domingo, 22 de julio de 2012

Abrazo Nocturno. Capitulo 3

-Bueno, tú sabes, estaban cubiertos de sangre...

Un mal presentimiento se asentó en su estomago.

-¿Y?

-Los iba a limpiar, y...

-¿Oh mierda, los lavaste?

-No fue el lavado el que los estropeó tanto como el secado.

-¿Secaste mis pantalones de cuero?

-Bueno, no sabía que eran de cuero -dijo suavemente-. Se sentían realmente suaves y extraños que pensé que era cuerina o algo por el estilo. Lavo mi vestido de cuerina todo el tiempo sin que se desintegre y se encoja como les paso a tus pantalones.

Nick se frotó la frente con la mano. Esto no estaba bien. ¿Cómo diablos haría para salir de su departamento en la mitad del día y sin ropa?

-Sabes -continuó ella-, realmente no deberías haber recortado las etiquetas de tus ropas.

Había pasado mucho tiempo desde que él se sintiera realmente exasperado, pero comenzaba a sentirse así ahora.

-Esos eran pantalones de cuero hechos a mano. Nunca tienen etiquetas.

-Oh -dijo ella, mirándolo aún más avergonzada- Te habría comprado algo de ropa, pero como no tenían etiqueta no sabía que talla comprar.

-Genial. Vivo para quedarme desnudo clavado en un lugar extraño.

Ella comenzó a sonreírle, y luego apretó los labios como si estuviera pensando sobre eso.

-Tengo algunos pantalones de gimnasia rosados que no te quedarían, y aun si te entraran, estoy segura que no querrías usarlos de cualquier manera, ¿no?

-No. ¿También lavaste mi Billetera?

-Oh, no. La saqué de tus pantalones.

-Bien. ¿Dónde esta?

Ella se quedó callada otra vez y un sentimiento de condenado temor lo consumió.

-¿Voy a querer saberlo? -preguntó él.

-Bueno... -ya comenzaba a odiar esa palabra desde que parecía augurar alguna condena para él y sus pertenencias-. La coloqué sobre la lavadora en la lavandería con tus llaves, y me di cuenta que no tenía cambio para la lavadora, por lo que fui hasta la maquina expendedora de cambio. Solo me ausenté un segundo, pero cuando regresé tu Billetera ya no estaba. -Nick hizo una mueca-.¿Y mis llaves?

-Bueno, ¿sabes que cuando lavas algo se desestabiliza la máquina? Tus llaves terminaron sacudiéndose de allá arriba y se cayeron en un pequeño desagüe.

-¿No las recuperaste?

-Traté pero no pude alcanzarlas. Tres personas también trataron pero después se fueron.

Nick se sentó con atónita incredulidad. Peor, no podía enfurecerse con ella ya que sólo había estado tratando de ayudarle. Pero realmente, realmente quería enojarse.

-No tengo dinero, ni pantalones, ni llaves. ¿Todavía tengo mi campera?

-Sí, está segura. Y salvé tu pastillero Pez de Snoopy de la máquina de lavar también. Y tus botas y cuchillo están justo aquí -dijo, levantándolos del piso cerca de la cama.

Nick asintió, sintiendo un extraño alivio por saber que ella no había destruido todo lo que tenia la noche anterior. Gracias a los dioses que su moto la había dejado en la cervecería. Se estremeció de pensar lo que ella le podría haber hecho.

-¿Hay un teléfono que puedo usar?

-En la cocina.

-¿Podrías traérmelo, por favor?

-No es inalámbrico. Siempre pierdo esas cosas o las dejo caer en algún sitio y las rompo. El último que tuve terminó en el inodoro.

Nick miró dificultosamente a la mujer y a la débil luz solar en el cuarto. Se preguntó cuál de ellos era más letal para él.

-¿Te molestaría bajar las persianas? -le preguntó.

Ella frunció el ceño.

-¿La luz del sol te molesta?

-Soy alérgico al sol -dijo, cayendo en la mentira que los Cazadores Oscuros usaban en situaciones similares.

Aunque dudaba que alguna vez un Dark Hunter se hubiera encontrado en una situación parecida a esta.

-¿En serio? Nunca he sabido de alguien que fuera alérgico a la luz del sol.

