jueves, 18 de agosto de 2011

Dominada por el Deseo. Capitulo 6

_____________ se quedó sin aliento y apretó los muslos contra él. Dios, él parecía tan excitado como ella. Eso era ridículo. No iba a tocarla así en público.
—No hagas eso —la advirtió, sacando la mano—. Un cuerpo tenso y contenido te delatará. Relájate.
—Esto no es necesario —le replicó con la voz ronca.
Él soltó un bufido cínico.
—Estás hablando como una chica que no tiene detrás de sí a un asesino. Nos ha seguido hasta aquí. ¿O se te ha olvidado?
—No, y no soy una chica.
— ¿Non? Entonces deja de comportarte como si lo fueras. Será un milagro si sales de aquí intacta. Estoy tratando de salvarte la vida, no de arrebatarte la virtud.
— ¿Y esta clase de comportamiento no llamaría la atención?
—Nueva Orleáns no es el único lugar donde se celebra el Mardi Gras. El sol ya está poniéndose, y la fiesta está a punto de empezar. Fingir bien nos hará perdernos entre la gente, cher.
Era posible que él tuviera razón. Tenía que confiar en él. No tenía motivos para no hacerlo, y la había mantenido con vida hasta entonces.
—Lo siento.
Sintió como asentía con la cabeza.
—Abre las piernas.
Oh, Dios Santo. ¿Para qué? ¿Qué pretendía hacer ahora?
_____________ se quedó paralizada ante la indecisión. Si con el roce de un dedo en el clítoris sentía escalofríos por todo su cuerpo, ¿qué sentiría con toda la mano? ¿Se reiría de ella si tenía un orgasmo? Tal y como estaban las cosas, estaba más cerca de lo que podía pensar...
—Si tengo que atarte para que te acostumbres a mis caricias, lo haré.
Ante ese gruñido de advertencia, sintió cómo la humedad manaba de ella, cubriendo su carne ya hinchada. Oh, qué humillante. Si Nick supiera lo que había provocado esa amenaza... Se puso a temblar.
Con una fuerza sorprendente, Nick metió un pie entre los pies desnudos de _____________ y los separó.
—Pon las manos por encima de la cabeza.
— ¿Qué?
_____________ intentó cerrar las piernas, pero Nick había metido el muslo entre ellas. Santo Dios, ¿sentiría él cómo sus jugos le empapaban los vaqueros a través del tanga? ¿Pensaría que era débil o fácil?
—Es la última vez que te lo digo —la amenazó—. Apoya las manos en la pared o las cosas se van a poner muy feas.
¿Muy feas? ¿A qué otra cosa podía estar refiriéndose aparte del sexo? Todo su cuerpo se estremeció ante la idea.
—Veo que no me haces caso... supongo que quieres que te ate, _____________.
—No. —Ella cedió y apoyó las manos en la pared por encima de la cabeza.
Pero sabía que le había mentido. En apariencia, la idea de ser su esclava sexual parecía
primitiva y machista. Era algo que la gente no consideraba propio de una vida sexual sana. Pero por
un instante, Nick la había obligado a enfrentarse a sus fantasías. —Así está mejor, pero
tienes que dejar de cuestionar todo lo que te digo. Si te digo que hagas algo, lo haces. No es
negociable.
Era algo que iba contra su independencia. Pero a la vez, hacía que el nudo de deseo en su vientre
se anudara más fuerte.
—Eres un arrogante.
—Y voy a seguir siéndolo. Será mejor que me hagas caso, pequeña, o tendrás que asumir las
consecuencias.
_____________ quería negarse, convencerlo de que su poder no la atraía. Pero sólo empezaría una
pelea que no tenían tiempo de terminar. Si quería salir de allí con el orgullo intacto, tenía
que convencerle de que estaba preparada para engañar a su acosador. Y para eso tenía que hacer
creer a toda esa gente de afuera de que estaba totalmente familiarizada y cómoda con las caricias
de Nick.
—Ya tienes lo que querías. Tengo las manos en la pared. Sé que me vas a manosear en público. No
mostraré ni sorpresa ni incomodidad. ¿Acabamos ya con esto?
