jueves, 4 de agosto de 2011

Un amante de ensueño. Capitulo 20

Contuvo la respiración, anticipando el momento en que su mano bajara más y más.
________ se mordió el labio al tocar los duros abdominales. Miró hacia arriba y vio que Nick la observaba. Tenía los ojos medio cerrados y parecía estar saboreando cada caricia que sus manos dejaban sobre su cuerpo.
Deseando complacerlo, pasó la manopla sobre los rizos oscuros de su entrepierna. Nick jadeó cuando lo tomó entre sus manos con suavidad. Ella sonrió al sentir el repentino estremecimiento que agitó su cuerpo.
La expresión de sumo placer que se veía en su rostro hizo que ________ se sintiera encandilada. Con el corazón acelerado, deslizó la mano hacia arriba, para poder acariciar su miembro hinchado.
Escuchó cómo la ducha golpeaba la bañera un segundo antes de que él la envolviera entre sus brazos y enterrara los labios en su cuello.
________ tembló ante la sensación de sus cuerpos húmedos, desnudos y entrelazados. El amor que sentía por él fluyó por sus venas, rogando que sucediese un milagro que les permitiera pasar la vida juntos.
En ese instante, deseó poder sentirlo en su interior. Sentir cómo el tomaba posesión de su cuerpo de la misma forma que se había apoderado de su corazón.
Mientras la torturaba con los labios deliciosamente, enterró un muslo entre sus piernas y la sensación del vello sobre su carne hizo que el sentido común de ________ acabara por derretirse.
Enfebrecida, ________ se restregó contra su muslo y se deleitó al moverse contra los duros músculos que se contraían bajo sus piernas mientras seguía lamiendo su cuello. Cuánto amaba a este hombre. Cómo deseaba escucharle decir que significaba para él tanto como él para ella.
Nick pasó las manos a lo largo de la espalda de ________ y luego las movió hacia el frente.
Su mirada la abrasaba mientras la ayudaba a sentarse en la bañera.
- ¿Qué estás h...? -su pregunta acabó con un jadeo al sentir la lengua de Nick en la oreja.
________ percibió la tensión en los músculos de su brazo de él cuando cogió el cabezal de la ducha y volvió a atormentar su cuerpo con su pulsante calor. Lo movió lentamente, trazando círculos sensuales sobre sus pechos y su vientre. Enardecida por la estimulación del agua y el cuerpo de Nick, ________ luchaba por respirar.
Nick temblaba por la necesidad. Quería complacer a ________ como jamás había querido hacerlo con nadie. Deseaba verla retorcerse bajo él. Escucharla gritar cuando llegara al clímax.
Nick le separó los muslos con el codo y dejó que el agua de la ducha cayera directamente entre sus piernas.
________ emitió un entrecortado gemido al ser asaltada por una indescriptible oleada de placer.
- ¿Nick? -jadeó, mientras su cuerpo se estremecía. Los dedos de Nick la penetraron y comenzaron a moverse en su interior a la vez que los chorros de agua intensificaban sus caricias.Jamás, jamás había experimentado algo parecido. Nick giraba la muñeca haciendo que el agua cayera sobre ella en pequeños movimientos circulares, hasta que ya no pudo más.
Cuando alcanzó el orgasmo un segundo después, gritó aliviada.
Nick sonrió y mantuvo su cuerpo completamente inmóvil para no poseerla. Aún no había acabado con ella. Jamás podría acabar con ella.
Con las manos, la lengua y el cabezal de la ducha hizo que ________ disfrutara de cinco orgasmos más.
- Por favor -le rogó ella tras el último-. Ten compasión. No puedo más.
Decidiendo que ya habían tenido los dos suficiente tortura, Nick se giró y cortó el agua.________ era incapaz de moverse. Cualquier sensación, por pequeña que fuera, la hacía estremecerse. Observó cómo Nick se ponía de pie entre sus piernas y la miraba con una leve sonrisa.
- Acabas de matarme -balbució-. Ahora tienes que enterrar el cadáver.
Él se rió ante la ocurrencia. Salió de la bañera, alargó los brazos y la alzó.