-Bueno, yo lo soy.

-Entonces ¿eres como un vampiro?

La palabra "como" estaba muy cerca de la realidad.

-No, exactamente.

Ella se movió hacia la ventana, pero cuándo bajó la persiana, se cayó.

La luz del sol se derramó a través de la cama.

Con una maldición Nick se disparó contra la esquina, escapándose por poco de los pálidos rayos de sol.

-__________, yo... -la voz de Starla se quebró mientras entraba en el cuarto y su vista quedaba atrapada por el hombre desnudo parado en la esquina. Lo miró en una forma extraña, abstraída, como si él fuera un mueble muy interesante.

Nick y la modestia eran desconocidos, pero la forma en que ella lo miraba lo hacía sentir malditamente incómodo.

A pesar de la luz del sol. Nick agarró la manta rosa de la cama y la sujetó firmemente en su cintura.

-Sabes, __________, necesitas encontrar a un hombre como éste para casarte. Alguien tan bien dotado que aun después de tres o cuatro niños, todavía sería una roca.

Nick boqueó. __________ se rió.

-Starla, lo estas abochornando.

-Oh, créeme, no es nada sobre qué avergonzarse. Deberías estar orgulloso. Apúntatelo. Confía en mí, joven, a las mujeres de tu edad les gustaría tener algo de eso.
Nick cerró de golpe su mandíbula boquiabierta. Éstas eran las mujeres más extrañas que alguna
vez hubiera tenido la desgracia de tener cerca.

«Dioses, sáquenme de aquí».

Starla miró a __________ en la ventana.

-¿Qué estas haciendo?

-Él es alérgico al sol.

-Está muy nublado afuera, esta casi oscuro.

-Lo sé, pero él dice que no puede estar en la luz.

-¿Realmente? ¿Así que trajiste a casa a un vampiro? Genial.

-No soy un vampiro, -repitió.

-"No exactamente" dijo él antes -dijo __________-.¿Qué es "no exactamente" un vampiro?

-Un Hombre Lobo -dijo Starla. -Con su aura, eso tiene sentido. Wow,______________, encontraste un
hombre lobo.

-No soy un hombre lobo.

Starla lo miró realmente decepcionada por la noticia.

-Que pena. Tu sabes, cuando vives en Nueva Orleáns, uno espera conocer a un no muerto o un
condenado de vez en cuando. -Ella miró a __________-.¿Crees que deberíamos mudarnos? Tal vez si
viviéramos sobre Ann Rice podríamos atrapar a un vampiro o un hombre lobo.

__________ colocó la cortina.

-Estaría feliz con ver a un zombi.

-Oh, sí -asintió la mujer mayor. -Tú sabes, tu papi dijo que vio a uno en el bayou justo antes de
que nos casáramos.

-Eso debió de ser el peyote[1] , mami.

-Oh, buen punto.
La mandíbula de Nick se aflojó otra vez mientras miraba de una a la otra. ¿Madre e hija?
Ciertamente no actuaban de ese modo, y Starla no se veía mucho mayor que __________, pero no se
podían negar las similitudes de sus características. O la rareza de ambas.

Oh sí, la locura corría profundamente en las raíces de este árbol genealógico.

__________ bajó la persiana de la otra ventana.

Envolviendo la manta alrededor de él, Nick cuidadosamente dio un paso a través del cuarto y se
alivió al encontrar un desván más bien desnudo, abierto al otro lado de las cortinas.

Había otra fila de ventanas a su izquierda donde __________ había sectorizado una parte como un
pequeño estudio de dibujo. Pero el resto del loft estaba dichosamente oscuro y falto de luz solar.
Conservando la manta envuelta alrededor de sus caderas, caminó hacia el teléfono que estaba en la
cocina.

-Bueno, __________, ahora que él esta despierto y estoy de acuerdo que no es amenazador...

Nick arqueó una ceja ante ese comentario.¡Nunca había habido un tiempo en su vida que él no
hubiera sido amenazador! Él era un Dark Hunter. Ese término solo inspiraba terror en las cosas que
le daba a la maldad un mal nombre.

