lunes, 22 de agosto de 2011

Dominada por el Deseo. Capitulo 16

Y lo que era peor aún. Después de excitarla hasta hacerla jadear por todo lo que había jurado que nunca desearía, después de satisfacerla más allá de cualquier fantasía erótica que pudiera haber tenido, Nick, sencillamente, se había despertado en algún momento de la noche y se había ido. No, no había esperado devoción eterna ni confesiones de amor. Sería una locura. Por otra parte, Nick no parecía el tipo de hombre que se doblegara ante algo tan tierno como las emociones. La simple idea la haría reír, si estuviera de humor.
Fuera como fuese, el hecho es que se había entregado a alguien —y además repetidas veces— que podría poner su mundo del revés y convertirla en alguien que horrorizaría a su propia madre, o que Andrew despreciaría. La convertiría en una depravada, algo con lo que no estaba segura de poder lidiar. Luego, él la abandonaría.
Tenía que ponerle fin aquello, incluso aunque esa temeraria parte de su alma deseaba ardientemente a Nick y la dulce locura del placer que le daba.
Y eso no podía ser. Aparte de esa noche de sexo, no tenían nada en común. Sencillamente, Nick tenía una actitud despreocupada que no encajaba en su mundo. Y ella no quería encajar en el de él, un mundo lleno de órdenes susurradas, ataduras de terciopelo, azotainas y actos que la horrorizaban y fascinaban a la vez.
¿Y cómo podía estar contemplando si quiera la posibilidad de compartir más noches de locura con Nick?
La había desafiado a que se entregara a él sólo por una noche. Bien, pues ya lo había hecho y no iba a ocurrir de nuevo. Ahora sólo tenían que descubrir la identidad del acosador y ella podría recuperar su vida. Y encontrar la manera de olvidarse de Nick antes de que la sometiera por completo.
Si lo miraba por el lado bueno, cuando llegara el momento de presentar el tema de la dominación en su programa Provócame, estaría más que preparada.
Sonriendo sardónicamente ante su propio humor negro, _____________ se levantó y buscó por la habitación algo con lo que cubrir su desnudez y protegerse del frío de la mañana. Más tarde, después de vestirse con una enorme sudadera de Nick que le llegaba hasta la mitad del muslo y un par de calcetines, se peinó el pelo con los dedos para deshacer los peores enredos. Maldición, ni siquiera había podido encontrar ropa interior. Y el resto tendría que esperar. Le rugía el estómago y tenía que comer.
Respirando hondo, _____________ abrió la puerta del dormitorio y salió al pasillo.
Lo último que esperaba ver era a otro hombre en medio de la cocina.
De complexión fuerte y antepasados obviamente alemanes, el hombre era unos diez centímetros más alto que Nick que no era precisamente un enano. El pelo castaño claro con un corte militar, la mandíbula cuadrada y los anchísimos hombros lo hacían rezumar virilidad por los cuatro costados. Pero fueron los ojos, brillantes, perspicaces y de un profundo azul claro —que la fulminaron por encima del hombro de Nick con una descarada y abrasadora apreciación—, los que sobresaltaron a _____________.
La miraba como si sospechara que había pasado la noche haciendo el amor con Nick. Como si su comportamiento licencioso no hubiera sido ya lo suficientemente malo, aquella nueva revelación provocó que sus mejillas se cubrieran con un rubor mortificante.
Nick se giró para mirarla paralizada en el pasillo. Lo más probable es que ella pareciera un ciervo cegado por los faros de un coche, pensó _____________, obligándose a respirar hondo y a enfrentarse a la mirada del desconocido.
—_____________ —la llamó Nick.
Ella lo miró. Dios, estaba guapísimo por la mañana. Sólo su voz, susurrante y ronca, con un leve matiz dominante, la hacía excitarse y mojarse una vez más. Mala señal, muy mala.
El estómago le dio un vuelco, y sus mejillas se ruborizaron de nuevo cuando recordó por segunda vez todo lo que habían hecho la noche anterior.
Los ojos oscuros de Nick ardían con los recuerdos, incluso cuando cruzó los brazos sobre el enorme pecho y apretó los dientes. Su postura no invitaba a un beso de buenos días aunque ella hubiera estado dispuesta a dárselo. ¿Era ese hombre distante el mismo que había entrelazado sus extremidades con las de ella en un tierno abrazo protector durante la oscuridad de la noche?
—Este es mi socio, Joe Trenton —dijo sencillamente.
Nick y el recién llegado se parecían tanto como la noche y el día, como la luz y la oscuridad, pero sus cuerpos y ojos duros, estaban cortados por el mismo patrón militar. Sintió un escalofrío. Demasiada testosterona en una sola habitación.
