sábado, 26 de noviembre de 2011

Dominada por el Deseo. Capitulo 25

Tras ponerse de rodillas, Nicholas la urgió a escalar el cuerpo de Joe, pasando sobre sus muslos y caderas. Pero no se detuvo ahí. La impulsó a subir más, alzándola, por encima del estómago y pecho de Joe. Luego el propio rubio la levantó, colocándole las rodillas a ambos lados de su cabeza.
—Tengo que saborear esta rajita —gimió.
Y se hundió en ella como un hombre poseído, atravesando con su lengua el empapado canal. Luego le lamió el clítoris. _____________ jadeó ante la ardiente sensación. Cualquier tipo de calma que hubiera conseguido en los últimos tres minutos se evaporó al sentir la boca de Joe en su sexo. Se retorció, tratando de encontrar alivio en la dulce tortura de los dientes que la mordisqueaban suavemente. Pero él no estaba dispuesto a permitírselo. En su lugar le rodeó los muslos con los brazos, inmovilizándola.
_____________ podía estar encima, pero era Joe quien tenía el control.
—Eres condenadamente sexy—la voz de Nick retumbó en su oído desde atrás, ronca por el deseo—. No puedo esperar a que los dos te follemos a la vez y nos empapes con tus jugos.
¿Los dos follándola a la vez? Dios, sí. Nick comprendía lo que ella deseaba con tanta desesperación. Y se lo iba a dar. Esperaba que fuera pronto antes de que muriese por el deseo insatisfecho.
Nick manipuló los candados, y de repente _____________ sintió libres las muñecas, justo cuando Joe se puso a chuparle el clítoris y casi la envió disparada a la estratosfera. Casi. Pero ni siquiera entonces la dejó despegar.
— ¿Me puedo correr? —se giró para mirar a Nick que se inclinaba sobre su bolsa para coger algún nuevo artículo—. Por favor.
—Todavía no. Yo te diré cuándo, cher.
—No puedo resistirlo más —jadeó ella sin aliento—. Es demasiado...
—Puedes y lo harás —le exigió Nick.
Una nueva capa de sudor cubrió la piel de _____________. Un nuevo ramalazo de lujuria crepitó en su sexo. El mismo gemido que no conmovió a Nick antes, no lo conmovió ahora.
¡Maldita sea! Estaba tan cerca... sentía sus pliegues hinchados a cuatro veces su tamaño natural, y Joe seguía allí, haciéndola hervir, dándole placer para dejarla justo a las puertas de un orgasmo atómico. Y Nick se conformaba con observar la función, jugueteando ociosamente con sus pezones como si tuviera todo el tiempo del mundo.
—Inclínate hacia delante y apóyate en las manos —ordenó Nick.
_____________ accedió, esperando que la dejaran correrse de una vez por todas y acabar con la vorágine de lujuria que invadía su mente. El orgasmo seguía allí, pendiente de un hilo, creciendo más y más, hasta cotas tan altas que nunca lo hubiera creído posible. Cuando finalmente estallara, iba a quedar totalmente aniquilada.
Un momento después, Nick introdujo un par de dedos profundamente en su canal. Él se retorció, su polla volvía a la vida. Pero no se detuvo. No, esos dedos arrastraron sus jugos al diminuto agujero de su trasero.
Estaba listo para follarla de nuevo. Y una vez que lo hiciera, no habría manera de que ella pudiera detener el orgasmo que burbujeaba en su vientre y bajo el que estaba a punto de sucumbir.
— ¡Nick! Señor...
—Tu piel es hermosa... este rubor... —murmuró contra su espalda mientras jugueteaba con un dedo en su arrugado ano.
—Su sabor también es adictivo —masculló Joe contra su sexo antes de volver a hundir su lengua en ella, antes de chuparle el clítoris.
El oscuro y agudo deseo palpitó con más fuerza. El clímax se acercaba deprisa, enorme, amenazador e inevitable ante esa presa ardiente. Dios, iba a estallar en llamas. No podría contenerse por mucho más tiempo. Las paredes de su sexo se contraían y estremecían. Su clítoris latía contra la lengua de Joe. Sólo un toque más y explotaría.
Nick parecía haberse olvidado de la debacle sensual de _____________, tomándose su tiempo para llevar los jugos de su vagina al hueco prohibido de su trasero. _____________se encontró empujando contra los dedos, gimiendo e implorando.
— ¿Eres mía? —le murmuró él al oído, tan bajo que sólo ella podía escucharlo.
—Sí.
— ¿Por completo?
—Sí. Dios mío, sí.
— ¿Te quedarás conmigo? ¿Te entregarás a mí? ¿Te pondrás mi colgante?
—Sí, sí, sí —gimió ella.
Él situó un dedo contra su ano, y todos los nervios de su cuerpo se tensaron cuando él comenzó a presionar hacia dentro.
— ¡Oh, sí! —_____________ apenas podía articular las palabras, prácticamente estaba sin aliento. Un dolor agudo y caliente atravesó su piel mientras _____________ murmuraba algo incomprensible.
Nick empujó el dedo profundamente en su ano en el mismo momento que Joe le mordió el clítoris.
— ¡Córrete! —gritó Nick.
Pero ella ya había empezado. Nada hubiera podido impedir que estallara en mil pedazos bajo la
presión del dedo invasor de Nick y de la instigadora lengua de Joe.
Ella no gimió, ni gritó, sino que soltó un fuerte y profundo alarido, mientras se agarraba con
fuerza a las sábanas y las oleadas de placer atravesaban su cuerpo. El clímax la destrozó por
completo, golpeándola tan fuerte, que se quedó sin aliento. El vientre se le contrajo. Casi
perdió el conocimiento mientras el corazón le martilleaba en los oídos como un redoble de
tambores.
Dios, estaba agonizando. Allí mismo, en esa pequeña habitación, estallando en tantos pedazos que
no creía que pudiera volver a recomponerse. Y no le importó.