-...voy a bajar al club y pagar algunas cuentas, hacer algunos pedidos, y hacer el verdadero
trabajo.

-De acuerdo, Starla, te veré más tarde.

Él tenía que salir de este lugar. Estas mujeres no sólo carecían de sentido común, sino que
además eran demasiado extrañas para decirlo.
Él tenía que salir de este lugar. Estas mujeres no sólo carecían de sentido común, sino que
además eran demasiado extrañas para decirlo.

Starla besó la mejilla de __________ y salió.

Después de varios minutos de buscar, Nick encontró el cable del teléfono en la pared y lo siguió
hasta un teléfono de dial pasado de moda, el cual estaba escondido en un cajón de la cocina que
también contenía un gran surtido de pinceles secos y de tubos de acrílicos.

Sacó el teléfono, pintado con fuertes colores fluorescentes, fuera del cajón y lo colocó en el
mostrador al lado de un recipiente rosa con forma de cerdo que tenía pequeños pasteles de arroz
sabor a canela.

Descolgando el teléfono, marcó el número de Liam Gautier, quien una vez había sido el Escudero,
o el ayudante humano de Kyrian de Tracia. Desde que Kyrian se había casado, hacia unos meses, con
Amanda Devereaux, había dejado atrás su estado oficial de Dark Hunter, y Liam se había convertido
en Escudero extraoficial, de medio tiempo de Nick. No era que Nick quisiera un Escudero. Los humanos
tenían una horrible forma de morir a su alrededor, y Liam era un bocazas lo que garantizaba que un
día lo asesinaría. Aunque, había veces que era necesario tener a un Escudero a mano. Ahora era
definitivamente una de esas veces.

El teléfono sonó hasta que apareció el mensaje que el cliente del celular no estaba disponible.
Maldición. Eso significaba tener que hacer la única llamada que solo haría a menos que lo
estuvieran por matar otra vez. Si los otros Cazadores Oscuros alguna vez se enterasen de esto,
jamás dejaría de oírlo. Los escuderos o squire hacían un juramento de secretismo. Tenían
prohibido revelar cualquier cosa que fuera embarazosa acerca de un Dark Hunter o cualquier cosa que
los pusiera en peligro.

Desgraciadamente, otro que no fuera escudero humano no hacía esta clase de juramento. Oh, sí, Liam
Gautier era hombre muerto cuando pusiera sus manos sobre él.

Preparándose mentalmente para lo que vendría, llamó a Kyrian de Tracia que contestó a la primera
llamada.

-¿Nick? -dijo Kyrian tan pronto reconoció su voz-. Es mediodía, ¿qué está mal?

Nick deslizó una mirada sobre __________, quien cantaba "Sopla el Dragón Mágico" mientras lo
pasaba para entrar en la cocina.

-Yo... uh... necesito un favor.

-Cualquier cosa

-Necesito que vayas a mi casa y obtengas mis llaves de repuesto, otro teléfono celular y algo de
dinero.

-De acuerdo. ¿Tuviste que abandonar tu moto?

-Sí, está en el estacionamiento de la cervecería por lo que necesito que la recojas y me la
traigas para esta noche.

-¿De acuerdo, a dónde la llevo?
-Espera. -Nick separó el teléfono de su oreja-.¿__________?

Ella giró para mirarle.

-¿Dónde diablos estoy?. -Aun con el teléfono en su hombro, oyó la risa burlona de Kyrian.

-¿Conoces el club Runningwolf en Canal Street? -él asintió.

-Estamos directamente sobre él.

-Gracias. -Pasó la información a Kyrian.

-Nick, te lo juro, tus hormonas te van a matar algún día.

Él no se molestó en corregir a Kyrian. Se conocían por más de mil años y Nick nunca antes
había sido pillado así. Kyrian nunca creería la verdad de cómo llegó a estar dentro de este
desván. Diablos, él apenas podía creerlo.

-También necesito que me traigas algo de ropa. -El silencio en su oído era ensordecedor. Oh, sí,
Liam sería hombre muerto cuándo Nick le pusiera las manos encima.

-¿Qué? -preguntó Kyrian con vacilación.

-Perdí mis ropas.

Kyrian se rió. Muy fuerte.

-Cállate, Kyrian, esto no es divertido.

