jueves, 11 de agosto de 2011

Placeres Nocturnos. Capitulo 28

-¿Cómo dices?
Él alzo la cabeza y, aunque _________ seguía sin verle los ojos, supo que la estaba observando con intensidad.

-El único modo de devolver el alma a un Cazador Oscuro es haciendo que su corazón humano deje de latir. Durante el último latido, el medallón debe colocarse sobre la marca que indica el lugar donde el alma fue atrapada; una vez allí, el alma abandonará el medallón y volverá a entrar al cuerpo de donde salió.

_________ sentía un punzante dolor de cabeza mientras intentaba comprender las palabras de Acheron.

-No lo entiendo. ¿Cómo se detiene su corazón?

-Primero hay que conseguir que sus poderes de Cazador Oscuro desaparezcan y, después, se le atraviesa el corazón con un objeto punzante.

Ella retrocedió con la mente hecha un lío.

-¡No! Se evaporaría como un Daimon. Estás intentando que lo mate, ¿verdad?

-No -le contestó con brusquedad-. Todos los Cazadores Oscuros son mis niños y antes de hacer daño a cualquiera de ellos, me convertiría en una Sombra. Me has preguntado sobre el modo de devolverle su alma y te he contestado. Si quieres liberarlo, tienes que conseguir que pierda sus poderes y, después, matarlo.

Antes de que pudiera decir una sola palabra más, Acheron le cogió la mano y la puso sobre la que sostenía el medallón. El calor que desprendía era insoportable. Era como tocar un quemador de gas.

-Imagina que lo tocas directamente -le susurró-. Y ahora imagina que lo sostienes en la mano. Deberás tenerlo en la mano desde el momento en que le atravieses el corazón hasta que éste deje de latir y el alma pase de nuevo a su cuerpo.

La agarró con más fuerza de la muñeca y _________ sintió que esos ojos ocultos tras las gafas la perforaban.

-¿Lo amas lo suficiente?

-Yo... -dudó ella-. ¿Cuánto tiempo tendré que sostenerlo?

-Tanto tiempo como dure el proceso. No puedo decírtelo con exactitud. Es distinto para cada Cazador Oscuro.

-¿Y si lo suelto antes de que el alma se libere?

-Entonces Nick estará condenado a vagar durante toda la eternidad sin ser un Cazador Oscuro ni un humano. Será una Sombra, atrapada entre este mundo y el siguiente. Deseará comer y no podrá hacerlo. Tendrá sed y nunca podrá beber. Sufrirá durante toda la eternidad.

_________ contempló horrorizada el medallón.

-No puedo arriesgarme.

Acheron le soltó la mano y devolvió el medallón a la caja.

-De ese modo, también morirá cuando se enfrente a Desiderius.

-Tiene que haber otra salida -susurró ella.

-No la hay.

Con el corazón en un puño, imaginó que drenaba los poderes de Nick y lo dejaba vulnerable. ¿Sería capaz de hacerle eso?

Acheron se acercó a la mochila para volver a guardar la caja.

-Espera -lo increpó ella, deteniéndolo-. Has dicho que el medallón debe colocarse en el mismo lugar donde el alma fue capturada.

-Sí.

-¿Cómo sabré cuál es el sitio exacto?

Él señaló la marca que tenía en la cadera.

-El arco doble señala el lugar que Artemisa tocó mientras capturaba nuestras almas.
_________ abrió la boca para hablar pero una voz atronadora se lo impidió.

-¿Qué estás haciendo aquí?

Se giró y descubrió a Nick tras ella, mirando a Acheron.

-¿Por qué la has dejado entrar?

Acheron la miró con una silenciosa advertencia.

No digas nada, le susurró su voz en la mente.

-Me apetecía -le contestó a Nick , ya en voz alta.

El rostro de Nick adoptó una expresión crispada.

-Te dije que no lo hicieras.

Acheron sonrió, mostrando los colmillos por un instante.

-¿Y desde cuándo te hago caso?

Nick le lanzó una mirada furiosa.

_________ deslizó la mirada por el cuerpo de Nick y notó que había vuelto a vestirse de negro por completo: vaqueros, camisa y botas.

-No irás a salir esta noche a por él, ¿eh?

-No tengo otra alternativa.

Ella miró hacia atrás, buscando a su jefe.

-Acheron...

Éste se encogió de hombros despreocupadamente.

