciando y atormentando. Parecía devorarla con un ansia insaciable, como un hambriento que
festejara un banquete.

Muy lentamente, descendió dejando que los colmillos la arañaran suavemente, con tanta delicadeza
que _________ no pudo más que sorprenderse. Su cuerpo ardía en cada lugar donde él posaba las
manos en su camino de descenso hacia las caderas. Allí deslizó la lengua, pasándola por encima de
la pelvis hasta llegar al muslo. Le separó las piernas muy lentamente y siguió lamiéndole la cara
interna del muslo.
_________ contuvo el aliento, estremeciéndose ante lo que estaba por venir. Al percibir su
vacilación, alzó la cabeza para mirarlo y lo descubrió mirándola. La observaba de un modo
posesivo e intenso que la dejó sin respiración. En una especie de trance, observándolo mientras
él la sometía a un intenso escrutinio, vio cómo, muy lentamente y con mucho cuidado, deslizaba un
dedo sobre su sexo y lo retiraba. Ella se estremeció en respuesta a su caricia. Hunter le separó
los labios y la tomó en la boca sin dejar de mirarla a los ojos.

_________ gritó ante el salvaje éxtasis que la inundó. Ningún hombre le había hecho eso antes.

Él cerró los ojos y gimió, haciendo que todo el cuerpo de _________ temblara por la vibración.
Deslizó la lengua dentro y fuera de su vagina trazando lentos círculos; _________ se revolvía y
se agitaba con cada húmeda caricia.

Nick se sobresaltó al paladear su sabor. Nunca había sentido un deseo tan intenso como el que
sentía por esa mujer. Algo en ella sacaba a la superficie su lado más salvaje; estimulaba sus
poderes de Cazador Oscuro y hacía que el animal que habitaba en él comenzara a despertarse. Esos
poderes eran los que utilizaba cuando luchaba o perseguía a un objetivo. Gracias a ellos, percibía
todo lo que ocurría a su alrededor a un nivel mucho más profundo.
Era consciente de los frenéticos latidos del corazón de _________, de los pequeños temblores que
sacudían su cuerpo como respuesta a las caricias de sus labios y su lengua. Sentía el placer que
le estaba proporcionando; sentía en las mejillas cómo corría la sangre de _________ a través de
los muslos y su miembro latía al ritmo de esa marea. Cerró los ojos, luchando de nuevo contra el
impulso de hundir los colmillos en su carne y dejar que el sabor de su sangre se deslizara por la
lengua.

_________ se aferró a él mientras Hunter seguía haciendo que se estremeciese de placer. El roce
de los colmillos le erizaba la piel. Abrió los ojos y lo contempló, inmerso en lo que estaba
haciendo, ajeno a cualquier otra cosa que no fuese ella. Hunter era la personificación del sexo,
pensó ella. Todo su ser estaba entregado a darle placer con la misma energía, presumía, que
utilizaba para perseguir a los Daimons.

Cuando alcanzó el orgasmo, resultó tan salvaje y sobrecogedor que echó la cabeza hacia atrás y
dejó escapar un grito.

Pero aún no había acabado con ella. Hunter gruñó al sentir su satisfacción, pero no detuvo las
caricias de su lengua. Al contrario, aumentó el ritmo y la fricción, como si estuviese degustando
un festín.

_________ siseó de placer.
No se detuvo hasta que ella se corrió dos veces más, apartándose tan sólo cuando dejó de
estremecerse. Se incorporó entre las piernas de _________ y avanzó sobre ella muy lentamente, como
un animal hambriento y poderoso a punto de zamparse la cena. Le brillaban los ojos y los colmillos
quedaban claramente a la vista con cada respiración entrecortada.

-Mírame, _________ -le ordenó mientras le pasaba la mano por el muslo-. Quiero ver tus ojos cuando
te haga mía.

Tragando saliva, ella cedió a sus deseos.

Hunter acunó su rostro entre las manos y le dio un beso profundo al tiempo que la tomaba de la mano
y la guiaba hacia su hinchada verga.

Sin más palabras, ella comprendió lo que quería. Alzó las caderas y lo guió hasta su interior,
despacio, centímetro a centímetro, hasta que todo su miembro la llenó por completo. Un gemido
escapó de su garganta al sentirlo dentro y observar el deseo voraz que reflejaban sus ojos.
Hizo un intento de separar la mano pero él la detuvo cubriéndola con la suya. La pasión de su
mirada se hizo más patente.

-Quiero que me toques mientras estamos unidos, quiero que lo sientas -le dijo sin aliento.

_________ volvió a tragar mientras Hunter comenzaba a moverse entre sus dedos y la penetraba aún
más. Dentro y fuera. Era la experiencia más erótica e increíble que había sentido jamás.

Gimieron al unísono.

Vio la expresión satisfecha en el rostro de él mientras la embestía con toda la fuerza de sus
caderas.

-Oh, Hunter -balbució.

Deteniéndose, la miró a los ojos.

-No es el Cazador Oscuro el que está dentro de ti, _________.
Soy yo, Nick .

Cuando comprendió lo que le estaba ofreciendo, se sintió en las nubes. La había dejado penetrar
en su coraza, del mismo modo que ella le había permitido que penetrara su cuerpo. Alzando los
brazos, le acarició las mejillas.

-Nick -dijo, con un suspiro.

Él sonrió.

-Estar dentro de ti es mucho mejor de lo que había imaginado -le confesó.

_________ notaba los estremecimientos que sacudían el cuerpo de Nick .

Él bajó la cabeza y la besó con ternura mientras la penetraba con envites salvajes, a un ritmo
frenético. Con fuerza y hasta el fondo. Sacando su verga para volver a penetrarla una y otra vez.
Cada una de sus embestidas proporcionaban una oleada de puro placer.

