domingo, 14 de agosto de 2011

Dominada por el Deseo

—¿Te has permitido alguna vez dejarte llevar por un hombre cuyo único propósito sea el de darte placer?
Las palabras aparecieron en la pantalla del portátil de _________ O'Malley. Inspiró, sobresaltada. Hacía menos de tres minutos que había conocido a ese hombre en un chat. ¿Cómo podía saber él que era eso lo que ella quería?
Debía de haberlo intuido o adivinado de alguna manera. No le había contado nada sobre sí misma, ni una sola cosa salvo su nombre y que quería entrevistarle para su programa de televisión por cable.
Pero mientras ella permanecía en silencio, anonadada, él dejó al des¬cubierto sus secretos.
—¿No quieres que un hombre mire en tu interior, que conozca tus más íntimas fantasías, ésas tan oscuras que ni siquiera cuentas a tus amigos, y que consiga que se hagan realidad?
__________ sintió que una oleada de deseo se le anudaba en el vientre y le comenzaron a sudar las manos. Tragó saliva.
La silenciosa sala de estar empezaba a teñirse con todos los colores del atardecer. ____________ se removió en el sofá de cuero negro, intentando ignorar esos deseos que le rondaban en la cabeza.
Esto era trabajo. Él era trabajo. No era buena idea perder la cabeza por el que sería su próximo entrevistado. Puede que sólo fuera un pro¬grama nocturno de entrevistas para la televisión por cable, pero Provó¬came era su trabajo, su creación, su pequeña rebelión... su vida.
Además, desear a un hombre del que no sabía ni siquiera su verda¬dero nombre, al que jamás había visto en persona —cuyo estilo de vida ni siquiera conocía—, era, sencillamente, una estupidez.
—Entonces, Amo N, ¿qué hace un Amo? —Tecleó la respuesta, deci¬dida a mantener una conversación ligera—. ¿Convertir las fantasías en realidad?

—Algunas —respondió él al fin—. Pero eso simplificaría demasiado la cuestión. Lo más importante es contar con la confianza de tu pareja. La confianza es importante en cualquier relación, especialmente en una que implica Dominación y Sumisión. Si ésta no existe, ¿cómo podría una mujer entregarse libremente al cui¬dado de un hombre sin estar segura de que su bienestar y su seguridad siempre serán lo primero para él? ¿Cómo podría saber que su Amo la comprenderá hasta el punto de hacer realidad cada una de sus fantasías más atrevidas?
¿La dominación era algo más que atar a alguien a la cama para echar un polvo? La sorpresa hizo que ____________ frunciera el ceño. Confianza, seguridad, comprensión... tenía que admitir que todo ello sonaba como una fantasía en sí mismo. Era cierto que ella había echado en falta todas esas cualidades en la relación con su último novio, Andrew, en especial, la comprensión.
—La confianza permite que una mujer conecte con esa parte primitiva de su ser que implora rendirse a la misericordia de su Amo, sin saber si los planes que éste tiene para ella implican placer, dolor, o ambas cosas a la vez
____________ no podía negar que el Amo N le intrigaba más ahora que cuando uno de sus ayudantes de producción, Reggie, le había pasado su biografía.
Entrando en su correo electrónico, abrió el dossier que le habían proporcionado y lo releyó de nuevo.
«Activo practicante de técnicas de dominación y sadomasoquismo durante casi diez años, el Amo N ha experimentado todas las facetas, pero continúa aprendiendo. Posee una compañía de seguridad personal y ha sido guardaespaldas de senadores, diplomáticos y deportistas. Graduado en West Point, también ha prestado servicio en las Fuerzas Especiales del Ejército como jefe de equipo antes de pedir la baja voluntaria».
____________ cerró el correo electrónico. El párrafo revelaba mucho del hombre cuyas palabras la hacían estremecer con oscuras fantasías. Autodisciplina, honor, coraje. Pero al mismo tiempo decían muy poco de él. ¿Quién era ese tipo? ¿Sería cierto que podía atar a una mujer y jugar con ella hasta hacerla implorar?
—¿____________?—Su nombre apareció en la pantalla—. ¿Sigues ahí?
—Lo siento. Estaba pensando. Al parecer tengo que aprender más del tema para hacer bien el programa. Supongo que pensé que todo consistía en ataduras de terciopelo y esposas.
—También consiste en eso.
Ella se rió, ignorando el deseo que se le enroscó en el vientre... y más abajo. Sentir curiosidad
no la convertía en una depravada. Por su¬puesto que no. Sencillamente sentía interés en conocer
las costumbres de otras personas.
—Pero además es un intercambio de poder y confianza —tecleó él—. Una mujer elige entregar
su cuerpo y su mente a su Amo. Rinde su cuerpo y su libertad a cualquier cosa que él desee.
«¿Qué tipo de rendición?» Exigió saber una vocecita en su interior. Miles de oscuras imágenes
de sus más íntimas fantasías le inundaron la cabeza: ella arrodillada ante el miembro de ese
desconocido, él or¬denándole que abriera las piernas para poder examinarla a sus anchas, ella
atada a la cama mientras él se disponía a hacer cualquier cosa que quisiera.
Aturdida por el escandaloso rumbo que llevaban sus pensamientos, se obligó a ignorarlos e inhaló
con fuerza.
Había leído que mucha gente tenía fantasías de sumisión en algún momento de su vida. Tenerlas
era algo normal, no importaba lo que hubiera dicho Andrew.
____________ volvió a removerse inquieta sobre el sofá de cuero, ignorando la humedad que
sentía entre las piernas.
Finalmente, una larga respuesta apareció en la pequeña ventana del chat.
—Lo siento, acabo de recibir una llamada urgente. Tengo que irme. Si crees que puedo ayudarte con
el programa podemos quedar. Te responderé entonces a todas las preguntas que quieras hacerme. En un
lugar público si lo prefieres, así no tendrás que preocuparte de que sea un asesino en serie
intentando camelarte. Será más rápido. Soy muy bueno dominando, pero no escribiendo a máquina.
Aún tecleo con dos dedos.
Morgan contuvo su impaciencia. Algo no demasiado difícil cuando ese hombre la hacía sonreír con
sus chistes.
—De acuerdo —contestó—. ¿Podemos quedar mañana a las tres? He es¬tado «googleando»y he
encontrado un lugar que parece ser bastante popular en Lafayette, llamado La Roux. ¿Lo conoces?
—Cher, soy de aquí. Conozco hasta las grietas de las aceras.
Morgan sonrió y tecleó:
— ¿Cher? ¡No soy ni lo suficientemente alta ni vieja como para haber sido cantante en los
sesenta!
—Jajaja. Quiere decir cariño en francés —tradujo él—. Soy cajún, el francés es mi idioma
materno.
_________ leyó la respuesta e ignoró el leve aleteo de su estómago. El flirteo era algo muy
francés, y él se había criado en esa cultura. Sin duda era tan natural para él como respirar.
Supongo que he vivido en Los Angeles demasiado tiempo. ¿Quedamos entonces?
—Claro. ¿Cómo te reconoceré? Hay muchas chicas bonitas en Lousiana. Quiero estar seguro de
revelar mis más íntimos secretos a la correcta.
___________ no dudaba de que sería una persona fascinante. Tenía algo que ver con su interés por
los látigos y las cadenas. No cabía duda de que la mayoría de las mujeres «normales» saldrían
corriendo espantadas en dirección contraria al pensar en el más leve dolor o sometimiento en el
sexo.
—Llevaré un sombrero de paja, gafas de sol, bufanda y un enorme abrigo oscuro —contestó.
—Parece como si fueras a ir disfrazada —respondió el Amo N.

1 comentario:

  1. woww!! :OOOO ame el capitulo :B buenoo....del capitulo que va aser o bueno dejemos que es el capitulo xD! buenooo sabes quee ame el capitulo(;♥ encerio te quedo bien padre!! :BB

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