El enorme guerrero pasó junto a Nick y extendió la mano con una sonrisa cordial que transformó la
expresión inescrutable de su cara en otra sorprendentemente amigable.
Vacilando, _____________ extendió la mano y se la estrechó.
—_____________ O'Malley.
— Nick, eres un aprovechado. Siempre andas acaparando a las chicas bonitas. Debería darte una
patada en el trasero.
Nick bufó.
—Bueno, puedes intentarlo.
Joe sonrió ampliamente.
—Más tarde. Fuera. Tú, yo y los caimanes. —Miró a _____________ soltando un suspiro
conspirador—. Si me permites, te diré por quién puedes apostar. Mejor aún, quizá pueda
convencerte de premiar con un beso al ganador. Te prometo que nunca verás ningún otro combate
igual.
El tono burlón agradó a ______________ de inmediato. A pesar de lo delicado de la situación, ella
se sintió relajada y le devolvió la sonrisa.
—No estoy dispuesta a ser considerada una apuesta —bromeó ___________ mirándolo a los ojos.
—Buena chica —la elogió Nick —. Y si mi socio no deja de meterse en donde nadie le llama,
acabará encontrándose con la nariz rota...y todavía más feo de lo que ya es.
Joe se rió y se acercó con paso lento hacia Nick para darle una palmadita en el hombro.
—No eres demasiado sutil, Nick. —Lanzó otra acalorada mirada en dirección a ______________,
disfrutando un buen rato de las piernas desnudas y de la forma de sus pechos sin sujetador a través
de la sudadera—. Eres un bastardo afortunado.
_______________, desconcertada, se mordisqueó el labio bajo esa mirada apreciativa. Se sentía
vergonzosamente intrigada. Joe parecía el protagonista de una película sobre la guerra fría, no
era su tipo. Aunque tampoco lo era Nick si lo pensaba bien. Pero... no importaba; no quería pensar
en ello.
— ¿Has venido aquí por alguna razón en concreto o sólo para atormentarme? —le replicó Nick
con aspereza.
A pesar del sarcasmo que notó en su voz, ____________ tenía claro que Joe y él eran grandes
amigos. Nick no confiaba en demasiadas personas, pero apostaría lo
que fuera a que le confiaría la vida a ese grandullón rubio. Sin embargo, en ese momento, Nick
estaba tenso y vigilante, incluso un poco enfadado. Fingía bromear con Joe, pero no lo hacía.
—Bueno, ya sabes que jamás dejo pasar la oportunidad de atormentarte. Y no es que necesite
esforzarme mucho.
—No, te sale a la perfección.
—Años de práctica —suspiró Joe—. Pero he venido aquí por una razón. —Se volvió hacia
______________, esta vez con aire serio—. Puede que tú también quieras oír esto. Es sobre tu
acosador.
Ella contuvo el aliento. Con todas esas emociones conflictivas que bullían en su interior y esas
bromas, se había olvidado de ese homicida lunático. Menuda tonta.
—Bueno. Hum, dame un minuto. No puedo enfrentarme a eso sin comer algo antes.
—Y de tomar un buen café, claro —añadió Joe.
_____________ frunció el ceño. Nick se rió.
—No le gusta —le dijo aNick.
Joe arqueó una de sus cejas leonadas.
— ¿Es humana?
Poniendo los ojos en blanco, _______________ regresó al dormitorio. Si iba a enfrentarse a toda esa
testosterona tenía que cubrirse el trasero con algo más que el faldón de una sudadera. En cuanto
recuperó la bata de Nick, entró en el baño y se cepilló los dientes y el pelo.
Cuando salió al pasillo de nuevo, Nick y Joe estaban sentados en la mesa redonda de la cocina, con
sendas tazas de café en la suave superficie de pino. A ella la esperaban una tostada y un vaso de
zumo de naranja.
Miró a Nick sorprendida. Él le señaló la silla sin decir nada.
¿Había hecho la cena y ahora eso? ¿El hombre que la había atado y le había dicho cómo debía
comportarse en el dormitorio para llevarla directamente a un increíble orgasmo se había convertido
en su cocinero personal? ¿Le gustaba que él se ocupara de ella?
—Gracias —murmuró, completamente confundida, mientras se acomodaba en la silla frente a Joe.
Nick, que estaba sentado a su izquierda, asintió y se volvió hacia su socio.
—Joe tiene algunos contactos en el FBI. Han estudiado las copias de las fotos que ese enfermo
bastardo te ha enviado, y el patrón de comportamiento.
Joe agarró la taza de café y observó a _____________ desde el otro lado de la mesa; era una
presencia imponente, incluso en esa espaciosa habitación. _____________ contuvo el aliento,
esperando que él supiera algo, cualquier cosa que ayudara a atrapar a su Norman Bates personal
antes de que se convirtiera en un auténtico psicópata.