________ se quedó embelesada al sentir su piel desnuda mientras la llevaba hasta la cama y la secaba con la toalla.
Muy lentamente y con mucho cuidado, utilizó el albornoz de un modo que ________ juraría que a nadie se le había ocurrido antes. Lo pasó sensualmente por sus hombros, sus brazos y sus pechos, y después descendió hasta el estómago trazando sensuales espirales.
- Abre tus piernas para mí, ________.
Sin fuerza de voluntad alguna, ella obedeció.
________ gimió al sentir la felpa sobre la trémula carne de su sexo. Súbitamente el albornoz fue reemplazado por los dedos de Nick.
- Nick, por favor. No creo que pueda soportarlo de nuevo.
Él no le hizo caso. Ni siquiera su propio cuerpo tuvo en cuenta su opinión. Y para su sorpresa, un nuevo orgasmo la asaltó.
Nick se inclinó y le susurró al oído:
- Podríamos seguir así toda la noche.
Ella lo miró a los ojos y entonces se dio cuenta del alcance de la maldición: su miembro estaba aún completamente erecto y tenía la frente cubierta de sudor.
¿Cómo podía soportar verla correrse una y otra vez sabiendo que él no podría hacerlo?
Pensando tan sólo en el amor que sentía por él, se incorporó hasta quedar sentada y lo besó.
Se alejó de ella como si fuera venenosa.
________ lo observó mientras utilizaba los peldaños de su cama como apoyo para ponerse en pie.
- Cada vez es peor -dijo con voz ahogada.
________ no podía hablar. No podía soportar verlo sufrir de aquella manera. Y se odiaba a sí
misma por haberlo llevado hasta el borde del abismo.
Sin mirarla siquiera, Nick recogió su ropa y salió de la habitación.
Pasaron varios segundos antes de que ________ pudiese moverse. Cuando finalmente consiguió ponerse
de pie, abrió la cómoda para sacar algo de ropa y sus ojos se quedaron clavados sobre la caja que
contenía los grilletes.
¿Cuántos días más tendrían antes de que lo perdiera para siempre?
Los días siguientes fueron los mejores de la vida de ________. Una vez se acostumbró a la regla que Nick impuso, que prohibía los besos y las caricias íntimas e incitantes, desarrollaron una relación agradable que fue casi una sorpresa para ella.
Pasaba los días en el trabajo, almorzaba a menudo con Nick y Yarelis, y dedicaba las noches a tumbarse entre sus maravillosos brazos.
Sin embargo, con cada día que pasaba, saber que iba a abandonarla a final del mes la dejaba destrozada.
¿Cómo iba a soportarlo?
Aunque la idea no abandonaba nunca su mente, se negó a pensar en eso constantemente. Viviría el momento y se preocuparía del mañana cuando llegara.
El sábado por la noche quedaron con Yarelis y Joe en Tip's, en el Barrio Francés. Aunque con bastante más afluencia de turistas que el original Tippitinas's, era la noche de Zydeco[1] y ella quería que Nick escuchara la música que Nueva Orleáns había hecho famosa.
- ¡Eh! -Les dijo Yarelis mientras se aproximaban a la mesa, en el fondo del local-. Empezaba a preguntarme si ibais a dejarnos colgados.
________ se sintió enrojecer al recordar el motivo de su retraso. Algún día de estos aprendería a cerrar la puerta del baño mientras se duchaba...
- Hola Nick, ________ -les saludó Joe.
________ sonrió al ver la escayola del brazo de Joe que Yarelis había decorado con pintura fluorescente.
Nick inclinó la cabeza a modo de saludo mientras retiraba una silla para que ________ se sentara y, después, hizo lo propio a su lado. En cuanto apareció el camarero pidieron cervezas y nachos, y Yarelis comenzó a seguir el ritmo de la música golpeando la mesa con la mano.
- Vamos, Lane -dijo Joe, malhumorado-. Será mejor que bailemos antes de que tenga que matarte por ese ruidito insoportable.
Con una ligera punzada de envidia, ________ observó cómo se alejaban.
- ¿Te gustaría bailar? -le preguntó Nick.
A ella le encantaba bailar, pero no quería que Nick pasara un mal rato. En su mente no había dudas de que él no sabía bailar música moderna. Pero, aún así, fue una invitación muy tierna por su parte.