—No estás preparada.
—Lo estoy.
—Entonces, si hago esto...
Volvió a meter la mano en el tanga, le acarició el clítoris con los dedos antes de bajar hacia su
abertura e introducir dos dedos profundamente en ella. Bajó la mano izquierda por su estómago para
cubrirle el clítoris con ella.
Incapaz de evitarlo, _____________ contuvo la respiración.
—Ves, no estás preparada —le dijo, y comenzó a acariciarle el clítoris, mientras los dedos
con los que la penetraba comenzaban a moverse hasta encontrar un nudo de nervios que _____________
no sabía que poseía. Nick frotó ese punto sin piedad, despacio, con golpecitos insistentes que
enviaron una oleada de estremecimientos por todo el cuerpo de _____________.
Estaba a punto de tener un orgasmo, como un coche a toda velocidad a punto de caerse por el borde de
un precipicio. Su vagina se apretaba con un hambre voraz en
torno a los dedos de Nick, su cuerpo suplicaba la liberación. Nick la mordió en el cuello. Luego
se apretó contra su espalda, presionando una erección inequívocamente grande contra la hendidura
de su culo.
Al menos no era la única excitada, pensó _____________ mientras dejaba caer la cabeza, sobre el
hombro de Nick, comenzando a sudar cuando los dedos masculinos continuaron llenándola y jugueteando
con su clítoris. Su pecho subía y bajaba con cada respiración. Eso era un delirio. ¡Una locura!
Ese placer acabaría por matarla. ¿Cuándo se había excitado ella tanto y con tal rapidez?
Las sensaciones siguieron creciendo, hasta que sintió que el placer la ahogaba, casi al borde del
estallido.
Luego Nick la privó de sus caricias, sacando las manos del tanga y poniéndoselas sobre las
caderas.
—Nada de correrte, al menos hasta que yo lo diga.
Antes de que pudiera evitarlo, _____________ soltó un gemido.
Nick la besó en el cuello otra vez, la rozó con los labios, la mordisqueó.
—Ya me lo agradecerás más tarde.
_____________ no podía imaginar por qué decía eso. Sentía los nervios a flor de piel. La había
estimulado tan a fondo que estaba tensa y su mente parecía un torbellino. Si la tocaba en público,
lo más probable era que llegara de golpe al clímax con tanta intensidad que perdería el
conocimiento.
Le deslizó las manos por el vientre otra vez, hasta sus pechos. Los acarició, rodeando los pezones
doloridos con la yema de los dedos. Ella se arqueó contra sus manos, apretando al mismo tiempo el
trasero contra la impresionante erección que tenía a sus espaldas, mientras se mordía los labios
para contener un gemido.
Él se apartó con una risa.
—Buen intento.
— Nick —Ella no quería suplicar. De verdad. Pero, ¿cómo se suponía que iba a poder
contenerse ante ese hombre cuando todo su cuerpo le dolía de necesidad?
— ¿Vas a cuestionarme de nuevo?
El tono de su voz le decía que ésa era una idea muy mala. Pero dejarla en ese estado tampoco era
justo. Aun así, una mirada por encima del hombro a la cara de pocos amigos de Nick detuvo la
súplica que tenía en la punta de la lengua.
—No.
—Y si yo... —él introdujo la mano en el tanga otra vez y le frotó el clítoris con un dedo—
hiciese esto...
El placer se disparó a través de ella una vez más, rápido y voraz. _____________ gimió y
empujó las caderas hacia atrás hasta apretarse contra él. Estaba tan cerca...
De nuevo, él se retiró.
—Excelente. Ahora no darás un brinco cuando te toque.
— ¿Vas a dejarme así?
— ¿Estás invitándome a hacer algo al respecto más tarde? —El murmullo ronco de la voz de
Nick le retumbó en el oído.
A Nick le gustaba atar a las mujeres y poseerlas en cuerpo y alma. El pensamiento le inundó la
mente. ¿Qué diablos había hecho?
Permitirle hacer cualquier cosa, todo lo que quisiera...