Joe la soltó un instante para coger algo al lado de su cadera. _____________ se dio cuenta de lo
que era al cabo de un momento, cuando le observó desgarrar el pequeño paquete metálico con los
dientes, colocarse el condón y volver a cogerla por las caderas en un tiempo record.
¿Otra vez? Oh... se sentía como una muñeca de trapo, era la primera vez que se relajaba en horas,
y ¿querían llevarla de nuevo al orgasmo?
Antes de que Joe la penetrara, Nick sacó el dedo de su ano y lo reemplazó por la abrasadora
anchura de su pene lubricado.
— Nick... señor —comenzó a protestar.
—Tómame —exigió con un gemido—. Tómanos.
Y se deslizó en su oscuro interior, exigiendo con rudeza que ella se abriera y aceptara en su ano
cada centímetro de su polla. Gimiendo ante esa sensación invasiva, _____________ se impulsó
contra él hasta que tuvo todo el miembro en su interior y los testículos de Nick rozaron su sexo.
Y allí se quedó, completamente inmóvil.
Sorprendentemente, volvió a excitarse ante la sensación de tenerlo dentro de ese pasaje oscuro y
prohibido. Intentó contonearse, gimiendo. Joe detuvo el movimiento de sus caderas. El alarido
anterior la había dejado casi sin voz. La nueva y abrasadora demanda de su cuerpo se llevó el
resto.
La estaban matando. De verdad que la estaban matando.
Antes de que pudiera encontrar una manera de recuperarse, de enfrentarse a ello, Joe situó su
grueso miembro en la entrada empapada de su sexo y embistió con rapidez, destruyendo cualquier
resistencia, introduciéndose en ella con una despiadada rudeza.
«Oh. Dios. Mío». Se sentía llena y comprimida. El ardor de esos miembros penetrándola
sobrecargaba sus sentidos, atravesando su cuerpo con un estremecimiento de placer que la hizo jadear
y gritar el nombre de Nick mientras se agarraba a los hombros de Joe e intentaba a aferrarse a la
realidad a pesar de estar en medio de una de sus más íntimas fantasías.
Y luego comenzaron a moverse, con un ritmo que parecía estar especialmente diseñado para arrasar
sus sentidos. Nicholas se retiraba, Joe la penetraba. Nicholas la embestía, Joe se retiraba. Y la
fricción, oh, Dios... era tan deliciosamente ardiente. Nunca había estado tan excitada y Joe sólo
consiguió empeorar más las cosas cuando le presionó el clítoris.
—Jesús, qué estrecha es —exclamó.
—Y la membrana que separa su ano y su sexo es muy fina. Siento tu glande rozándose sobre el mío.
¡Joder!
—Sí —la cara de Joe se retorció en una máscara de concentración—. Me está haciendo perder
el control.
— ¿Qué control? — Gruñó Nick—. Cher, córrete cuando quieras, tanto como puedas.
Era toda la invitación que _____________ necesitaba. La sensación de la polla de Joe contra su
cerviz y la suave presión de su pulgar sobre la resbalosa superficie del clítoris inflamado, la
hizo explotar, haciéndola ver toda clase de estrellas y luces bajo sus párpados. Caramba, no se
sorprendería nada si alguien le decía que el cielo se había abierto en dos.
La explosión que Nicholas había ordenado fue tan afilada como un machete. Los dos hombres la
desgarraban con un placer intenso, sublime y sobrenatural.
Nicholas la recompensó rodeándola y alzando uno de sus pechos hacia la boca de Joe que tomó el
pezón entre sus labios con avidez, lamiéndolo con dureza, y mordisqueándolo. Una sensación
electrizante bajó desde su pecho al vientre, y más abajo, donde Joe la empalaba con la longitud de
su miembro. Y... donde Nicholas despertaba sensaciones prohibidas mientras la penetraba profundamente.
Juntos la poseyeron con rudeza, con envites que la elevaban hasta alturas imposibles, conduciéndola
hasta algo enorme e irresistible. Indescriptible.
Apenas había recobrado el aliento cuando sintió que la carne de Nicholas empujaba todavía más
profundamente en ella, provocándole estremecimientos de placer mientras exhalaba en su cuello y
murmuraba:
—Eres mía. Te amo.
Algo se rompió en el interior de _____________ al escuchar esas palabras. Cualquier resistencia que
hubiera tenido en el pasado se evaporó. Le dirigió a Nicholas una mirada desnuda por encima del
hombro, sabiendo que la total sumisión asomaba en sus ojos, y llegó al clímax otra vez.
Contrayéndose con fuerza en torno a las dos pollas, que ambos habían introducido profundamente en
su interior, el orgasmo la recorrió; una oleada tras otra de placer que la llevó a la completa
sumisión.
Sintió que las lágrimas le resbalaban por las mejillas. En ese momento, _____________ no era ella
misma. No le preocupaba si aquello era la elección correcta ni qué pensarían los demás de ella,
ni si podría vivir consigo misma. Cuando Nicholas y Joe se derramaron en su interior, gimiendo y
jadeando, ella se sintió en paz. Una paz tan perfecta como el primer placer perfecto que había
sentido en su vida.
— ¡Sí! —gritó ella, mostrando en su voz dolor, necesidad, amor y placer.
—Te amo —jadeó Nick en su oído—. Dímelo.
— ¡Sí! Sí, te amo.
Mientras remitía el placer, Nicholas la abrazó con fuerza, con tanta fuerza que parecía que no
querer soltarla nunca. Justo lo que _____________ deseaba.


Los rayos del sol del mediodía se filtraban por las ventanas de la pintoresca casita del bed &
breadfast e incidían sobre el pelo rojizo de _____________ y su pálida piel desnuda mientras
estaba acurrucaba a su lado dormida, descansando la cabeza sobre su hombro. Joe estaba tumbado tras
ella, con la mano, laxa por el sueño, apoyada en la cintura femenina. Parecían en paz.
Y él estaba en el infierno.
No porque Joe la hubiera tocado. Sorprendentemente, había sabido casi desde el momento que éste
puso las manos en _____________ que si bien ella apreciaba las caricias de Joe, no ponía su
corazón en ello.