-Es su decisión.

-Está herido -insistió _________.

-Es un Cazador Oscuro. Conoce sus debilidades y su fuerza. Él es quién decide.

La frustración tomó por asalto a _________ y le entraron ganas de matar a los dos allí mismo.

-¿Vas a permitir que muera?

-Esto no tiene nada que ver con Acheron -la interrumpió Nick -. Como ya te ha dicho, soy yo quien decide.

-Sí, claro. Pues vaya porquería de decisión.

-Sí, claro... Tabitha dijo lo mismo de ti.

Ella lo miró, furiosa.

Él le devolvió la mirada hasta que ella apartó los ojos. Nick echó un vistazo a Acheron antes de hablar.

-Vigílala por mí.

-¿Eso es una orden? -le preguntó Acheron con incredulidad.

-No seas asno.

Él alzó una ceja con un gesto burlón.

-Perdón, Ash, no ash-no.

En la mandíbula de Nick empezó a palpitar un músculo.

-Tengo una cita. Hasta luego. -Y dándose la vuelta salió de la habitación con aire ofendido.
_________ se quedó paralizada en el salón. Y el corazón se le detuvo cuando escuchó que la
puerta del garaje se abría para, segundos después, oír el motor del coche de Nick . ¡Ese hombre
era más terco que una mula!

-Nick estaba equivocado, Acheron. Tú no eres el asno, él sí que lo es.

El hombre rió con ganas.

_________ se frotó los ojos mientras intentaba aclararse. En el fondo de su corazón, tenía muy
claro lo que debía hacer. Nick iba a morir de un modo u otro. Al menos, si ella lo mataba tendría
una oportunidad.

-Dame el medallón.

Acheron le ofreció la caja.

-¿Estás segura?

-Para nada.

Ella alargó la mano para coger la caja, pero Acheron se lo impidió.

-Hagas lo que hagas, no se te ocurra cambiar de opinión una vez tengas el medallón en la mano. Es
lo peor que puedes hacerle. En su lugar, yo preferiría mil veces morir a manos de Desiderius antes
de hacerlo a manos de la mujer que amo. Por segunda vez.

La mano de _________ temblaba bajo la de él.

-Jamás podría hacerle daño.
-No te lo tomes a mal, pero la última vez que oí eso, la mujer tiró el medallón al suelo diez
segundos después de cogerlo. No me decepciones.

-No lo haré.

Él asintió con una mirada severa y le entregó la caja.

-Recuerda, tienes que cogerlo en el mismo momento que le atravieses el corazón. Sostenlo hasta que
muera y, entonces, lo colocas sobre la marca.

-¿Cómo sabré que todo ha acabado?

-Confía en mí; lo sabrás.

_________ guardó el medallón en uno de los bolsillos de su mochila, junto a la caja de la Barbie
que Liza le había regalado. Había comenzado a llevar a Starla consigo la noche que Tabitha había
sido atacada. Probablemente se tratara de una estupidez, pero se sentía más tranquila sabiendo que
la muñeca estaba ahí en caso de necesidad. Además, era mejor que llevar una pistola, mucho más
segura, aunque llevara esas cuchillas escondidas en las piernas.

Mientras cerraba el bolsillo, su móvil comenzó a sonar. Lo sacó y contestó.

-__ts___, ¿eres tú?

Ella arrugó la nariz al reconocer la voz nasal de Cliff.

-Creía que...

-Escúchame -la interrumpió-, ha sucedido algo horrible...

Daba la impresión de que había estado llorando. Y, aunque en el plano sentimental habían acabado,
no podía evitar preocuparse por él. Puede que fuese un imbécil, pero no hacía ni dos semanas que
había estado pensando en casarse con él.

-¿Qué?
-Se trata de mi madre -le dijo con un sollozo-. Mira, ya sé que nuestra relación no es
precisamente amistosa, pero no tengo a nadie más a quien acudir. ¿Puedes venir, por favor? No
quiero estar solo.

Ella dudó. Sentía un nudo en el estómago; una sensación muy extraña. Lo atribuyó al hecho de
tener que volver a verlo de nuevo y se dio cuenta de que negarse a ayudarlo sería muy egoísta de
su parte. La necesitaba. Iría a su casa, estaría un rato con él y regresaría a esperar que Nick
volviera.

-Muy bien, voy para allá.

-Gracias.

Acheron la miró y alzó una ceja.

-¿Pasa algo?

-Un amigo en apuros.

Él asintió.

-Ve; mientras tanto, me ocuparé de buscar a tu hermana para vigilarla. -Se puso una camiseta de
manga corta negra antes de volver a hablar-. Por cierto... ten cuidado.

-¿Con qué?

-Es de noche y rondan muchas criaturas malignas por ahí afuera.

El miedo le produjo un escalofrío que la recorrió de arriba abajo.

-¿Debería estar asustada?

-Sigue tus instintos, pequeña. Haz lo que tengas que hacer.

Odiaba que la llamara pequeña todo el tiempo, pero no parecía muy apropiado echarle la bronca...

-Te gusta ser misterioso, ¿no es cierto?

-La cosa estaba entre ser Cazador Oscuro o profeta. Personalmente, me gusta mucho más lo de luchar
y matar que lo de rezar en la posición del loto.
Sin duda ninguna, Acheron Parthenopaeus era un individuo muy extraño.
_________ cogió las llaves del coche y subió al Taurus. Mientras conducía por la carretera,
camino de la autopista, cayó en la cuenta de lo raro que era que Acheron la dejara ir sola...
¿Por qué lo había permitido si Nick le había pedido que la vigilara?

Porque es más probable que Tabitha se meta en líos recorriendo las calles que tú yendo a casa de
Cliff.

Sí, claro. Eso lo explicaba todo. El único peligro que podía correr en casa de su ex era morir de
aburrimiento.

No tardó mucho en llegar. Subió al apartamento, situado en el primer piso, llamó a la puerta y
esperó a que le abriera.

Su ex llevaba unos Levi's y una camisa amarilla.

-Qué sorpresa -le dijo, mirando más allá del hombro de _________-, ¿hoy no te ha traído ningún
amigo?

Ella lo miró, furiosa, al reconocer los celos implícitos en el comentario. ¡Cómo se atrevía!

-¿Y qué se supone que significa eso?

Cliff se encogió de hombros y abrió más la puerta.

-Nada. Es que esta noche estoy un poco nervioso. Gracias por venir tan rápido.

_________ volvió a escuchar la vocecilla interna que la instaba a marcharse, no obstante, cometió
la estupidez de ignorar la advertencia y entró al apartamento.
Él cerró la puerta y echó la llave una vez _________ pasó al interior.
-Bueno, bueno -dijo una voz conocida desde la cocina-. ¿Qué tenemos aquí?
_________ se quedó petrificada cuando vio a Desiderius salir de entre las sombras.
-¡¿Tú?! -gritó _________, al tiempo que corría hacia la puerta.

Cliff la atrapó.

-No tan rápido.

-¿Cómo has podido? -le preguntó a su ex, antes de girarse para lanzar una furiosa mirada a
Desiderius-. No entiendo porqué estás aquí. ¿Cómo...?

El Daimon sonrió.

-Por favor, no conviertas la situación en un manido cliché. Ya es bastante odioso haber tenido que
recurrir a un plan tan burdo para capturar a Nick . ¿Qué esperas, que ahora abandone el plan para
que puedas escapar y matarme? -Meneó la cabeza-. Yo también veo películas malas, ¿sabes?

En ese mismo instante, sintió a Desiderius en sus pensamientos. Lo sintió hurgar y rebuscar entre
sus recuerdos. La cabeza empezó a dolerle y todo comenzó a dar vueltas a su alrededor, mientras
por su mente pasaban las imágenes más horribles. Imágenes de Desiderius abrazándola,
acariciándola. Y de su aliento sobre el cuello...

Y, por si eso fuera poco, la cosa empeoró más. _________ sintió que las barreras que protegían
su mente caían bajo la presión de su brutal asalto.

-Es tal y como me prometiste, Cliff. -Su voz sonaba lejana, como un débil susurro arrastrado por el
viento-. Sus poderes son puros, inmaculados.

-Lo sé. Eso fue lo que me atrajo de ella la primera vez que la vi. -Cliff sonrió-. Y con la
información que reunimos sobre la forma de luchar de Nick aquella noche en el callejón, no
deberíamos tener ningún problema para vencerlo.
Desiderius se detuvo para contemplar a ese ser inferior. Consideraba a los humanos como las bestias
más bajas de la creación. Eran, después de todo, alimento para los dioses. Sólo había una cosa
inferior a un humano: los mestizos como Cliff. Medio apolita y medio humano, él se había
aprovechado de semejante cobarde llorón para sus propios fines.

Con todo, debía estar agradecido al padre apolita de Cliff por haber muerto antes de poder
explicarle la verdad sobre la mitad de su herencia genética.

Y con respecto a la madre de Cliff... bueno, había resultado ser un delicioso bocado.

Siempre había sabido que tener un mestizo como mascota resultaría útil algún día. Todos esos
años obligado a criar a esa asquerosa criatura no le parecían tan repulsivos en esos momentos.

Y cuando Cliff descubrió a esa pequeña hechicera en su oficina, él se había limitado a esperar
que su mascota destapara y desarrollara las habilidades psíquicas de la chica antes de que él
tomara su alma junto con esos poderes.

Pero ella se había resistido.
¿Quién iba a imaginarse el resultado de todo esto? Tras el ataque de pánico de Cliff el día que
conoció a la hermana de _________, y que lo llevó a romper con ella, supo que tenía que actuar
con rapidez para reclamar a la bruja antes de que escapara de sus garras. Tan pronto como Cliff le
contó lo unidas que estaban las gemelas y las frecuentes visitas que había hecho como novio de
_________ a casa de Tabitha, su plan empezó a tomar forma.

Cuando encadenó a _________ y al Cazador Oscuro, esperando que él la confundiera con su gemela,
pensaba que ella recurriría a sus poderes, presa del pánico, y los usaría para acabar con él y,
de ese modo, proteger a su hermana. Jamás se le había pasado por la imaginación que ella usara
sus poderes para proteger al Cazador.

Pero tampoco es que eso importara mucho. Ahora que había destapado por completo esos poderes, la
chica estaba lista para el empujoncito.

-¿Lo harás ahora? -le preguntó Cliff-. ¿Me convertirás en inmortal?

-Por supuesto.

_________ apenas se dio cuenta de que el Daimon se acercaba a Cliff y lo abrazaba. Vio el destello
de sus colmillos décimas de segundo antes de que Desiderius los hundiera en el cuello de su ex.

La cabeza comenzó a darle aún más vueltas y sintió que se alzaba sobre el suelo. Demasiado
tarde, comprendió que sus pensamientos ya no le pertenecían.
Nick se detuvo en el centro del Barrio Francés y miró a su alrededor; el largo abrigo de cuero
negro se arremolinaba alrededor de sus piernas. Bourbon Street estaba plagado de turistas,
totalmente ajenos al peligro. Algunos se detenían al verlo vestido de negro y con las gafas de sol
que le protegían los ojos de las potentes luces.

A sus oídos llegaba la cacofonía provocada por la mezcla de jazz, rock y las risas que arrastraba
el frío viento invernal.

Apartando la mente de esas distracciones, echó mano de sus poderes y de la tecnología para hallar
a Desiderius, pero no había rastro de él.

-¡Joder! -masculló.

Se frotó el hombro, aún dolorido por el ataque de Tabitha. Mientras intentaba disminuir el dolor,
la imagen de Tabitha fue reemplazada por la de su hermana. Vio a _________ con una sonrisa en los
labios y tendida sobre él la noche anterior mientras le hacía el amor de la forma más tierna.
Nunca había sentido por nadie lo que sentía por ella.

«Porque te amo.»

Esas tres palabras flotaban en su corazón. Sabía que eran ciertas porque los sentimientos de
_________ se translucían en su voz. Había sido sincera con él como nadie lo había sido jamás.

Lo amaba.

Y él a ella.

La amaba tanto que quería morirse si no podía tenerla. Las Parcas eran unas putas retorcidas.
Hacía siglos que lo sabía, no obstante, en mitad de la noche helada, ese hecho le quemaba las
entrañas.

Ven por mí, _________, te necesito
El rumbo de sus pensamientos hizo que pusiera una mueca de dolor.

-No pienses en eso -se dijo a sí mismo en un murmullo, sabiendo que era inútil.

Ojalá pudiera pedir un deseo...

Se obligó a pensar en otra cosa. Tenía una misión que cumplir. Debía detener a Desiderius. En
ese momento, su móvil comenzó a sonar. Lo cogió de la funda que llevaba asegurada al cinturón y
contestó. Era Kevin .

-Ash quiere que te diga que se está cociendo algo raro. Los Daimons están atacando en grupos
grandes esta noche. Yo he pulverizado ya a diez y él va tras cuatro ahora mismo. Quiere que estés
alerta.

-Dile al abuelito que no se preocupe. Todo está tranquilo en el Barrio Francés.

-Vale, pero no te muevas de ahí.

-No te preocupes. Sé arreglármelas solo.

-Por cierto -le dijo Kevin -, Eric está con Tabitha. Dice que ha salido en busca de Desiderius.

-Me estás tomando el pelo.

-Ojalá. Ash iba tras ella en el Garden District, pero tuvo que dejar de seguirla al ver a un grupo
de Daimons que perseguían a unos turistas.

Mientras colgaba, el localizador comenzó a sonar. Era la señal que avisaba de la presencia de
Daimons en los alrededores. Sacó el dispositivo del bolsillo y siguió el rastro de la actividad
neuronal de los vampiros hasta un callejón situado en la calle paralela a la que él estaba.

Al llegar a la zona, totalmente oscura, encontró seis Daimons atacando a cuatro humanos.
-¡Eh! -los llamó, distrayendo su atención de las víctimas. Hizo a un lado el abrigo y sacó la
espada retráctil. Presionó el botón de la empuñadura y la hoja se extendió, alcanzado el metro
y medio de longitud-. Decidme -siguió hablando mientras blandía la espada a su alrededor-,
¿alguna vez habéis visto a un general de la Antigua Grecia cabreado?

Los Daimons se miraron, cautelosos, entre sí.

Nick se agachó, sujetando la espada con ambas manos, sin dejar de observarlos.

-No es una imagen muy agradable, la verdad.

-¡Cogedlo! -gritó el líder.

Y, al unísono, todos se lanzaron a por él.

Desvió al primero con una estocada que acabó convirtiéndolo en una nube de polvo. Al instante, se
giró con la habilidad de un felino y lanzó un golpe directo al estómago del segundo. El vampiro
jadeó y se desintegró.

Antes de que pudiera recuperarse, uno de los vampiros lo cogió por el brazo herido y le quitó la
espada. Nick se giró y lo golpeó con la punta de la bota. También desapareció.

Otro lo agarró por la cintura y lo lanzó contra la pared mientras dos más se acercaban. Dio una
patada en la cintura al primero de ellos, al mismo tiempo que los dos que se acercaban se
convertían en polvo... y vio a Tabitha que se sostenía en pie a duras penas.

-Chuparos ésa, asquerosos vampiros -exclamó mientras le lanzaba un shuriken a Nick .
Perplejo ante el hecho de que Tabitha estuviera ayudándolo en lugar de atacarlo, cogió la estrella
y la utilizó para acabar con el último vampiro.

Cuando llegó junto a ella, la encontró arrodillada en el suelo. Tenía una herida en el cuello que
sangraba profusamente y apenas se veía color en su rostro. Nick se desgarró la camisa para hacer
una compresa y llamó a una ambulancia.

-¿Eric? -preguntó ella con voz tensa, intentando distinguir entre la oscuridad a las otras
víctimas que yacían en el suelo-. ¿Está muerto?
-Estoy aquí, nena.

Eric llegó a trompicones junto a ellos y se dejó caer junto a Tabitha, al tiempo que la abrazaba.

-No va a morir -le aseguró Nick .

El muchacho asintió con la cabeza.

-Intenté convencerla de que no saliera esta noche; le dije que las cosas iban a ponerse feas, pero
no me escuchó.

-Es cosa de familia.

Tabitha rozó el brazo de Nick mientras él le daba la dirección al 911. Cuando acabó de hablar,
la vio mirándolo fijamente. Tenía el ceño arrugado y sus ojos lo observaban incrédulos.

-¿Por qué me has salvado?

-Eso es lo que hace Nick , Tabby -susurró Eric.

Mientras Eric se ocupaba de su novia, Nick se acercó a los otros dos amigos que aún yacían en el
suelo.

Eran los mismos que lo habían atacado en casa de Esmeralda. Por desgracia, no habían corrido la
misma suerte que Tabitha y Eric.

-Eric -lo increpó, volviendo junto a ellos-, ¿qué ha sucedido?

El muchacho se encogió de hombros.
-Los teníamos atrapados y, en un abrir de ojos, se abalanzaron sobre nosotros.

-¿Dijeron algo?

Erik se puso muy pálido y abrazó a Tabitha con más fuerza.

-«Voy a tragarme tu alma».

Nick lo miró fijamente un instante y apretó los dientes ante el retorcido sentido del humor de
los vampiros.

-Los Daimons ven demasiadas películas de serie B.

Tabitha alargó un brazo y tocó la mano de Nick .

-Gracias.

Él asintió.

-No he hecho más que devolverte el favor.

-Nick , tío -jadeó Eric-. Tenías razón. Nunca he visto a ningún Daimon moverse como se movían
éstos. Debería haber escuchado tu advertencia.

Frunciendo el ceño, Tabitha los miró alternativamente.

-¿Os conocéis?

-Mi padre trabajaba para Kevin , el amigo de Nick . -Eric miró a Nick a los ojos-. He conocido a
Nick durante toda mi vida, Tabby. Créeme, es uno de los buenos.

Antes de que ella pudiera contestar, llegó la ambulancia.

Nick esperó hasta que los dos estuvieron dentro, al cuidado de los sanitarios, y llamó a
_________ para contarle lo sucedido.

No cogió el teléfono.

Llamó a su madre, a su hermana y marcó el teléfono de su propia casa. Nadie contestaba.

Con un nudo en el estómago provocado por el miedo, corrió hacia el coche. Quizás _________ estaba
todavía en su casa, esperándolo.

O quizás Desiderius la ha atrapado...
Se la imaginó siendo atacada como Tabitha. La vio muerta en un charco de sangre como los amigos de
su hermana. El dolor y el pánico le retorcían las entrañas. _________ tenía que estar bien. No
podría seguir viviendo si algo le sucedía.

Condujo como un poseso hacia su casa, tan rápido como el Lamborghini se lo permitió.

Temblando de angustia, atravesó el garaje a la carrera y entró en la casa, atento a cualquier
sonido.

Por favor, Zeus, cualquier cosa menos que le hayan hecho daño.

La escuchó en la planta alta, tarareando la canción de Grieg en su habitación. El alivio y la
gratitud que sintió fueron tan intensos que estuvo a punto de tropezarse. Tenía que verla para
saber que estaba bien. Inspiró hondo, aliviado, y subió las escaleras de dos en dos.

Al abrir la puerta de la habitación se quedó helado.

_________ había encendido todas las velas de los candelabros y llevaba el camisón blanco más
corto y transparente que había visto en su vida. Sus largas piernas estaban cubiertas por unas
medias, sujetas por un liguero de encaje blanco. Estaba de espaldas a él, inclinada sobre la cama,
perfumando las sábanas con el aceite de aroma a rosas que solía usar después del baño. El
contorno de su cuerpo alcanzaba la perfección bajo la luz de las velas.

Nick estalló en llamas mientras la observaba. Abrumado por sus emociones, se acercó a la cama y
la abrazó por la espalda. La sujetó con fuerza y apoyó la cabeza sobre la de ella, temblando de
alivio.
_________ estaba sana y salva.

Ella gimió de placer y Nick sintió que ese sonido le sacudía todo el cuerpo, intensificando el
deseo.

-Tócame, Nick -jadeó ella, apartándole las manos de la cintura para llevárselas a los pechos-.
Esta noche necesito sentirte.

Él también lo necesitaba. Después del miedo de pensar que la había perdido, necesitaba sentirla
con tanta desesperación que la cabeza le daba vueltas si se paraba a pensarlo.

Bajó la cabeza para saborear la piel de ese cuello perfumado al tiempo que gruñía de
satisfacción al sentir en las manos esos pezones erguidos, cubiertos por el camisón de gasa.

Ella se giró entre sus brazos, alzó las manos y le quitó las gafas de sol antes de reclamar sus
labios.

-_________ -balbució él, mientras el aroma a rosas invadía sus sentidos, hechizándolo-. ¿Qué
me has hecho?

Ella le contestó lamiéndole el mentón, descendiendo hasta la barbilla y de allí hasta el cuello.
Miles de escalofríos le recorrieron el cuerpo mientras _________ le quitaba el abrigo, dejando que
se deslizara por sus hombros y que cayera libremente al suelo. Tiró de la camisa para sacarla de
debajo de la cinturilla del pantalón y metió la mano por debajo de ella, dejando un rastro de
fuego en el torso de Nick .

Su instinto le decía que se alejara de ella, pero no podía hacerlo. Ni ahora, ni nunca.
Amaba a esa mujer. No había otro modo de explicarlo. Era la otra mitad de su alma; no podía seguir
negándolo. Y, aunque sólo tuviera ese pequeño instante, disfrutaría del amor que sentía por
ella. Disfrutaría del deseo que despertaba en él.

Con los ojos enfebrecidos por la pasión, _________ le desabrochó los pantalones y deslizó las
manos por su endurecido miembro.

-Me encanta acariciarte -murmuró ella, comenzando a mover las manos-. Dime, Nick , ¿puedes leerme
la mente?

Él cerró los ojos, extasiado ante sus caricias. Cuando sintió que _________ cubría los
testículos con una mano se estremeció de la cabeza a los pies.

-No -jadeó-. Prescindí de ese poder cuando me pediste que no volviera a hacerlo.

La alzó y la sentó en el borde de la cama mientras él se quedaba de pie entre sus rodillas. Ella
le sonrió de un modo que lo dejó flotando y comenzó a desabrocharse la parte delantera del
camisón, ofreciéndole sus pechos desnudos.

Ardiendo de deseo, Nick le separó las piernas para poder mirarla. ¡Por los dioses! Cómo le
gustaba contemplarla. Se puso de rodillas y la tomó con la boca.

Ella dejó escapar un grito ahogado al sentir la boca de Nick sobre su sexo. Él cerró los ojos,
la acarició con la lengua y notó cómo le temblaban los muslos, a ambos lados de su cabeza,
mientras la llevaba al orgasmo. Lo agarró del pelo y comenzó a mover las caderas, frotándose
contra él.
-¡Oh, sí! -gimió.

Nick esperó hasta que pasó el último estremecimiento y, sólo entonces, se levantó.

_________ lo miraba con los ojos cargados de deseo. Se incorporó hasta quedar de rodillas en la
cama y acabó de desvestirlo. Una vez estuvo desnudo, bajó del colchón y se colocó delante de
él, dándole la espalda.

Sin necesidad de explicaciones, Nick supo lo que quería. De su garganta escapó un gruñido al
tiempo que se introducía en ella desde atrás con un poderoso envite.

Ella gimió de placer, se alzó hasta quedar de puntillas y volvió a descender para recibir su
verga hasta el fondo.

Nick temblaba de arriba abajo.

La besó en el hombro y deslizó la mano por la tersa piel de su vientre antes de buscar los rizos
de su entrepierna para acariciarle el clítoris. Comenzó a mover la mano muy despacio y dejó las
caderas inmóviles. Quería que fuese ella la que tomara el control de la situación.

Y ella se encargó de moverse hasta que volvió a correrse de nuevo, gritando su nombre.

Nick salió de ella al sentir que sus poderes se desvanecían ante la proximidad de su orgasmo. El
dolor del deseo insatisfecho era tan grande que tuvo que concentrarse en seguir respirando para no
doblarse en dos.
Pero, por una vez, _________ no parecía estar dispuesta a compadecerse de él; al contrario, se dio
la vuelta y lo besó con avidez.

-_________ -jadeó él, intentando alejarse.

-Shhh, Nick -murmuró sobre sus labios-. Confía en mí.

En contra de todos sus instintos, lo hizo. Dejó que lo tumbara en la cama, que se subiera sobre él
y volvió a estremecerse cuando guió su verga de nuevo al interior de su cuerpo. Era tan
maravilloso estar dentro de ella... sentir el placer de _________ mientras lo montaba.

Cuando sintió que su orgasmo era imparable, se dejó guiar por ella y dio la vuelta en el colchón
hasta que la tuvo debajo, con sus piernas alrededor de la cintura. Sintiéndose un poco mejor en esa
posición, comenzó a penetrarla con embestidas fuertes y rápidas.

Y, esta vez, cuando estaba a punto de retirarse, ella lo envolvió con todo su cuerpo y lo abrazó
con fuerza. Nick frunció el ceño al sentir que _________ movía las caderas, introduciéndose su
miembro hasta el fondo y gimiendo mientras su vagina se cerraba a su alrededor.

-_________, para -jadeó sin aliento. Si seguía haciendo eso, estaría perdido.

Intentó retirarse otra vez y, de nuevo, ella se lo impidió, frotándose contra él. Nick apretó
los dientes intentando detener el orgasmo. Y lo consiguió hasta que sintió que ella se corría de
nuevo. Los gritos de _________, combinados con los espasmos de su cuerpo, fueron más de lo que
podía soportar.
Y, en contra de su voluntad, alcanzó el clímax. Echó la cabeza hacia atrás y gritó por la
intensidad del placer. No había nada mejor que estar entre los brazos de _________. En su cuerpo.

Por primera vez en dos mil años, se sintió en casa.

Mientras esos sentimientos lo embargaban, notó que sus poderes de Cazador Oscuro se desvanecían.

¡No!

_________ le dio un beso ligero en los labios y se giró, con él en los brazos, hasta que lo dejó
apoyado sobre el colchón, con ella encima. Estaba demasiado débil para protestar. Lo único que
podía hacer era mirarla.

Ella salió de la cama y se puso una bata.

-¿_________? -la llamó.

Regresó al momento con una copa de vino.

-No pasa nada. Estoy aquí, amor mío -le dijo.

Le acercó la copa a los labios y él bebió, totalmente confiado. Tras unos minutos, la habitación
comenzó a girar a su alrededor.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Nick , consumido por el terror.

Pero lo sabía. Como Theone hiciera, tantos siglos atrás, _________ lo había drogado.

Lo último que alcanzó a ver fue cómo ella abría la puerta de la habitación para dejar pasar a
Desiderius.
Nick se despertó maniatado, con las manos sobre la cabeza. Estaba de pie, sobre un muro oscuro y
húmedo en una casa desconocida. La habitación, que parecía antigua, estaba iluminada por velas
cuya luz proyectaba sombras danzarinas a su alrededor. Se escuchaban murmullos de voces. Por el
aspecto del lugar, suponía que se trataba de una vieja mansión, probablemente no muy lejos de su
propia casa, en el Garden District.

Al observar con más atención la estancia, se dio cuenta de que _________ y Desiderius estaban muy
cerca de él. El Daimon la abrazaba por los hombros.

La incredulidad de la situación lo dejó abrumado.

Otra vez no. ¡Dioses del Olimpo! Otra vez no.

¿Cómo podía haber sido tan imbécil?

Su mente había intentado decirle que algo iba mal. Había sabido, desde un principio, que
Desiderius sería capaz de atraparla. Pero no había hecho caso de sus instintos. Había dejado que
su amor por ella, y la necesidad que despertaba en él, lo cegaran.

Cerró los ojos con fuerza.

Lo que más dolía era saber lo que el Daimon planeaba hacer con ella una vez acabara con él. Sin
su protección, _________ estaba a merced del vampiro.

Le ocurriría lo mismo que a Theone. Cuando Valerius lo ejecutó, arrojó a su esposa a la calle
diciéndole que no quería a una puta en la cama que, algún día, pudiera entregarlo impasiblemente
a sus enemigos.
Puesto que Theone había traicionado al líder del ejército macedonio y había sido la causante de
su derrota, le resultó imposible regresar a casa. La villa que tanto había amado había sido
incendiada, sólo quedaron los cimientos. Todas sus posesiones fueron confiscadas. Perseguida por
sus compatriotas, huyó de Grecia a Roma y acabó como prostituta, cayendo cada vez más bajo.

Murió, de una enfermedad venérea, apenas dos años después que él. Al final, se enfrentó al
destino que tanto había intentado evitar.

Al abrir los ojos, Nick miró a _________. Llevaba unos vaqueros y un jersey negro de cuello
vuelto. El pelo peinado hacia atrás dejaba su perfil bien a la vista. Agarraba con fuerza una
muñeca.

¿Cómo había sido capaz de hacerle esto?

Pero, en ese momento, supo la verdad. Los poderes de Desiderius habían sido demasiado para ella. A
pesar de los esfuerzos de D'Alerian, el Daimon había invadido sus sueños y ahora controlaba su
mente.

La ira le oscureció la visión. No iba a permitir que la matara. Así no. Olvidando la debilidad
que lo invadía, agarró las cuerdas y tiró con toda la fuerza de la que fue capaz.

-Vaya, estás despierto.

Desiderius y _________ se acercaron hasta quedar frente a él. Con una mirada burlona, el Daimon
colocó una mano sobre el hombro de _________.

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