—Ni en sueños. —Ella se puso rígida e intentó apartarse de él.
—Es una pena. Me encantan las nenas como tú, tan estiradas por fuera y tan cremosas por dentro.
Sólo con pensar en oírte gritar mi nombre mientras te poseo me pongo a cien.
Oh, por Dios. También ella.
—Sólo eres mi entrevistado. Eso es todo.
— ¿Te mojas así por todos tus entrevistados? —se burló él.
—Vete al infierno.
Con una risita ahogada, él le palmeó el trasero desnudo con la ancha palma de su mano.
—Vístete.
_____________ pasó a su lado y él le dio otro cachete, que ella sintió como si fuera fuego
puro. Se tuvo que morder los labios para no gemir.
«Sólo tengo que vestirme de una vez y salir de aquí».
Mientras Nick esperaba, _____________ se puso una indecente falda de cuero color púrpura muy
apretada. Después se puso un ceñido top de cuero que resaltaba su pequeña cintura y le elevaba
los senos. Durante todo el rato, sintió la penetrante mirada de Nick en la espalda, y cómo, la
lujuria que él había provocado, le hacía arder.
Al fin, se calzó las altas botas negras de tacón. Sorprendentemente, eran muy cómodas.
—Salgamos de una vez —le espetó.
Él la miró.
— ¿Estás preparada para lo que ocurrirá cuando atravesemos esa puerta?
—Nos arrestarían si hiciéramos más de lo que ya hemos hecho, así que por ahora creo que he
pasado lo peor.
Nick la guió a la puerta con una sonrisa arrogante.
— ¿De verdad crees eso?
Nick bajó las escaleras con _____________ de la mano. Apenas pudo evitar usar la otra para
acomodar la dura longitud de su miembro en los vaqueros. Caramba, esa mujer iba a conseguir que le
estallara la cremallera.
Tras el episodio en el dormitorio de Alyssa, sabía varias cosas innegables sobre _____________
O'Malley: Uno, tenía un cuerpo increíble. Lo que veía, sentía y olía cuando la tenía cerca lo
afectaba a un nivel primitivo que lo instaba a minar su resistencia hasta que se rindiera por
completo a él. Dos, era increíblemente caliente. Tenía los pechos erguidos y los pezones
sensibles, una boca plena y una inesperada veta de independencia que le decía que sería todo un
reto y un triunfo para el hombre que pudiera dominarla. Tres, le gustaba someterse..., pero no
quería admitirlo. Sus húmedas reacciones, casi orgásmicas ante sus pequeñas —de acuerdo, no
tan pequeñas— demandas para acostumbrarla a sus caricias, habían sido delatoras.
Cada vez que la había amenazado con atarla, ella se había mojado aún más. Nick había necesitado
un sorprendente autocontrol para evitar que llegara al clímax y para no zambullirse profundamente
en su sexo mientras lo alcanzaba.
Sabía algo más sobre _____________: no se dejaba llevar por el pánico ni se rendía ante el
peligro. Estaba asustada, cierto. Sólo una idiota no lo estaría si la persiguiera un francotirador
para matarla. Pero _____________ había actuado con lógica, a pesar de que al principio se había
mostrado en desacuerdo con él y había rechazado sus primeras ofertas de ayuda. Todo eso decía
mucho de ella... y de cómo tenía que tratarla. Con paciencia, persistencia, y una combinación de
ternura y exigencia.
Por último, si _____________ era la novia de Brandon Ross, debía de estar aburrida y muy tensa.
Brandon habría pasado por alto todas esas necesidades que no comprendía y que no podía
satisfacer. Nick apostaría lo que fuera a que ella estaba llena de fantasías secretas.
Satisfacerla plenamente requería a alguien con más pelotas, ternura y autocontrol de los que
Brandon poseía. Casi sintió lástima por _____________. De hecho, puede que a largo plazo le
estuviera haciendo un favor...
Pero la piedad no iba a impedir que se vengara del gilipollas que le había jodido la vida.
Nick bajó las escaleras con _____________ de la mano. Apenas pudo evitar usar la otra para
acomodar la dura longitud de su miembro en los vaqueros. Caramba, esa mujer iba a conseguir que le
estallara la cremallera.
Tras el episodio en el dormitorio de Alyssa, sabía varias cosas innegables sobre _____________
O'Malley: Uno, tenía un cuerpo increíble. Lo que veía, sentía y olía cuando la tenía cerca lo
afectaba a un nivel primitivo que lo instaba a minar su resistencia hasta que se rindiera por
completo a él. Dos, era increíblemente caliente. Tenía los pechos erguidos y los pezones
sensibles, una boca plena y una inesperada veta de independencia que le decía que sería todo un
reto y un triunfo para el hombre que pudiera dominarla. Tres, le gustaba someterse..., pero no
quería admitirlo. Sus húmedas reacciones, casi orgásmicas ante sus pequeñas —de acuerdo, no
tan pequeñas— demandas para acostumbrarla a sus caricias, habían sido delatoras. Cada vez que la
había amenazado con atarla, ella se había mojado aún más. Nick había necesitado un sorprendente
autocontrol para evitar que llegara al clímax y para no zambullirse profundamente en su sexo
mientras lo alcanzaba.
Sabía algo más sobre _____________: no se dejaba llevar por el pánico ni se rendía ante el
peligro. Estaba asustada, cierto. Sólo una idiota no lo estaría si la persiguiera un francotirador
para matarla. Pero _____________ había actuado con lógica, a pesar de que al principio se había
mostrado en desacuerdo con él y había rechazado sus primeras ofertas de ayuda. Todo eso decía
mucho de ella... y de cómo tenía que tratarla. Con paciencia, persistencia, y una combinación de
ternura y exigencia.
Por último, si _____________ era la novia de Brandon Ross, debía de estar aburrida y muy tensa.
Brandon habría pasado por alto todas esas necesidades que no comprendía y que no podía
satisfacer. Nick apostaría lo que fuera a que ella estaba llena de fantasías secretas.
Satisfacerla plenamente requería a alguien con más pelotas, ternura y autocontrol de los que
Brandon poseía. Casi sintió lástima por _____________. De hecho, puede que a largo plazo le
estuviera haciendo un favor...
Pero la piedad no iba a impedir que se vengara del gilipollas que le había jodido la vida.
Antes, sin embargo, tenía que sacar a _____________ viva del club.
Cuando llegaron a la puerta trasera del oscuro club de striptease, la guió a través de una cortina
entre bastidores. Bruscamente se detuvo la música y comenzó un batir de palmas. Una morena delgada
con enormes pechos de silicona contoneaba las caderas ante una multitud de hombres que le metían
dinero en un minúsculo tanga. _____________ la miró fijamente, claramente incómoda ante la
desnudez de la chica y el manoseo de los desconocidos. Perfecto. A pesar de que él había ido a
docenas de lugares como ése, quería a una mujer, ansiosa y dispuesta sólo para él. Apartando la
mirada de la stripper, Nick escudriñó la multitud. Conocía el estado de ánimo de la clientela;
esos juerguistas borrachos sólo buscaban una diversión placentera. Al otro lado de la habitación
llena de humo, había un tipo con vaqueros y un suéter negro que miraba a su alrededor en vez de a
la chica morena que acababa de darse la vuelta para ofrecer a la audiencia un inmejorable vista de
su trasero. A unos metros de él, había otro tipo trajeado oculto en una esquina, con el ceño
fruncido y la mirada vigilante. Había algo que no cuadraba. El bulto de la chaqueta sugería que
ese tío llevaba encima una pistolera con un arma.
Uno de esos hombres —o ninguno— podía ser el tirador de _____________. Pero Nick sabía que no
podía permitirse el lujo de correr riesgos.
Con aire despreocupado se detuvo en medio de la multitud, se volvió hacia _____________ y la
atrajo hacia él para abrazarla y besarla en el cuello. Ella se puso tensa.
—Cher—le dijo.
Para los que estaban cerca sólo era una palabra cariñosa. El asentimiento de cabeza de
_____________ le confirmó que ella lo había tomado como la advertencia que era en realidad. Ella
se esforzó en relajar los hombros.
—Acabo de ver a un par de hombres sospechosos —le susurró contra la suave piel del cuello—.
¿Ves a alguien que te parezca familiar?
Ella vaciló, y Nick aprovechó la distracción y aspiró el dulce aroma a frambuesa de
_____________, rozando los labios contra esa piel suave como el pecado.
—No puedo pensar si me haces eso —contestó _____________ con voz ronca.
Nick le deslizó una mano por la espalda hasta la curva de las caderas, más porque le apetecía que
porque fuera necesario. Pero ese gesto contribuía a crear la imagen de que eran unos amantes que no
podían quitarse las manos de encima.
—Puedes y lo harás.
_____________ maldijo entre dientes y Nick sonrió. Si la maldición no le hubiera revelado cuánto
la afectaba, el pulso acelerado de su carótida sí lo habría hecho. A la parte más calculadora de
Nick le gustaba saber que la alteraba de esa manera. Era muy sexy. Oh, no se había olvidado de que
era probable que el tirador estuviera por allí cerca, pero no creía que ese imbécil se atreviera
a dispararles con tantos testigos presentes. Y ese estúpido psicópata no tenía razón alguna para
no creer que _____________ era Alyssa.
—No los veo. Hay mucho humo y soy demasiado baja.
Las dos cosas eran ciertas. ¡Maldita sea!
Rodeándola con los brazos, Nick la sostuvo contra su pecho. La cabeza de _____________ apenas le
llegaba al hombro, recordándole lo menuda que era. Con tanta personalidad, el tamaño era algo
fácil de olvidar.
Visto lo visto, ella había demostrado mucha de esa personalidad últimamente. A Nick podía no
gustarle, pero admiraba su valor para sobreponerse a las circunstancias y su coraje para luchar.
—Salgamos de aquí, no vaya a ser que uno de ellos sea tu pesadilla.
_____________ asintió con la cabeza, pero él sintió su estremecimiento. Nick se detuvo para
mirarla a la cara. Bajo el espeso maquillaje, los ojos azules reflejaban la certeza de que iban a
por ella. Pero el gesto de esa boca exuberante mostraba tanto miedo como determinación. No se daba
por vencida.
Ni tampoco él.
—No dejaré que te ocurra nada —la tranquilizó—. Dame la mano. Sonríe. Así. Ahora, sigúeme
hacia la puerta.
Lentamente, Nick se abrió paso entre la multitud, manteniéndose lo más cerca posible de la pared.
Se detuvo para devolver un saludo y recibió alguna palmadita en la espalda de un par de tipos a los
que había sacado de un apuro y que opinaban que tirarse a Alyssa debía de ser como estar en el
paraíso.
Uno de los hombres sospechosos les prestó atención mientras se acercaban a la puerta. El tío
trajeado miraba fijamente a _____________. Nick observó cómo la estudiaba, entrecerrando los ojos.
Correr sólo alertaría a ese gilipollas si es que era en realidad el acosador de _____________.
Así que Nick hizo girar a _____________ y la atrajo hacia él para abrazarla. Ella agrandó los
ojos cuando le sostuvo la cara entre las manos y le cubrió la boca con la suya.
De inmediato se sintió embriagado por su suavidad. Tras una protesta ahogada, Nick percibió que
_____________ se obligaba a relajarse. Que se sometía. Abrió poco a poco los labios para él, con
una tímida vacilación que hizo que él ardiera de deseo. Una deliciosa incertidumbre aderezaba el
beso, poniéndole tan duro como una lanza. Pero no era suficiente... ni para convencer al asesino
que la perseguía ni para apaciguar el hambre que rugía como una violenta tormenta en sus
entrañas.
Nick no pudo contenerse más.
En su garganta resonó un gruñido cuando profundizó el beso y la urgió a abrir más esos suaves
labios. Entró en su boca con un envite arrasador. Y gimió cuando esa calidez húmeda y dulce, que
sabía como la canela, estalló a través de sus sentidos. Y se mezcló con el sabor del miedo.

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