- No, no pasa nada.
Pero él no la escuchó. Se puso en pie y le tendió la mano.
- Sí, claro que vas a bailar.
Tan pronto como llegaron a la pista de baile, ________ comprendió que aquel hombre bailaba tan bien como besaba.
Nick conocía cada paso y daba la sensación de que había nacido bailando. De hecho, sus movimientos eran elegantes sin perder el toque masculino y fascinante. ________ nunca había visto a nadie bailar así. Y por las envidiosas miradas femeninas que sentía clavadas en ella, podía imaginarse que todas aquellas mujeres tampoco habían presenciado antes nada semejante.
Cuando el grupo terminó de tocar se sentía excitada y estaba sin aliento.
- ¿Cómo...?
- Fue el regalo de Terpsícore -le contestó Nick mientras le pasaba el brazo por los hombros y la mantenía fuertemente pegada a su cuerpo.
- ¿De quién?
- De la musa de la danza.
________ sonrió.
- Recuérdame que le envíe una nota de agradecimiento.
Al comenzar la siguiente canción, Nick miró fijamente a su izquierda y frunció el ceño.
- ¿Pasa algo? -preguntó ella, mientras seguía la dirección de su mirada.
Él meneó la cabeza y se frotó los ojos.
- Debo estar viendo visiones.
- ¿Qué has visto?
Nick volvió a mirar entre la multitud, buscando al hombre rubio y alto que acababa de ver por el raJoeo del ojo. Aunque apenas había captado su imagen, juraría que se trataba de Kyrian de Tracia.
Con algo más de uno noventa de estatura, a Kyrian siempre le había resultado difícil perderse entre la multitud y, además, su modo de andar era bastante distintivo, ya que tenía un aura letal.Pero pensar que Kyrian estuviese en esa época era algo imposible. Debía ser la locura que volvía a hacer mella en él; ahora comenzaba a ver visiones.
- Nada -contestó.
Apartó el tema de su mente y la miró con una sonrisa. La siguiente canción era lenta y la atrajo hacia sus brazos, manteniéndola muy cerca de su cuerpo, al tiempo que se movían suavemente al ritmo de la música. ________ le rodeó el cuello y apoyó la cabeza en su pecho; podía inhalar el cálido aroma a sándalo que desprendía Nick. No sabía cómo, pero aquel olor conseguía que perdiera la cabeza por completo y que la boca se le hiciera agua.
Con la mejilla apoyada sobre la cabeza de ________, Nick comenzó a acariciarle el pelo mientras
ella escuchaba los latidos de su corazón. ________ podría quedarse así para siempre.
Pero la pieza terminó demasiado pronto. Y después de dos canciones rápidas, ________ tuvo que
regresar a su asiento. Simplemente, no tenía el aguante de Nick.
Al encaminarse hacia la mesa, se dio cuenta de que Nick ni siquiera tenía la respiración alterada;
pero eso sí, su frente estaba cubierta de sudor.
Él le apartó la silla. Se sentó muy cerca de ella y cogió su jarra de cerveza para tomar un gran
trago.
- ¡Nick! -dijo Yarelis con una carcajada-. No tenía ni idea de que podías moverte así.
Joe puso los ojos en blanco.
- ¿Pensamientos lujuriosos de nuevo, Lane?
Yarelis le dio un puñetazo a su marido en el estómago.
- Sabes que no es eso. Tú eres el único juguete con el que me apetece jugar.
Joe miró a Nick con escepticismo.
- Sí, claro.
________ vio cómo el rostro de Nick se ensombrecía.
- ¿Estás bien? -le preguntó.
Él le contestó con su sonrisa plagada de hoyuelos y a ella se le olvidó la pregunta.
Permanecieron sentados en silencio escuchando al grupo, mientras Nick y ________ se ofrecían nachos
el uno al otro.
Cuando ________ apartó la mano de los labios de él, Nick la capturó y se la llevó de nuevo a la
boca para chupar un poco de queso que se le había quedado pegado en la yema de un dedo. Pasó la
lengua sobre su piel y ________ sintió que el cuerpo le estallaba en llamas.
No pudo más que reírse al notar cómo el deseo la consumía. Cómo deseaba haberse quedado en
casa. ¡Le encantaría quitarle la ropa a Nick y lamer queso fundido sobre su cuerpo toda la noche!
Definitivamente, iba a añadir Cheez Whiz[2] a la lista de la compra.
Con los ojos brillantes, Nick llevó la mano de ________ hasta su regazo y comenzó a mordisquearle
el cuello antes de apartarse y tomar otro trago de cerveza.
- Yarelis -le dijo Joe llamando la atención de su esposa, que estaba mirando a ________ y Nick. Le
ofreció una servilleta-. Seguro que quieres limpiarte la baba que te gotea por la barJoea.
Yarelis puso los ojos en blanco.
- Gracie, necesito ir al baño. Vamos.
Nick se echó hacia atrás para dejarla pasar. Observó cómo ________ se perdía entre la multitud
y, casi al instante, las mujeres comenzaron a acercársele.
El estómago se le contrajo. ¿Por qué siempre tenían que revolotear a su alrededor? En ese
momento, deseó que por una vez en su vida pudiera sentarse tranquilo sin tener que mantener a raya
a un puñado de mujeres, de las cuales ni siquiera conocía sus nombres, antes de que empezaran a
sobarlo.
- Hola nene -coqueteó una atractiva rubia, que fue la primera en llegar a su lado-. Me gusta cómo
bailas. ¿Qué tal si...?
- No estoy solo -le contestó él, entrecerrando los ojos a modo de advertencia.
- ¿Con ella? -se rió la mujer mientras señalaba con un dedo hacia el lugar por donde ________
había desparecido-. Venga ya. Pensaba que habías perdido una apuesta o algo así.
- Yo pensé que lo hacía por pena -comentó otra mujer que se acercó junto a una morena.
Dos hombres surgieron en ese momento de entre la multitud.
- ¿Qué hacéis aquí vosotras tres? -preguntaron los tipos a sus compañeras.
Las mujeres contemplaron contritas a Nick.
- Nada -ronroneó la rubia, mirándolo por última vez antes de darse la vuelta y marcharse.
Los hombres lo miraron furiosos.
Él alzó una ceja con un gesto burlón y tomó otro trago de cerveza con total normalidad. Los
tipos debieron darse cuenta de que la idea de pelear con él era bastante estúpida, porque se
reunieron con sus chicas y se marcharon.
Nick suspiró, disgustado. Daba igual la época en la que se encontrara, algunas cosas no cambiaban.
- Oye -le increpó Joe alzándose un poco por encima de la mesa-. Sé que últimamente has pasado
mucho tiempo con mi mujer. Por tu bien, espero que no te estés metiendo en mi territorio. ¿Me has
entendido?
Nick tomó una honda bocanada de aire. Joe no; él no.
- Por si no lo has notado, sólo estoy interesado en ________.
- Sí, claro -masculló Joe-. No intentes confundirme; ________ me cae muy bien, pero no soy idiota.
No puedo creer que seas el tipo de hombre que se conforma con una hamburguesa cuando tiene un
montón de jugosos solomillos de ternera esperándolo.
- Sinceramente, me importa una mierda lo que creas.
________ vaciló cuando Yarelis y ella regresaron junto a Nick y Joe. La tensión de Nick era
palpable. Sostenía la cerveza con tanta fuerza que se sorprendía de que la botella no hubiera
estallado, hecha añicos.
- Joe -le dijo Yarelis mientras le pasaba los brazos alrededor del cuello-. ¿Te importaría mucho
si bailo con Nick?
- Joder, claro que me importa.
De inmediato, Nick se disculpó y se acercó a la barra.
________ lo siguió con rapidez.
Pidió otra cerveza justo cuando ella llegó a su lado.
- ¿Estás bien? -le preguntó.
- Estupendamente.
Pero no lo parecía. Definitivamente, no parecía estar bien.
- ¿Sabes una cosa? Sé cuando no estás siendo sincero conmigo. Y ahora confiesa, Nick. ¿Qué
pasa?
- Deberíamos marcharnos.
- ¿Por qué?
Nick lanzó una rápida mirada a Yarelis y Joe.
- Creo que sería lo más sensato.
- ¿Por qué?
Nick gruñó.
Antes de que pudiera contestarle, tres hombres aparecieron tras él y, por sus expresiones, ________
intuyó que no estaban muy contentos.
Peor aún, parecía que Nick era la fuente de todos sus problemas.
El más grande era un monstruoso culturista, siete centímetros más bajo que Nick, pero bastante
más musculoso y voluminoso. Hizo una especie de mohín al mirar la espalda de Nick de arriba abajo.
Y, en ese instante, ________ lo reconoció.
Robert.
El corazón empezó a latirle con rapidez. Físicamente, había cambiado muchísimo con los años.
Tenía la cara más redonda, con arrugas prematuras alrededor de los ojos, y había perdido mucho
pelo. Pero aún conservaba la misma sonrisa burlona.
- Éste era el que estaba con Amber -le dijo uno de sus acólitos.
Una calma mortal rodeó a Nick, haciendo que ________ se estremeciera de miedo. Ella no sabía de lo
que era capaz y, por lo que estaba viendo, Robert no había cambiado por dentro tanto como por
fuera. Un niñato de anuncio, rodeado de seguidores, que siempre se movía con su séquito. Todo lo
que hacía tenía que ser notorio para dejar claro su poder. Con ese ego de chulo de playa, estaba
claro que no se iría hasta que consiguiera enredar a Nick en una pelea.
Lo único que esperaba era que su general tuviera más sentido común y no cayera en la trampa.
- ¿Necesitáis algo? -preguntó, sin mirar a Robert ni a sus amigos.
Robert se rió y palmeó a uno de los suyos en el pecho.
- ¿Qué acento es ése? Tiene voz de pito. Pensaba que el niño bonito iba detrás de mi chica,
pero por su pinta y por su voz, creo que iba detrás de uno de vosotros.
Nick se giró y miró furioso a Robert. A cualquier otra persona con más entendederas, esa mirada
la habría hecho retirarse.
Robert, por supuesto, carecía de entendederas. No había tenido nunca ni una pizca de sentido
común.
- ¿Qué pasa contigo, niño bonito? -se burló Robert-. ¿Te he ofendido? -Miró a sus amigos y
meneó la cabeza-. Lo que pensaba; es un mariquita cobarde con voz de pito.
Nick soltó una carcajada siniestra.
- Venga Nick -le increpó ________, cogiéndolo del brazo antes de que las cosas se pusieran peor-.
Vámonos.
Robert la miró con aquella risita burlona y entonces la reconoció.
- Vaya, vaya, vaya. ________ Alexander. Hace mucho que no nos vemos. -Le dio una palmada en la
espalda al tipo moreno que estaba a su lado-. Oye, Tom, ¿te acuerdas de ________, la de la
facultad? Sus braguitas blancas me hicieron ganar nuestra apuesta.
Nick se quedó paralizado ante sus palabras.
________ sentía que el viejo dolor volvía, pero se negó a demostrarlo. Jamás le daría ese gusto
a Robert de nuevo.
- No me extraña que fuera detrás de Amber -siguió Robert-. Probablemente quería probar a una
mujer que no estuviese todo el rato llorando mientras se la tira.
Nick giró hacia Robert con tal rapidez que ________ apenas si fue capaz de percibir el movimiento.
Robert se movió un poco pero Nick se agachó y le lanzó un puñetazo a las costillas que lo envió
hasta la multitud, que se agolpaba unos metros detrás de ellos. Con una maldición, se arrojó a
plena carrera hacia Nick. Él se ladeó un poco, le puso la zancadilla y lo empujó haciéndolo
volar por los aires.
Robert aterrizó sobre la espalda.
Antes de que pudiera moverse, Nick colocó el pie sobre su garganta y le sonrió con tal frialdad
que ________ comenzó a temblar de la cabeza a los pies.
Robert agarró el pie de Nick con las dos manos e intentó apartarlo. Comenzó a agitarse por el
esfuerzo, pero Nick no se apartó.
- ¿Sabías...-le preguntó Nick con un tono de voz tan pragmático que era realmente
atemorizante-...que sólo son necesarios poco más de dos kilos para aplastarte el esófago por
completo?
Los ojos y los brazos de Robert comenzaron a hincharse cuando Nick ejerció más presión sobre su
cuello.