—El acosador es, con toda probabilidad, un hombre entre veinte y cuarenta y cinco años. Alguien
conocido. Su comportamiento es el de una pareja celosa en extremo. Está totalmente obsesionado
contigo.
—Pero aunque él me conozca, quizás yo no lo haga. Es decir, si así fuera, ¿no querría que yo
supiera quién es?
—La manera en que oculta su identidad es algo inusual. Quizá lo haga a propósito o piense que es
obvio que tú deberías conocerlo. A juzgar por las pruebas que tenemos, creemos que es esto
último. No creo que esa persona esté intentando ocultar su identidad. Eso es lo que lo hace tan
peligroso.
_____________ suspiró, cada vez más atemorizada por las palabras de Joe.
—¿Podría existir otra explicación?
—No, el hecho que te siguiera a Houston cuando fuiste a casa de tu novio, nos indica que va en
serio —añadió Nick.
Deke volvió la mirada hacia ella con la sorpresa reflejada en sus cejas arqueadas.
¿Novio? _____________ hizo memoria. La tensa mandíbula de Nick y su ceño oscuro la hicieron
recordar de repente que ya le había mencionado que estaba comprometida con Brandon. La mentira no
había logrado que se mantuviera a distancia. Pero revelar la verdad en ese momento, sólo le daría
alas a Nick para conseguir cualquier acuerdo sexual que quisiera obtener de ella. No. Mejor
aferrarse a la mentira que podría esgrimir como excusa si se le acercaba de nuevo. La próxima vez,
tendría que acordarse de que se suponía que era una mujer comprometida.
—Entre Los Angeles y Houston hay demasiada distancia para que sea una broma —convino ella.
—Exacto —dijo Joe—. Pero que te haya tiroteado sugiere que en su mente sólo hay lugar para la
venganza.
—Piensa que eres suya —dijo Nick—. Pero fue al verte conmigo tomando café cuando intentó
dispararte por primera vez. Como si quisiera castigarte e impedir que cualquier otro te tuviera.
—Es de locos. —_____________ hizo una mueca.
—Los acosadores no son gente normal y agradable—dijo Joe, encogiendo los hombros.
Ella suspiró.
—Pues no tengo ni idea de quién es.
—Estoy seguro de que lo conoces, _____________. Es alguien que en algún momento de tu vida ha
estado próximo a ti, bien sea como amigo o como amante. Pero por lo que parece, cree que eres suya,
lo que le da derecho a castigar tu mal comportamiento, como por ejemplo estar viéndote con otro
hombre. Está claro que es bastante tenaz.
—Sí, sé ve que no es cosa de un día. —El nudo de aprensión de su estómago se apretó
todavía más.
1—Bien —dijo Joe—. Nick y tú estáis haciendo todo lo que está en vuestra mano. Por ahora es
mejor que te quedes aquí. Así que no intentes ser Doña Independencia.
Alejarse de Nick sería genial para su amor propio, pero terrible para su seguridad. _____________
suspiró.
—Me molesta tener una niñera, pero hasta que sepa quién es y se hayan ocupado de él, me siento
más segura estando con alguien.
—Bien. ¿Te ha llamado alguna vez al móvil? —preguntó Joe.
—No. Hace seis meses que conseguí un número nuevo. Sólo tres personas lo tienen: mi madre,
Brandon y mi agente.
— ¿Brandon?
—Su novio.
El rencor de Nick al contestar a su socio la aturdió. No sonaba precisamente contento por el hecho
de que ella pronto estaría casada con otro. _____________ frunció el ceño. Ya había obtenido
todo lo que quería de ella, ¿no? No podía estar celoso.
—Ah, y mi ayudante de producción, Reggie, también tiene el número.
Nick y Joe se miraron de reojo.
— ¿Qué sabes de Reggie?
Estaba claro que sospechaban de él. _____________ iba a decirles que eso era absurdo. Reggie era un
cruce entre un osito de peluche gigante y un padre sustituto. Pero entonces se dio cuenta de que
cualquiera podría ser sospechoso. Cualquiera, no importaba lo absurdo que pareciera.
—Reggie ha estado conmigo desde que comenzó el programa. Tiene algo más de cuarenta años.
Divorciado. No parece un mal tipo. Pero supongo que nadie lleva tatuado en la frente la palabra
acosador.
—Exacto. ¿Hablas con él sobre cosas personales?
Ella se encogió de hombros.
—Supongo que a veces. Me dejó llorar sobre su hombro un par de veces después de que terminara
con Andrew. Luego, cuando la cadena renovó Provócame, el equipo solía reunirse en un bar de moda
de Los Angeles. Reggie y yo coincidimos allí algunas veces. Una noche, él me contó lo de su
divorcio y cómo le engañó su esposa, y yo acabé como una cuba, así que me acompañó a casa.
— ¿Te has acostado con él? —la aguijoneó Nick.
_____________ abrió la boca.
— ¡No! Ya te he contado mi pasado, el cual, estoy segura, has compartido con Joe.
—Sólo lo que consideraba más importante —dijo Joe con una mueca de pesar—. Pero eres libre
de contármelo todo. Y en particular cualquier detalle jugoso.
Nick se volvió en su asiento y le lanzó una mirada furiosa a Joe.
—O no —añadió el gigantesco rubio.
La mirada de _____________ fue de uno a otro ¿Qué demonios pasaba allí? Nick actuaba de una
manera casi posesiva. Contuvo un bufido. Bueno, como si ella fuera importante para un tío como
Nick. Para él, ella sólo era un juguete.
— ¿Podría ser que estuvieras demasiado ebria para recordar haberte acostado con Reggie?
—preguntó Nick.
—No. Me desperté al día siguiente con las bragas puestas.
Nick se relajó y miró a su amigo.
—¿Algo más, compañero?
La respuesta de Joe fue inusitadamente seria.
—Por el momento no. Me llevaré las fotos originales para que las analicen, a ver si encuentran
alguna huella o pista.
—No lo creo posible —dijo ella.
—Yo tampoco —admitió Joe con un encogimiento de hombros—. Pero nunca se sabe. Tal vez tuvo
algún descuido, o no se planteó que intentarías analizarlas. No sabré nada hasta dentro de unos
días. Tendrás que tener paciencia. Llegaremos hasta el fondo del asunto. —Le palmeó la mano.
De repente, Nick se puso de pie. Su silla rechinó en el suelo de madera, rompiendo la silenciosa
quietud matutina. Estaba tenso cuando le dio a Joe una palmada en la espalda.
—Tenemos que hablar de negocios.
Joe vaciló, esbozando una sonrisa. _____________ tuvo el presentimiento de que la orden le hacia
gracia.
—Vale. —Miró a _____________—. Ha sido un placer conocerte.
Cuando extendió la mano por encima de la mesa, _____________ apenas tuvo tiempo de estrechársela
antes de que Nick lo instara a seguirlo hasta la puerta del final del pasillo. La abrió y lo
empujó para que entrara. Los observó desaparecer con el ceño fruncido. ¿Qué demonios le pasaba
a Nick?
Nick contuvo el deseo de cerrar la puerta de un portazo. También se contuvo para no pegarle un
puñetazo a Joe en la cara, aunque eso le costó un poco más.
«¿Qué demonios me pasa?»
—Bueno, sea lo que sea, suéltalo ya —le exigió Joe, sentándose en la silla al lado del
ordenador.
Nick no fingió no entenderle.
Suspiró y se dejó caer pesadamente en la silla. ¿Por dónde podía empezar? Todo esa historia se
estaba volviendo cada vez más complicada. Venganza, lujuria, intento de asesinato, sexo intenso...,
y todo en los últimos dos días.
Pero como en toda historia, Nick supuso que lo mejor sería empezar por el principio.
—Mi ex-esposa me puso los cuernos con otro hombre antes de dejarme.
—Lo mencionaste una vez, uno de tus fines de semana locos en Nueva Orleáns.
—Con Brandon Ross.
Joe frunció el ceño.
— ¿Brandon Ross? ¿El mismo Brandon con el que _____________ está comprometida?
Nick apoyó los codos en las rodillas y miró atentamente a su amigo.
—El mismo.
—Diría que es demasiada coincidencia que hayas terminado protegiendo y metiendo bajo tu techo a
la novia de tu enemigo y, a menos que me equivoque, también la has metido en tu cama. Te conozco lo
suficientemente bien para creer que no puede existir tal coincidencia.
—Lo había planeado —confirmó Nick—. Hasta el último detalle. Iba a seducirla, a tirármela
y a restregárselo a Brandon por las narices de la misma manera en que él hizo conmigo.
Joe soltó un silbido.
—Eso es tener agallas, amigo. Retorcido, pero con un par de pelotas. ¿Qué ha ocurrido?
Nick se puso de pie, paseándose de un lado a otro por la pequeña estancia sin ventanas. ¿Desde
cuándo la habitación se había vuelto tan pequeña? Nunca se lo había parecido antes.
Le dio la espalda a Joe. Suspiró. Entrelazó las manos. Merde, estaba nervioso.
