domingo, 7 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 11

Pero alejarse de ________ era lo más difícil que había hecho jamás.

-Sé feliz, bombón -le deseó él.

-¿Bombón? -preguntó ________, ofendida.

Él sonrió.

-Después de lo de «chulo vestido de cuero», te debía una -le dijo dándole unas palmaditas en la mano antes de apartarla de su brazo-. Son casi las ocho, será mejor que llames a tu hermana.

Nick le soltó las manos y, al instante, la echó en falta.

Intercambió una mirada con Julian. Ésta sería la última vez que se vieran y ambos lo sabían.

-Adiós, adelphos.

-Adiós hermano -le contestó Julian.

Nick se dio la vuelta, abrió la puerta y se dirigió en solitario hacia el coche. Una vez en el interior del vehículo, no pudo resistir la tentación de mirar atrás. Aunque no pudiera ver a ________, aún podía sentir su presencia al otro lado de la puerta, mirándolo.

Era incapaz de recordar la última vez que alguien se había entristecido al ver cómo se marchaba. Y tampoco recordaba haber sentido antes esa absurda necesidad de mantener a su lado a una mujer a cualquier precio.

Después de que Nick se marchara, _________ llamó a Tabitha y la tranquilizó, asegurándole que se encontraba a salvo. Se dio una ducha rápida y se vistió con una sudadera y unos pantalones deportivos de Grace. Cuando ésta y los niños se retiraron para dormir, ella se sentó en el sofá con un plato de espaguetis.

Julian salió de la cocina y le ofreció una Coca-Cola antes de sentarse en uno de los sillones.

-Bien -dijo-, ¿por dónde empiezo?

_________ no tuvo que pensarlo.

-Por el principio. Quiero saber exactamente qué es un Cazador Oscuro y qué son los Daimons. De dónde vienen los apolitas y qué relación hay entre todos ellos.

Julian soltó una carcajada.

-Vas directa al grano, ¿verdad? -Mientras giraba el vaso de té helado entre las manos pareció sopesar la mejor forma de contestar sus preguntas-. En momentos como éste me gustaría que la Kynigostaia de Homero hubiese sobrevivido al paso del tiempo.

-¿Kyni qué?

Él se volvió a reír y tomó un sorbo de té.

-Recogía el nacimiento de los Kynigstosi, los Cazadores Oscuros, y podría haber respondido a la mayoría de tus dudas. Narraba con detalle el nacimiento de las dos razas que una vez dominaron la tierra: los humanos y los apolitas.

_________ asintió brevemente.

-De acuerdo. Sé de donde vienen los humanos, pero no sé nada de los apolitas.

-Hace eones, Apolo y Zeus caminaban por la ciudad de Tebas cuando, de repente, Zeus declaró la grandeza de la raza humana y la llamó «el pináculo de la perfección terrenal». Apolo soltó un bufido y dijo que podía mejorarse en muchos aspectos. Se jactó de poder crear fácilmente una raza superior y Zeus lo retó a que lo hiciera. Así es que Apolo buscó una ninfa que estuviese de acuerdo en dar a luz a sus hijos.

»En tres días nacieron los primeros apolitas. Tres días más tarde esos niños habían alcanzado la madurez y tres días después estaban preparados para ser los regentes de la tierra.

_________ se limpió los labios con la servilleta.

-Entonces, los apolitas son los hijos de Apolo. Lo he pillado. ¿Y por qué algunos de ellos se convierten en Daimons?

-¿Por qué no te esperas? Soy yo el que está contando la historia -le dijo Julian pacientemente, con la misma voz que _________ suponía que usaba con sus alumnos de la facultad-. Puesto que los apolitas nacieron con un intelecto, una belleza y una fuerza superiores a los de los humanos, Zeus los envió a vivir a la isla de la Atlántida, donde esperaba que vivieran en paz. No sé si has leído los Diálogos de Platón...

-No te ofendas, pero me pasé toda la carrera evitando las asignaturas de letras...

Julian sonrió.

-Da igual. De todos modos, la mayoría de lo que Platón escribió acerca de la Atlántida es cierto. Eran una raza agresiva que quería dominar la tierra y, como broche final, también el Olimpo. A Apolo no le importaba ya que, una vez cumplidos sus propósitos, él se convertiría en el dios supremo.

_________ supo a dónde llevaba todo esto.
-Apuesto a que el viejo Zeus estaba contentísimo con esa idea.

-Estaba encantado -le contestó Julian irónicamente-. Pero no tanto como los pobres griegos que estaban siendo abatidos por los apolitas. Los humanos se dieron cuenta de que luchar no los llevaría a ningún sitio, por lo que idearon un plan para que Apolo cambiara de bando. Eligieron a la mujer más hermosa nacida entre la raza humana, Ryssa y se la entregaron a Apolo como amante.

-¿Era más hermosa que Helena de Troya?
-Todo esto sucedió muchísimo antes de que Helena naciera y, sí, según las crónicas ella era la
mujer más hermosa que el mundo ha visto jamás. De cualquier forma, Apolo -siendo como es...- no
pudo resistirse a Ryssa. Se enamoró de ella y, finalmente, la mujer quedó embarazada. Cuando la
reina de los apolitas escuchó lo que sucedía, se enfureció tanto que envió a un grupo de
asesinos para que acabaran con la vida de la madre y del niño. La reina dio instrucciones a sus
hombres para que el crimen pareciera ser el ataque de un animal salvaje, de modo que Apolo no se
vengara de los apolitas.

_________ soltó un silbido e imaginó lo que ocurrió después.

-Apolo lo descubrió.

-Exacto, y no le sentó muy bien. No sé si sabrás que Apolo es también el dios de las plagas.
Destruyó la Atlántida y hubiese destruido a todos y cada uno de sus habitantes si Artemisa no lo
hubiera detenido.

-¿Y por qué lo hizo?

-Porque los apolitas eran carne y sangre de Apolo. Destruirlos hubiese significado acabar con el
propio dios y eso habría supuesto el fin del mundo tal y como lo conocemos.

-¡Vaya! -exclamó _________ con los ojos abiertos de par en par-. Qué desastre. Menos mal que lo
detuvo.
-Eso pensó el resto del panteón griego. Pero Apolo quería vengarse. Y lo hizo. Prohibió a los
apolitas caminar bajo la luz del sol para no tener que verlos nunca más y recordar su traición.
Puesto que habían intentado hacerle creer que Ryssa había sido atacada por un animal salvaje, les
dio características animales: colmillos, sentidos muy desarrollados...

-¿Y la velocidad y la fuerza?

-Ya la tenían; junto con las habilidades psíquicas que Apolo no pudo quitarles.

_________ frunció el ceño.

-Pensaba que los dioses podían hacer cualquier cosa que se les antojase. ¿No consiste en eso lo de
ser dios?

-No siempre. Tienen leyes a las que atenerse, igual que nosotros. Pero en el caso de los poderes
psíquicos es diferente; una vez ese canal se abre no puede volver a cerrarse. Por eso Apolo no pudo
quitarle a Cassandra el don de la adivinación del futuro cuando ella lo rechazó. Lo que hizo fue
enmarañarlo todo, de modo que nadie creyera en sus profecías.
-¡Claro!, eso tiene sentido -dijo _________ antes de beber un sorbo de Coca-Cola-. Vale, entonces
los apolitas tienen poderes psíquicos, son muy fuertes y, además, no resisten la luz del sol. ¿Y
lo de beber sangre? ¿Lo hacen o no?

-Sí. Beben sangre, pero sólo si proviene de otro apolita. De hecho, a causa de la maldición de
Apolo, están condenados a alimentarse los unos de los otros cada pocos días para no morir.

-¡Puaj! -exclamó ella arrugando la nariz-. Eso es asqueroso -dijo, temblando ante la mera idea de
tener que vivir de ese modo-. Algunos de ellos beben sangre humana, ¿no es cierto?

Julian vaciló antes de contestar.

-No exactamente. Si se convierten en Daimons, beberán de los humanos; pero no es la sangre lo que
buscan... es el alma.

_________ alzó una ceja y sintió un escalofrío en la espalda. Nick no había estado bromeando en
ese aspecto. Genial.

-¿Y por qué necesitan robar nuestras almas?

-Los apolitas sólo viven veintisiete años. El día de su vigésimo séptimo aniversario mueren de
forma lenta y dolorosa; sus cuerpos se desintegran, literalmente, y se convierten en polvo en un
plazo de veinticuatro horas.
En esta ocasión, _________ hizo un gesto de dolor.

-Eso es horrible. Supongo que la moraleja de la historia es que no hay que cabrear al dios de las
plagas.

-Sí -contestó Julian sombríamente-. Para evitar su destino, la mayoría de los apolitas se
suicidan el día anterior a su cumpleaños. Otros deciden convertirse en Daimons. Como tales, burlan
la sentencia de muerte apropiándose de almas humanas y manteniéndolas en sus cuerpos. En tanto las
almas humanas vivan en su interior, podrán seguir existiendo. Pero el problema reside en que el
alma de un humano no puede vivir mucho tiempo en el cuerpo de un apolita, y comienza a morir casi en
el mismo instante en que es robada de su verdadero dueño. Como resultado, los Daimons se ven
obligados a perseguir y matar humanos cada pocas semanas para poder seguir viviendo.

_________ era incapaz de imaginarse el tormento que debía suponer ser asesinado por un apolita y
perder no sólo la vida, sino también el alma.

-¿Qué sucede con las almas que mueren?

-Están perdidas para siempre. Por eso existen los Cazadores Oscuros. Su trabajo consiste en buscar
a los Daimons y liberar las almas antes de que expiren.

-¿Y lo hacen de forma voluntaria?

-No, más bien son obligados.

_________ lo miró, ceñuda.

-¿Obligados de qué forma?
Julian bebió otro sorbo de té y miró al suelo con una expresión extraña. Daba la sensación de
estar recordando su pasado. Algo doloroso.

-Cuando alguien sufre una horrible injusticia -explicó en voz baja-, su alma grita tan fuerte que
el sonido llega hasta el Olimpo. Si Artemisa lo escucha, se acerca a la persona que acaba de gritar
y le ofrece un trato: un solo Acto de Venganza en contra de aquéllos que hicieron el mal y, a
cambio, ella obtiene un juramento de lealtad y un nuevo integrante para su ejército de Cazadores
Oscuros.

_________ respiró hondo intentando procesar toda la información.

-¿Y tú cómo sabes todo esto?

Julian alzó la cabeza y la abrasó con su intensa mirada.

-Porque mi alma gritó así el día que mis hijos murieron.

Ella tragó saliva al observar el odio y el dolor que reflejaban los ojos de Julian. Eran tan
evidentes que hasta ella se sentía embargada por el sufrimiento.

-¿Fue Artemisa hasta ti para ofrecerte el trato?

-Sí, pero la rechacé.

-¿Y por qué?

Julian apartó la mirada.
-Mi venganza iba dirigida a otro dios y sabía que ella no podía permitirlo.

_________ sabía que Julian había estado atrapado en un pergamino, conocía muy bien su historia,
pero ahora le interesaba más Nick .

-Nick vendió su alma a cambio de poder vengarse de su esposa, ¿verdad?

Él asintió.

-Pero no lo juzgues muy duramente.

-No lo hago -le dijo ella con honestidad. No sabía qué le había ocurrido a Nick y, hasta que no
lo averiguara, no podía juzgarlo responsable de nada-. Dime una cosa, Julian, ¿hay algún modo de
que un Cazador Oscuro recupere su alma?

-Sí, pero casi nadie lo ha conseguido. La prueba es diferente para cada uno de ellos.

-Lo que significa que no puedes decirme el modo de liberar a Nick .

-Lo que significa que no tengo la más remota idea de cómo liberar a Nick .

_________ asintió y cambió el rumbo de sus pensamientos.

-¿Los Cazadores Oscuros también tienen que beber sangre?
-No. Puesto que en un principio eran humanos, no tienen necesidad de hacerlo. Además, si tuviesen
que preocuparse de alimentarse de ese modo, sus habilidades para detectar a los Daimons se verían
afectadas.

-¿Y entonces por qué tienen colmillos?

-Para poder detectar a los Daimons y darles muerte se les otorgaron las mismas características que
a éstos. Los colmillos van el paquete.

_________ no tuvo problemas en entenderlo.

-¿Por eso les resulta mortal la luz del sol?

-Más o menos. Pero en el caso de los Cazadores Oscuros es más una consecuencia de servir a
Artemisa, que es la diosa de la luna, y de resultar abominables para Apolo.

-Pero eso no parece justo.

-Los dioses rara vez lo son.



Horas más tarde, Nick permanecía sentado en su coche, maldiciendo el rumbo traicionero de sus
pensamientos. Todavía podía ver a _________. Escuchar el sonido de su dulce y suave voz. Sentirla
contra su cuerpo mientras le acariciaba el pecho.
Habían pasado siglos desde que deseara a una mujer de ese modo. Creía que esa parte de sí mismo
había quedado olvidada el día que se convirtió en un Cazador Oscuro. Según pasaban los siglos,
había ocasiones en que sentía un ligero interés por una mujer, pero había aprendido a
controlarlo. A enterrarlo.

Pero todas esas necesidades, olvidadas hacía tanto, habían despertado con las caricias de una
hechicera que estaba resultando ser letal para su cordura. Su recuerdo lo distraía. Lo atormentaba.

La deseaba de un modo que rayaba la desesperación.

¿Por qué? ¿Qué tenía _________ que él anhelaba tanto? No sabía nada de ella, excepto que
poseía un gran sentido del humor y que bajo su fuego se ocultaba una dulzura increíble.

Y la deseaba como jamás había deseado a una mujer. Ni siquiera a su esposa.

No tenía sentido.

Apagó el motor antes de bajarse del coche y entrar en casa. Arrojó las llaves sobre la encimera de
la cocina y se detuvo. La casa estaba en completo silencio, excepto por los sonidos que llegaban del
piso superior.
Nick atravesó las habitaciones oscuras y subió la escalera de caoba tallada hasta llegar a la
segunda planta y detenerse ante la puerta de su despacho. Un haz de luz se derramaba sobre la
alfombra persa, por debajo de la puerta cerrada.
Sin hacer ruido, giró el picaporte y abrió la puerta.

-Liam , ¿qué coño estás haciendo aquí?

Lanzando una sonora maldición, su Escudero se levantó de la silla giratoria de un salto. Nick
tuvo que reprimir una carcajada al ver a ese hombre de un metro y noventa y dos centímetros
dispuesto a matarlo. Los ojos azules de Liam lanzaban fuego y un músculo palpitaba en su
mandíbula, firmemente apretada. El joven se mesó la melena castaña que le caía hasta los
hombros.

-¡Jesús, Nick ! ¿Es que nunca vas a aprender a hacer ruido cuando te mueves? Me has dado un susto
de muerte.

Nick se encogió de hombros con indiferencia.

-Pensaba que te irías a casa temprano.

Liam enderezó la silla y se sentó de nuevo, tomando impulso para colocarse de nuevo tras el
escritorio.

-Tenía intención de hacerlo, pero quise terminar la investigación sobre Desiderius.

Nick sonrió. Liam Gautier podía ser un listillo impetuoso y un coñazo la mayor parte del
tiempo, pero se podía confiar en él. Por eso lo había elegido como Escudero y lo había
introducido en el reino de los Cazadores Oscuros.
-¿Algo nuevo?

-Podría decirse que sí. He descubierto que tiene doscientos cincuenta años.

Sorprendido, Nick alzó una ceja. Que él supiera, ningún Daimon había vivido tanto.

-¿Cómo es posible?

-No lo sé. Todos los Cazadores Oscuros que van tras él acaban muertos. Parece que a tu amiguito
Daimon le gusta haceros sufrir. -Volvió a mirar el monitor-. No hay nada en la base de datos de
Acheron sobre su modus operandi y cuando hablé con Ash hace ya un rato me dijo que no tenía ni
idea de dónde procedía Desiderius ni de qué buscaba. Pero lo estamos investigando.

Nick asintió.

-¡Ah, por cierto! -dijo Liam mirándolo por encima del hombro-. Estás hecho un desastre.

-Ya lo sé, todos os empeñáis en decirme lo mismo.

Liam sonrió hasta que se fijó en la ropa de Nick .

-¿Por qué no llevas tu uniforme de tipo-malo-mata-Daimons?

Nick no estaba de humor para explicárselo.

-Hablando de eso, necesito que me compres un abrigo de cuero hoy.

La sospecha oscureció los ojos azules de Liam .

-¿Por qué?
-El viejo tiene un agujero en el hombro.

-¿Y eso?

-Me atacaron. ¿Por qué si no?

Liam no pareció muy contento con las noticias.

-¿Estás bien?

-¿Qué aspecto tengo?

-Horrible.

No había modo de esconderse de Liam .

-Estoy bien. ¿Por qué no te vas a una de las habitaciones de invitados a dormir? Ya son las cuatro
de la madrugada.

-Dentro de un rato. Primero quiero dejar esto acabado. Además, estoy a punto de descubrir qué hizo
Sundown para cabrear a Ash.

Nick escuchó el sonido que avisaba a Liam de que tenía un nuevo mensaje en el ordenador.

-Dile a Jess que deje de burlarse de Ash si no quiere acabar chamuscado.

Liam frunció el ceño.

-¿Jess?

-El verdadero nombre de Sundown es William Jessup Brady. Creía que lo sabías.

Liam soltó una carcajada.

-Joder, no. Pero conozco a unos cuantos escuderos que pagarían bastante por saberlo -dijo con una
mirada especulativa-. Rogue tampoco es el verdadero nombre de Rogue, ¿verdad?
-No. Se llama Christopher «Kit» Baughy.

Liam soltó una risilla satisfecha.

-Eso sí que me reportaría serios beneficios.

-No -le corrigió Nick -. Eso te reportaría una buena patada en el culo si Rogue descubre que lo
sabes.

-Tú ganas. Lo guardaré en el archivador de chantajes, para cuando necesite que un Cazador Oscuro
me haga un favor.

Nick meneó la cabeza. El chico era incorregible.

-Hasta la noche.

-Vale, que descanses.

Nick cerró la puerta y cruzó el largo pasillo que llevaba hasta su cuarto. La enorme y suntuosa
habitación, de colores oscuros y relajantes que no herían los ojos, le dio la bienvenida. Liam
había encendido las tres velas del pequeño candelabro de pared y el suave resplandor creaba
sombras sobre el papel color borgoña.

Esa estancia era el santuario donde Nick se ocultaba de la luz del día.

Había ordenado que sellaran las ventanas y las cubrieran tan pronto como compró la antigua casa
colonial de estilo neoclásico. Ningún Cazador Oscuro dormiría en un lugar donde el sol pudiera
penetrar accidentalmente.

Se quitó la ropa y se tumbó en la enorme cama en la que dormía desde el siglo XIV, pero su mente
insistía en seguir dándole vueltas a sus tribulaciones.
Desiderius le había dado esquinazo y, durante los próximos días, estaría fuera de su alcance.

Joder.

No podía hacer nada. Excepto esperar y estar preparado en el momento en que Desiderius emergiera.
Al menos estaba tranquilo porque sabía que el Daimon iría primero a por él. Eso le daría algo
más de tiempo para mantener a salvo a _________ y a Tabitha.

_________.

El nombre flotaba en su mente, junto con el recuerdo de sus brillantes ojos azules. La entrepierna
se le tensó al instante bajo las frescas sábanas de seda. Gruñó al sentir el dolor del deseo no
saciado.

-No es mía -murmuró.

Y, por todos los dioses del Olimpo, jamás lo sería, sin importar lo mucho que lo deseara su
destrozado corazón.
_________ gimió al sentir que una mano, cálida y fuerte, le acariciaba el estómago desnudo y se
deslizaba hasta la cadera. De forma instintiva, se giró en dirección a las caricias, con el cuerpo
enfebrecido por el deseo.

Nick le dio la vuelta hasta dejarla tumbada de espaldas y capturó sus labios. _________ sintió
que todo comenzaba a dar vueltas por el impacto de su fuerza y su poder. Jamás en su vida había
experimentado nada semejante al roce de su lengua jugueteando entre sus labios. O a la sensación de
ese cuerpo soberbiamente formado moviéndose de forma sinuosa contra ella.