- Tío, por favor -suplicó Robert mientras intentaba quitarse el pie de Nick de encima-. Por favor,
no me hagas daño, ¿vale?
________ contuvo el aliento, aterrada, al ver que Nick le pisaba aún con más fuerza.
Tom se acercó a ellos.
- Hazlo -le advirtió Nick- y te saco el corazón para que tu amigo se lo coma.
________ se quedó helada al ver la mirada de los ojos de Nick. Éste no era el hombre tierno que le
hacía el amor por las noches. Éste era el rostro del general que una vez había mandado al
infierno a los romanos más valientes.
No dudaba ni por un solo instante que Nick podía llevar a cabo la amenaza. Y por lo rápido que la
sangre abandonó el rostro de Tom, ________ supo que el hombre también lo creyó.
- Por favor -volvió a implorar Robert, comenzando a llorar-. Por favor, no me hagas daño.
________ tragó saliva mientras esas palabras la asaltaban; las mismas que ella pronunció llorando
en la cama de Robert.
Fue entonces cuando Nick la miró a los ojos. Ella vio la furia y el deseo de acabar con Robert. Por
ella.
- Déjalo, Nick -le dijo en voz baja-. No merece la pena. A tu lado no vale nada.
Nick miró a Robert con los ojos entrecerrados.
- Los cobardes inútiles como tú son descuartizados como entrenamiento allí de donde vengo.
Cuando ________ pensaba que iba a matarlo, Nick apartó el pie.
- Levántate.
Frotándose el cuello, Robert se puso en pie lentamente.
La mirada gélida y letal de Nick hizo que Robert se encogiera.
- Le debes una disculpa a mi mujer.
Robert se limpió la nariz con el dorso de la mano.
- Lo siento.
- Dilo como si lo sintieras de verdad -lo amenazó Nick en voz baja.
- Lo siento, ________. De verdad. Lo siento muchísimo.
Antes de que ella pudiese responder, Nick pasó un brazo por sus brazos en un gesto posesivo y
salieron a paso tranquilo del local.
Ninguno de ellos habló hasta que llegaron al coche. ________ notaba que algo iba muy mal con Nick.
Estaba totalmente tenso, como la cuerda de un arco.
- Ojalá me hubieses dejado matarlo -le dijo Nick, mientras ella buscaba las llaves del coche en el
bolsillo de los vaqueros.
- Nick...
- No tienes ni idea de lo que me cuesta dejarlo marchar. No soy el tipo de hombre que suele dejar de
lado una situación como ésta -confesó mientras golpeaba con fuerza el techo del coche con la
palma de la mano para después girarse rápidamente y lanzar un gruñido-. ¡Maldita sea, ________!
hubo una época en la que me alimentaba de las entrañas de tipos como ése. Y he pasado de eso a...
Nick dudó un instante cuando dos mil años de recuerdos reprimidos afluyeron a su mente. Volvió a
verse como el respetado líder que fue. El héroe de Macedonia. El hombre que una vez consiguió que
legiones completas de romanos se rindieran ante la simple aparición de su estandarte.
Y después vio en lo que se había convertido. En una cáscara vacía. En una codiciada mascota,
sometida a la voluntad de aquélla que lo invocara.
Durante dos mil años había vivido sin emociones y sin pronunciar más que un puñado de palabras.
Había encontrado el punto exacto que le permitía sobrevivir. Y se había dejado arrastrar.
Hasta que ________ llegó y descubrió su faceta humana...
Ella observó la miríada de emociones que cruzaron por el rostro de Nick. Ira, confusión, horror
y, finalmente, una terrible agonía. Se acercó hasta el otro lado del coche, donde él estaba, pero
no dejó que lo tocara.
- ¿Es que no lo ves? -le preguntó con un tono brusco a causa de las intensas emociones-. Ya no sé
quién soy. En Macedonia sabía quién era; después me convertí en esto -dijo, mientras alzaba el
brazo para que ________ pudiera ver las palabras que Príapo grabó a fuego-. Y tú lo has cambiado
todo -acabó, mirándola fijamente.
La angustia que reflejaban sus ojos desgarraba a ________.