-Oye, en donde estoy parado es tan gracioso como el infierno.

Oh, sí, pues bien, en donde Nick estaba parado, con una manta rosada envuelta alrededor de sus
caderas, no lo era.

-De acuerdo -dijo Kyrian, serenándose-. Estaremos allí tan pronto como podamos.
-¿Nosotros?

-Julian y yo.

Nick se encogió otra vez. Un Dark Hunter y un Oráculo. Genial. Simplemente genial. Ellos nunca le
dejarían pasar esto y para el anochecer uno de ellos se aseguraría de enviarlo al sitio Web de
Cazadores Oscuros.com para que todos se pudieran reír.

-Bien -dijo Nick, aplastando su ira-. Te veo dentro de poco.

-Sabes -dijo __________ cuando colgó. -Yo podría salir a comprarte algunas ropas. Te las debo.

Nick miró alrededor del desván. Parecía como si una botella de Pepto-Bismol hubiera explotado, o
que el "Gato en el Sombrero"[2] hubiera venido de visita. Había rosa por todos lados. Pero lo que
más le golpeó fue la condición gastada de su mobiliario y sus decoraciones fragmentadas.
Definitivamente una artista muerta de hambre, la última cosa que esta mujer podía afrontar era un
par de pantalones de dos mil dólares, y la tierra podía quedarse inmóvil y hacerse pedazos antes
que Nick se pusiese vaqueros.

-Está bien -le dijo-. Mis amigos se encargarán de eso.

Le trajo un plato de muffins y algo que parecía ser pasto.

-¿Qué es esto?

-El desayuno... o el almuerzo. -Cuando él no lo tomó, agregó-. Necesitas comer. Es bueno para ti.
Es un muffin de salvado con arándano rojo, semilla de lino y brotes de alfalfa.

No había ninguna cosa en ese plato que pareciese comida. Especialmente para un hombre que había
nacido y crecido para ser un jefe celta.

De acuerdo, Nick, puedes hacer frente a esto.

-¿Tienes algo de café?
¡Ew! No, esa cosa te mataría. Sin embargo, tengo té de hierbas.

-¿Té de hierbas? Eso es una mezcla de paja y hojas, no una bebida.

-Ooooh, el Señor Exigente se despertó del lado incorrecto de la cama.

Ningún humano había sido tan frívolo con él. Aun Liam tenía mejor criterio. Sintiéndose
completamente fuera de su elemento, Nick se rindió.

-Bien. ¿Dónde esta el cuarto de baño? -después de decir eso le vino un pensamiento. Por favor
dime que tienes uno en el interior de este desván y no afuera, en el estacionamiento.

Ella apuntó hacia una esquina oscura.

-Allí mismo. -Era otra área del loft sectorizada por una cortina. ¿Qué tan maravilloso era eso?

Y él equivocadamente había pensado que la Edad Media había terminado. Oh, qué recuerdos
memorables... no.

Nick caminó hacia allí y acababa de cerrar la cortina y tirar la manta al piso, cuando __________
se le unió. Ella sostenía una toalla rosa y un paño para lavarse en las manos y se paró en seco
cuando lo divisó parado ahí desnudo.

Puso la toalla en el fregadero y se movió alrededor de él, mirándole de arriba a abajo.

-Simplemente eres perfección masculina, ¿sabías eso?

Se habría sentido halagado si ella no lo mirase como alguien admirando un auto. No era deseo por
él por lo que había dicho eso. Su tono era abstraído, del mismo modo que el de su madre lo había
sido.

Ella deslizó su mano caliente, suave por su espalda, sobre su tatuaje.
-Quienquiera que hiciera este tatuaje era un artista muy talentoso.

Sintió escalofríos cuando su mano se deslizaba abajo, sobre su columna vertebral hacia su cadera.

-Mi tío lo hizo-dijo antes de poder detenerse. No había hablado de su tío con alguien por siglos.

-¿Realmente? Wow -ella deslizó su mano hacia arriba, a través de la marca de arco y flecha de
Dark Hunter en su hombro derecho.

-¿De dónde vino esto?

Nick se alejó de su contacto. Esa era una marca de la que él nunca hablaría con un humano no
iniciado.

-No es nada.

Fue ahí cuando su mirada fija cayó en su erección. Su cara se tornó tan rosada como la toalla.

-Lo siento-dijo rápidamente-. Tiendo a no pensar antes de actuar.

-Lo he notado. -Pero lo que hizo peor, fue que ella continuara con la mirada fija en su erección.
Tenía que mirar hacia otro lado.

-Realmente eres un hombre grande.

Por primera vez en casi mil años, sintió enrojecer sus mejillas. Agarrando la toalla, Nick se
cubrió a sí mismo. Entonces ella apartó la mirada.

-Aquí, déjame darte una hoja de afeitar. -Se dejó caer sobre sus rodillas, dándole una vista
bonita de su trasero mientras buscaba en un improvisado gabinete de mimbre rosa al lado del
fregadero. Sus caderas se movieron provocativamente, aumentando su deseo.

Apretó los dientes. Esa mujer tenía el trasero más sexy que alguna vez hubiese visto.
Uno que hacía arder su ingle aún más mientras pensaba en levantar esa diáfana falda y enterrarse
profundamente en su interior. A deslizarse adentro y afuera por su calor húmedo hasta que ambos
estuvieran sudorosos y exhaustos.

Oh, sí. Ella definitivamente era una mujer que podía satisfacer a un hombre. Siempre había sido
partidario de mujeres con curvas exuberantes y...

Ella emergió con una hoja de afeitar rosa y un cepillo de dientes. Nick hizo una mueca ante el
pensamiento de usar algo tan femenino.

-¿No posees algo que no sea rosado?

-Tengo una hoja de afeitar púrpura si la prefieres.

-Por favor.

Sacó una rosa oscuro.

-Eso no es púrpura -dijo Nick. -Es rosa también.

Ella puso sus ojos en blanco.

-Pues bien, eso es todo lo que tengo a menos que quieras mi cuchilla del sacapuntas.

Sumamente tentado, tomó la hoja de afeitar de ella.

__________ no se movió hasta que se metió en la bañadera de pie y cerró la cortina de la ducha.
Sólo entonces se permitió morderse los nudillos ante la vista deliciosa de ese trasero desnudo.
Definitivamente tenía que dibujarlo.

Ese hombre era caliente. Ardiente. Y cada vez que hablaba con ese acento salvajemente exótico suyo,
ella se derretía. Sonaba como una combinación de inglés y escocés.

Abanicando su cara, se forzó a dejar el cuarto de baño y dirigirse a la cocina.
Pero lo que realmente quería hacer era sacarse sus ropas, meterse en esa ducha detrás de él, y
enjabonarle ese cuerpo exuberante, alto, delgado hasta que le implorase piedad.

La percepción de toda esa flexible y dura piel bajo sus manos... paraíso. Puro paraíso.

¡Y él realmente no se había enfurecido acerca de sus pantalones! Todavía no podía creer lo bien
que se lo había tomado. Normalmente, los tipos ya le estarían gritando y ella ya los habría
empujado fuera de su puerta.

Pero él meramente se había desentendido del asunto. ¡Oooohhh!, a ella le gustó eso.

Ahora que pensaba en eso, él realmente no tenía un rango de emociones que exteriorizara. Era
paciencia encarnada, lo cual era un cambio muy agradable de paso.

-¿Oye, Steve? -lo llamó.

-Mi nombre no es Steve -dijo desde la ducha-. Es Nick.

-Nick ¿qué?

-Solamente Nick.

Ella sonrió. Nick. Le iba bien.

-¿Qué quieres? -llamó él.

-¿Qué? -preguntó.

-Me llamaste como si me quisieras preguntar algo. ¿Qué necesitas?
__________ se mordió los labios mientras trataba de acordarse..

-¡Uy! Me olvidé.

Realmente le oyó reírse. Wow. Eso era un principio. En estos momentos la mayoría de los tipos se
enfurecerían con ella.
__________ ocupó los siguientes cinco minutos tratando de encontrar su bloc de bosquejos, que lo
encontró en algún lugar de su heladera. Otra vez. Se sentó ante la barra de desayunar y comenzó
a dibujar su nuevo descubrimiento.







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