jueves, 11 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 30

-Duele, ¿no es cierto? Saber que voy a acostarme con ella antes de matarla, y que no podrás hacer nada para detenerme.

-Vete al infierno.

Desiderius rió.

-Tú primero, comandante; tú primero. -Pasó un dedo ahusado y de aspecto diabólico por el mentón de _________; no obstante, ella no reaccionó. Daba la sensación de estar sumida en una especie de trance-. La poseería delante de ti, aunque nunca me ha gustado tener espectadores. Nunca he sido tan retorcido. -Se rió de su propia broma.

Nick sintió que la cuerda cedía un tanto. Concentrándose en eso, se esforzó por soltarse.

Las ataduras volvieron a tensarse al instante.

Desiderius soltó otra carcajada.

-¿De verdad piensas que soy tan estúpido como para dejarte libre? -Dio un paso adelante y se colocó delante de él hasta quedar nariz con nariz-. Esta vez no correré el riesgo de que sobrevivas.

Nick lo miró con una sonrisa satisfecha, como si el vampiro no fuese más que un mosquito zumbando alrededor de su cabeza.

-¡Ooooh! Mira cómo tiemblo...

Desiderius lo observó con incredulidad.

-¿Es que no hay modo de asustarte?

Nick le lanzó una escueta mirada.

-Me he enfrentado a una legión romana con sólo una espada para protegerme. ¿Por qué iba a asustarme un Daimon de tres al cuarto, que no pasa de ser un semidiós con complejo de inferioridad?

Desiderius siseó y le enseñó los colmillos. Agarró una ballesta que había en la mesa y la cargó con una flecha de acero.

-Aprenderás a no burlarte de mí. Soy un enemigo demasiado poderoso.

-¿Y por qué? ¿Qué te hace tan especial?

-Mi padre es Baco. ¡Soy un dios!

Nick resopló. La primera regla de la guerra: haz que el enemigo pierda la paciencia. Las emociones nublan la razón y hacen que uno cometa estupideces. De ese modo, tendría la oportunidad de liberarse y salir de allí con _________.

Además, le gustaba el modo en que palpitaba esa vena en la sien de Desiderius. Era una forma de saber que no había perdido su «toque» a la hora de burlarse del enemigo.

-Eres patético; además de un psicópata y un matón. No me extraña que papaíto no quisiera ni verte.

Desiderius chilló de furia y golpeó el rostro de Nick con la ballesta. El golpe le provocó un terrible dolor. Sentía el sabor de la sangre en los labios. Se lamió el corte y chasqueó la lengua.

-No sabes nada de mi vida, Cazador Oscuro. No sabes lo que se siente cuando estás destinado a morir desde el día que naces.

-A todos nos ocurre eso.

-Sí, claro. A los humanos con sus vidas mortales, que son tres veces más extensas que las nuestras. ¡Cómo los compadezco! -Agarró a Nick por la garganta y le empujó la cabeza contra la pared-. ¿Sabes lo que se siente cuándo ves a la mujer que amas desintegrarse delante de tus narices? Eleanor sólo tenía veintisiete años. ¡Veintisiete! Hice todo lo que estuvo en mis manos para salvarla. Incluso le llevé un humano, pero se negó a quedarse con el alma que la hubiese salvado. Fue un ser puro hasta el final.

La mirada de Desiderius se ensombreció por los recuerdos.

-Era tan hermosa... tan dulce. Le supliqué a mi padre que me ayudara y él me dio la espalda. Así que vi cómo mi bella esposa se convertía en una anciana en unas cuantas horas. Vi cómo su cuerpo envejecía hasta que se desintegró entre mis brazos.

-Lo siento por ti -le dijo Nick en voz baja-. Pero eso no te exime de lo que has hecho.

Desiderius gritó, enfurecido.

-¿Y qué es lo que he hecho? No he hecho otra cosa que nacer dentro de una raza maldita y ver cómo los humanos malgastan el regalo que les ha sido concedido. Les hago un favor al matarlos. Los libero de sus insípidas y aburridas vidas. -Los ojos azules se oscurecieron peligrosamente.

»No sé si sabes que conseguí una copia de vuestro manual cuando maté a uno de tus compañeros, hace noventa años. Lo que más me sorprendió fue la recomendación de ir siempre a por el corazón de un Daimon; golpearlo en el lugar más vulnerable. -Apuntó a _________ con la ballesta-. Tu corazón es ella, ¿verdad?

Nick enmascaró el terror que sentía. Aunque estaba muy débil, se aferró a las cuerdas y alzó las piernas para golpear a Desiderius con las pocas fuerzas que le quedaban antes de que pudiera hacer daño a _________. El Daimon se tambaleó y la ballesta dejó de apuntarla.

-¡Corre, _________! -le gritó.

Ella no se movió.

Nick volvió a apoyarse en la pared.

-Joder, _________. Por favor, corre. Hazlo por mí.

Ella no parecía siquiera oírlo. Se limitaba a permanecer de pie, mirando al infinito mientras sostenía la muñeca y le tarareaba una canción.

Desiderius soltó una carcajada y se enderezó. Lamió la sangre que le corría por el labio y miró socarronamente a Nick .

-Es mía, Cazador. Puedes morir sabiendo que haré un buen uso de ella antes de quedarme con su alma y con sus poderes.
Compuso una diabólica sonrisa segundos antes de disparar la flecha directa a su corazón. La fuerza
del golpe hizo que su cuerpo se aplastara contra el muro. Jadeó al sentir el dolor del acero que le
desgarraba la carne.

El vampiro se acercó hasta que, de nuevo, estuvo delante de él. Con una mirada alegre, pasó el
dedo sobre la sangre que rodeaba la herida.

-Una pena que la sangre de los Cazadores resulte venenosa. Estoy seguro de que es más sabrosa y
espesa que la que tomo normalmente.

Nick apenas oía sus palabras; su corazón se esforzaba por seguir latiendo. Le zumbaban los
oídos. Era el dolor más intenso que había sufrido jamás. Con la mirada borrosa, giró la cabeza
para contemplar a _________ por última vez.

Parecía muy pálida mientras lo miraba y, por un momento, Nick imaginó que lo recordaba. Que
sabía que estaba muriendo y que le importaba.

Si hubiese sido ella misma, habría corrido para estar a su lado. Al contrario que su esposa,
habría llorado al saber que iba a morir. Y, de un modo extraño, saber eso lo reconfortaba.

Desiderius se apartó de él y se acercó a _________ para darle unos golpecitos en el hombro.

-Ve, _________. Dale un beso de tu despedida a tu amante.

Nick luchó por seguir respirando al tiempo que la veía aproximarse. Había tantas cosas que
quería decirle... tantas cosas que deseaba haberle dicho mientras ella podía escucharlo...

Al menos no moriría solo.
-Te quiero, _________ -le susurró, deseando que, de algún modo, lo recordara más tarde y supiera
que había sido sincero.

Ella se inclinó hacia delante, con una mirada perdida, y lo besó en los labios mientras presionaba
una mano sobre su hombro. En ese momento sintió la proximidad de la muerte, la negrura que se
cernía sobre él y, mientras moría, escuchó el murmullo de _________:

-Te amaré eternamente, mi guerrero oscuro.

Y, en ese instante, todo se desvaneció.

_________ contuvo el aliento al sentir cómo el medallón se enfriaba encerrado en su mano, bajo el
vestido de Starla, y el calor pasaba al cuerpo de Nick . Le temblaba la mano esperando a que él
despertara. Con cada segundo que pasaba temblaba cada vez más.

No ocurre nada... ¡Dios, no!

¡Acheron le había mentido, después de todo!

Los ojos le escocían por las lágrimas y el medallón se había enfriado hasta parecer un trozo de
hielo, antes de caer al suelo.
Y Nick seguía sin moverse. Seguía apoyado, inerte, sobre la pared, con el rostro ceniciento y el
cuerpo frío.

¡No!

Todo había acabado. Nick estaba muerto.

¡No!

La perversa risa de Desiderius resonó en las paredes de la oscura habitación, e hizo que el alma
de _________ sollozara de angustia.
Ella también quiso morirse en ese mismo instante. Era la culpable de todo lo que había sucedido.
Se había limitado a permanecer allí quieta, viendo cómo Nick moría, sin hacer nada para
salvarlo. Sentía cómo el dolor le cerraba la garganta y lo único que quería hacer era gritar.

«Te quiero, _________».

Las últimas palabras de Nick la perseguirían durante toda la vida.
Sollozando, pasó los brazos alrededor del cuerpo de Nick y lo abrazó con fuerza, deseando que
despertara y le hablara.

Por favor, Dios mío, llévame a mí pero deja que él viva.

-¿_________? -la voz de Desiderius restalló con dureza, ordenándole que regresara a su lado.

Ella se aferró con más fuerza a Nick y apoyó la cabeza sobre su pecho, junto a la flecha,
deseando poder darle su propia vida.

Se quedó helada al escuchar algo. Un sonido muy débil que la hizo volar.

Los latidos del corazón de Nick .

Se echó hacia atrás y vio cómo parpadeaba.

Nick contempló los ojos azul oscuro de _________, brillantes por las lágrimas. Ya no tenían una
mirada vacía, al contrario, lo miraban fijamente con una expresión decidida. Y con amor.

Su rostro se suavizó mientras le pasaba una mano por el pecho y la flecha salía disparada.

Y, entonces, Nick supo que no lo había traicionado. Lo había liberado.
-Has recuperado tu alma, Nicholas de Tracia -murmuró, al tiempo que las cuerdas que le
aprisionaban las muñecas se desataban-. Ahora, vamos a hacer que este cabrón pague por lo que ha
hecho.

Desiderius gritó de furia al darse cuenta de lo que sucedía.

Nick ya no tenía sus poderes de Cazador Oscuro, pero le daba igual. Por primera vez en dos mil
años, tenía su alma y esa sensación, sumada a la certeza de que _________ no lo había
traicionado, le daba fuerzas.

Desiderius podía darse por muerto.

El vampiro corrió hacia la puerta pero, antes de que llegara, ésta se cerró con un portazo.

-No quiero que te vayas tan pronto de la fiesta -le dijo _________-. No después de todas las
molestias que te has tomado para traernos aquí.

-¿_________? -la increpó Nick , inseguro.

Ella lo miró. Sus ojos lanzaban unos tenues destellos que le recordaban a los de Acheron.

-Desiderius ha liberado mis poderes -le dijo en voz baja-. Pensó en usar la telequinesia y la
telepatía para sí mismo. -Miró al Daimon y le sonrió-. Sorpresa. Al liberarlos perdiste el
control de mi mente.

Desiderius forcejeó para abrir la puerta.

Nick fue a por él, cual pantera hambrienta tras su presa.

-¿Qué te pasa, Desiderius? ¿Te asusta una simple mortal?

El vampiro se dio la vuelta con un gruñido.

-Puedo vencerte. Soy un dios.

-Entonces, hazlo.
Desiderius lanzó una maldición y se abalanzó sobre él. Lo cogió por la cintura y lo lanzó
contra la pared antes de abrir la boca para morderle el cuello.

-¡Y una mierda! -masculló Nick -. No vayas a creer que he recuperado mi alma para que ahora te
quedes con ella. -Y, acto seguido, le dio una patada en la ingle.

Desiderius se alejó de él, tambaleándose.

-¡Nick !

Al girarse, vio que _________ tenía su espada y se la lanzaba.

Extendió la hoja y fue tras Desiderius. El Daimon esquivó el ataque y alzó la mano para lanzarse
una descarga astral. Nick soltó una maldición cuando la descarga lo hirió en el pecho, justo en
el mismo lugar donde la flecha lo había atravesado. Retrocedió a punto de caer al suelo.

Vaya si dolía.

Atontado, se dio cuenta de que no sería capaz de defenderse del ataque de Desiderius. Lo único que
hizo fue encogerse, en espera del golpe.

Pero éste no llegó.

_________ acababa de herir a Desiderius con una descarga de su propia cosecha.

Nick la miró con el ceño fruncido.

-Nena, ¿me dejas que me encargue de esto, por favor?

Ella lo miró, haciendo un mohín.

-Sólo intentaba ayudar. Además, ¿es que no estás ya lo bastante magullado?
_________ contuvo el aliento mientras los veía luchar. Aun débil, Nick era sorprendente. Saltó
sobre Desiderius y volvió a coger la espada. El Daimon cogió una que había sobre la mesa y la
blandió contra él. El sonido del acero reverberaba en la estancia cada vez que las espadas se
encontraban.

-Vamos, cariño -susurró, agarrando la muñeca con fuerza.

Nick ganaría. Tenía que ganar. Ella no había pasado por semejante infierno como para verlo morir
después.

Mientras los observaba luchar, se dio cuenta de que el sol estaba saliendo. La luz comenzaba a
filtrarse a través de las ventanas cerradas. Desiderius también se percató y soltó una
maldición. Atacó a Nick con un movimiento ascendente de la espada que lo dejó desarmado.

_________ se quedó helada.

El Daimon sonrió y comenzó a alejar a Nick , muy despacio, del lugar donde había caído su
espada.

-Sólo te diré una cosa -le dijo con entonación perversa-, ¿por qué no le das recuerdos a Hades
de mi parte?

-¡Nick !

Se dio la vuelta y vio que _________ le lanzaba la muñeca. La cogió instintivamente y soltó un
taco cuando las hojas ocultas en los pies de la Barbie le hirieron la mano.

En su rostro apareció una sonrisa.
Con una carcajada, se agachó para esquivar el golpe de Desiderius y hundió las hojas de la muñeca
justo en el corazón del Daimon.

-Dáselos tú mismo -le contestó, observando a Desiderius, que lo miraba boquiabierto.

El tiempo se detuvo sin que ninguno de los dos desviara la mirada. Por el rostro del vampiro
desfilaron multitud de emociones: incredulidad, miedo, ira... y dolor.

Y entonces, en un abrir y cerrar de ojos, Desiderius se desintegró.

Nick y _________ se quedaron petrificados al comprender la enormidad de lo sucedido.

Todo se había acabado. Desiderius estaba muerto. Tabitha y _________ estaban a salvo.

Nick tenía su alma.

Y la mujer que amaba le había salvado la vida.

Con el corazón en la garganta, Nick dejó caer la muñeca al suelo y se acercó a _________.

-Eres una actriz consumada.

-No. Estaba aterrorizada. -Le pasó la mano por el pecho sin poder evitar que temblara-. Estuve a
punto de gritar cuando disparó la flecha. No puedes imaginarte lo duro que fue. Acheron me dijo que
tenías que morir para poder ser libre y sabía que yo no sería capaz de matarte. Sabía que la
única oportunidad que teníamos era dejar que Desiderius lo hiciera por mí.

Nick la tomó de la mano y, cuando sus dedos le acariciaron la palma, notó la quemadura. Le giró
la mano y vio que tenía los símbolos del medallón grabados a fuego en la piel.

-Ha debido ser espantoso.

-Estoy bien.
Él se aclaró la garganta al escuchar el tono indiferente con el que lo había dicho. ¿Por qué le
restaba importancia a lo que había hecho por él? Arqueó una ceja, sin poder creérselo. Se había
destrozado la mano por salvarlo.

-Tendrás una cicatriz para toda la vida.

-No -le contestó con una sonrisa-. Creo que es lo más hermoso que he visto en la vida. -Se
inclinó hacia delante y le susurró al oído-: Después de ti, claro.

Él le tomó el rostro con las manos y la besó.

-Gracias, _________.

Mientras lo miraba, la alegría se desvaneció de su rostro y, en su lugar, apareció una expresión
temerosa.

-Julian y Acheron me dijeron que podías convocar a Artemisa y devolverle tu alma si querías.

-¿Y por qué iba a querer hacer eso?

Ella se encogió de hombros.

-Eres un Cazador Oscuro.

Él le dio un ligero beso en los labios.

-Lo que soy es un hombre enamorado de una mujer. Te quiero, _________. Para el resto de mi
dichosamente corta vida como mortal. Quiero despertarme al amanecer contigo en los brazos y ver
cómo nuestros hijos juegan y se pelean. ¡Coño! Hasta quiero ver cómo me replican.

Ella le sonrió.

-¿Estás seguro?

-Nunca he estado tan seguro de algo.

Ella lo cogió de la mano y lo guió hasta salir de la habitación.

Petrificado, se detuvo al contemplar los primeros rayos del sol iluminando la sala de estar. Por
costumbre, retrocedió nada más verlos.

Pero la brillante luz no le hacía daño en los ojos. Ni le quemaba la piel.
Apretando con más fuerza la mano de _________, se obligó a seguir caminando hasta atravesar la
puerta.

Y, por primera vez en dos mil años, caminó bajo la luz del día. La sensación del sol sobre la
piel era increíble. La calidez; la brisa del amanecer provocándole un ligero escalofrío. Con el
corazón latiéndole en los oídos, alzó la vista y contempló el cielo, de un azul pálido,
surcado por unas nubecillas blancas.

Era un día glorioso.

Y se lo debía a _________.

Tiró de ella para estrecharla entre sus brazos y la apretó con fuerza.

-Salve Apolo -susurró.

_________ sonrió mientras lo abrazaba con ternura.

-No. ¡Salve Afrodita!
Nick observaba, asombrado, el anillo de casado en su mano izquierda. Aún no podía creer que la
buena fortuna hubiese puesto a _________ en su camino.

Habían pasado siete meses desde que ella lo devolviera a la luz. Siete maravillosos meses de pasar
noche y día sin separarse de _________. Ayudándola a aceptar, desarrollar y controlar sus poderes,
que ahora eran incluso mayores que los suyos. Y no es que eso le importara; los poderes que
conservaba de sus días de Cazador Oscuro eran suficientes para mantenerla a salvo. La seguridad de
_________ era lo más importante para él.

Eso y despertarse cada mañana para ver una sonrisa en su hermoso rostro.

Y ahora estaban casados.

_________ lo abrazó desde atrás y lo apretó con fuerza.

-¿Qué estás haciendo aquí solo? -le preguntó.
Se dio la vuelta para contemplarla con su vestido de novia. El color blanco resaltaba la perfección
de su piel. Tenías las mejillas sonrojadas por la excitación y la luz de la luna se reflejaba en
sus ojos.

-Tomando un poco de aire fresco.

Ella le dedicó esa sonrisa que lo desarmaba y a la vez lo hacía sentirse el ser más poderoso de
la tierra.

-¿Quieres que abandonemos la fiesta y salgamos corriendo?

Él soltó una carcajada.

-Sólo ocho personas de esa monstruosa multitud son invitados míos, el resto son tuyos.

-¡Vaya! -exclamó _________, arrugando la nariz-. No importa. La cosa podría ponerse fea. Además,
mi tía Xenobia podría lanzarnos una maldición.

Él le pasó el brazo por los hombros mientras _________ lo guiaba de nuevo hacia el interior del
salón de baile de su mansión. Al ritmo de la orquesta, los ciento cincuenta miembros del clan
Devereaux-Flora bailaban, comían y hablaban. Miguel, Rosa y Liza estaban sentados en una mesa con
la hermana de _________, Selena, riéndose de las gracias del bebé de Grace.

_________ dejó a Nick un momento para acercarse a sus padres.

Kevin , Liam , Julian y Acheron lo rodearon. Julian lo felicitó.

-Ésta es de las que merecen la pena. -le dijo

Nick asintió.

-Sí, lo es.

-Tío -le dijo Kevin con tono melancólico-. Voy a echar de menos nuestras chácharas de las tres
de la mañana y Wulf ya se está subiendo por las paredes porque dice que se ha quedado sin su mejor
adversario en el Doom[1] .

Nick sonrió al recordar las solitarias noches que había pasado chateando con sus hermanos y
hermanas Cazadores.

-Dile al vikingo que no se preocupe. Me escaparé de vez en cuando para desafiarlo a una partida.

Acheron bebió un sorbo de champán.

-¿Y qué vas a hacer con tu corta vida?

Nick observó a _________, que había cogido a Niklos, el hijo de tres años de Julian, y bailaba
con él. Algún día sería una madre estupenda.

-Voy a vivirla. Y a ser feliz.

Liam , que tenía las manos en los bolsillos de los pantalones, se unió a la conversación.

-Supongo que tendré que empezar a buscar otro Cazador Oscuro... -Y miró de forma intencionada a
Kevin .

-¡Una mierda, aperitivo de caimán! No me hagas ojitos. Yo no soy tan paciente como Nick y,
además, en mi cabaña apenas hay espacio para mi ordenador y yo.

-No te preocupes -le aseguró Ash-. Ya te encontraré a alguien.

Liam lo miró, horrorizado.

-Ni se te ocurra hacerme un favor. Ya te veo enviándome a Alaska como Escudero de ese psicópata de
Zarek.

Nick rió hasta que _________ se acercó a ellos con expresión ceñuda.

-¿Qué pasa, nena? -le preguntó.

-Es que hay... estoooo... mmm...

Los hombres la miraban, expectantes.

-¿El qué? -la instó Nick .

-Una flota de furgonetas de UPS en la entrada de la casa.
Todos se miraron, extrañados, antes de encaminarse en grupo a la puerta principal, donde estaban
alineadas siete furgonetas de UPS.

Uno de los conductores se acercó a Nick .

-¡Hola! -lo saludó-. Estoy buscando al señor N. Hunter.

-Ése soy yo -le contestó Nick .

-Bien. ¿Me dice dónde podemos dejar la mercancía?

-¿Y qué es la mercancía?

El conductor le entregó un albarán con los nombres de todos los que enviaban los objetos.

-Wulf Tryggvason, Zoe, Blade Fitzwalter, Diana Porter, Cael, Brax, Samia, Arien, Kyros, Rogue, Kell,
Dragon, Simon, Xander St. James, Alexei Nikolov, Badon Fitzgilbert...

La lista seguía y seguía con los nombres de los Cazadores Oscuros.

-¿Sabes lo que te digo, Nick ? -comentó Acheron entre risas-. Que vas a tener que comprar una casa
más grande.

-Sí -afirmó Kevin -, pero espera a que tengas hijos. Te apuesto lo que quieras a que será el
doble de esto.

Todos estallaron en carcajadas.

_________ se acercó más a Nick y lo miró a los ojos mientras él la rodeaba con los brazos.

-Creo que tus amigos Cazadores van a echarte de menos. ¿Estás seguro de que no te arrepientes?

Nick le dio un beso ligero en la mejilla.

-Para nada. ¿Y tú?

-Jamás.

Acheron observó cómo los recién casados se perdían en el interior de la casa.

-¿Apostamos dónde van? -preguntó Kevin .

Ash se rió.
-Yo no apuesto. Ya lo sé. -Se dio la vuelta para mirar al conductor y le dijo que dejara los
regalos en el salón-. Creo que mi regalo de boda va a ser contratar a una compañía que se
encargue de desenvolver paquetes.

Liam se unió a las carcajadas.

-Voy a decirles dónde colocarlo todo para que Nick no se cabree.

-Te ayudo -le dijo Kevin .

Ash los observó alejarse; Liam abría la marcha delante de los conductores y Kevin los seguía a
un paso más tranquilo. Mientras tanto, a sus oídos llegaban los sonidos de la oscuridad y de la
noche que conocía tan bien. De repente, sintió un ligero estremecimiento a sus espaldas.

Se trataba de una presencia que conocía mucho más íntimamente que la misma noche.

Apuró la copa de champán antes de hablar.

-¿Qué estás haciendo aquí, Artie? No sabía que estabas invitada.

Una mano delicadamente esbelta se posó en su hombro y su calor se filtró a través del esmoquin.
La diosa era de una altura poco común entre los humanos y se movía con la gracilidad y la
sensualidad del viento. Era elegante y delicada.

Y capaz de destruir cualquier cosa si se agitaba demasiado.

-Soy una diosa -le dijo con su acento griego suave y refinado-. No necesito invitación.

Acheron giró la cabeza y vio que Artemisa estaba a su izquierda. Su espeso cabello de color cobrizo
brillaba bajo la luz de la luna y esos ojos verdes, iridiscentes, lo miraban lanzando destellos.

-Espero que hayas venido a desearles buena suerte -le dijo Acheron.
Ella lo miró de soslayo mientras jugueteaba de forma distraída con un mechón de su cabello,
recién teñido de negro. En sus labios se dibujaba una ligera sonrisa.

-Por supuesto. Pero la cuestión aquí es: ¿y tú?

Ash se tensó por la indirecta.

-¿Qué tipo de pregunta es ésa? Ya sabes que les deseo lo mejor.

-Sólo quería comprobar que ese pequeño monstruo de ojos verdes no te metía ideas en la cabeza.

Él la miró con los párpados entornados.

-El único monstruo de ojos verdes que conozco eres tú.

Ella jadeó al escucharlo, sin dejar de sonreír.