No, era mucho más que eso. Estaba furioso porque la rabia que había sentido por Brandon antes de
poner en marcha todo el asunto, el propio deseo de vengarse de su antiguo amigo, estaba siendo
usurpado por el deseo de volver a tener a _____________ bajo su cuerpo. Estaba furioso porque
durante toda la noche, _____________ no había sentido ni una pizca de remordimiento por haber
engañado a su novio, y porque aún había logrado contener una parte de sí misma. Maldita sea, su
cuerpo, su cara le decían que aún no había experimentado todo lo que deseaba.
Luego, había tenido que soportar el flirteo de Joe con ella y con tener las ganas de partirle la
cabeza a ese rubio gigantesco.
Y por encima de todo eso, estaba ese deseo..., Nick luchó contra la necesidad que burbujeaba en su
vientre. Hacía menos de cuatro horas que había estado en el interior de _____________, y ya estaba
de nuevo agonizando, jadeando y babeando
por ella. Deseaba volver a saborearla. Esa necesidad lo enfurecía, y lo hacía perder el control.
Indudablemente, eso era inaceptable.
—No lo sé —dijo Nick finalmente—. Sencillamente... no es tan fácil como creía.
—¿Has pagado al acosador para tenerla dónde querías?
—Me conoces muy bien. No te habría llamado si todo esto fuera un montaje. Sólo había pensado en
seducir a _____________ en Lafayette. Convencerla de que Brandon no era el mejor hombre para ella, y
luego dejarla. Pero hay un acosador de verdad, y cuando le disparó en medio de la multitud a plena
luz del día, estaba jodidamente aterrorizada. Así que la traje aquí.
—Me parece lógico, pero no entiendo ese sentimiento posesivo. No va contigo. En el pasado, hemos
compartido...
—Ni siquiera lo pienses —gruñó Nick—. _____________ es muy reservada. Además, es una mujer
que lucha por su vida, no una furcia que nos hayamos ligado en un pub.
—Sin embargo, nada de eso te ha impedido tirártela.
—Déjalo ya, maldita sea.
—Está bien. —Joe respondió al gruñido de Nick con una sonrisa torcida y levantó las manos en
un gesto de rendición—. No tendré más pensamientos lascivos sobre ese bomboncito pelirrojo que
hay ahí fuera.
Nick se masajeó los hombros, intentando aliviar la tensión. Demonios, una noche con _____________
atada y a su merced, y ya empezaba a perder la cabeza. Deseaba poder librarse de todos esos
pensamientos lascivos sobre ella con tanta facilidad como Joe. Pero no podía. Deseaba a
_____________. Y la deseaba ya.
—La pregunta es, ¿por qué ese rollo del amante celoso? — Joe lo atravesó con una mirada
penetrante, como si conociera cada maldito pensamiento que le cruzaba por la cabeza—. A menos,
claro está, que estés celoso de verdad.
¡Maldición! La amarga realidad era que los celos le roían las entrañas No cabía duda. Había
compartido algunas mujeres con Joe y había estado bien. Pero hacerlo con _____________... sólo de
pensarlo se ponía enfermo. El instinto le decía que a ella le encantaría un trío, si se
permitiera considerar esa posibilidad. Pero él se sentía posesivo con ella. Prefería masticar
clavos antes que permitir que su amigo y socio participara en la función.
Había algo en _____________ que lo conmovía profundamente y lo dejaba sin aliento. Nick tenía
demasiada experiencia para perder el tiempo mintiéndose a sí
mismo. El deseo que sentía por la prometida de Brandon tenía, sencillamente, poco que ver con la
venganza, y desear que fuera de otra manera no iba a cambiarlo.
Pero era algo más que todo eso. Hacer el amor con _____________ durante toda la noche no había
satisfecho su libido ni el deseo de traicionar a Brandon. En realidad, ella había sido perfecta.
Nick no recordaba haber mantenido nunca relaciones sexuales con una mujer de una manera tan
completa, como si pudiera ver dentro de ella, como si conociera todos y cada uno de sus deseos. Y
aunque había estado totalmente dentro de ella —al menos físicamente— no era suficiente.
Quería más, quería darle todo lo que necesitara, que ella se sintiera libre de pedirle cualquier
cosa que deseara.
Pero ella seguía sin confiar en él.
Maldita sea, no quería eso. Ansiarla no era parte del plan. Tirársela, plantar la semilla de la
duda para que dejara a Brandon y marcharse, ése ere el plan. Así de simple.
Pero no. Nick no sólo quería que dejara a Brandon para vengarse. Una temeraria desesperación lo
embargaba. No estaba seguro de poder dejarla marchar. Si bien ella había engañado a Brandon,
saberlo no le bastaba. Había pensado que podía pasar de las mujeres desde el momento en que se
divorció de Kayla, pero con _____________ no podía. La deseaba más de lo que había deseado nunca
a su ex-mujer.