Después, Nicholas sólo había disfrutado con los fuegos artificiales que su fantasía había
provocado. Tal y como había esperado, _____________ se había rendido por completo, entregándose a él en
cuerpo y alma. Había conseguido que se sometiera sin vacilaciones, tal y como había querido desde
el primer momento que la vio.
_____________le había dicho que le amaba.
¿Cómo demonios pensaba decirle ahora que había planeado su primera cita con el propósito de
tirársela para vengarse de su novio? Ex-novio. No había manera de que la dejara volver con Brandon
Ross después de aquello.
Pero ¿y si ella quería volver con ese bastardo?
Iba a tener que confesárselo todo, explicarle cómo y por qué había amañado su primer encuentro,
y jurarle por su vida que todo había cambiado casi desde el mismo momento que la tocó.
Demonios, debería habérselo contado todo mucho antes. Nicholas suspiró y apretó los puños. En
cuanto relegó la venganza a un lado para conquistar a _____________, debería haberse sincerado con
ella, debería haber puesto las cartas sobre la mesa. Planear formas de ganarse su confianza para
luego reconocer que le había mentido, había sido la idea más condenadamente estúpida que había
tenido nunca.
Intentando no dejarse llevar por el miedo a perderla, Nicholas la despertó con un beso.
«Por favor, Dios, que no sea ésta la última vez que me deje tocarla».
Lentamente, _____________ abrió los ojos. Su lánguida mirada azul, su sonrisa saciada y su
desperezar felino, le produjo una punzada en el corazón. _____________ no era simplemente hermosa,
sino que era perfecta para él. La amaba como... como nunca había amado a ninguna mujer. Y si no
jugaba bien sus cartas, ella saldría por esa puerta y no volvería a verla.
Nicholas contuvo un taco.
—_____________. Cher... —murmuró.
¿Y ahora qué? ¿Cómo continuar? ¿Cómo demonios podía acabar la frase?
—Tengo algo que decirte —susurró.
Las cejas color jengibre se arquearon en un ceño cansado. Bostezó, cubriéndose la boca con la
mano en un gesto tan femenino como inocente.
A Nick se le encogió el corazón y se sintió como si lo hubieran pateado en el estómago. Dios,
prefería que le cortaran las pelotas con un cuchillo oxidado y romo que destruir el vínculo entre
ellos.
—Hum. —Ella gimió. Cerró los ojos mientras le dirigía una sonrisa somnolienta.
Detrás de ella, Joe se movió, deslizando la mano hacia abajo, hasta su cadera. Luego soltó un
ronquido. _____________ soltó una risita nerviosa.
Ignorando a Joe, Nicholas le cogió la cara, clavando la mirada en ella.
—Te amo, cher. Tengo que saber una cosa. Brandon y tú...
_____________ abrió los ojos. Del todo.
Contuvo el aliento.
— Nicholas, yo...
— ¿Le amas? —exigió saber.
_____________ vaciló claramente, sin saber qué decir. Él sintió que se le encogía el estómago.
Maldita sea, si ella decía lo que no quería oír, le rompería el corazón.
—Sí, pero no cómo tu piensas. Él...
Algo —alguien— golpeó la puerta. Un momento después, la madera se astilló en un sonido
ensordecedor. La puerta se abrió de golpe, chocando contra la pared.
Nick se colocó de rodillas delante de _____________ y se enfrentó a la amenaza que había
destrozado la puerta.
Era Brandon Ross vestido con traje de oficina y con un cabreo de mil demonios.
—Aparta tus jodidas y sucias manos de ella, Jonas. —Echando una significativa mirada al dorado
musculitos, señaló a Nicholas —. ¡Ahora!
— ¡Brandon! —gritó _____________, mirando por encima del hombro de Nicholas.
Su delgado hermanastro ocupaba, elegantemente vestido, el umbral de la puerta. Y una furia
mortífera se había apoderado de él al darse cuenta de que ella estaba en la cama con dos hombres.
El pánico y la mortificación abrieron un agujero en el estómago de _____________. Era una pena
que la tierra no se abriera bajo sus pies y se la tragara, pensó mientras se envolvía en una
sábana.
—¡Suelta el arma! —le exigió.
Brandon la ignoró, siguió mirando a Nick con el ceño fruncido y los fuegos del infierno ardiendo
en sus ojos.
A la izquierda, Joe se había despertado y de un brinco se había puesto delante de ella, al lado de
Nick, para protegerla.
—Esto no es lo que parece, Brandon —aseguró Nick.
—Sí, es exactamente lo que parece.
Su hermano gruñó, pero ella apenas lo oyó. Además de estar concentrada en el arma, acababa de
darse cuenta de un hecho...
—¿Os conocéis?
—Oh, maldición —masculló Joe, y se levantó de la cama para ponerse los vaqueros—. Allá
vamos.
¿Incluso Joe sabía de qué iba eso? _____________ frunció el ceño y le dirigió a Nick una
mirada inquisitiva, haciendo un esfuerzo por comprender. La cara de Nick estaba tensa por la cólera
y el pesar. Y por una inconfundible culpabilidad. ¿Qué...? Le costaba tanto descifrar esa
situación como si estuviera intentando entender una telenovela en sueco.
—¿No se lo has dicho? —dijo Brandon con incredulidad—. No, claro que no. Eso hubiera hecho
que vengarte fuera más difícil. De esta manera, no sólo has conseguido tirártela y vengarte de
mí, sino que también la has podido compartir con tu amiguito GI Joe para devolverme con intereses
lo que demonios sea que te haya hecho.
«¿Vengarse?»
—¿Qué es lo que está pasando aquí? —preguntó _____________, frunciendo el ceño.
No podía seguir la conversación. Salvo lo que parecía obvio. ¿Nick la había llevado a la cama
para vengarse de Brandon?
—Déjame explicártelo. —Nick se giró hacia ella y le puso las manos en los hombros—. Esto va
a sonar fatal, pero te juro...
—Es un farsante hijo de perra que buscaba apuñalarme por la espalda —soltó Brandon—.
Apártate de él, _____________. No lo escuches.
—Te he dicho lo que siento, cher —susurró Nick—. Oigas lo que oigas, mis sentimientos son
sinceros. No te he mentido en eso.
Hasta ese momento, no lo había dudado. Ahora, se sentía cada vez más consternada. Sabía que algo
iba realmente mal. Y que no le iba a gustar nada descubrir la verdad.
—¿Pero es que me has mentido en algo?
—¡Te he dicho que le quites las manos de encima! —Brandon apuntó de nuevo a Nick con el arma.
—Cálmate, hombre. —Nick se levantó de la cama y con lentitud cogió los vaqueros—. Vamos a
hablar tranquilamente de la situación y...
—No, vamos a contarle a _____________ la verdad y ya veremos si después tiene ganas de
escucharte.
— ¡Tú no sabes la verdad! —gruñó Nick, con los tendones sobresaliendo del cuello y los
puños cerrados—. Tú sólo quieres creer lo que ves, pero no sabes una mierda.
— ¿Así que no has perseguido a _____________ y sobornando a su ayudante, Reggie, para que te
pusiera en contacto con ella por algo relacionado con el programa?
_____________ miró hacia Niholas esperando una negativa. Él no dijo nada.
— ¿Por qué has hecho eso? —le preguntó ella.
Un músculo palpitó en la mandíbula de Niholas.
—Yo...
—Porque quería conocerte. No, eso no es cierto. Quería seducirte, follarte, y luego asegurarse
de que yo me enteraba para poder consumar su venganza. ¿No es así, Nick?
Un horror intenso atravesó a _____________. Volvió la mirada a Nick, esperando, rogando que lo
negara. Él cerró los ojos e inclinó la cabeza. En su rostro, la cólera dio paso a la
culpabilidad y su ceño se había vuelto más profundo.
«Oh, Dios». Brandon decía la verdad. A _____________ se le revolvió el estómago mientras la
traición le rompía el corazón. Sintió que se quedaba lívida.
— ¿Me has... hecho éso? ¿Por venganza? ¿Cómo has podido?
La oscura mirada de Nick estaba llena de vergüenza.
—Lo que yo planeé al principio, no fue lo que ocurrió luego.
La súplica de la cara de Niholas, la aparente sinceridad, la desgarró en dos. Pero ya le había
creído antes. Y, al parecer, le había mentido.
—Claro —dijo Brandon decidido a meter más cizaña—. Y por eso me enviaste ese vídeo por
correo electrónico, ése en el que te tiras a _____________. ¿O es que acaso eso no cuenta? Ella
estaba allí, contra la puerta, clavándote las uñas en los hombros mientras gritaba como nunca lo
había hecho. Bien planeado, Nick.
El sarcástico comentario de Brandon fue como echar sal en la herida de _____________. ¿Niholas los
había filmado juntos? ¿Cuándo? La espalda contra la puerta y arañándole los hombros...
«Oh, Dios». Tenía que haber sido la primera vez que tuvieron relaciones sexuales, después de que
la hubiera pillado masturbándose en la bañera. ¿Niholas los había filmado sin su consentimiento
y le había enviado el vídeo a Brandon? Y lo tenía todo planeado. Increíble.
Cualquier sentimiento de felicidad se esfumó. La confianza se evaporó al instante. ¿Había hecho
eso por venganza? Era imperdonable.
_____________ se llevó una mano temblorosa a la boca. Se sentía asqueada. Aquello estaba
resultando ser una pesadilla. Una, tan terrible, que le retorcía las entrañas y la hacía querer
despertarse. Pero era demasiado intensa y real como para poder escapar. Brandon y Niholas habían
montado toda una opereta y la habían atrapado a ella en el medio.
—Le has enviado un vídeo de nosotros dos. ¿Por qué?
Niholas vaciló, estaba claro que intentaba buscar las palabras adecuadas. ¿O nuevas mentiras? La
duda cruzó por la mente de _____________.
— ¿Quieres contarle tú lo de Kayla o lo hago yo?
—Brandon, cállate —gruñó Nick—. Ya sabe lo de Kayla.
¿Kayla? ¿Quién diantres era...? Ya, la ex de Nick. _____________ no sabía su nombre, pero tenía
que ser ella. Sí, sabía lo de Kayla, sabía que Nick había visto en un vídeo cómo su mujer
mantenía relaciones sexuales con su mejor amigo...
La verdad se estrelló contra _____________, dejándola sin aliento y atravesándola con un dolor
tan intenso que casi la dobló en dos.
avó en Nick una mirada horrorizada.
—Brandon. El era tu amigo. El que salía en el vídeo haciendo el amor con tu ex.
—Mientras estábamos casados —apostilló Niholas —. Traicionó años de amistad y confianza.
Y todo eso había herido el orgullo de Niholas.
_____________ tembló de cólera e incredulidad. De dolor. Joe la rodeó con un brazo para
reconfortarla. Ella le dio un codazo en el vientre, y apretó la sábana contra su pecho mientras
les dirigía una mirada airada.
Luego señaló a Nick.
—Tú también has traicionado mi confianza. Todo lo que me has hecho hacer... —se sonrojó ante
el recuerdo—. La manera en que me has hecho cuestionarme a mi misma... Maldita sea, creí en ti.
En nosotros. ¡Dios, he sido tan idiota! Cómo habrás debido de reírte.
—Jamás me he reído de ti. _____________... cher, yo nunca he tenido intención de hacerte daño.
—Yo...
—Nunca pensaste si esto le haría daño o no —lo acusó Brandon—. No te importaba.
—Eso no es cierto. — Niholas se acercó a ella para cogerle la mano.
_____________ se apartó de él antes de que pudiera hacerlo. La cólera y la angustia se reflejaron
en la cara de Nick y tensaron los músculos que ondeaban en su pecho y en sus hombros.
No, era una actuación. Todo había sido por venganza. No debía de preocuparle si él estaba dolido
de verdad. Como Brandon había dicho, a Nick no le importaba haberla herido.
—«Pantano», hijo de perra. Ahí tienes tu palabra de seguridad. No vuelvas a tocarme.
Su rechazo hizo que un dolor afilado atravesara la cara de Niholas. Él se volvió hacia Brandon.
—No eres exactamente Don Honorable —refunfuñó Niholas —. Eres quien sedujo a Kayla mientras
estaba casada y la hizo creer que la amaba...
— ¿Es por eso por lo que me sedujiste? —le gritó _____________ a Niholas —. ¿Por lo que me
hiciste cambiar de opinión acerca de mí misma y mi sexualidad? Me hiciste creer que me amabas, y
que yo también te amaba. Te lo dije mientras... —Se interrumpió cuando la horrible verdad la
atravesó como un relámpago helado—. Esa ha debido de ser la puntilla final, que te dijera que te
amaba mientras hacíamos el amor, igual que Kayla se lo dijo a Brandon. ¿Sabías que lo haría o
sólo lo esperabas?
—Cher, no ha sido así. Te lo juro. Yo...
— ¡Santo Dios! ¿Le has hecho a _____________ lo que le hiciste a Kayla? —le interrumpió
Brandon con la voz llena de incredulidad-—. ¿Le has comido el coco para convertirla en un robot
sumiso?
— ¿Te parece que se ha convertido en un robot?
—Kayla no podía soportar lo que querías de una mujer, y después de ti le daban miedo los
hombres. En cuanto pensé que era mía, me dejó. —Frunciendo el ceño con incredulidad y furia,
Brandon agarró a Niholas por el brazo—. ¿Le has hecho lo mismo a _____________, bastardo?
— ¡No! — insistió Niholas —. _____________ es todo aquello que siempre he buscado en una
mujer. Es mi mujer. La excito, que ya es más de lo que tú puedes decir. Le he dado todo lo que su
cuerpo necesita, incluso un ménage, algo con lo que no estaba de acuerdo, y todo porque quiero
verla feliz. ¿Qué has hecho tú, aparte de ignorar su sexualidad y abandonarla cuando un
psicópata comenzó a acosarla, se masturbó en su cama y luego le disparó? ¿Es eso lo que
significa el amor para ti?
— ¿Te disparó, cariño? —la furia dio paso a la preocupación en la cara de Brandon. Bajó el
arma a un lado.
—Aparta eso —susurró _____________, señalando el arma con la cabeza.
Con un suspiro reticente, uno que comunicaba lo cabreado que estaba, Brandon se guardó el arma en
la cinturilla detrás de la espalda, y la miró.
Cuando intentó ponerle la mano en el hombro, Niholas gruñó:
— ¡No la toques!
Luego saltó hacia él y le propinó un puñetazo en la barbilla. Él reaccionó y se enderezó,
frotándose la barbilla con una mano y cerrando la otra en un puño.
Niholas bloqueó el puñetazo de Brandon.
—Dejé que me quitaras a Kayla. No la amaba y todos lo sabíamos. Pero tendrás que matarme antes
de arrebatarme a _____________. La amo. Siempre la amaré. — Niholas se volvió entonces hacia
ella con una mirada arrepentida y suplicante—. Si me dejaras explicarte y disculparme. No puedes
casarte con él.
— ¡No se va a casar con ninguno de vosotros! —gritó una voz desconocida desde la puerta
abierta.
Brandon se dio la vuelta y Nick miró por encima del hombro de su hermano para ver quién era el
nuevo visitante, pero _____________ no tuvo que preguntarse quién había llegado, simplemente lo
sabía. Conocía esa voz.
— ¡Andrew! ¿Qué estás haciendo aquí? —Se movió para mirarlo, apretando aún más la sabana
contra su cuerpo desnudo.
La sangre se le heló en las venas cuando vio que Andrew normalmente educado y amable, la miraba con
rabia mientras bloqueaba la puerta. La furia lo hacía vibrar y llenaba la habitación de una fuerza
letal. La adrenalina y la cólera debían de correr por sus venas a juzgar por cómo le temblaba el
arma que sujetaba en las manos..., un arma que la apuntaba a ella.
_____________ soltó un grito ahogado mientras su mente se esforzaba en comprender el nuevo giro de
los acontecimientos.
—Alguien tiene que detenerte. —Andrew clavaba los ojos en ella como si fuera una extraña, luego
miró de reojo a Joe y a Nick, ambos sin camisa y despeinados, que permanecían a unos metros. Y
llegó a la conclusión acertada—. ¿Te has acostado con dos hombres a la vez? Sabía que eras una
puta, pero esto supera cualquier cosa. No puedo creer que casi me haya casado contigo. Cuando te
enrollaste con el hijo del senador Ross me cabreaste bastante. —A Andrew se le agitó el pelo
entrecano al señalar a Brandon con la cabeza—. Te fuiste a vivir con él, decidiste casarte con
él. Acostarte con él. Y ahora te has liado con otro hombre más. Tu guardaespaldas, ¿no? ¿Le has
pedido también que te someta?
La burla de Andrew flotó en el aire, su hostilidad le escocía como una bofetada en la cara. Se
negó a sentirse avergonzada por sus palabras. Pero el hecho de que la apuntara con un arma, hacía
que el corazón le latiera a toda prisa y la llenaba de miedo.
—Sí.
Niholas la miró, luego clavó los ojos en Joe. Entre ellos hubo algún tipo de comunicación
silenciosa, que _____________ no pudo comprender.
Andrew sacudió la cabeza.
—Y aquí estás, poniéndole los cuernos a tu novio con estos dos musculitos. ¿Para qué? ¿Para
disfrutar de unos cuantos orgasmos? Tú y yo nos compenetrábamos y disfrutábamos del sexo puro,
hasta que un día lo estropeaste todo.
Brandon saltó hacia Andrew, extendiendo la mano para arrebatar el arma de su nerviosa presa. Andrew
rugió y se apartó, disparando dos veces en dirección a Brandon. _____________ se oyó gritar a
sí misma antes de que los estallidos de las balas la ensordecieran. Su hermano se tiró al suelo
para evitar ser herido.
Conteniendo la respiración, _____________ saltó de la cama para saber cómo estaba.
— ¡Vuelve a la cama! —rugió Andrew, apuntándola de nuevo con el arma—. ¡Ahora!
_____________ se metió bajo las sábanas y cubrió su desnudez de nuevo. El corazón le martilleaba
en el pecho hasta casi dejarla sorda. Andrew hablaba en serio. Muy en serio. ¿Y Brandon? Oh, Dios,
le había disparado.
Con lentitud, Nick se inclinó para ayudar a Brandon a ponerse en pie. El puño de Andrew se tensó
blanco sobre el arma, su boca se apretó en una línea sombría.
En cuanto estuvo de pie, su hermano le dirigió una mirada tranquilizadora.
—Estoy bien. Haz lo que él diga, _____________.
—Y que a nadie más le dé por hacerse el héroe —espetó Andrew, agitando los brazos como un
loco, pero sin soltar el arma.
_____________ se obligó a respirar hondo, intentando mantener la calma. Conocía a Andrew. Que se
pusiera histérica sólo conseguiría que él se pusiera más nervioso todavía. A Andrew le
gustaban las óperas, un arte donde habitualmente los personajes principales morían y cuya tragedia
la gente aplaudía.
Por favor, Dios, que aquello no acabara en tragedia. Tenía que salvarse e impedir que Brandon,
Niholas o Joe hicieran algo que les costaran la vida.
_____________ inspiró y habló en voz baja, intentando sonar mucho más tranquila de lo que estaba.
— ¿Por qué estás aquí? Mi vida no es asunto tuyo, Andrew.
—Has ignorado mis fotos y mis notas. Huiste cuando dejé mi semen en tu cama para recordarte que
ese era el lugar donde una vez estuvimos juntos. Intentaba hacerte ver a quién pertenecías
realmente. Con el tiempo podría haberte perdonado lo de Ross. Es cierto que discutimos, pero
deberías haberte dado cuenta de que tenía intención de volver contigo. Sin embargo, lo de estos
dos... —agitó de nuevo el puño tembloroso, señalando con el arma que agarraba con fuerza a
Niholas y Joe —. Debería de haberte disparado en el club de striptease. Lo hubiera hecho si aquel
lugar no hubiera estado tan abarrotado.
Las palabras de Andrew la sobrecogieron ante lo que aquello implicaba.
—Entonces, ¿Reggie no me está...?
Andrew puso los ojos en blanco y suspiró con impaciencia.
— ¿Persiguiendo?
—Esto es un acoso, gilipollas —gruñó Joe.Con una sacudida de cabeza, _____________ intentó hacerle callar.
Gracias a Dios, Andrew lo ignoró.
— ¿Reggie? Claro que no. ¿No me viste en el club de striptease? Estaba justo delante de ti. Casi
me engañaste con aquel disfraz, pero reconocería tus ojos en cualquier lugar.
—El club estaba demasiado lleno para que pudiera verte —murmuró ella—. ¿Fuiste tú? Cuando
recibí las fotos, pensé que él...
Su ex-novio puso los ojos en blanco.
—Por favor. Reggie me enseñó a hacer fotos y a revelarlas. Pero no tenía ni idea de lo que yo
estaba haciendo hasta el otro día.
Andrew sorbió por la nariz, y _____________ supo que se había sentido ofendido de que ella hubiera
creído incluso por un momento que Reggie podía acecharla con la misma maestría que él.
— ¿No te ayudó? —«Sigue hablando, distrayéndole. Permanece tranquila mientras encuentras una
salida a este peligroso enredo».
—Es demasiado estúpido. Durante un tiempo, me ayudó a seguirte la pista, es muy atento y
protector. En cuanto se dio cuenta de mis intenciones, el muy estúpido vino a advertirte, pero no
te encontró. —Andrew sacudió la cabeza con la cara retorcida por el desprecio—. Consiguió que
la fulana esa del club de striptease lo denunciara antes de poder avisarte de que yo estaba en la
ciudad.— ¿Tú? ¿Has sido tú todo el rato?
Niholas hizo una mueca, luego le dirigió a Joe otra mirada. Por el rabillo del ojo, vio que Deke
asentía con la cabeza. _____________ se tensó.
Iban a hacer alguna estupidez heroica, y lo único que conseguirían era que los mataran a todos.
—No —les susurró.
— ¡Yo soy tu salvador! —le gritó Andrew, luego se puso rígido mientras su cara se oscurecía
con un ceño aterrador—. Alguien tenía que salvarte de ti misma. Cuanto empezamos a salir, eras
dulce e inocente. No me importó que no fueras virgen porque ya tenías más de veintiún años y no
nos habíamos conocido antes. Después de que discutiéramos tus ideas sobre el sexo, me di cuenta,
finalmente, de que no te había prestado suficiente atención, y decidí darte una nueva oportunidad
a pesar de que te hubieras enrollado con Ross. Decidí cortejarte, creí que podría salvarte si me
casaba contigo. Pero... —amartilló el arma e hizo un gesto de desdén hacia Niholas —. En
cuanto conociste a Jonas, empezaste a actuar como una perra en celo. Es un reconocido practicante de
la Dominación y Sumisión, y comenzaste a babear por él en cuanto te puso los ojos encima.
_____________ respiró profundamente, decidida a mantener la calma, a pesar de que lo único que
quería era llamarle bastardo y arrebatarle el arma. Ignoró su cólera y sus manos sudorosas.
—Deseaba a Niholas. Él comprende mi necesidad de ser sometida, Andrew. Me ha enseñado que no hay
nada incorrecto en ello. —No importaba qué mentiras hubiera habido entre ellos, siempre le
quedaría ese regalo de Niholas —. El que seas incapaz de aceptarme tal como soy, sólo prueba que
no encajamos. Búscate a una mujer que disfrute de tus atenciones. Tal vez a alguna le guste que
seas tan obsesivo. A mí no. Sal de una maldita vez de mi vida.
—Sólo me estás demostrando lo que ya temía. Que la única manera de librarte de esa perversión
es matándote.