- ¿Por qué has tenido que cambiarme, ________? ¿Por qué no me dejaste como estaba? Había
aprendido, a fuerza de voluntad, a no sentir nada. Simplemente venía a este mundo, hacía lo que me
ordenaban y me marchaba. No deseaba nada. Y ahora... -miró a su alrededor, como un hombre inmerso
en una pesadilla de la que no puede escapar.
Ella alargó el brazo.
- Nick...
Negando con la cabeza, él se alejó de su mano.
- ¡No! -exclamó, mesándose el cabello-. No sé a dónde pertenezco. No lo entiendes.
- Entonces, explícamelo -le suplicó ________.
- ¿Cómo voy a explicarte lo que es caminar entre dos mundos y ser despreciado por ambos? No soy
humano, ni tampoco un dios; soy un híbrido abominable. No tienes idea de cómo crecí: mi madre me
entregó a mi padre, que me entregó a su esposa, que me entregaba a cualquiera que estuviese cerca
para alejarme de su vista. Y durante los últimos veinte siglos no he sido más que una moneda de
cambio, algo que se podía comprar y vender. He pasado toda mi vida buscando un lugar al que poder
llamar hogar. Buscando a alguien que me quisiera por lo que soy, no por mi rostro ni por mi cuerpo.
-El tormento que reflejaban sus ojos hería a ________ como una quemadura.
- Yo te quiero, Nick.
- No, no es cierto. ¿Cómo ibas a quererme?
Ella se quedó boquiabierta ante su pregunta.
- Mejor di que cómo no iba a hacerlo. Dios mío, jamás en mi vida he deseado estar junto a alguien
como ahora deseo estar contigo.
- Es lujuria, nada más.
Eso sí consiguió enfadarla. ¡Cómo se atrevía a despreciar sus sentimientos como si fuesen algo
trivial! Lo que sentía hacia él era mucho más profundo que la mera lujuria, era algo que le
llegaba hasta el alma.
- No me digas lo que siento o lo que no. No soy una niña.
Nick meneó la cabeza, incapaz de creer sus palabras. Se trataba de la maldición. Tenía que ser
eso. Nadie podía amarlo. Nadie lo había hecho nunca, desde el día en que nació.
Pero que ________ lo amara...
Sería un milagro. Sería...
La gloria. Y él no había nacido para saborearla.
«Sufrirás como ningún otro hombre lo ha hecho.»
Sólo se trataba de otra estratagema de los dioses. Otro cruel engaño concebido para castigarlo.
Y ya estaba cansado. Exhausto y agotado por la lucha. Sólo quería escapar al sufrimiento. Buscaba
un puerto donde refugiarse de aquellos aterradores sentimientos que lo asaltaban cada vez que la
miraba.
________ apretó los dientes al ver la negativa en los ojos de Nick. Pero, ¿quién podía culparlo?
Lo habían herido en incontables ocasiones. Pero de algún modo, de alguna forma, lograría probarle
lo mucho que significaba para ella.
Tenía que hacerlo. Porque perderlo significaría la muerte para ella.
Nick mantuvo la distancia entre ellos lo que quedaba del fin de semana. Por mucho que ________
intentaba derribar la barrera que lo rodeaba, él la apartaba sin dudarlo.
Ni siquiera quería que le leyera.
Totalmente descorazonada, se fue al trabajo el lunes por la mañana, pero ni siquiera debería
haberse molestado en acudir a la consulta. No podía concentrarse en otra cosa que no fuesen sus
celestiales ojos azules, cargados de confusión.
- ¿________ Alexander?
________ alzó la mirada del escritorio y vio a una mujer rubia, increíblemente hermosa, de poco
más de veinte años que estaba parada en el hueco de la puerta. Parecía que acababa de salir de un
desfile de modas en Europa, con aquel traje de seda roja de Armani y las medias y los zapatos a
juego.
- Lo siento -le dijo ________-. Mi hora de visitas ha acabado. Si quiere volver mañana...
- ¿Tengo aspecto de necesitar a una sexóloga?
A primera vista, no. Pero claro, ________ había aprendido hacía ya mucho tiempo a no hacer juicios
apresurados sobre los problemas de la gente.
Sin que la invitara, la mujer entró tranquilamente a su consulta con un andar presuntuoso y
elegante que le resultaba extrañamente familiar. Caminó hacia la pared donde estaban colgados los
títulos y certificados de ________.
- Impresionante -le dijo. Pero su tono expresaba todo lo contrario.
Se volvió para observar concienzudamente a ________ y, por la mueca burlona en su rostro, ésta
supo que la mujer la encontraba seriamente deficiente.
- No eres lo bastante hermosa para él, ¿sabes? demasiado baja y demasiado rechoncha. ¿Y dónde
has encontrado ese vestido?
Completamente ofendida, ________ adoptó una postura rígida.
- ¿Cómo dice?
La mujer ignoró su pregunta.
- Dime, ¿no te molesta estar cerca de un hombre como Nick, sabiendo que si tuviese oportunidad,
jamás querría estar contigo? Tiene un cuerpo tan bien formado, es tan elegante... Tan fuerte y
cruel... Sé que nunca antes has tenido detrás de ti a un hombre como él, y jamás volverás a
tenerlo.
Atónita, ________ no era capaz de hablar.
Y tampoco tuvo que hacerlo; la mujer siguió sin detenerse.
- Su padre era como él. Imagínate a Nick con el pelo oscuro, un poco más bajo y de apariencia
más vulgar, no tan refinado. Pero aún así, ese hombre tenía unas manos que... Mmm... -Sonrió
pensativamente, con la mirada perdida-. Por supuesto Diocles tenía todo el cuerpo marcado por
horribles cicatrices de las batallas; tenía una espantosa que le atravesaba la mejilla izquierda.
-Entrecerró los ojos con ira-. Jamás olvidaré el día que intentó marcar a Nick con una daga,
para hacerle esa misma cicatriz. En ese momento hubiera deseado que viviese lo suficiente para
arrepentirse de esa infracción, pero me aseguré de que no lo hiciera. Nick es físicamente
perfecto, y jamás permitiré que nadie estropee la belleza que yo le di. -La fría y calculadora
mirada que Afrodita dedicó a ________ hizo que ésta se estremeciera.
» No compartiré a mi hijo contigo.
La posesividad de las palabras de la diosa despertó la ira de ________. ¿Cómo se atrevía a
aparecer ahora y a decir tal cosa?
- Si Nick significa tanto para ti, ¿por qué lo abandonaste?
Afrodita la miró, furiosa.
- ¿Crees que me dejaron otra opción? Zeus se negó a darle la ambrosía; ningún mortal puede
vivir en el Olimpo. Antes de que pudiera siquiera protestar, Hermes me lo quitó de los brazos y lo
entregó a su padre.
________ vio el horror en el rostro de Afrodita al recordar aquel momento.
- Mi dolor por su pérdida iba más allá de los límites humanos. Inconsolable, me encerré para
alejarme de todo. Cuando fui capaz de enfrentarme a todos ellos de nuevo, habían pasado catorce
años en la tierra. Apenas si reconocí al bebé que yo había amamantado. Y él me odiaba. -Sus
ojos brillaron como si estuviese luchando por contener las lágrimas.
» No tienes idea de lo que es ser madre, y que ese hijo que has llevado en tu vientre maldiga hasta
tu propio nombre.
________ comprendía su dolor, pero era a Nick a quien amaba; y su sufrimiento era lo que más le
preocupaba.
- ¿Alguna vez intentaste decirle cómo te sentías?
- Por supuesto que lo hice -espetó la diosa-. Le envié a Eros con mis regalos. Me los devolvió,
con un mensaje que un hijo no debería decirle a su madre jamás.
- Estaba herido.
- Y yo también -gritó Afrodita. Todo su cuerpo temblaba de furia.
Desconfiada y bastante asustada por lo que una diosa enfadada pudiera hacer con ella, ________
observó cómo Afrodita cerraba los ojos y respiraba hondo para calmarse.
Cuando volvió a hablar, lo hizo con voz dura y el cuerpo tenso.
- Aún así, envié de nuevo a Eros con más regalos para Nick. Los rechazó todos. Me vi a obligada
a presenciar cómo juraba lealtad y servicio a Atenea en venganza. -Masculló el nombre de la diosa
como si la despreciara.

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