Por una parte, la estúpida hormona de la felicidad que llevaba dentro lo impulsaba a ganarse la
confianza de _____________, hacerla suya para someterla. Su instinto de posesión le exigía que la
reclamara.
Bueno, ya lo había admitido. Quizá ése fuera era el primer paso para recuperarse de esa locura y
centrarse en su venganza.
Nick siguió paseándose de un lado a otro de la habitación, sin poder concentrarse, como si su
mente hubiera sufrido un cortocircuito. Lo más probable es que fuera
debido a la maratón de sexo y a la falta de sueño.
Pero se conocía demasiado bien. Algo en su interior le gritaba que abandonara la venganza y
reclamara a _____________ para sí. Que la tratara como le gustaba tratar a las mujeres, que la
enseñara a aceptar sus más profundos deseos, que la cuidara. Que la hiciera suya para siempre.
También había algo que le decía que haberle enviado a Brandon el vídeo en el que tomaba a
_____________ contra la puerta había sido un error. Uno bien grande.
Con un suspiro, Nick se hundió en la silla. No debería preocuparle que Brandon viera la cinta en
la que poseía a _____________. Pero como el tonto que era, le preocupaba. Maldita sea, ojalá no
hubiera compartido los detalles de su primera vez juntos, y menos de esa manera.
Era una locura sentir remordimientos. ¡Enviarle el vídeo a Brandon era parte de su venganza! A
pesar de eso, Nick era consciente de que había enviado a Brandon algo que sólo les concernía a
_____________ y a él. ¿Qué decía eso acerca de sus sentimientos por ella?
Lo peor era que si _____________ se enteraba, no comprendería por qué lo había hecho, sólo
vería sus acciones como una enorme traición a su confianza. Una que socavaría cualquier avance
que hiciera con ella. Y si quería poseerla de nuevo, tenía que demostrarle que no sólo quería
tener relaciones sexuales con ella. Tenía que demostrarle que le importaba.
Maldita sea. Iba a tener que escoger entre _____________ o seguir con su venganza, porque una sola
noche salvaje con ella no había sido suficiente para saciarse. No había sido suficiente ni por
asomo. Al contrario, sólo había servido para que no se la pudiera quitar de la mente.
Pero, ¿cómo diantres podía renunciar a tres años de furia, de traición, de intrigas y odios?
¿Cómo podía renunciar a una dulce sumisa como _____________?
—Oh —se rió Joe—. _____________ te tiene cogido por las pelotas. Te tiene bien atado. Qué
fuerte. No es que te culpe. Parece tener un polvo que...
—Cállate. No hables de _____________ de esa manera —gruñó Nick.
En cuanto las palabras abandonaron su boca, se dio cuenta de que no había hecho sino confirmar cada
una de las sospechas de Joe.
«¡Maldición!»
Joe se rió.

Nick se esforzó por aflojar la mandíbula tensa.
—Hablemos de trabajo.
Su amigo contuvo una amplia sonrisa.
—Claro. Venga. ¿Cuál de los sospechosos piensas que es el acosador de _____________?
—Podría ser cualquiera. —Nick encogió los hombros, intentando relajarse—. No creo que sea el
novio de la universidad que se casó hace poco y acaba de tener un bebé. También creo que
_____________ tiene razón sobre Brent Pherson. Un jugador de fútbol americano que esté de gira no
pudo haberle sacado esas fotos. Lo que sólo nos deja a su antiguo novio, el ayudante de producción
o algún admirador secreto.
—Sospecho que el viejo Reggie tiene madera de psicópata. No es tan leal como _____________ cree.
Caramba, le pagué para contactar con ella, y le pasé información sobre mí para el programa. Me
cogió el dinero sin hacer preguntas, y me envió toda la información que le pedí por correo
electrónico. Aunque amenazó con castrarme si se me ocurría insinuarme a ella —dijo Nick con una
mueca.
—Así que la vendió y luego se volvió contra ti. Qué agradable. —Joe suspiró—. ¿En plan
novio celoso o tiraba más a padre protector?
—Es difícil de decir, hablé con él por teléfono. Puede haber sido cualquiera de las dos cosas.
—Es un buen elemento. Le investigué ayer. Descubrí que se había librado de la cárcel por
agresión sexual, debido a un tecnicismo legal.
El asombro embargó a Nick.
—¿En serio? ¡Maldita sea!
—Sí. Me pregunto si _____________ conoce algo del pasado de Reggie.
—Lo dudo. Dijo que era como un padre para ella. No creo que pensara así si supiera que es un
presunto violador. Pero, por si acaso, también tenemos que descartar a los admiradores y a los
vecinos, en caso de que...
—Mi intuición me dice que es un conocido de _____________, alguien en quien ella confía. Por eso
cuando descubramos quién, será la primera en sorprenderse.
Nick estaba tan preocupado por la seguridad de _____________ que se agarró a los brazos de la
silla. Ese tío estaba perdiendo la paciencia, y Nick estaba seguro de que daría problemas antes de
que lo atraparan y le pararan los pies.
—Exacto.
—Así que no te despegues de _____________. Tienes que vigilarla las veinticuatro horas del día.
Claro, eso sería de gran ayuda para apagar el deseo de su vientre y mantenerle cuerdo, ja.
—Sí.
Echando hacia atrás la cabeza, Joe se rió a carcajadas.
—Por lo que veo, la deseas tanto que no lo puedes controlar.
Nick suspiró. Odiaba ser tan transparente como el cristal.
—Sí.
La pregunta era, ¿su venganza o _____________? ¿Qué debería elegir?
—Cuídate, _____________. —Joe se había detenido en la puerta de la cabaña.
—Gracias —murmuró ella.
Desde su altura, él bajó la vista, esos inusuales ojos azules brillaban con preocupación. Le
tocó el hombro con suavidad.
—Haré que examinen las fotos originales. Mientras tanto, Nick cuidará de ti.
A _____________ le había gustado Joe de inmediato. Ese rostro severo se suavizaba cuando sonreía.
Parecía agradable. Y lo suficientemente fuerte para protegerla. Y era de trato amable, por lo que
probablemente sería más fácil hablar con él.
A diferencia de cierta persona que conocía.
_____________ lanzó una mirada hacia la derecha, hacia Nick. Tenía la mirada fija en la mano de
Joe que le acariciaba el hombro. La furia de su mirada no podía ser confundida con otra cosa.
¿Qué le pasaba?
—Si Nick no te trata bien, llámame por teléfono. —Joe señaló el aparato negro que colgaba de
la pared—. Mi número está guardado en la memoria, en el botón número dos. Vendré corriendo si
me necesitas. —Le guiñó el ojo.
_____________ lo señaló con un dedo acusador, pero no pudo reprimir la sonrisa. Ese flirteo
provocador la seducía. Era un hombre que había nacido para coquetear. Lo más probable es que las
mujeres se mataran por llamar su atención, pero agradecía que intentara levantarle el ánimo
cuando estaba preocupada tanto por su seguridad como por su vida sexual.
Otra mirada a Nick le dijo que a él eso no le hacía gracia. Ni la más mínima.
—Gracias —murmuró—. Espero que me llames si encuentras huellas digitales en las fotos. O
alguna otra prueba.
Con otra caricia en el hombro, Joe arqueó las cejas.

—Puedes dar por sentado que estaremos en contacto
De nuevo, ella se rió. Luego él saludó a Nick con la mano y salió al pantano iluminado por la
puesta del sol.
La puerta se cerró y _____________ se quedó a solas con Nick. Un silencio atronador cayó sobre la
estancia. Dejó de sonreír. A lo lejos, oyó los chapoteos del bote de Joe saliendo del pequeño
muelle. Dentro, los latidos de su corazón rompían el silencio y se podía palpar la tensión en el
aire.
—Gracias por pedirle ayuda. Agradezco cualquier cosa que ayude a identificar al acosador y poder
retomar mi vida de nuevo.
Nick permaneció en silencio un rato antes de contestar.
—Joe es listo y está bien relacionado. Si hay alguna prueba en esas fotos, él la encontrará.
—Bien. —Ella asintió con la cabeza.
Luego se hizo otro incómodo silencio. _____________ no podía leer la expresión de Nick, pero
podía sentir su desaprobación flotando en el aire. Frunció el ceño completamente confundida.
¿Acaso pensaba Nick que el flirteo con Joe significaba algo? ¿O simplemente le molestaba tener que
hacerse cargo de ella después de haber conseguido que se entregara a cada uno de sus caprichos la
noche anterior? Quizá sólo quería que se fuera.
—Joe parece agradable —murmuró ella, intentando aligerar la tensa atmósfera.
Nick bufó.
—Joe es muchas cosas. Pensar que es agradable podría ser un gran error.
_____________ vaciló con el ceño fruncido por la confusión.
—Es tu socio. Si no es honesto...
—No he dicho que no sea honesto. Es de una honestidad a prueba de bomba. Es digno de confianza,
valiente e inteligente, jamás tiene una actitud negativa. Él representa todo lo que el ejército
quiere para sus fuerzas de élite. Pero en lo que respecta a las mujeres, no lo llamaría agradable.
—Parece como si me estuvieras advirtiendo contra tu amigo —lo acusó—, ¿Acaso te molestaría
que mostrara interés por él?
Nick se giró con los hombros tensos.
—Si ya lo pasas mal con las ataduras de terciopelo y las órdenes suaves, Joe aplastaría tus
delicados sentimientos, cher. En lo que se refiere al sexo, juega muy en serio... pero sólo si hay
tres personas en la habitación.
—¿Tres personas? ¿Le gusta mirar?
La risa ronca con la que Nick respondió a su pregunta la tomó por sorpresa.
—El sexo no es algo en lo que a Joe le guste ser un espectador.
Genial. Así que a ese alemán grandote con esa típica sonrisa norteamericana le gustaba lo que en
francés se llamaba un ménaje a trois. Una imagen —Nick por un lado, Joe por otro, los dos dando
placer a su cuerpo impotente y atado—, atravesó su mente, llenándola con el color rojo del
pecado. La humedad inundó su entrepierna. En un instante, se había puesto tan mojada que casi
goteaba. El clítoris le dolía sin piedad.
_____________, mareada y avergonzada, apartó la imagen de su cabeza.
—Oh.
—Sí, oh. —Nick le respondió con una amplia sonrisa que no desapareció mientras la seguía al
interior de la cabaña.
—A su lado soy como un inocente niño de coro.
_____________ casi se atragantó.
— ¡Estás de broma! ¿Tú cantando en un coro?
—Oye, estuve en el coro hasta la adolescencia. El director del coro de Nuestra Señora de la
Perpetua Esperanza decía que cantaba como un ángel.
—Pues tienes la mente de un diablo.
Nick sólo sonrió.
—Apenas te he dado una muestra, cher. Podría enseñarte muchas más cosas...
_____________ lo creyó. Sin ningún género de dudas. Sólo pensar en las sensaciones y
sentimientos en los que la podría iniciar la hacía temblar y sufrir. Y no sólo por la increíble
liberación que eso le podría proporcionar. En sus brazos, en su cama, se había sentido libre y
viva. La asustaba pensar que el único lugar donde podía sentirse completamente libre era atada a
la cama de Nick.
«Dios, no. Por favor, no».
—No lo harás —prometió ella—. Me pediste una noche. Te la di. Ya sé suficiente para hacer
el programa. Es todo lo que necesito.
Nick se acercó a ella, cogiéndola desprevenida.
— ¿Me estás diciendo que no te gustó?
¿No sería maravilloso poder decírselo y que se lo creyera? Pero _____________ sabía que no era
tan crédulo.
—No. Pero eso no quiere decir que quiera repetirlo.
— ¿Qué te detiene, tu prometido?
_____________ apretó los dientes. Maldita sea, había sostenido la mentira de su relación con
Brandon para mantener a Nick a distancia, pero lo único que había conseguido era liar más las
cosas. De hecho, la pregunta parecía una burla por ser tan pervertida como él.
—Hasta cierto punto. —Tal vez fingir remordimientos le quitaría las ganas—. Sí, me siento
culpable.
—Puede, pero no lo pareces. ¿Por qué no llevabas el anillo de compromiso cuando viniste a hablar
conmigo de sexo?
—A-aún no tengo. Quiero escogerlo yo.
Nick la estudió con la cabeza ladeada y esos oscuros ojos perspicaces.
—Creo que estás más asustada de tus deseos que de engañar a tu prometido. ¿Acaso puedes
negarlo?
¿Cómo podía saberlo? ¿Cómo, con sólo mirarla, podía deducir todo eso?
—Vete al infierno. Te di una noche, como quedamos. No me convencerás para que te dé otra. No
quiero saber nada más de dominaciones. Ni de sexo. Ni siquiera quiero hablar de ello.
Sacudiendo la cabeza, _____________ se dio la vuelta. Medio esperaba que Nick la agarrara del brazo,
que la detuviera, o que, simplemente, soltara un gruñido. Estaba casi en la puerta del dormitorio
cuando comenzó a preguntarse si lo habría dejado sin palabras. Sintió una sensación de victoria
y un desasosiego aplastante.
La voz de Nick la dejó helada para después convertir su sangre en lava líquida.
—Puedo cumplir tus fantasías, cher.
—Basta. —_____________ se detuvo con la mano en la manilla de la puerta. Aspiró con fuerza—.
Maldita sea. Para ya, sólo déjalo estar.
—Non. —Nick dio un paso en su dirección, luego otro, y otro, hasta que cogió a _____________
por la cintura, apretándole la erección contra el trasero y murmurándole al oído—: todas y
cada una de tus fantasías. Empezando desde ahora mismo.

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