_____________ se quedó helada. Andrew levantó el arma. Andrew, su productor, su ex-novio, el
hombre amable y amante de las artes que no sucumbía jamás a un ataque de cólera impulsivo, estaba
dispuesto a matarla de verdad.
—¡Ahora! —gritó Niholas, cortando la tensión que había en el aire.
Joe la agarró y la empujó bruscamente al suelo en un enredo de brazos y piernas. Por el rabillo
del ojo, _____________ vio cómo Nick agarraba el arma que Brandon ocultaba en la espalda y cómo
empujaba a su hermano a la esquina detrás de Andrew y fuera de su alcance. Luego no vio nada más,
Joe tiró de la sábana que la envolvía y la empujó bajo la cama.Sonó un disparo. Casi al instante algo la golpeó en el pecho, haciéndola soltar el aire con la
fuerza del impacto. Sintió un aguijón ardiente en la piel. Al momento su cuerpo se retorció de
dolor. Gritó. Pero un segundo disparo ahogó el sonido.
Jadeó y sintió una extraña ingravidez en el cuerpo, casi como si estuviera flotando.
Luego un ruido sordo...
— ¡ _____________! —oyó que gritaba alguien en la lejanía.
Nick. Era la voz de Nick. Sonaba preocupado.
—Aquí —susurró ella, frunciendo el ceño ante el dolor. ¿Qué le pasaba?
— ¡Maldición! — tronó Joe a sus espaldas—. ¡Le ha dado!
¿Le habían dado? A _____________ se le cerraron los ojos mientras veía cómo Joe le ponía la
camisa sobre el pecho y apretaba. ¡Maldita sea, dolía!
—No —gimió.
— ¿Dónde? —preguntó Niholas.
—Maldita sea, no lo sé. En el pecho, creo. Hay sangre por todas partes, por delante y por
detrás. Mierda, está perdiendo mucha sangre. ¡Llaman al 911!
Niholas se dejó caer de rodillas al suelo al observar que la cara de _____________ palidecía hasta
parecer un maldito fantasma. Su sangre roja salía a borbotones, empapando la camiseta gris de Joe,
y tiñéndola de un morboso tono oscuro. El olor metálico de la sangre le inundó las fosas
nasales, y le estalló en el cerebro.
¡Hijo de perra, ojalá pudiera volver a matar a ese gilipollas de Andrew otra vez! Por hacerla
dudar de su sexualidad y por haber pensado siquiera en hacerle daño a _____________. Y esta vez, le
metería una bala en la cabeza. Pero ahora lo único en lo que podía pensar era en salvar la vida de _____________.
Arrancando bruscamente la sábana de la cama, la enrolló y aplicó presión sobre la herida con una
mano; con la otra cogió el teléfono. Llamar al 911 sólo le llevó un momento, y la telefonista
prometió que llegaría alguien allí en unos minutos.
Niholas sólo esperaba que _____________ aguantara hasta entonces.
Ahora, todo lo que podía hacer era esperar. E intentar controlar la situación.
Lanzándole una mirada desesperada a Joe, se quedó sorprendido al ver reflejada en los ojos de su
amigo su propia agonía. _____________ había dejado huella en su rudo y duro socio.
—Coge a Brandon y salid de aquí.
—No voy a dejarla —dijo Brandon, cerniéndose sobre Nick, con los labios apretados por la
preocupación.
—Si te quedas, la prensa se lo va a pasar en grande —dijo Niholas —. Cuatro hombres, uno de
ellos muerto, dos armas y una mujer desnuda, todo en la misma habitación. Comenzarán a hacer
preguntas sobre qué clase de educación ha recibido el hijo del hombre que se va a presentar como
candidato a la presidencia. Si te vas, puedo alegar que como guardaespaldas yo sólo estaba haciendo
mi trabajo. Soy amigo de los polis locales. No habrá ningún problema.Brandon vaciló. Niholas podría jurar que su antiguo amigo estaba destrozado, pero lo que sintiera
Brandon le importaba un carajo. Centró todos sus esfuerzos en contener la hemorragia de
_____________.
Pero no servía de mucho. La sangre seguía fluyendo...
—No te vayas, cher. Quédate conmigo. No puedes darte por vencida, no ahora. Je t'aime, mon coeur.
—¿La amas? —la voz de Brandon sonó suave y temblorosa. Parecía impresionado—. No me vengas
con chorradas. ¿La amas de verdad?
Nick no se molestó en mirarle.
—Sí, la amo, y estoy seguro de que encontrarás la manera de hacérmelo pagar. Pero ahora mismo,
necesito que te largues de aquí.
—Pero ella es...
—¡Si esto se convierte en un circo mediático por tu culpa y ella muere, te aseguro de que
tendrán que recoger tus restos con pinzas!
Brandon se quedó en silencio un momento, luego asintió con la cabeza.
—Espera —lo llamó Joe —. El arma. No tienes permiso de armas en Lousiana, ¿no?
Y Nick acababa de matar a un hombre con ese arma.
El elegante hijo del senador se tambaleó.
—Oh, Dios mío.
— ¿Es una nueve milímetros? —preguntó Joe.
—Sí —la voz de Brandon sonó temblorosa.
— ¿Niholas? —preguntó Joe.
—En la bolsa tengo mi pistola. Cambia las balas. Dispara a la hierba ahí fuera o algo por el
estilo. Es lo mejor que podemos hacer por si alguien pregunta.
—Esos buenos chicos cajunes no van a investigar demasiado. Funcionará.
Sonaron las sirenas a lo lejos. Joe maldijo y sacó las balas del arma de Brandon y se las puso a la
de Nick. Abrió la ventana y con rapidez disparó a la hierba.
Nick dio un brinco, el corazón le martilleaba en el pecho. Ése era el único sonido que oía
mientras pensaba que iba perder a la única mujer que había amado. La mujer con la que quería
vivir el resto de su vida.
La mujer que no le pertenecía.
—Llamaré a Alyssa. Buscaremos un lugar donde ocultar a Brandon. Llámame en cuanto puedas —dijo
un Joe sin camisa, conduciendo a Brandon hasta la puerta.
Niholas asintió con la cabeza, todavía presionando la herida, demasiado asustado para levantar la
sábana y mirar si la sangre seguía manando, temiendo que la bala le hubiera alcanzado en algún
órgano vital y la estuviera matando lentamente. Maldita sea, no tenía ni idea de primeros
auxilios.
—No la perderás, hombre.
Nick levantó la vista. Joe lo apoyaba, como siempre. Sin preguntas ni reproches.
—Gracias.
Ahora lo único que esperaba era poder mantenerla con vida para luchar por ella.
Cuatro largas horas más tarde, llenas de preguntas y papeleos, y con el estómago encogido por la
aprensión, Nick llegó al hospital. Ya había anochecido. Estaba manchado de sangre, y no le
importaba en absoluto. La policía le había estado interrogando sobre la muerte de Andrew. Durante
todo ese tiempo, Nick no había dejado de preguntarse, muerto de miedo, cómo estaría
_____________.
Después de preguntar a la enfermera de recepción, corrió a toda velocidad a la habitación de
_____________.
Con el corazón en un puño, se detuvo en seco en el umbral.
—Mon Dieu.
Con el camisón azul pálido del hospital, ella parecía sin vida, con la cara aún más blanca que
la almohada. Incluso sus sexys pecas color canela se habían desvanecido en la nada. Tenía una vía
en el dorso de la mano conectada a una bolsa de suero y un vendaje en el hombro derecho que se
extendía, bajo el camisón, hasta su tórax.
Si _____________ moría, sería por su culpa. Si nunca hubiera puesto en marcha esa estúpida
venganza, si la hubiera protegido en vez de joderle el cuerpo, la mente y... el corazón, ella no
estaría debatiéndose entre la vida y la muerte.
— ¿Cómo se encuentra? —le preguntó a Joe cuando entró en la habitación con las manos
temblorosas.
Brandon estaba de pie al otro lado de la cama, con los brazos cruzados sobre el pecho, apoyado
contra la pared. Parecía un hombre con un enorme peso sobre los hombros. Niholas lo comprendía.
Se hundió en una incómoda silla del color del vómito y no pudo evitar preguntarse cómo diablos
habían terminado colgándose los dos por la misma mujer otra vez. Y por qué, cada vez que lo
hacían, todo acababa en desastre.
—Bueno. La trajeron del quirófano hace aproximadamente veinte minutos y dijeron que se iba a
poner bien.
Genial. Se pondría bien. Eso era lo único que importaba.
—Merci Dieu. —Soltó el aliento que había estado conteniendo.
Joe continuó.
—Es una herida superficial. La bala entró y salió limpiamente, justo por debajo de la
clavícula. Detuvieron la hemorragia. Vinieron a preguntar si alguno de sus amigos o familiares son
AB positivo y puede donarle sangre. —Encogió los hombros, disculpándose—. Yo soy B negativo.
Es también un grupo raro, pero no el adecuado. Lo siento. Voy por una taza de café. ¿Quieres?
Niholas negó con la cabeza.
Maldita sea, ni siquiera podía ayudar a _____________ a recuperarse. Odiaba sentirse tan
condenadamente impotente.
—Yo soy 0 positivo.
Cuando Joe salió de la habitación, Brandon se quitó la chaqueta y se arremangó la camisa.
—Yo soy AB positivo. Acabo de decírselo a la enfermera. Vendrán a buscarme en unos minutos.
Era un enorme golpe de suerte que Brandon tuviera el mismo tipo de sangre que _____________. Nick se
atoró con las miles de respuestas que tenía en la punta de la lengua. Al final soltó la única
posible.
—Gracias.
—_____________ también me importa. Es lo menos que podía hacer.
Y era bastante para Niholas. Que Brandon donara su sangre significaba que él todavía tendría una
oportunidad de redimirse y aunque _____________ no quisiera volver a hablarle, se conformaba con
saber que ella estaba bien.
De hecho, la herida de _____________ le había hecho darse cuenta de muchas cosas. Esa absurda
vendetta que había tramado casi le había destruido. Tenía que ponerle fin. Tenía que asegurarse
de que no volviera a ocurrir nada como aquello. Era el momento de hacer las paces con Brandon.
Y de liberarse.
Poniéndose en pie, Niholas metió la mano en el bolsillo interior del abrigo y sacó un viejo
paquete con una cinta de vídeo.
—Ten —se la ofreció a Brandon.
—¿Qué es esto? —Brandon levantó hacia él sus desconcertados ojos azules.
—Estoy seguro de que sabes lo que es. La recogí de mi oficina. Está aquí cerca. Tengo otra
copia en una caja de seguridad. Te la daré la semana que viene. Ya es hora de que las tengas tú.
Brandon se dio cuenta de lo que era.
—¿El vídeo de Kayla? ¿No me vas a amenazar ni a chantajearme si me presento a alguna
candidatura?
—No —contestó Niholas con firmeza antes de regresar a su asiento.
— ¿En serio? —Brandon lo agarró por el brazo—. ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
Niholas miró a su némesis —su viejo amigo— otra vez.
—Enamorarme de _____________ me demostró lo rápido que se le pueden ir a uno las cosas de las
manos. Amabas a Kayla, y cuando mi orgullo no me permitió dejarla marchar, a pesar de que ella me
pidió el divorcio, la reclamaste de la única manera que podías. De haber estado en tu lugar,
quizás hubiera hecho lo mismo.
—La amaba. Me rompió el corazón cuando me dejó. —La monótona respuesta de Brandon fue
suficiente para saber que él nunca se había recuperado de aquella ruptura.
Por primera vez en su vida, Nick comprendía lo que se sentía.
—Voy a perder a _____________ por esta venganza —masculló Niholas, pasándose las manos por el
pelo—. Es algo que deberíamos haber resuelto hace tiempo. Y si ella quiere casarse contigo, no me
interpondré. No quiero que tenga razones para odiarme. Sencillamente, hazla feliz.
Brandon se frotó la frente y sonrió con amarga ironía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario