lunes, 23 de julio de 2012

Abrazo Nocturno. Capitulo 7

Ella se encogió de hombros.
-Vendo mis artesanías en Jackson Square y tengo un puesto al lado de Karen. Hace un par de años,
ella trajo a este tipo audaz para trabajar con ella vestido con una remera ajustada y pantalones
cortos. Julian realmente tenía el pelo largo en ese momento. De cualquier manera, había un gran
grupo de mujeres que se habían reunido para mirarlo. Karen pensó que era un desastre, pero hice
tanto dinero vendiendo bocetos de él que no me importó.
Nick frunció el ceño mientras una ola muy peculiar de celos le traspasaba. Y antes de que se
pudiera detener a sí mismo, le preguntó
-¿Conservas alguno de esos bocetos?
-Sólo tenía uno, y se lo di a Grace hace aproximadamente un año.
Más aliviado que lo que admitiría, Nick la miró mientras ella lo miraba. Su mirada siguió la
curva de sus labios, la línea de su mandíbula, y le hizo ansiar poseerla, besarle los labios una
vez más.
-Sabes, eres realmente guapo cuando sonríes.
-¿Lo soy? -preguntó, sintiendo una extraña satisfacción.
-Sí, lo eres.
__________ tragó mientras se daba cuenta que él ya no tenía ninguna razón para quedarse allí.
No es que a ella le importara; ella debía regresar a su trabajo. Y al mismo tiempo no quería que
se fuera.
-Supongo que ahora te irás ya que estás todo vestido.
Él miró de reojo la luz del sol.
-Lo siento pero no puedo irme antes que el sol se esconda.
-Oh -__________ trató de ahogar el vértigo dentro de ella.
Él se aclaró la voz.
-Si tienes cosas que hacer...
-Oh no -dijo ella rápidamente, luego hizo una pausa-. Digo, yo... um... sería rudo, muy rudo,
dejarte solo aquí. Especialmente cuando no tengo una TV o cualquier otra cosa que puedas hacer.
-Ella se relamió los labios-. Entonces, puesto que no puedes salir, que te gustaría hacer por el
resto de la tarde?
-¿Honestamente?
-Sí
-Nada me gustaría más que hacer el amor contigo.
__________ dio marcha atrás, sobresaltada ante la franqueza de Nick. Pero más que eso, estaba
aturdida, ya que quería lo mismo y apenas lo conocía. Y aun así no podía negar cuánto deseaba
hacer el amor con él.
Cuánto deseaba acariciar cada pulgada de ese cuerpo poderoso, divinamente masculino.
Su lujuria no le parecía incorrecta. Parecía extrañamente correcta y simplemente natural. DE una
forma extraña sintió como si ya lo conociera. Como si se supusiera que ellos debían ser mucho
más íntimos que dos extraños que se habían encontrado casualmente en una calle oscura.
Lo deseaba a un nivel que no alcanzaba a comprender.
-No te andas por las ramas, ¿no? -preguntó impertinentemente.
-No -contestó, con sus ojos azabache quemándola con ardiente potencia-, yo no.
El poder de su deseo la recorrió, cautivándola. Él era tan intenso, tan hipnótico. Y se
encontró inexplicablemente atraída por él.
Él extendió la mano y tocó un mechón de su pelo. El deseo se enroscó a través de sus venas,
excitándola. En ninguna otra parte sus cuerpos se tocaban, pero juraba que podía sentirlo con cada
célula de su cuerpo.
Ella se estremeció con necesidad.
Con calor.
Con deseo.
Se inclinó y murmuró en su oído, su respiración rozándole la piel.
-Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y
ahora mismo, __________, yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu
respiración sobre mi cuello mientras te hago el amor. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta
que me ruegues que me detenga.
Ella tembló de la forma en que dijo eso.
-La vida es corta, supongo.
Él se rió suavemente mientras le acariciaba la mejilla con sus labios. Su piel barbuda raspaba la
de ella y se derritió ante la percepción viril de él.
-Más para unos que para otros.
__________ inspiró profundamente mientras la seriedad caía sobre ellos. El humor de la habitación
no sólo era serio, el aire entre ellos era cada vez más cargado.
Con electricidad sexual.
Nick movió su boca peligrosamente cerca de la de ella.
Lentamente.
Tentadoramente.
El tiempo se detuvo mientras esperaba que sus labios reclamaran los de ella. Mientras esperaba, para
saborear su pasión otra vez.
Luego, la tomó entre sus brazos y la besó tan posesivamente que la dejó sin aliento.
__________ gimió mientras lo saboreaba con sus labios y con su corazón. Él invadió cada sentido
que poseía. Sus músculos se abultaban y se flexionaban bajo sus manos en tanto su lengua se
frotaba contra la de ella. Lo escuchó gruñir bajo y profundo en su garganta, como una bestia
desenjaulada.
Ella tembló otra vez.
Ella pasó las puntas de los dedos sobre la base cálida de su cuello, jugando con la piel suave,
blanda de allí, antes de subirlos a través de las hebras doradas de su pelo, dejándolas
enrollarse alrededor de su carne.
Cómo le gustaba la forma en que este hombre se sentía en sus brazos. El perfume a cuero y a Nick
invadió su cabeza y la hizo tambalear. Él la rodeó con la fuerte dureza de su cuerpo.
Sintió su deseo mientras su erección presionaba contra su estómago, y la encendía, haciéndola
ansiar su cuerpo, sus caricias. Lo deseaba dentro de ella tan desesperadamente que la dejó
estupefacta. Nunca en su vida había deseado a un hombre como a éste.
La levantó en sus brazos, soportando su peso mientras profundizaba el beso. Sin esfuerzo alguno,
sus manos firmes sostuvieron su trasero contra sus caderas mientras su protuberancia presionaba su
centro. Gimió ante el contacto íntimo con el cuero y el hombre.
Devolviéndole el beso tan duramente como podía, envolvió sus piernas alrededor de su cintura.
Sintió su risa satisfecha rugir fuera de su cuerpo. Hizo que su estómago la acariciara entre las
piernas, su pecho frotó el de ella, inflamándola aún más.
¿Oh, cariño, qué estás haciendo?
__________ oyó su razonable voz en su cabeza. No había tenido una relación de una noche, o en
este caso de un día desde la universidad.
La única vez que lo había hecho, se había sentido tan barata después, que había jurado que
nunca lo haría nuevamente. Y acá estaba ella, próxima a repetir ese fiasco. Dios mío, no sabía
nada de este hombre. Ni siquiera su apellido.
Pero por alguna razón, nada de eso tenía importancia. Lo único en que podía enfocar la atención
era en lo bien que se sentía mientras lo abrazaba. Lo maravilloso que se vería en su cama, y el
hecho que a ella realmente le gustaba. Más de lo que debería. Más de lo que tenía sentido.
Correcto o incorrecto, quería compartir su cuerpo con él. No, ella necesitaba esto. Era lo que
quería en lo más profundo de su corazón. Y ella siempre seguiría a su corazón, donde quiera que
éste la llevara.
No habría arrepentimientos acerca de esto. Ningún segundo pensamiento.
Él deslizó el borde de su vestido hacia atrás, sobre sus muslos. Tembló al percibir el material
fresco arrastrándose por la piel, seguido por el calor de sus manos. Él hizo deslizar sus palmas
por la parte de atrás de sus muslos hasta abarcar su trasero. Gruñó de placer, un sonido intenso
y primitivo.
Lleno de necesidad.
-Me gusta como te siento, pequeña __________ -suspiró contra sus labios.
__________ no podía pensar claramente con sus manos grandes y firmes en su piel desnuda. Él
sumergió la cabeza en su cuello donde sus labios la quemaron. Sus dientes le rasparon la piel
mientras la mordía tiernamente.
Estaba a punto de decirle cuán filosos eran sus dientes cuando le dio un estremecedor lametazo
caliente a su piel.
Sus pensamientos se esparcieron por todos lados.
El hombre era simplemente demasiado delicioso, no podía dejarlo ir sin haber probado ese cuerpo
delgado y duro. Le sacó la remera por la cabeza y recorrió con sus manos el pecho y el tatuaje.
¡Oh, sí. Ella deseaba esto!
¡Ella lo deseaba a él!.
Nick le dio una sonrisa con labios apretados mientras veía el hambre crudo en sus ojos café
oscuros. Iba a saborear a esta mujer.
Hasta la última diminuta pulgada suya.
Debido a su pasión y su pasión de vivir, sólo podía imaginar lo buena amante que ella sería.
Había pasado bastante tiempo desde que hubiera encontrado a una mujer que le fascinara. Como Dark
Hunter, había escogido a sus amantes al azar, sabiendo que nunca las vería otra vez.
Por siglos, se había contentado con sexo de una sola noche. Con mujeres deseosas que no querían
nada más de él que las pocas horas de placer que les podía dar.
Las había encontrado a todas ellas en la oscuridad de la noche.
Nunca a la luz del día.
Después de una conversación mínima para serenarlas, las había montado salvajemente, y al
terminar, se habían ido por caminos separados. La mayoría de las veces, ni siquiera se había
tomado la molestia de preguntarles sus nombres.
Pero en el fondo de su mente, sabía que algo era diferente esta vez. Algo era diferente acerca de
__________.

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