-¡Ooooh! -canturreó con un tono definitivamente erótico-. Acheron se está volviendo grosero a la
vejez. -Apoyó la barbilla en su hombro y comenzó a acariciarle el mentón con una uña-. Menos mal
que me gustas porque, de otro modo, ahora estarías estofado.

Él dejó escapar un suspiro.

-Sí, qué suerte tengo... Y, por cierto, se dice «frito».

Artemisa nunca conseguiría adaptarse al vocabulario callejero, pero parecía disfrutar mucho
usándolo. O, bien pensado, haciendo un mal uso de él. Acheron sospechaba que, en ocasiones, lo
hacía intencionadamente para retarlo a que la corrigiera.

-Mmm -murmuró ella, abrazándolo por la cintura en actitud retozona-. Me encanta cuando te pones
tan agresivo.

Acheron se alejó de ella.

-¿A quién vas a trasladar a Nueva Orleáns para que ocupe el puesto de Nick ?
Ella se humedeció los labios con un gesto travieso y un brillo juguetón en los ojos, pero antes de
que pudiera contestarle, Julian se acercó a ellos.

-Primita Artemisa -le dijo, a modo de saludo.

-Julian de Macedonia -contestó, ella con frialdad-. No sabía que estabas aquí.

-Lo mismo digo.

-Bueno -los interrumpió Acheron-. Ya veo que las presentaciones no son necesarias.

La diosa lanzó una amenazadora mirada a Julian.

-Sí, bueno. Me gustaría quedarme pero no puedo.

Antes de desvanecerse, se inclinó hacia Acheron y le susurró algo al oído. Él se quedó
petrificado al escucharla. Artemisa se esfumó dejando un rastro vaporoso tras ella.

A veces era la zorra más grande de la tierra.

Julian lo miró, alzando una ceja.

-¿Qué te ha dicho?

-Nada. -Lo último que quería era dejar caer esa bomba sobre Julian y Nick . Y menos aún en mitad
de una boda, así que cambió el tema-. Entonces, general, tu mejor amigo está de vuelta. Me
apuesto lo que quieras a que acabaréis metidos en serios problemas.

Julian rió.

-Para nada.

Pero a Acheron le resultaba muy difícil de creer.

Tan difícil como imaginar que Artemisa lo dejara en paz durante un tiempo.
_________ le apartó el pelo de la cara a Nick mientras lo besaba en los labios. Su vestido de
novia yacía en el suelo, junto con el esmoquin, y ellos estaban enredados entre las sábanas de
seda.

-Estamos siendo muy maleducados, ¿no crees? -le preguntó ella.

Nick sonrió.

-Sí, y me encanta.

Ella soltó una carcajada y, cuando él la besó, se olvidó del resto del mundo.

-Dime -le dijo Nick mientras le mordisqueaba el cuello, justo bajo la oreja, con sus colmillos
humanos-. ¿Echas de menos lo de ser contable?

-En absoluto, ¿y tú?

-Yo no he sido contable en la vida.

Ella le pellizcó la nariz.

-Ya sabes a lo que me refiero. ¿Echas de menos ser un Cazador Oscuro?

Él le lamió la oreja haciendo que la piel se le erizara.

-A veces sí. Pero prefiero estar contigo.

-¿Lo dices en serio?

Nick se incorporó para mirarla a los ojos.

-Desde el fondo de mi alma y mi corazón.

-Bien -le susurró ella, besándolo de nuevo-. Porque ahora que eres de nuevo mortal, el bebé y yo
queremos que tengas mucho cuidado.

Nick se quedó helado.

-¿Qué?

Ella le sonrió.

-Estamos embarazados, señor Hunter. De seis semanas.

Nick la besó con ansia y la encerró en un fuerte abrazo.

-Ésa, señora Hunter, es la mejor noticia que he recibido en la vida.
_________ le tomó el rostro entre las manos.

-Te amo, Nicholas de Tracia , y no quiero perderte jamás.

-Te amo, _________ Devereaux Hunter, y te juro que jamás me apartaré de tu lado.

_________ volvió a besarlo y supo, en ese momento, que sí existía lo de ser felices para siempre.

Aunque, para conseguirlo, hubiera que casarse con un vampiro.




Fin.

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