El deseo se acrecentó.

El beso de Nick era salvaje y ardiente, pero teñido de una extraña ternura. Cerró los ojos y
disfrutó del olor especiado de su piel, del calor de su boca. Enterró las manos en el cabello
dorado y se deleitó al sentir cómo las ondas se deslizaban entre sus dedos.

Él se apartó y la miró con una avidez tan palpable que _________ se encendió aún más, mientras
sentía los deliciosos músculos de los hombros de Nick contrayéndose bajo sus manos.

-Serás mía -le dijo con tono posesivo y cierta agresividad.

-Y tú serás mío -le contestó ella, sonriendo, y entrelazó las piernas alrededor de sus
estrechas caderas.
La diabólica sonrisa de Nick , que dejó a la vista sus colmillos, le robó el aliento. Sin dejar
de abrazarla, giró hasta quedar de espaldas con _________ sobre su cuerpo.

Mordiéndose el labio, ella observó su apuesto rostro mientras sentía ese cuerpo, duro y viril,
entre los muslos. Con una necesidad abrumadora, comenzó a frotarse contra el largo y endurecido
miembro de Nick , que gimió en respuesta a sus caricias antes de recorrer su cuerpo con una mirada
famélica e incorporarse un poco para cubrirle los pechos con la calidez de sus manos y apretarlos
con suavidad, a lo que ella respondió cubriéndole las manos con las suyas.

-Podría estar toda la noche mirándote -le susurró Nick .

_________ no encontró objeción alguna al comentario, puesto que nada la complacería más que
contemplarlo durante el resto de la eternidad mientras se paseaba desnudo.

Esa forma de andar... ese cuerpo...

Eran mucho más de lo que una simple mortal podía soportar.

Nick alzó las caderas, impulsándola hacia delante. _________ apoyó las manos a ambos lados del
cuerpo de él para sujetarse y se inclinó, dejando que el pelo cayera en cascada a su alrededor y
les proporcionara un oscuro dosel.
-Ahora te tengo donde quería. -Nick le tomó el rostro con ambas manos y buscó sus labios. Su
boca la atormentaba, chupando el labio inferior y mordisqueándolo con suavidad.

Un gemido escapó de sus labios cuando la mano de Nick bajó desde el pecho, deslizándose por el
costado, y llegó hasta el centro de su cuerpo.

-Y esto es lo que más deseo -dijo antes de introducir dos dedos en su interior.

_________ siseó de placer mientras esos dos dedos la torturaban sin piedad. Dentro y fuera,
moviéndose en círculos, avivando el fuego que amenazaba con consumirla.

Él abandonó sus labios un momento.

-Dime qué es lo que deseas.

-A ti -jadeó ella sin aliento.

-Entonces, me tendrás. -Nick la agarró por las caderas y la acercó hasta su erección.

_________ anhelaba sentirlo en su interior y aguardaba, expectante, mordiéndose los labios. Deseaba
con todas sus fuerzas tenerlo dentro y compartir la más íntima de las experiencias.
Sintió que el extremo de su verga presionaba sobre la entrada. Y justo cuando pensaba que se
deslizaría en su interior, la alarma del despertador comenzó a sonar.

Se despertó sobresaltada. Miró a su alrededor, aturdida, observando la desconocida habitación
donde se encontraba. Tardó todo un minuto en recordar que estaba en la habitación de los mellizos,
en casa de Grace. ¿Todo había sido un sueño? Pero era tan real... juraría que aún sentía las
manos de Nick sobre el cuerpo y su aliento rozándole el cuello.

-No es justo -gimoteó mientras salía de la cama y apagaba el despertador. Se había despertado
justo cuando llegaba lo interesante.

¿De verdad había sido sólo un sueño? ¿Tan sólo un sueño sobre un misterioso desconocido que
ocultaba su sufrimiento tras el sarcasmo y que la había cautivado con unos ojos oscuros y letales?

Haciendo un enorme esfuerzo por olvidar la intensidad de las imágenes que había creado su
subconsciente, se envolvió en el grueso albornoz de Grace y salió para ir al baño.

-¿Quién los envía? -preguntó Grace.

_________ se detuvo en mitad del pasillo al escuchar a Grace y Julian, que estaban hablando en la
planta baja.

-Supongo que son de Nick -le contestó su marido.
Bostezando, _________ bajó las escaleras y los encontró a ambos en la sala de estar, rodeados de
bolsas y paquetes. Julian ya estaba vestido para ir a trabajar, con unos chinos y un jersey. Grace
llevaba un camisón premamá de color azul y, junto a ella, Niklos estaba haciendo trizas un trozo
de papel que sobresalía de una bolsa.

-¿Qué es todo esto? -preguntó _________.

Julian se encogió de hombros.

-Tienes razón -dijo Grace al encontrar una nota en una de las bolsas-. Son de Nick . -Se detuvo
para leer la nota y se rió-. Lo único que dice es: «Gracias por la tirita». -Le pasó la nota a
su marido.

Julian dejó escapar un exagerado suspiro mientras la leía.

-En nuestra época existía la costumbre de llevar regalos cada vez que se visitaba a un amigo.
Pero... joder, no tantos. -Se pasó una mano por el pelo mientras observaba la montaña de
paquetes-. Nick siempre ha sido un hombre generoso, pero... joder -volvió a repetir-. Supongo que
volvió anoche y dejó todo esto aquí mientras dormíamos.

_________ estaba atónita. Parecía el día de Navidad... en casa de los Rockefeller. Observó cómo
Grace sacaba docenas de juguetes para los mellizos: muñecas para Vanessa, un juego de construcción
para Niklos, un tren, un caballito...
Grace sacó una caja pequeña de una de las bolsas.

-Éste es para ti -le dijo a su marido, ofreciéndole el regalo.

Julian abrió la caja y su rostro perdió todo el color. Grace miró el contenido y jadeó.

-Es tu anillo de general -dijo, intercambiando una mirada perpleja con Julian-. ¿Cómo lo habrá
conseguido? -preguntó.

_________ se acercó para echarle un vistazo al anillo. Como el de Nick , tenía una espada de
diamantes y una corona de laurel formada por esmeraldas sobre un fondo de rubíes.

-Se parece al que lleva Nick . Excepto que el suyo tiene una corona.

Julian asintió.

-El suyo lleva la marca de la realeza mientras que el mío es estrictamente militar.

Confundida, _________ alzó la vista y miró a Julian.

-¿Realeza?

-Nick era un príncipe -le contestó escuetamente-. El único heredero al trono de Tracia.

_________ se quedó con la boca abierta.

-¿Los romanos crucificaron a un príncipe heredero? Pensaba que no podían hacerlo.

La mandíbula de Julian se tensó.

-Teóricamente no podían, pero el padre de Nick lo desheredó el día que se casó con Theone.

-¿Por qué? -preguntó _________.
-Porque era una hetaira. -Julian notó que _________ fruncía el ceño, confundida, y añadió-:
Eran mujeres de clase baja, entrenadas para complacer a los hombres ricos y hacerles compañía.

-¡Ah! -exclamó ella, comprendiendo el motivo de la ira de la familia-. ¿Estaba buscando
compañía cuando la conoció?

Julian negó con la cabeza.

-Nick la conoció en la fiesta de un amigo y quedó subyugado. Juraba que había sido amor a
primera vista. Todos intentamos hacerle entender que Theone sólo iba tras su dinero, pero se negó
a escucharnos. -Soltó una carcajada teñida de amargura y continuó-. En aquella época no
escuchaba a nadie, era muy típico de él. Su padre lo adoraba, pero cuando Alkis descubrió que
Nick había roto el compromiso con la princesa macedonia con la que estaba prometido, para casarse
con Theone, se puso muy furioso.

»Alkis le dijo que un rey no podía gobernar con una puta al lado. Discutieron y, finalmente, Nick
se fue a caballo del palacio de su padre, directo a casa de Theone y se casó con ella ese mismo
día. Cuando su padre lo descubrió, le dijo que estaba muerto para él.

_________ sintió una opresión en el pecho al escuchar a Julian; compartía su sufrimiento y notó
que el corazón se le desgarraba de dolor.

-Entonces, ¿lo dejó todo por ella?

Julian asintió, ceñudo.

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