-Oh, Nick -gimió bajo sus labios al sentir que otro nuevo orgasmo se acercaba.

Tan pronto como dijo su nombre, sucedió algo extraño; algo despertó en su interior y de repente
se sintió sacudida por una descarga erótica.

-¡Dios mío! -jadeó.

¡Podía sentir el placer de Nick !, podía sentir cómo su vagina lo rodeaba. Como si fuesen un
solo ser, lo sentía dentro y, al mismo, tiempo alrededor.
Él se esforzó por respirar, sobrecogido ante la experiencia y sosteniéndole la mirada. _________
le acarició la espalda y sintió el roce de su mano en su propia carne. Era lo más increíble que
había experimentado jamás.

Nick aumentó el rimo de sus caderas mientras ella se aferraba a sus hombros, ambos perdiendo todo
rastro de cordura, inmersos en un estallido de deseo.

Se corrieron a la vez, compartiendo un sublime a la par que violento placer. Nick echó la cabeza
hacia atrás y rugió mientras la penetraba una última vez. Ella gritó, agitándose entre sus
brazos.

Cuando él se derrumbó sobre su cuerpo, _________ lo abrazó con fuerza, acunándolo mientras se
recuperaba. Sin muchos deseos de separarse de él, sintió cómo Nick salía de ella.

-¿Qué ha sucedido? -preguntó él en voz baja.
-No lo sé, pero ha sido maravilloso. Increíble. Grandioso.

Soltando una breve carcajada, alzó la cabeza y ella frunció el ceño al ver sus ojos a la suave
luz de las velas. Ya no era negros, sino de un peculiar verde azulado.

-¿Nick ?

Él recorrió la habitación con la mirada e hizo un gesto de dolor.

-Mis poderes han desaparecido -susurró.

Y en ese momento, con él al lado, _________ lo sintió debilitarse.

Apenas si podía moverse. Su agonía era casi palpable para ella. Nick se llevó una mano al rostro
e hizo presión con la palma sobre el ojo derecho, siseando de dolor.

-¡Dios mío! -exclamó _________ mientras lo veía tendido a su lado, sufriendo-. ¿Qué puedo
hacer?

-Llama a Kevin -le contestó entre dientes-. Marca el dos y después la almohadilla.

Giró sobre el colchón y se acercó a la mesita de noche para coger el teléfono y marcar sin
perder un instante.

Kevin contestó al segundo tono. Por el sonido de su voz, estaba claro que acaba de despertarse.

-¿Qué pasa? -preguntó tranquilamente una vez que _________ se identificó.
-No lo sé. Le he hecho algo a Nick .

-¿Qué quieres decir? -preguntó él, dando a entender que le resultaba muy difícil creer que
pudiese hacerle algo a su amigo.

-No estoy segura. Sus ojos son de un color diferente y está doblado por el dolor.

-¿De qué color son sus ojos?

-Verdes.

Kevin permaneció unos segundos en silencio antes de volver a hablar.

-Pásamelo.

Ella le ofreció el teléfono a Nick .

Al coger el auricular, una nueva oleada de dolor lo atravesó. Nunca había sentido nada parecido.
Era como si sus dos mitades, el Cazador Oscuro y el hombre, estuviesen luchando la una contra la
otra.

-Kevin -jadeó.

-Hola, colega -lo saludó Kevin -. ¿Estás bien?

-Joder, no. ¿Qué me está pasando?

-Así de repente, se me ocurre que acabas de encontrar el modo de deshacerte de tus poderes de
Cazador Oscuro. Felicidades, tío, acabas de encontrar tu vía de escape.

-Sí, yo también estoy que me salgo de contento.

-No seas imbécil. Recuerda que es temporal... Creo.

Percibiendo la duda en la voz de Kevin , Nick le preguntó intranquilo:

-¿Cuánto tiempo?

-Ni idea. Nunca he perdido mis poderes.

Nick siseó ante otra oleada de dolor.

-Deja de rebelarte, no luches -masculló Kevin -. Estás empeorándolo. Relájate.

-Sí, claro. Como si fuese tan fácil.

Kevin resopló.

-Confía en mí; hay ocasiones en la que es necesario rebelarse, pero ésta no es una de ellas.
Acéptalo.

-Que lo acepte... y una mierda. No es tan fácil. Da la casualidad de que me siento como si me
estuviesen partiendo en dos.

-Ya lo sé -le dijo Kevin , con la voz ronca por la preocupación-. ¿Qué estabas haciendo cuando
perdiste los poderes?

Nick se aclaró la garganta y echó una tímida mirada a _________.

-Yo... esto... -dudó, sin saber cómo explicarlo. Lo último que quería era avergonzarla.

Pero no tuvo porque explicar nada.

-Diarmuid Ua Duibhne -rugió Kevin en gaélico-, te acostaste con ella y por eso se esfumaron,
¿no es cierto?

Nick volvió a aclararse la garganta y se dio cuenta de lo inútil que sería ocultar algo a un
Cazador Oscuro capaz de averiguar casi todo lo que se le antojaba.

-No ocurrió nada hasta justo el final.

-¡Aaaaaah! Ya entiendo -le dijo Kevin , arrastrando las palabras como si hubiese entendido
perfectamente. Cuando volvió a hablar, su voz sonó muy parecida a la de la doctora Ruth[1] -. Ese
momento justo después de correrte, cuando estás exhausto, saciado e indefenso, ¿me sigues? ¿Te
apuestas algo a que fue por eso por lo que desaparecieron tus poderes?

Pero Nick seguía sin entender nada.

-Todos vosotros os acostáis con mujeres cada dos por tres y no os sucede esto.

4 comentarios: